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Authors: Dominique Lapierre y Larry Collins

Esta noche, la libertad (85 page)

BOOK: Esta noche, la libertad
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Entre las personas cuyos recuerdos fueron particularmente útiles para nuestro relato, citemos al ex ministro de Defensa, Krishna Menon; al general D. W. Mehra y su señora, yerno e hija, respectivamente, de V. P. Menon, el autor del plan de partición de la India; a la señorita Miss Maniben Patel, hija y colaboradora íntima de Vallabhbhai Patel; al maharajá Yadavuidra Singh de Patiala; a Sus Altezas las rajmatas de Jaipur y de Gwalior, así como al doctor Karan Singh, hijo del último maharajá de Cachemira.

Expresamos nuestro especialmente caluroso agradecimiento a Shri Ashwini Kumar, director general de las Fuerzas de Seguridad de Fronteras, por los emotivos relatos que nos hizo en el Penjab sobre sus experiencias de joven inspector de Policía en las rutas del mayor éxodo de la Historia.

Damos también las gracias a Khushwani Singh, autor de una novela sobre los acontecimientos de 1947 titulada
Tren para el Pakistán
, a la señora Dina Wadia, hija de Mohammed Ali Jinnah, por su paciente evocación de los recuerdos de su padre; al doctor J. A. L. Patel; a la señora Sulochana Panigrahi, en la actualidad directora adjunta del Turismo Indio, por su emocionante relato del día de la independencia en Nueva Delhi; a Shri Acharya Kripalani, última gran figura del combate de la India por la independencia; a la señorita Padmaja Naidu; al señor M. S. Oberoi por su evocación de la vida en la vieja Simla; a Shri Rajeshwa Dayal; al jeque Abdullah por su relato de la invasión de Cachemira por parte de las tribus pathans; a Sir Chandulal Trivedi, primer gobernador indio del Penjab, por su importante relato de éxodo y las matanzas de 1947.

Nuestra investigación sobre la vida, la obra y la muerte del Mahatma Gandhi jamás habría quedado completa sin la amistosa y generosa colaboración de Shi Pyarelal Nayar, su secretario particular. Él mismo es autor de una monumental obra en tres volúmenes que, sin ninguna duda, constituye el documento más completo sobre los últimos años de la vida de Gandhi. Expresamos también nuestro agradecimiento a la doctora Sushila Nayar por habernos ayudado a reconstituir la última huelga de hambre del Mahatma, así como a Shri Krishna Chandiwala.

Nunca habríamos podido reconstruir con tanta precisión la conspiración y el asesinato que puso fin a la vida de Gandhi sin la colaboración de un pequeño grupo de hombres a quienes la justicia de su país y la opinión de la India y del mundo condenaron por su gesto. Encontrar a los cómplices de los dos principales asesinos de Gandhi ahorcados en 1949 no fue una de las menores dificultades de nuestra larga investigación. Queremos expresar nuestro reconocimiento a Gopal Godsé, Madanlal Pahwa, Vishnu Karkaré, Digambar, Badgé y el doctor Parchuré, que aceptaron ser sometidos a una verdadera contrainvestigación policíaca por nuestra parte y soportaron paciente y lealmente varias jornadas de interrogatorio. Pudimos, incluso, hacerles atravesar a Popal Godsé y Vishnu Karkaré gran parte de la India para llevarles a Nueva Delhi, a los lugares mismos de los últimos preparativos del crimen y, luego, a Birla House, donde, el 30 de enero, habían cometido su fechoría con sus cómplices. Durante horas, respondiendo a nuestras preguntas, repitieron ante nosotros cada uno de los gestos que condujeron a la muerte de Gandhi, confrontaron sus recuerdos y reconstituyeron cada una de las frases que habían intercambiado entonces. Volvimos, incluso, a encontrar con ellos el árbol sobre el que, veintiséis años antes, habían probado el revólver que debía matar a Gandhi. Había varias decenas de peregrinos en el césped de Birla House el día en que, con Gopal Godsé y Vishnu Karkaré, reconstituimos los últimos instantes de Gandhi. Mientras Gopal reproducía los gestos de los tres disparos que hizo su hermano, nosotros temimos de pronto que la multitud se abalanzara sobre los dos asesinos. Pero la India nos dio ese día una hermosa lección de tolerancia. Apenas hubo terminado la reconstitución del asesinato de Gandhi, cuando varios peregrinos se precipitaron hacia los asesinos. Para solicitar su autógrafo.

Nuestras largas estancias en la India permanecen señaladas por el recuerdo de la extraordinaria hospitalidad de que fuimos objeto por todas partes, tanto en las grandes ciudades como en la más humilde de las aldeas. Entre todos los indios que se hicieron amigos nuestros y a los que dirigimos todo nuestro reconocimiento, séanos permitido dar muy especialmente las gracias al general Jangu T. Sataravala, que nos rodeó de tantas amistosas atenciones, así como a los generales J. N. Chaudhuri, M. J. Chopra y Harbaksh Singh, Ashwini y Renou Kumar, Naval y Simone Tata, Nari H. Dastur, Harry y Salima Nedou, los señores Ram Goburbhum, Russy y Aleen Karanjia.

Nuestra gratitud se dirige también a los representantes de Francia en la India, cuya experiencia y hospitalidad facilitaron sobremanera nuestra tarea e hicieron más agradable nuestra estancia, en particular nuestro embajador, señor Jean Daniel Jurgensen, y su encantadora esposa; nuestro amigo Francis Doré, consejero cultural, y su joven esposa sikh Rashni (Francis Doré es autor de un extraordinario libro sobre la India titulado
La India de hoy
). Nuestros amigos René y Claude de Choiseul Praslin y Francis y Annick Wacziarg, que hicieron tan agradables nuestras frecuentes estancias en Bombay. Por último, nuestra gran amiga Florence Prouverelle, agregada de Prensa de la Embajada de Francia, que nos presentó a tantos de sus amigos indios y fue la constante e infatigable hada de nuestras numerosas estancias en Nueva Delhi.

Entre las numerosísimas personalidades paquistaníes que realizaron una importante contribución a nuestra investigación, manifestamos muy especialmente nuestro agradecimiento al almirante Sayid Ahsan por su relato de la llegada triunfal de Mohammed Ali Jinnah a Karachi; Badshah Khan, «el Gandhi de la Frontera», tan activo todavía, no obstante el peso de los años; a I. S. Dara por sus emotivas descripciones del Lahore del verano y otoño de 1947, al general Shahid Hamid; al embajador Yacub Khan, que durante tanto tiempo estuvo destinado en París y reconstituyó para nosotros las dolorosas horas de 1947, cuando abandonó la India natal para dirigirse al Pakistán; al embajador Akhbar Khan y a Sairab Khayar Khan, por sus relatos de la invasión de Cachemira; a la Begum Feroz Khan Noon, que aceptó revivir para nosotros las dramáticas horas de su huida al Pakistán; al señor Nassim Ahmed, secretario general del Ministerio de Información, que tan amablemente nos facilitó el acceso a los archivos nacionales del Pakistán; al señor Chaudry Mohammed Ali, que, con su colega indio H. N. Patel, fue encargado de la prodigiosa tarea de dividir el patrimonio de la India.

Nuestra gratitud se dirige a muchas otras personas, cuyos nombres no podemos, por desgracia, citar uno a uno en estas pocas páginas. Misioneros y oficiales británicos retirados, antiguos comerciantes, funcionarios, políticos indios y pakistaníes del Congreso y de la Liga musulmana, profesores, periodistas, escritores, ferroviarios, centenares de refugiados de todas las comunidades que han revivido dolorosamente para nosotros las tragedias del éxodo, innumerables amigos indios y paquistaníes que nos han pedido quedar en el anonimato, que todos, dondequiera que estén, sepan que les estamos agradecidos y que jamás olvidaremos su generosa ayuda.

Por último, permítasenos expresar nuestra gratitud a todos los que tan cuidadosamente velaron por el transporte de la voluminosa y preciosa documentación acumulada a todo lo largo de nuestra investigación, en particular a los responsables de las compañías aéreas «Air India», «Pakistan International Airlines» e «Indian Airlines», así como a Thernisien y Luquet.

Nuestra afectuosa gratitud se dirige también a nuestros amigos Geoffroy y Martine de Courcel, cuya cordial hospitalidad cuando eran embajador y embajadora de Francia en Londres, colocó nuestra primera entrevista con Lord Mountbatten bajo los mejores auspicios. Asociamos a estos agradecimientos a los señores Francis Deloche de Noyelle y Jean Batbedat, antiguos representantes diplomáticos ambos de Francia en la India, por los excelentes consejos que nos prodigaron y la amistosa ayuda que nos suministraron en la realización de nuestra investigación. Sepan también nuestros amigos Alain y France Danet cuán reconocidos les estamos por habernos presentado a sus amigos indios, que pasaron a serlo nuestros, así como al señor Hobherg, que tan cuidadosamente veló por la organización de nuestros desplazamientos a todo lo largo de nuestros itinerarios.

La preparación y dirección de
Esta noche, la libertad
fue en gran medida un trabajo de equipo. Tuvimos la suerte y el privilegio de ser acompañados durante esta larga empresa por un grupo de colaboradores excepcionales. Deseamos, en primer lugar, expresar nuestra inmensa gratitud a nuestra amiga Dominique Conchon, que dirigió este equipo con una inteligencia, una eficacia y una gentileza inapreciables. Después de haber participado en varias de nuestras investigaciones en la India, el Pakistán e Inglaterra, inventarió, clasificó, analizó, ordenó y preparó las aproximadamente cuatro mil páginas de entrevistas originales y los centenares de kilos de archivos y documentos que hemos reunido. Con paciencia y competencia infalibles, corrigió seguidamente las 1.200 páginas del manuscrito francés.
Esta noche, la libertad
es el tercero de nuestros libros en los que Dominique Conchon nos ha hecho el honor y ha tenido la amabilidad de colaborar.

Fue asistida en su tarea por Julia Bizieau, cuya inteligencia, competencia e incansable buen humor son objeto de todo nuestro agradecimiento y amistad.

Con gran tristeza, deseamos rendir homenaje a nuestro amigo Raymond Cartier, desaparecido en febrero de 1975. Fue él quien primero nos animó a escribir
Esta noche, la libertad
. Familiarizado con la India y sus problemas, se había entrevistado largamente con Gandhi en 1947 durante su peregrinación de Noakhali. En los últimos meses de su vida, se inclinó generosamente varias veces sobre nuestro manuscrito para aportarnos las críticas y los estímulos de su inmensa experiencia. Pocas semanas antes de su muerte, incluso, vino con su esposa Rosie a pasar unos días junto a nosotros en Ramatuelle para leer las páginas a medida que iban cayendo de nuestras máquinas de escribir. Nos apena profundamente que no haya vivido el tiempo suficiente para terminar la lectura de este libro, al que aportó tan importante contribución.

Entre los numerosos investigadores que nos ayudaron a reunir nuestra documentación, expresamos nuestro agradecimiento a Michel Renouard, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Rennes y especialista en problemas de la Commonwealth. Dedicó todas sus vacaciones del verano de 1972 a buscar en Inglaterra a antiguos oficiales y administradores que hubieron servido en la India. Justamente diez años antes, Michel Renouard, que tenía a la sazón diecisiete años, había participado en los comienzos de nuestra investigación para
¿Arde París?

Por la reconstitución de la atmósfera reinante en Nueva Delhi el día de la Independencia, tenemos una especial deuda de gratitud con Max Olivier Lacamp, periodista y escritor, cuyo admirable libro
Atolladero indio
es una obra indispensable para la comprensión de la India moderna. Damos igualmente las gracias a Vitold de Golish, cuyos enciclopédicos conocimientos sobre los maharajás y su historia, así como las excelentes obras que ha escrito, nos sirvieron de iniciación al fabuloso mundo de los príncipes indios. Agradecemos también a Jeannie Nagy sus pacientes transcripciones de nuestras entrevistas grabadas, así como a Michel Foucher y Jacqueline de la Cruz su fiel colaboración.

Expresamos todo nuestro agradecimiento a nuestro amigo Pierre Amado, profesor en la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona y encargado de investigaciones en el C. N. R. S., eminente especialista y enamorado de la India que ha tenido la bondad de consagrar tantas horas de su precioso tiempo a pasar por el cedazo de su inagotable experiencia india y de sus conocimientos las páginas de nuestro manuscrito. Sepa cuánto le asociamos a esta versión final de
Esta noche, la libertad
, a la que tanto ha aportado por su corazón y por su saber.

Damos también las gracias a Colette Modiano, que nos ayudó generosamente a preparar y corregir la versión francesa de
Esta noche, la libertad
. Autora de dos libros sobre China y el Oriente Medio titulados
Veinte snobs en casa de Mao
y
El Café turco y creciente fértil
, Colette Modiano prepara en estos momentos una obra sobre la reina Victoria que narrará con detalle esta epopeya del Imperio británico de la India que nuestro relato solamente ha podido rozar. Nuestra gratitud se dirige también a nuestro viejo amigo Paul Andreota, cuyas frecuentes visitas a Ramatuelle reavivaron tantas veces nuestras energías y cuyas correcciones y consejos fueron para nosotros la más preciosa de las colaboraciones. Nuestro agradecimiento también para Nadia Collins, cuya paciencia, buen humor y excelentes traducciones facilitaron grandemente nuestra tarea.

La redacción final de la versión francesa no hubiera sido completa sin la generosa colaboración de nuestro amigo René Clair, que aceptó pasar largas horas dedicado a la corrección de nuestro manuscrito, así como nuestras amigas Jeanne Conchon, Simone Servais, Josette Vallet, Yvette Hermitte y Paule Tondut, a quienes hacemos presente nuestro más caluroso agradecimiento.

Dirigimos, por último, un agradecido pensamiento a Alexandre y Paulette Isart, Albert y Felsie Massey, Catherine y Marius Rocchia, cuyos atentos cuidados han sostenido nuestra moral durante nuestros largos meses de trabajo.

Queremos también que nuestro amigo Jacques Nison sepa cuán reconocidos le estamos por sus inestimables consejos fotográficos.

Finalmente, sin el estímulo y el apoyo de nuestros editores, nunca habríamos podido escribir
Esta noche, la libertad
. Nuestras gracias más calurosas a Robert Laffont, Jacques Peuchmaurd, Daniel Mermet, Claude Anceau, Jean Denis y Jean-Marc Gutton, en París; Mike Korda y Dan Green, en Nueva York; Sir William Collins, Philip Zieglen y Michael Hyde, en Londres; Germán y Carlos Plaza, Mario Lacruz e Ignacio Fraile, en Barcelona; Donato Barbone, en Milán, y Andreas Hopf en Munich; las ediciones Vikas, en Nueva Delhi, así como a nuestro viejo amigo Irving Paul Lazar, en Los Ángeles.

Les Bignoles

La Biche Niche

Ramatuelle

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