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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Exploración (23 page)

BOOK: Exploración
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Subió, algo molesto por la huida de Tommy, pero apenas llegó a la habitación oyó el sonido de la ducha y se metió al baño.

—¿Así es como me ayudas? —reclamó, abriendo la cortina de la ducha.

—Por supuesto. —Tommy se giró para verlo de frente, enjabonándose el pecho con total parsimonia—. Dejé de
gotear
en la alfombra… ¿eso no es ayudar? —añadió con un puchero.

—Si tú lo dices… —replicó Sasha, entrando decididamente a la ducha—. Pero necesito que me ayudes un poco más, si no te importa.

—Claro, mientras no gotee te puedo ayudar en lo que quieras —replicó Tommy con retintín, mientras levantaba la nariz de manera prepotente.

—Entonces arrodíllate y comienza a limpiarme —ordenó Sasha—. Y hazlo a conciencia.

Tommy lo miró con sorpresa e indignación durante un instante. Luego, tras una maliciosa mirada, se arrodilló frente a Sasha y sin ningún preámbulo tomó completamente su miembro y succionó con fuerza mientras comenzaba a hacer el movimiento de vaivén.

—No te detengas —ordenó el ruso, buscando apoyo en la pared de azulejos de la ducha, y entrecerró los ojos.

—No pienso hacerlo —dijo Tommy, dejándolo un momento para atenderlo con la mano y la sonrisa se hizo aún más maliciosa—. Nada más lejos de mi intención.

Durante unos minutos lo único que se oyó en el baño fueron los jadeos de Sasha con el agua cayendo de fondo. Tommy se movía con mayor rapidez y la respiración del ruso sonaba cada vez más agitada, hasta que de repente, Tommy se levantó.

—Listo, creo que ya estás limpio y brillante. —Salió de la ducha, tomó una toalla y se dirigió hacia el dormitorio con una amplia sonrisa en los labios.

Sasha se quedó paralizado por un momento, asimilando que las caricias tan placenteras habían cesado y que el objeto de su deseo huía tras dejarlo con una plena y desatendida erección.

—¡Thomas Stoker! —bramó—. ¡Regresa enseguida y termina lo que empezaste!

El muchacho rió suavemente para que no lo oyera, mientras se secaba rápidamente con la toalla. Después se tumbó en la cama y poniendo una estudiada postura sexy se quedó mirando hacia la puerta del baño, esperándolo.

Al ver que Tommy no respondía, un mojado y enfadado Sasha salió de la ducha y entró al dormitorio, donde se quedó mirando al culpable de su enojo con severidad.

—No has terminado. —Fue todo lo que le dijo.

—Creo que el que no ha terminado eres tú —replicó Tommy con una pícara risita, mirándole directamente la dura erección—. Hum… ven y termina —dijo poniéndose de repente totalmente serio y mirando a Sasha con una mirada involuntariamente sensual.

Sasha luchó unos momentos entre el deseo de estrangularlo o llenarlo de besos. Finalmente decidió que haría ambas cosas y se tumbó sobre él, sujetándolo firmemente del cuello, mientras se apoderaba de sus labios.

Tommy se las arregló para tomar el rostro de Sasha entre sus manos y profundizó el beso hasta que Sasha lo soltó y se dejó caer junto a él. Su cuerpo mojado se le pegó y sus manos buscaron su rostro.

—Debería estrangularte —susurró Sasha besándolo nuevamente en los labios, dejándose atrapar en su calidez. Estaba seguro de que no importaba cuántas personas besara en su vida, ninguna se compararía con su Tommy.

—Hazlo si es lo que deseas —respondió él con los ojos cerrados, tratando de recobrar el aire perdido con hondas respiraciones—. No imagino un lugar mejor para morir que tus brazos.

Sasha lo miró unos momentos, sopesando si lo que había dicho iba en broma o en serio. Su mano derecha le acarició la mejilla.

—Quizá lo haga más adelante, si me das motivos —declaró—. De momento, tengo un uso mucho más interesante para tu cuerpo —susurró, mientras su mano izquierda se deslizaba por la cadera de Tommy.

—Sí, yo también. —La sonrisa maliciosa volvió a sus labios y se giró rápidamente para colocarse sobre él, atrapándolo contra la cama. Comenzó a besarlo con pasión mientras con sus manos dirigió las piernas de Sasha para que rodearan su cintura.

Tommy sintió su miembro acomodarse entre las suaves curvas de las nalgas del ruso, y tuvo que hacer acopio de toda su entereza para no penetrarlo allí mismo de un solo empellón. Buscó rápidamente en la mesilla un bote de lubricante y tras mojar dos dedos comenzó a prepararlo con prisa. Lo deseaba… lo deseaba mucho.

Sasha se estremeció ante el repentino cambio de roles. Siempre le costaba un poco aceptar ser dominado de ese modo y siempre mantenía en la mente su promesa de dejarse hacer únicamente por Tommy. Cerró los ojos y se entregó a los necesarios preliminares, pues aunque estaba muy excitado, el tamaño de su amante requería esa preparación.

—Te deseo… te deseo tanto, tanto que me duele —susurró entre besos Tommy, mientras no dejaba de prepararlo. Había descubierto que si usaba cuatro dedos la penetración posterior era mucho más placentera para Sasha así que se dedicó a prepararlo a conciencia.

El ruso gemía suavemente, entregándose completamente, mostrándole una faceta suya que nadie más conocía.

—Entonces fóllame ya… no aguanto más —suplicó.

Rescatando el olvidado bote de lubricante, Tommy untó generosamente su erección y poco a poco, con delicadeza, comenzó a penetrarlo despacio.

Las respiraciones entrecortadas de ambos llenaron el cuarto, como preludio a los gemidos que vendrían.

Cuando Tommy terminó de introducirse, un largo suspiro escapó de ambas bocas y, con cuerpos temblorosos por la pasión contenida, se besaron.

Sasha luchó una vez más con la intensidad de sus sentimientos. Se había prohibido a sí mismo mostrarle alguna vez a Tommy el amor que sentía por él. El beso fue tan apasionado que el dolor que había sentido cedió rápidamente al placer.

—Muévete —dijo, sabiendo que Tommy no lo haría hasta que estuviera seguro de que él estaba bien—. Muévete… quiero sentirte más.

—Como desees. —Tommy comenzó a moverse como siempre hacía. Movimientos lentos y profundos, prolongando hasta lo indecible el momento, el placer. Haciéndole sentir toda su extensión pero sin dolor, sin ninguna molestia.

Sasha se aferró a las sábanas, gimiendo a punto de perder el control. Agradeció interiormente que no hubiera nadie en la casa y que pudieran entregarse a sus anchas a esos momentos de placer. Un movimiento de Tommy le hizo perder la noción de todo, consciente únicamente de que el hombre que amaba le estaba causando todas esas sensaciones, y dejó salir un largo gemido que murió en los labios de su amante.

—Sasha… yo… —Un «te amo» estuvo a punto de escapar de sus labios y para acallarlo se lanzó a besarlo mientras sus embestidas se aceleraban.

Sasha gritó varias palabras en ruso, sin poder contenerse más tiempo. Eyaculó furiosamente sobre las sábanas, estremeciéndose mientras se aferraba a la espalda de Tommy, quien sintió el orgasmo de su compañero y no pudo esperar mucho más. Tras unos cuantos movimientos eyaculó con un grito, y colapsó sobre Sasha que aún temblaba de su reciente orgasmo.

—Feliz Navidad —susurró Sasha, acariciando sus cabellos, y con un suspiro, se apartó—. Tengo algo para ti, no me tardo.

Se levantó, dejando la calidez del cuerpo de Tommy por un momento y fue a su habitación en busca de su regalo. Cuando volvió, se recostó en la cama y esbozó una sonrisa.

—Feliz cumpleaños —dijo alargándole un paquete verde atado con una cinta roja.

Tommy sonrió y comenzó a desenvolver el regalo con cuidado, como su madre siempre le había dicho, sin rasgar el papel. En el interior encontró una cinta de video con el concierto de Queen que habían visto. La emoción lo embargó y con los ojos brillantes miró a Sasha.

—Gracias —dijo—, es el mejor regalo que jamás podrías haberme hecho. —Sonrió a pesar de que sus ojos seguían acuosos y abrazó la cinta contra su pecho, como había hecho con el primer regalo de Sasha, hacía tres años, la hermosa cajita lacada que guardaba como un tesoro.

Sasha sonrió. La alegría de Tommy era la mejor recompensa que podía esperar. Ese concierto traía para él recuerdos muy especiales y no pudo imaginar otro regalo para él.

—Así podremos verlo y recordar. Fue una de las mejores cosas que me han pasado.

—Desde que estoy contigo me pasan cosas bonitas, antes no… —murmuró Tommy y, sin explicar nada más, se refugió en los brazos de Sasha abrazándolo con fuerza.

—Tonto… no digas eso —dijo Sasha en voz baja. No le gustaba la idea de que la infancia de Tommy no hubiera sido dichosa. Sin más palabras lo abrazó, cubriéndolo con la manta—. Creo que después de todo, esta será una feliz Navidad.

Capítulo 11
1

Con el fallecimiento de Alistair, las responsabilidades se habían multiplicado para todos. Sasha se había convertido en el confidente de Alex, apoyándolo en todo cuanto podía en el laboratorio. Pronto se familiarizó lo suficiente con las intrigas del día a día en el mundo laboral como para que sus consejos fueran tomados en cuenta. Aún trabajaba por horas, porque Alex estaba empeñado en que terminara sus estudios antes de asumir más tareas en Thot Labs. Como resultado de ello, apenas tenía tiempo libre y lo dividía entre Tommy, Richie y Ariel, con ocasionales encuentros con el grupo gay de la universidad que Randy dirigía, y algunos de los amigos de él, con quienes mantenía una relación bastante cordial.

Siempre atento a las noticias de su país, recibió con amargura el anuncio de Gorbachov de reformar el sistema económico del estado, modernizándolo, además de liberar las rígidas políticas de la Guerra Fría. Si eso hubiera ocurrido cuando su madre vivía, las cosas habrían sido muy diferentes.

Sasha comenzó de pronto a cuestionarse muchas cosas, e incluso notó que él y Tommy solían ocuparse de cosas mundanas en lugar de preocuparse de los verdaderos problemas. No estaba seguro de que eso fuera lo correcto, una creciente sensación de incomodidad se había instalado en su mente, e intentaba refrenarla por Tommy y por Richie, pero a veces lo sobrepasaba.

2

Tommy, ignorante aún del cambio que se estaba operando en su amigo, seguía dedicándose a lo que siempre había hecho: sus clases, sus encuentros con Sasha y Richie y sus ocasionales aventuras. Sus calificaciones no llegaban a destacar pero al menos iba aprobando todo sin problemas. Sin saber si lo lamentaba o le agradaba, sus notas en Literatura eran muy buenas, aunque ni por eso lograba una palabra de aliento de sus padres. Ni siquiera lo habían felicitado cuando, en marzo, su ensayo literario sobre
Drácula
fue galardonado con un premio a la originalidad.

Para escribirlo se había dejado guiar por sus inquietudes combinadas con sus extrañas filosofías que solía discutir con Richie, y había tenido la audacia de explorar el lado sexual del personaje desde un punto de vista liberal, exponiendo la necesidad de la sangre y la búsqueda de la belleza, independiente del sexo de la víctima, siguiendo en eso la creciente corriente que había impuesto Anne Rice, pero eso sí, teniendo cuidado de no poner algo incorrecto ni tocar en forma directa la homosexualidad.

El ensayo había sido un éxito y tanto profesores como compañeros lo habían felicitado. Incluso Yeats, el director, solicitó publicarlo en la revista literaria del colegio.

Sasha, henchido de orgullo, le había leído el ensayo a Richie, ya que Tommy se había negado a hacerlo por vergüenza y ambos le dijeron lo orgullosos que estaban de él, y lo originales que eran sus ideas. Y se lo demostraron apropiadamente. Durante varias horas.

3

Mayo llegaba a su fin y Sasha se había unido más al grupo que lideraba Randy, formado por chicos homosexuales de varias universidades importantes, que se dedicaban a la discusión de la problemática de diversos sectores y plasmaban sus conclusiones en un boletín clandestino que circulaba por el campus. El joven ruso había incluso sacrificado algunas de sus horas en el gimnasio para dedicarse a escribir incendiarios artículos bajo el seudónimo de Vengador.

Las consecuencias de esas actividades, que se habían iniciado en marzo, alentadas indirectamente por los acontecimientos mundiales, fueron un bajón en sus calificaciones y el peligro de perder la beca; sin embargo tras varias semanas de intenso estudio, pudo recuperar su posición.

Tenía ojeras y se mostraba irritable, incluso con Tommy. Se había distanciado bastante de su joven amigo, pues él seguía ocupado en las actividades que antes apasionaban a los dos, pero que para Sasha habían perdido atractivo. Incluso Richie vio disminuidas sus visitas y aunque comprendía muy bien lo que le pasaba, no por ello dejaba de echarlo de menos.

El día en que el joven alemán Mathias Rust aterrizó su avión Cessna en plena Plaza Roja de Moscú, Sasha, entusiasmado por la hazaña, escribió un revolucionario artículo sobre el sistema comunista y lo tenía en una carpeta, cuidadosamente doblado, mientras desayunaba en compañía de sus nuevos amigos.

4

Esa mañana, Tommy se escabulló hacia el
college
de Sasha, buscándolo en el comedor y rezando para que estuviera solo. Richie había llamado temprano, invitándolos a pasar un fin de semana con él, le iban a prestar una casita en el campo, no muy lejos de Londres y había planeado un fin de semana bucólico.

Durante todo ese tiempo, Tommy había visto con tristeza cómo su mejor amigo, su amor secreto, se alejaba de él. Lo había hablado con Richie, que le había dicho que era una etapa y que no se preocupara, pero no podía dejar de preocuparse. Sasha cada vez se alejaba más y siempre que lo veía estaba con el estúpido líder de grupo: Randy, que siempre lo miraba como si fuera una cucaracha, y lo peor de todo, como si estuviera deseando aplastarla.

Esa mañana no fue la excepción: allí estaba el indeseable irlandés, en la cafetería justo al lado de Sasha y los dos hablaban entre susurros, muy cercanos, demasiado cercanos. ¿En qué diablos pensaba Sasha? Siempre le prohibía muestras de cariño en público para que nadie supiera lo que había entre ellos y ahora ahí estaba, con ese imbécil, haciendo manitas. Tommy sintió un nudo en su garganta.

«Se avergüenza de mí, por eso no quiere que nos vean así.»

Sacudió la cabeza tratando de olvidar lo que había pensado. No podía ser eso, Sasha era su amigo… no podría avergonzarse de él. Se acercó a la mesa respirando hondo.

—Sasha… ¿podemos hablar? En privado.

Sasha alzó la vista. Había notado que Tommy estaba en el comedor, pero Randy lo estaba invitando a una fiesta privada ese fin de semana y no había querido interrumpirlo. Saludó a Tommy aunque le dolió que él no saludara a sus nuevos amigos. Randy había mencionado muy sutilmente algo sobre el grupo elitista que había en el colegio Saint Michael y aunque el ruso sabía que no era así, se sintió incómodo.

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