Tommy, con los ojos cerrados, sólo podía pensar que eso era bueno. Muy bueno. Tener a alguien excitándote era bueno pero tener a dos personas era excelso, era estar en la gloria. Los dos se desvivían por acariciarlo donde más le gustaba, donde sabían que se sentiría bien y él sólo podía gemir bajito dejándose hacer.
Sasha se detuvo, besándolo en la boca y luego comenzó a desnudar a Richie, que lo desnudó a su vez. Volvieron a besarse, esta vez con mucha más pasión, y Sasha subió a horcajadas sobre Tommy, que estaba recostado en el sofá. Sus erecciones se rozaron y Richie comenzó a atenderlas a ambas con los labios.
—¡Oh, Dios! —Tommy jadeó. Era tan excitante verlo y sentirlo... Su cuerpo se agitaba, ansioso; sabía que quería más. Mucho más.
Richie los hizo tomarse de las manos e inclinó suavemente a Sasha para que besara a Tommy. Quería verlos amarse y luego formar parte de eso. Se acercó al oído del más joven.
—Tómalo y yo te tomaré a ti —susurró, sabiendo que el ruso sólo habría permitido que Tommy lo penetrase y que no aceptaría que fuera de otro modo.
—De acuerdo, pero aquí no. Vamos al cuarto. —Tommy se dirigió con naturalidad hacia el dormitorio, dándoles una esplendorosa visión de su trasero. Cuando llegó al marco de la puerta, miró sobre su hombro a los otros dos con una sonrisa—. ¿Venís?
Sasha no se hizo repetir la invitación, seguido por Richie, y atrapó a Tommy antes de que llegara a la cama. La habitación también estaba llena de velas y de juguetes sexuales esparcidos por el lecho. Recostó a Tommy, mientras Richie se recostaba a su vez, ondulando contra el cuerpo del moreno. Los dos se veían hermosos, el cabello pelirrojo de Richie contra la piel de la espalda de Tommy hacían un bello contraste de bronce y fuego.
El moreno hizo un giro rápido y atrapó bajo su cuerpo el de Sasha, colocándose entre sus piernas. Sonrió con picardía mientras ondulaba contra el pálido cuerpo y se estiró un poco para alcanzar un lubricante con sabor a fresa. Luego se deslizó por el pecho dando suaves toques con el lubricante y lamiéndolos con lentitud, saboreándolo. Finalmente llegó donde quería, pringó la virilidad de Sasha con el lubricante y se dedicó a lamerla, disfrutándola totalmente mientras con sus dedos preparaba la añorada entrada. Sasha se dejaba tan pocas veces…
El rubio se arqueó, sabiendo lo que estaba a punto de pasar. Richie lo besó suavemente, ahogando sus gemidos, mirándolo a los ojos.
—Te quiero, Tigre —susurró—. Hace mucho soñaba con teneros así a los dos…
Sasha no dijo nada, pero devolvió dulcemente el beso, para sumergirse en un mar de sensaciones. Estaba a punto de entregarse a Tommy en presenciade Richie, y la intimidad de ese acto le hacía desear más del pelirrojo, que pareció entenderlo así y se arrodilló, sosteniéndole la cabeza para dirigirle su erección a la boca. Sasha se dedicó a atenderla con esmero, acariciando con la lengua las venas azules, saboreando la esencia almizcleña que le brotaba de la punta.
Tommy ya no quería esperar más. Había soñado con ese momento desde que lo habló con Richie.
Los ojos del pelirrojo le dijeron que lo hiciera, que lo deseaba tanto como él; y se apartó un momento para permitirle estar más cerca de Sasha. Mientras se besaban, se situó detrás de Tommy y tomándole la cadera con una mano y la erección con la otra, lo colocó en posición y lo ayudó a penetrarlo.
—¡Aah! —Sasha jadeó por la invasión, sus músculos se contrajeron un poco y se obligó a relajarse, adaptándose poco a poco al tamaño de su compañero. La sensación era completa, ser traspasado de ese modo por el hombre que amaba le hacía perder totalmente el control—. Tommy… Tommy…
—Sasha —jadeó el moreno y comenzó a moverse con suavidad como a él le gustaba, con movimientos lentos y profundos, haciéndole sentir toda su extensión, mientras Richie seguía sujetándole las caderas, no guiando sus movimientos pero sí acompañándolos.
El pelirrojo percibió de sobra el amor que sentían los dos. Por un momento se sintió un completo intruso, sin derecho a formar parte de lo que ellos tenían, pero entonces Tommy le sonrió con ternura y Sasha le acarició la mano.
—Ven —pidió el ruso y Richie supo que era parte de ellos.
Lentamente, sin dejar de sujetar las caderas de Tommy, comenzó a prepararlo, lamiendo y besando la zona con su lengua de fuego, apoderándose de cada centímetro de esa dorada piel que tanto amaba.
Tommy se movía despacio, pero esa lengua cada vez más osada hizo que acelerase sus movimientos en un placentero vaivén, mientras Sasha temblaba bajo él, próximo al orgasmo.
—Shhhh. No puedes aún, amor. —Se le escapó a Tommy sin darse cuenta mientras le presionaba con la mano la base del miembro, evitando que terminara—. Aún falta lo mejor. —Sonrió dulcemente para que le perdonara la jugarreta.
Un gemido de impotencia brotó de la garganta de Sasha, apenas consciente de lo que había dicho su amigo. Aferró su espalda, clavándole las uñas con desesperación, deseándolo más adentro y más profundo, sometiéndose a todo lo que Tommy quisiera hacerle.
Richie tomó un condón y se lo puso rápidamente, para dirigirse luego hacia Tommy, presionando despacio. Él le facilitó la tarea con los movimientos circulares que usaba para penetrar a Sasha. La excitación era tanta que Richie se deslizó completamente dentro de él. Deteniéndose un momento para acomodarse, sujetó las caderas de Sasha e inició un violento vaivén, inundando la habitación con los gemidos de los tres.
Tommy sentía tantas cosas que parecía que se iba a desmayar de puro gusto. Se sentía completo, mucho más que cuando estaba solo con Sasha. Todo era mucho más intenso. Era estar dentro del ruso y sentir a la vez a alguien en su interior… Richie imponía un ritmo mucho más fuerte al sexo de lo que estaba acostumbrado y sentía como si fuera a atravesar a Sasha, como si llegara a sitios donde nunca había llegado.
—¡Dios! No podré sentarme mañana —gimió.
Sasha sentía que todo su cuerpo se estremecía, focalizado en un único punto de placer. Sus gemidos jamás habían sido tan fuertes, tan arrebatados, silenciados apenas por los gritos apasionados de Tommy. Disfrutó esa sensación de ser dominado por primera vez por el pelirrojo, sintió la mano de Tommy masturbarlo con fuerza y se estremeció, derramándose copiosamente en esa mano inquieta, ávida de su semilla.
—Mi amor… mi amor —gimió Tommy, completamente entregado.
Richie oyó esas palabras y soñó que estaban dirigidas a él. Con un par de empujones más, eyaculó violentamente dentro de Tommy, estremeciendo al ruso con la fuerza de las embestidas, y continuó moviéndose, siguiendo ahora el ritmo del muchacho.
Tommy estaba rodeado de sensaciones intensas. Por un lado sentía el interior de Sasha contrayéndose casi hasta el dolor alrededor de su erección y por otro sentía el orgasmo de Richie pulsando en su interior, tan completo… tan perfecto. Siguiendo ahora su propio ritmo, penetró a Sasha un par de veces más para finalmente permitirse llegar con un ronco grito aferrándose a los hombros del ruso y arqueándose hacia Richie buscando su boca para silenciar sus gemidos.
Los únicos sonidos que se oyeron por varios minutos fueron los quedos jadeos de los tres. Richie fue el primero en reaccionar, acariciando el cabello de sus dos amantes.
—Os quiero tanto… —murmuró.
Tommy sonrió ante el murmullo de Richie. Aún le costaba acostumbrarse a sus palabras de cariño. Le gustaba que le dijera que lo quería, poca gente lo hacía y quizá por eso no sabía cómo reaccionar. Se arrebujó entre ambos cuerpos dejándose abrazar. Era genial estar tan mimado.
—Nosotros te queremos también, ¿verdad, amor? —susurró Sasha.
—S-sí —respondió Tommy mirándolo sorprendido. Cuando él le había dicho que lo quería no había reaccionado así. Decidió no pensar en ello o tal vez no le gustaría lo que acabaría descubriendo, así que se giró hacia el pelirrojo y sonriendo dulcemente se atrevió a decir—: Te quiero mucho, Richie. —Le dio un ligero beso para después esconder el rostro en el pecho de Sasha.
Richie los besó a ambos, para luego levantarse y comenzar a apagar las velas. Para cuando volvió, sus dos amigos se habían quedado dormidos.
Horas más tarde, cuando comenzaba a amanecer, la luz del incipiente sol despertó a Tommy que se levantó con considerables esfuerzos para no despertar a sus compañeros.
Tras ponerse las gafas, fue al baño a asearse un poco y luego consideró volver a dormir, pero mientras él no estaba los otros dos se habían ido acercando hasta acabar abrazados en un nudo indescifrable. No tenía valor de despertarlos para meterse en medio, y dormir en una orillita no lo emocionaba. De todas formas, ya no tenía sueño.
Salió de la habitación y comenzó a cotillear un poco por el apartamento. Finalmente acabó en la cocina y comenzó a mirar qué había en los armarios.
«Podría prepararles el desayuno. Sería un modo de agradecerles lo de la noche.»
La idea lo entusiasmó. Nunca había preparado nada por sí solo, únicamente había cocinado siguiendo las instrucciones del abuelo Hellson.
No había muchas cosas para hacer algo demasiado elaborado pero, tras pensar un instante, se decidió. Metió un par de rebanadas de pan en la tostadora mientras sacaba una tarrinita de queso fresco y un bote de mermelada de melocotón. Haría mini biscotes con una lonchita de queso y mermelada.
Luego sacó un par de huevos y comenzó a mezclarlos mientras las tostadas se hacían y se calentaba una sartén. Siguió fisgando hasta que encontró un bote de tomate triturado y decidió añadir unas cucharadas: el huevo revuelto con tomate estaría riquísimo. Tendría que hacer más tostadas para acompañarlo.
Por otro lado puso una cafetera y buscó un zumo de piña que había en la nevera. Sin embargo, sentía que faltaba algo. Siguió mirando por los armarios y encontró unos bizcochos que estaban un poco duros. Los puso en una bandejita de cristal y los remojó con leche. Con un chorrito de ron y un poco de canela en polvo estarían perfectos. Los metió en el congelador para que se enfriaran rápido mientras terminaba con el resto.
Las tostadas las cortó en cuatro y untó la mermelada poniendo un pedacito de queso encima. Ocho mini biscotes quedaron preparados en un gran plato. Preparó media docena de tostadas más y las puso en otro plato. Sirvió los huevos revueltos en otro y colocó sobre la mesa una jarra con el zumo y la cafetera. Buscó tres tazas, tres vasos y tres platitos con sus cubiertos. Aún faltaba la bandejita de los bizcochos. ¿Cómo iba a llevar todo eso al cuarto?
Sasha abrió los ojos lentamente, reviviendo por un momento los sucesos de la noche anterior. Se había sentido tan completo…
Richie dormía a su lado, tranquilo y relajado. Pero Tommy no estaba y se incorporó para buscarlo en la habitación. Al no hallarlo, se levantó con sigilo y se echó encima su camisa, para salir a buscarlo por el apartamento.
De la cocina venía un agradable olor a tostadas y se acercó muy despacio para espiar.
Lo que vio allí casi le quitó el aliento.
Tommy estaba desnudo mientras preparaba el desayuno, completamente concentrado en lo que hacía e inconsciente de su propia sensualidad. ¡Era tan excitante verlo! Se quedó inmóvil, medio oculto por la puerta, disfrutando de cada uno de sus movimientos. Sabía que a Tommy le gustaba la buena cocina, y algo le había oído decir sobre ciertas recetas, pero no le había dado mayor importancia hasta ese momento en que lo vio moviéndose por toda la cocina, preparando tostadas, huevos, zumo, café y muchas cosas más con perfecta sincronía. Era una delicia verlo…
Pero cuando Tommy miró dubitativo todo lo que había preparado y se hizo evidente que necesitaría ayuda, Sasha decidió hacer notar su presencia acercándose para abrazarlo por detrás.
—Buenos días —susurró.
—¡H-hola! No te oí llegar —exclamó Tommy un poco avergonzado por haber sido pillado
in fraganti
haciendo el desayuno. Giró dentro del abrazo y, dándole la cara a Sasha, le dio un suave beso en los labios—. He estado haciendo alguna cosita… —dijo sonrojado.
—Eso veo. —Sasha sonrió—. Te he estado viendo desde hace rato. ¿Dónde aprendiste a hacer todo eso?
—En ningún lado realmente.
Monsieur
Hellson me dejó ayudarlo algunos días cuando cocinaba —respondió Tommy, todavía sonrojado—, y también son cosas que he leído en libros. Claro que ésta ha sido la primera vez que cocino yo solo. Si se le puede llamar a esto cocinar. —Se sonrojó más —. No me ha salido muy bien, creo. —Miró dubitativo los platos La presentación de todos era más bien rústica, no como salían en las fotos de los libros de cocina o como los presentaba el abuelo Hellson, en que todo estaba perfecto. Esperaba que al menos supieran bien.
—Veamos. —Sasha se llevó a la boca uno de los bizcochos—. Delicioso —aprobó—. Están deliciosos. —Sonrió atrapándolo de nuevo entre sus brazos y lo miró a los ojos—. Lo de anoche fue genial. ¿Desde cuando lo estábais planeando?
—Pues… desde el primer día que estuve con Richie —confesó Tommy avergonzado—. Me preguntó por Jenis y le conté cuál había sido la idea original para decidir comprarlo… Él… —Se sonrojó— Sacó uno de sus consoladores para hacerlo así… Pero, bueno… —resopló— sentía tanto conmigo que se olvidó del consolador y no lo usamos al final. Ahí pensé que lo divertido sería que alguien estuviera ahí. —Volvió a resoplar—. Desde que oí a Martin con las gemelas lo había estado pensando, pero no había ni siquiera imaginado llegar a hacerlo, Richie me ayudó…
Sasha frunció el ceño. No le había acabado de gustar ese amigo parisino de Tommy, aunque afortunadamente era heterosexual. Pero analizando bien las cosas, si gracias a ese francés su amigo había tenido aquélla idea, hasta debería estarle agradecido. Con una mueca, apartó el pensamiento de su cabeza y optó por tomar una tostada, pues se le había abierto el apetito.
Entre los dos llevaron el desayuno a Richie y lo despertaron entre risas y besos, para terminar luego haciendo el amor otra vez, en una escena que se repetiría los domingos por la mañana durante muchos meses.
Tommy soñaba despierto y una sonrisa adornaba su rostro. Estaba recostado en la cama, con el pijama puesto y muy pocas ganas de dormir.
Había estado practicando con el chelo toda la tarde y luego lo había limpiado y puesto en su estuche, debajo de la cama.
Era viernes y faltaban pocos días para Navidad. Para su alivio, Luc lo había llamado días antes para decirle que pasaría la Navidad en Canadá y que lo sentía muchísimo. Eso le daba un poco de aire, porque tal como iban las cosas, sólo deseaba estar con Sasha y Richie.