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Authors: P. D. Ouspensky

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Fragmentos de una enseñanza desconocida (59 page)

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"En el presente caso, la serie de símbolos dados —2, 3, 4, 5, 6,— se interpreta como aplicable a un solo proceso. Pero aun esta interpretación es incompleta, porque un símbolo no puede jamás ser interpretado íntegramente. Tiene que ser experimentado o vivido, de la misma manera, por ejemplo, que la idea del conocimiento de sí debe ser vivida.

"Este mismo proceso de desarrollo armonioso del hombre puede ser considerado desde el punto de vista de otro sistema de símbolos, el de la ley de octava. Según la ley de octava, todo proceso completo es el pasaje por una serie de tonos sucesivos de un
do
al
do
de la octava superior. Los siete tonos fundamentales de la escala de la octava expresan la ley de siete. La adición del
do
de la octava superior, que es el coronamiento del proceso, da el octavo escalón. Los siete tonos fundamentales, con los dos «intervalos» o los dos «choques adicionales», dan nueve escalones. Si le agregamos el
do
de la nueva octava, tenemos diez escalones. El último, el décimo escalón, es el fin del ciclo precedente y el comienzo del siguiente. Así, la ley de octava, lo mismo que el proceso de desarrollo que ella expresa, contiene todos los números del 1 al 10. Tocamos aquí lo que se podría llamar el
simbolismo de los números.
El simbolismo de los números no se puede comprender sin la ley de octava, o sin una clara concepción de la manera en que las octavas encuentran su expresión en el
sistema decimal,
y viceversa.

"En los sistemas occidentales del ocultismo, existe un método conocido bajo el nombre de
adición teosófica
, que da la significación de los números de dos cifras o más, basándose en la suma de estas cifras. Para los que no comprenden el simbolismo de los números, esta manera de sintetizarlos parece absolutamente arbitraria y estéril. Pero para un hombre que comprende la unidad de todo lo que existe, y que posee la llave de esta unidad, el método de adición teosófica tiene un sentido profundo, porque vuelve a poner toda diversidad bajo las leyes fundamentales que la gobiernan, y que se expresan en los números de 1 a 10.

"Como ya se ha dicho, en la ciencia de las figuras simbólicas, los números corresponden a figuras geométricas determinadas, que le son complementarias. La «Cábala» usa igualmente una
simbología de letras,
que concuerda con una
simbología de palabras.
La combinación de los cuatro métodos de simbolismo —por los números, las figuras geométricas, las letras y las palabras— da un método complejo, pero más perfecto.

"Existe igualmente una
simbología de la magia,
una
simbología de la alquimia,
una
simbología de la astrología
, sin olvidar el sistema de los
símbolos del Tarot,
que los une en un solo todo.

"Cada uno de estos sistemas puede servir de medio para
transmitir
la idea de la unidad. Pero en las manos del ignorante y del incompetente, por buenas que sean sus intenciones, el mismo símbolo llega a ser un «instrumento de error». La razón es que un
símbolo
nunca se puede tomar en un sentido final y exclusivo. En tanto que un símbolo exprese las leyes de la unidad en una diversidad indefinida, él mismo posee un número indefinido de aspectos a partir de los cuales se le puede encarar, y exige de quien se le acerque la capacidad de verlo simultáneamente desde diferentes puntos de vista. Los símbolos que se transponen en las palabras del lenguaje ordinario se endurecen, se obscurecen y se vuelven muy fácilmente «sus propios contrarios», aprisionando el sentido en estrechos cuadros dogmáticos, sin dejar siquiera la libertad muy relativa de un examen
lógico
del asunto. La razón de esto es la comprensión literal de los símbolos, el hecho de no atribuírseles sino un solo sentido. Una vez más la verdad se encuentra velada por un tejido exterior de mentiras y su descubrimiento exige inmensos esfuerzos de negación donde se pierde la idea misma del símbolo. Se sabe cuantos errores tienen su origen en los símbolos de la religión, de la alquimia, y más aún en los de la magia, para aquellos que los han tomado al pie de la letra y en un solo sentido.

"Sin embargo, la verdadera comprensión de los símbolos no puede prestarse a discusión. Ella profundiza el conocimiento, y no puede quedarse en teoría, porque intensifica los esfuerzos hacia resultados reales, hacia la unión del saber y del ser, es decir hacia el
Gran Hacer.
El conocimiento puro no se puede transmitir; pero si se expresa por símbolos, se encuentra cubierto como con un velo que, para los que desean verlo y saben cómo mirarlo, se vuelve transparente.

"En este sentido, es posible hablar de un simbolismo del lenguaje, aunque este simbolismo sea raramente comprendido. Pues aquí se trata de comprender el sentido interior de lo que se dice; esto no es posible sino a partir de un grado bastante elevado de desarrollo, y supone, en el que oye, un cierto estado y esfuerzos correspondientes. Cuando un hombre oye un lenguaje que es nuevo para él, si en vez de hacer esfuerzos por comprender, comienza a discutir, a contradecir, si sostiene una opinión que cree justa pero que por lo general no tiene la menor relación con el asunto, seguramente que de esta manera pierde toda oportunidad de adquirir algo nuevo. Para ser capaz de captar el contenido interior del lenguaje cuando se hace simbólico, es pues esencial haber aprendido previamente a escuchar. Escuchar es una ciencia. Y si esta ciencia falta, todo intento de comprensión literal está destinado de antemano al fracaso y está lleno de nuevos errores en la mayoría de los casos, sobre todo cuando el discurso trata del conocimiento objetivo y de la unión de la diversidad y de la unidad.

"Debemos insistir sobre este punto, porque el carácter intelectualista de la educación contemporánea impregna a la gente de una tendencia o de una inclinación a oponer definiciones lógicas y argumentos lógicos a todo lo que oye. Y sin que se den cuenta, este supuesto cuidado de exactitud los paraliza en todos los dominios donde, por su naturaleza misma, las definiciones exactas implican una inexactitud de sentido.

"En razón de esta tendencia de nuestro pensamiento contemporáneo, sucede a menudo que una ciencia exacta de los detalles en cualquier campo, si ha sido comunicada a un hombre antes de que él haya adquirido la comprensión de la naturaleza esencial de dicho campo, le haga muy difícil, precisamente, captar esta naturaleza esencial. Y, por supuesto, eso no quiere decir que la ciencia verdadera ignora las definiciones exactas; al contrario, sólo ella las conoce, pero a su manera, que difiere extremadamente de la idea que nosotros nos hacemos de ella. Igual que un hombre se equivoca si se cree capaz de seguir el camino del conocimiento de si guiado por una ciencia «exacta» en todos los detalles, o si espera adquirir una ciencia tal antes de haberse tomado el trabajo de asimilar las indicaciones que ha recibido acerca de su propio trabajo. Debe comprender ante todo que no llegará jamás a la ciencia antes de haber hecho los esfuerzos necesarios y que sólo, su trabajo sobre sí mismo le permitirá alcanzar lo que busca. Nadie le podrá dar lo que no posea ya; nadie podrá hacer jamás en su lugar el trabajo que debe hacer para sí mismo. Todo lo que otro puede hacer por él, es estimularlo a trabajar, y desde este punto de vista, el símbolo comprendido debidamente, desempeña el papel de un estimulante con respecto a nuestra ciencia.

"Ya hemos hablado de la ley de octava, y del hecho de que cada proceso, cualquiera que sea la escala en que se efectúa, está totalmente determinado en su desarrollo gradual por la ley de la estructura de la escala de siete tonos. Con relación a esto, se ha indicado que cada nota, transportada a otra escala deviene a su vez una octava entera. Los «intervalos»
mi-fa
y
si-do,
que no pueden ser colmados con la intensidad de la energía del proceso en curso, conectan diversos procesos, por el simple hecho de que necesitan un choque exterior, una ayuda exterior por así decirlo. Por consiguiente, la ley de octava conecta todos los procesos del universo, y para quien conoce las octavas de transición y las leyes de su estructura, aparece la posibilidad de un conocimiento exacto de cada cosa o de cada fenómeno en su naturaleza esencial, así como de todas sus relaciones con otras cosas y con otros fenómenos.

"Para unir, para integrar todos los conocimientos relativos a la ley de la estructura de la octava, existe un símbolo que toma la forma de un círculo cuya circunferencia está dividida en nueve partes iguales por puntos, ligados entre sí por nueve líneas en un cierto orden.

"Pero antes de pasar al estudio de este símbolo, es esencial que se comprendan bien algunos aspectos de la enseñanza que lo utiliza, así como también la relación de esta enseñanza con otros sistemas que utilizan el método simbólico para la transmisión del conocimiento.

"Para comprender las correlaciones de estas enseñanzas, siempre hay que recordar que los caminos que llevan al conocimiento de la unidad se dirigen hacia ella como los radios de un círculo convergen hacia su centro: cuanto más se acercan al centro, tanto más se acercan los unos a los otros.

"Resulta de esto que las nociones teóricas que están en el origen de una línea de enseñanza, algunas veces pueden ser explicadas desde el punto de vista de los enunciados de otra línea de enseñanza, y viceversa. Por esta razón a veces es posible trazar un cierto camino intermediario entre dos caminos adyacentes. Mas en ausencia del conocimiento y de la comprensión completa de líneas fundamentales, tales caminos intermediarios pueden fácilmente conducir a una mezcolanza de líneas, a la confusión y al error.

"Entre las líneas de enseñanza más o menos conocidas, podemos distinguir cuatro:

  1. Hebraica
  2. Egipcia
  3. Persa
  4. Hindú

"Por otra parte, de la última no conocemos más que su filosofía, y de las tres primeras, solamente fragmentos de su teoría.

"Fuera de estas líneas, existen dos, conocidas en Europa, la
teosofía
y el llamado
ocultismo occidental
, que son los resultados de la mezcla de los caminos fundamentales. Estas dos líneas llevan en sí mismas granos de verdad, pero ni una ni otra poseen la ciencia integral, y en consecuencia, todos los esfuerzos tentados en estos caminos para lograr una realización efectiva no pueden dar sino resultados negativos.

"La enseñanza cuya teoría exponemos aquí es completamente autónoma, independiente de todos los otros caminos, y hasta ahora ha permanecido del todo desconocida. Como otras enseñanzas, hace uso del método simbólico, y uno de sus símbolos principales es la figura que hemos mencionado, es decir el círculo dividido en nueve partes.

"Este símbolo toma la forma siguiente:

"El círculo está dividido en nueve partes iguales. La figura construida sobre seis de los puntos de división tiene por eje de simetría el diámetro que pasa por el punto superior. Este punto es la cima de un triángulo equilátero construido sobre los tres puntos situados fuera de la primera figura.

"Este símbolo no es conocido por los «ocultistas». No puede ser encontrado en ninguno de sus libros, y tampoco es objeto de tradición oral. Los que conocían el significado de este símbolo le daban tal importancia que nunca quisieron divulgarlo.

"En toda la literatura, a duras penas se pueden encontrar algunos rastros o representaciones parciales de este símbolo.
[15]
Por ejemplo, una figura como ésta:

y otra de este género:

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