Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (35 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
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Esta batalla, que pudo tener lugar hacia el 1080 aC, señala el fin de Silo como centro religioso, menos de un siglo después de que Josué lo estableciera como tal al trasladar allí su cuartel general.

La Biblia no describe su destino real. Debido a la posterior y superior preocupación por Jerusalén como el centro religioso de la nación, las referencias a anteriores lugares santos se reducen al mínimo.

Pero hay indicaciones, como cuando el profeta Jeremías amenaza con la destrucción al rey de Judá, citando las palabras de Dios:

Jeremías 26.6.
yo haré de esta casa lo que hice de Silo...

Parece muy probable que una de las consecuencias desastrosas de la batalla fue que los filisteos se adentraron más en territorio israelita, destruyendo Silo. Durante un período de medio siglo, la denominación filistea se extendió de una manera más o menos desperdigada por todo Canán. El período de tiempo que va de 1080 a 1030 aC puede considerarse como el momento álgido del poderío filisteo.

Quiriat Jearim

Silo había desaparecido, pero quedaba el arca de la alianza, si bien en manos del enemigo. Los autores bíblicos no podían permitirse el perder de vista al arca (que finalmente honró al Templo de Jerusalén), y dedicaron dos capítulos a rastrear su marcha por territorio filisteo.

Los filisteos, que aceptaron plenamente el hecho de que la presencia física de un Dios enemigo moraba en el arca, sentían temor hacia ella y estaban dispuestos a ver en cualquier infortunio que les sucediese la mano airada de aquel Dios. Asod, donde el arca se colocó al principio, sufrió desgracias; luego pasó a Gat, que también padeció calamidades, y después la llevaron a Acarón. Indignados, los habitantes de la ciudad la rechazaron.

En consecuencia, después de que el arca permaneciera en ciudades filisteas durante siete meses, se decidió trasladar el peligroso objeto al interior, con el fin de que la distancia alejara el peligro. El arca dejó el territorio filisteo propiamente dicho y pasó a la tierra de Judá, que entonces estaba bajo un férreo dominio filisteo.

La primera parada fue Bet Semes (v. cap. 7), que también sufrió adversidades, y el arca fue enviada a un lugar donde permaneció durante varias décadas:

1 Samuel 7.1.
Las gentes de Quiriat Jearim vinieron y subieron el arca...

1 Samuel 7.2.
Mucho tiempo pasó... desde que el arca fuera depositada en Quiriat Jearim, y toda la casa de Israel se volvió a Yahvé.

Quiriat Jearim suele identificarse con un emplazamiento situado a unos dieciséis kilómetros al noroeste de Jerusalén. Estaba en el límite de una zona directamente dominada por los filisteos. Es decir, se encontraba tan apartada de sus centros de población como era posible, pero no tan lejos para que los efraimitas pudieran recobrarla. Los efraimitas jamás la recuperaron. Cuando el arca volvió a ser una vez más objeto de veneración, fueron los hombres de Judá quienes la obtuvieron.

Masfa

La resistencia que las tribus de Raquel ofrecieron después del desastre de Afec se centró en la persona de Samuel. La relación que de niño tuvo con el destruido lugar santo de Silo le dio en años posteriores prestigio como sacerdote, y no se acobardó ante la emergencia:

1 Samuel 7.5.
Samuel les dijo: «Congregad a todo Israel en Masfa...»

Se trata de la Masfa relacionada con las consecuencias del ultraje de Gueba (v. cap. 7). Su utilización en el libro de los Jueces, en un relato que quizá sea ficticio, se extrajo de su vinculación más histórica con Samuel y de su empleo como lugar de reunión para las fuerzas que podían agruparse entre los israelitas dispersos. El actual emplazamiento de Masfa está ocupado por un pueblo que los árabes llaman Nebi Samuel («el profeta Samuel»), y allí es donde, según la tradición, se encuentra su tumba.

El relato bíblico prosigue para dar a entender que los filisteos quedaron totalmente derrotados bajo el mando de Samuel, pero esto es dudoso. Si así hubiera ocurrido, la desesperada batalla que años más tarde libró Saúl contra los filisteos sería difícil de explicar. Es más probable que la tendencia antimonárquica de algunas crónicas sacerdotales se incorporara a 1 Samuel (como en los Jueces), y que las hazañas de Saúl y David se hicieran retroceder en el tiempo atribuyéndoselas a Samuel el sacerdote. La posición de Samuel quizá se presente con mayor exactitud en la descripción del alcance geográfico de su jurisdicción:

1 Samuel 7.16.
Cada año hacía
(Samuel)
un recorrido por Bétel, Gálgala y Masfa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares.

Gálgala no es la ciudad mencionada anteriormente en relación con el avance de Josué a través del Jordán (v. cap. 6), sino otra del mismo nombre situada a medio camino entre Rama, la ciudad natal de Samuel, y la destruida Silo. Bétel está a dieciséis kilómetros al sur de Gálgala, y Masfa a unos trece al suroeste de Bétel.

De donde se deduce la existencia de una franja de unos treinta y dos kilómetros de zona montañosa en Efraím y Benjamín, que mantenía con resolución la causa aparentemente perdida de Israel, dedicándose a una guerrilla más o menos victoriosa contra los filisteos.

Saúl

Por muchos éxitos que Samuel lograra, sólo sirvieron para mantener las cosas en un estado bastante insatisfactorio. Samuel evitó que empeorasen, pero no había indicios de que mejoraran. Había que derrotar a los filisteos, y no sólo contenerlos. Por esa razón, especialmente después de que envejeciese Samuel, creció entre los israelitas el clamor por un rey, Había pasado medio siglo desde el desastre de Afec, y ya era hora.

Se dice que Samuel advirtió al pueblo en contra de la monarquía, describiéndole las cargas que les impondría un rey. Aquí aparece una vez más el antimonarquismo del historiador sacerdotal. Pero aun en el caso de que Samuel se opusiera, empezó a buscar un candidato conveniente al trono. Lo encontró en un joven benjaminita:

1 Samuel 9.1.
Había en Benjamín un hombre llamado Quis...

1 Samuel 9.2.
y tenía un hijo, de nombre Saúl, todo un buen mozo...

Al parecer, Saúl no había intervenido en los problemas del día y no participaba en la lucha guerrillera contra los filisteos, manifestándose que ni siquiera había oído hablar de Samuel. (Esto resultaba sorprendente, pero tal vez no sea tan extraño como parece. A un dirigente guerrillero no le conviene hacerse demasiada publicidad. Está más seguro y sus operaciones tienen más éxito si se mantiene alejado de la atención pública.)

El encuentro de Saúl con Samuel se produjo cuando el primero vagaba por las montañas en busca de tres asnas que su padre había perdido. Pasaron cerca del lugar donde entonces estaba Samuel, y el criado de Saúl, que había oído hablar de él, pero sólo como una especie de mago, le sugirió que podían valerse de sus servicios. Por una moneda de plata Samuel quizá realizase algo parecido a mirar en una bola de cristal y localizar a las asnas.

Sin embargo Samuel pensaba en algo mucho más importante. Al ver a Saúl, tuvo la inspiración de convertirlo en rey. Se describe a Saúl como sumamente alto y guapo, y tal vez se le ocurriera a Samuel que un hombre semejante parecería un rey de los pies a la cabeza y agruparía al pueblo en torno a él. Quizá también pensase que no sería difícil dominar al joven y permanecer a su lado como primer ministro plenipotenciario. Por tanto, ungió a Saúl como rey:

1 Samuel 10.1.
Tomó Samuel una redoma de óleo, la vertió sobre la cabeza de Saúl y le besó, diciendo: Yahvé te unge...

La ceremonia de la unción probablemente tuviera su origen en un acto de higiene. En los días anteriores al jabón, los aceites aromáticos servían para eliminar la suciedad y dejar en el cuerpo una fragancia agradable. Es lógico que alguien se ungiese cuando se dirigía a un superior; cuanto más si se presentaba ante Dios.

Por tanto, cuando algo se dedicaba a Dios o se llevaba ante su presencia, solía realizarse la ceremonia de la unción, que se convirtió en el símbolo de la gracia divina concedida al objeto o persona ungida.

Así, cuando Jacob soñó con la escalera en Bétel, cogió la piedra en la que había reposado la cabeza, la alzó,

Génesis 28.18. ...
y vertió óleo sobre ella.

Otra vez, cuando Moisés declaró formalmente a Arón como sumo sacerdote:

Levítico 8.12.
Derramó
(Moisés)
el óleo de unción sobre la cabeza de Arón y le ungió, consagrándole.

Samuel empleó la ceremonia para indicar el especial carácter espiritual de la dignidad real. De hecho, llegó a aceptarse que nadie era efectivamente rey hasta que hubiese realizado el rito minucioso de la unción, de modo que la frase de «el ungido» era sinónima de «el rey».

A continuación, Samuel convocó consejo en Masfa y arregló las cosas con cuidado para que Saúl fuese elegido por la suerte, posiblemente utilizando los
urim
y
tummim
(v. cap. 2). Saúl, que ya había sido ungido en secreto, fue proclamado rey en público por los gritos de los representantes reunidos en el consejo. Se cree que esto tuvo lugar en el 1028 aC.

Jabes Galad

Una cosa era pedir un monarca, y otra muy diferente agruparse en torno a un individuo elegido como rey. Tomar las armas contra los filisteos era un asunto serio y exigía un general capaz y experimentado. En este aspecto, Saúl no había sido puesto a prueba.

1 Samuel 10.27.
Sin embargo, algunos perversos
[85]
decían: «¿Éste va a salvarnos?» Y despreciándole...

La prueba vino bastante pronto:

1 Samuel 11. 1.
Pasó cosa de un mes, y subió Najas, amonita, y sitió a Jabes Galad...

Jabes Galad, a unos nueve kilómetros al oriente de la parte central del Jordán, estaba sometida, como toda la Transjordania, a periódicas incursiones amonitas procedentes del este. El mayor peligro se produjo en la época de Jefté; pero la gran derrota amonita sólo mitigó el peligro. No lo hizo desaparecer.

Jabes Galad, que no esperaba ayuda de un Israel que vivía tranquilo a la sombra del poder filisteo, estaba dispuesta a rendirse, pero los términos de Najas eran brutales y sádicos: insistía en que los habitantes de la ciudad se sometieran al castigo de que les arrancaran el ojo derecho. El pueblo de Jabes Galad pidió un espacio de siete días de gracia antes de someterse y, desesperados, enviaron a buscar una ayuda que, sin embargo, no esperaban.

1 Samuel 11.4.
Vinieron mensajeros a Gueba, de Saúl, y contaron... esto...

Sin embargo, Saúl estuvo a la altura de la ocasión llamando a las armas y formando un ejército.

1 Samuel 11.7.
... el pueblo... se puso en marcha como un sólo hombre.

1 Samuel 11.8.
Saúl los revisó en Bezec...

Bezec está en las montañas de Manasés, a ocho kilómetros al norte de Tebes, donde murió Abimelec (v. cap. 7). Se encuentra al oeste de Jabes Galad, al otro lado del Jordán.

De las tropas que se reunieron en aquella ocasión, se da un número que representa una tradición posterior y que es demasiado alto: 300.000 hombres de Israel y 30.000 de Judá; supone, también, un anacronismo, pues supone un reino dividido, algo que sucedería un siglo más adelante. En realidad, Saúl quizá no fuera capaz de reunir más que hombres de las tribus de Raquel, logrando un número de tropas mucho menor, pero suficiente para cumplir la tarea. Cruzó el Jordán y derrotó a los amonitas. Jabes Galad estaba salvada.

El entusiasmo de Israel por Saúl fue verdaderamente grande. Se había encontrado un general que condujera a Israel contra los filisteos. En medio de una frenética celebración, Saúl fue coronado rey por segunda vez en Gálgata.

(Por supuesto, la doble coronación de Saúl puede representar la fusión imperfecta de dos tradiciones. La primera constituiría una tradición sacerdotal y antimonárquica en la que el gran juez de Israel, Samuel, unge y corona a un joven tímido y desconocido. La segunda sería una tradición benjaminita en la que un héroe tribal, Saúl, realiza una gran hazaña bélica y es aclamado rey de manera triunfal sin que Samuel tenga nada que ver. La historia de Samuel puede representar una fusión semejante de dos tradiciones; una, en la que es el juez militar que gobierna todo Israel, y otra, en la que es un vidente oscuro sin otra cosa que una reputación local.)

Obsérvese que Saúl estableció su capital en Benjamín, en Gueba: la ciudad del «ultraje». La Biblia encuentra ocasión más tarde para describir la gratitud del pueblo de Jabes Galad hacia Saúl. Efectivamente, los jabesitas permanecieron leales cuando Saúl y su casa se sumieron en la derrota.

Pero el espíritu de lealtad entre dos regiones, tanto en la desgracia como en la prosperidad, siempre ofrece una nota romántica en la historia, aunque sólo sea porque tal desinterés es difícil de encontrar a escala regional. Por ejemplo, en la historia griega tenemos la amistad de Platea y Atenas, amistad en que Platea perseveró hasta la muerte.

Quizá fuera la famosa y romántica relación entre Gueba de Saúl y Jabes Galad lo que inspiró al autor del posible relato novelesco de las consecuencias del ultraje de Gueba. En esa narración, se describe a Jabes Galad como la única ciudad israelita que se negó a luchar contra Gueba, y fue por eso destruida.

Jonatán

Con las tribus de Raquel al mando de un héroe de guerra era inevitable que se intensificase el conflicto con los filisteos; en este momento, aparece de pronto Jonatán, hijo de Saúl:

1 Samuel 13.1.
[86]
Había ya Saúl reinado un año, y reinado que hubo dos años sobre Israel

1 Samuel 13.2.
... eligió para sí tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con él... y mil con Jonatán...

Cuando Saúl se presentó en el relato buscando las asnas de su padre, se le describió como un joven, pero podía ser padre de un niño pequeño. Sin embargo, suponer que dos años después de su unción sea el padre de un hombre adulto capaz de llevar a hombres a la guerra, resulta difícil. El problema surge en el 1 Samuel 13.1, que en realidad no es traducción del hebreo, sino sólo un intento de aclarar el sentido del texto original. Traducida literalmente, la frase hebrea que indica el versículo dice: «Saúl tenía un año cuando empezó a reinar».

Al parecer, se ha perdido algo, y la Revised Standard Version, dice: «Era Saúl de ... años cuando comenzó a reinar; y reinó ... y dos años sobre Israel». En nota a pie de página explica que las frases incompletas se deben a que se ha perdido parte del texto.

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