Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (36 page)

Read Guía de la Biblia. Antiguo Testamento Online

Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
4.76Mb size Format: txt, pdf, ePub

Es posible que el 1 Samuel 13.1 sea efectivamente un versículo cronológico a guisa de resumen que, por ejemplo, dijera: «Era Saúl de veinticinco años cuando empezó a reinar; y reinó veintidós años sobre Israel». Probablemente no reinara tanto tiempo, pero la casa de Saúl, es decir, él mismo y uno de sus hijos, reinó durante todos esos años.

En ese caso, no es necesario suponer que la presentación de Jonatán se produjera dos años después del comienzo del reinado de Saúl. Pudo ocurrir en cualquier momento; tal vez hacia el final. Por tanto, Jonatán podía ser un niño en la época en que su padre se convirtió en rey, y un guerrero joven durante los acontecimientos que se relatan en este capítulo y en el siguiente.

En cuanto a lo que ocurrió en el intervalo posterior a la victoria de Jabes Galad, que elevó a Saúl al trono, es fácil suponer que se produjo un lento fortalecimiento del reino de Saúl. Evidentemente, Saúl empezó por el principio:

1 Samuel 13.19.
No había en toda la tierra de Israel herrero alguno, pues los filisteos se habían dicho: «que no puedan los hebreos forjar espadas ni lanzas».

Los israelitas, mal armados, podían emboscarse para luego hacer incursiones rápidas; pero si Saúl los conducía a una batalla campal, debían estar bien armados. Sin duda, conseguir armas llevó tiempo; hubo que capturarlas, comprarlas o, tal vez, elaborar la habilidad necesaria para fabricarlas. Ese intervalo de lento fortalecimiento sin hechos notables queda sin mencionar en la Biblia.

Mijmas

Jonatán lanzó un ataque:

1 Samuel 13.3.
Jonatán batió a la guarnición de filisteos que había en Gueba...

1 Samuel 13.5.
Reuniéronse los filisteos para combatir contra Israel ... Vinieron a acampar en Mijmas...

La avanzada filistea de Gueba puede referirse en realidad a la ciudad de Gabaón, mucho más grande e importante, a ocho kilómetros al oeste de la capital de Saúl, Gueba. Gabaón es la ciudad que engañó a Josué en la época de la conquista (v. cap. 6).

Al reaccionar a esta provocación, los filisteos avanzaron inmediatamente sobre Gueba y llegaron a Mijmas, a tres kilómetros y medio al noreste de Gueba. (Aún existe tal ciudad, que los árabes llaman Mujmas.) La población israelita se dispersó y ocultó ante el avance de los filisteos, y Saúl contuvo a su pequeño ejército, negándose a dar batalla. Sin embargo, Jonatán dirigió otra incursión contra los filisteos, conduciendo a sus hombres por las montañas para atacar el campamento filisteo desde una posición inesperada. Los filisteos, al creer que se trataba de un ataque global de Israel, confundieron al pequeño grupo de atacantes con la fuerza principal del enemigo y huyeron en un momento de pánico.

Jonatán había actuado sin recibir instrucciones, y hasta es probable que contra las órdenes recibidas. En consecuencia, Saúl se enfadó y, sin duda celoso ante la gran aclamación con que se recibió a su hijo, ordenó la ejecución de Jonatán. La Biblia presenta una explicación ceremonial para tal orden. Sin embargo, el ejército se negó a permitir la ejecución, y a partir de entonces debió de existir cierta frialdad entre padre e hijo. (Hasta los tiempos modernos, no ha sido infrecuente la rivalidad e incluso el odio entre el rey y su heredero.)

La derrota filistea en Mijmas fue importante. Los filisteos se replegaron temporalmente a sus fortalezas costeras y del sur, y Saúl tuvo más espacio para maniobrar.

Agag

Con el respiro de la amenaza filistea, Saúl pudo volverse hacia el sur para asegurar la frontera del desierto y establecer las bases para una posible maniobra contra el flanco del enemigo sobre la costa filistea. El objetivo elegido fueron los amalequitas, con quienes los israelitas mantenían una enemistad tradicional que se remontaba a la época de Moisés.

1 Samuel 15.7.
Saúl batió a Amalec...

1 Samuel 15.8.
Apresó vivo a Agag, rey de Amalec...

Agag, soberano de una insignificante tribu amalequita, no podía ser famoso ni especialmente poderoso, y no se le habría tornado en cuenta de no ser por una observación expresada en una de las bendiciones de Balam (v. cap. 4). Al hablar del futuro de Israel, dice Balam:

Números 24.7.
...yérguese sobre Agag, su rey; exaltárase su reino.

Como si Agag fuese el símbolo por el que se midiera la magnitud del poder.

Muchos estudiosos convienen en que la mención de Agag en este versículo es un error del copista. Originalmente, el nombre pudo ser Og. Lo que tendría sentido, porque la historia de Balam se sitúa en una época en que Og de Basán había sido el monarca más poderoso con que los israelitas se habían enfrentado hasta entonces (v. cap. 4). Afirmar que el futuro rey de Israel sería más grande que Og, habría sido algo apropiado a la ocasión; y no es difícil imaginar la modificación por accidente de Og en Agag.

Los profetas

Sin embargo, cuando Saúl aseguraba y fortalecía su reino, se produjeron fricciones internas. El monarca y el hacedor de reyes, Saúl y Samuel, se enfrentaron.

Desde el principio, Samuel había tenido las manos en el timón del estado, porque en el momento mismo de la unción de Saúl, nos enteramos por primera vez de que existían legiones de profetas. Cuando Saúl volvió a casa, después de su encuentro con Samuel:

1 Samuel 10.10.
...encontráronse con un tropel de profetas...

Estos profetas eran grupos de hombres consagrados a devociones místicas. Tocaban instrumentos, cantaban, bailaban, entraban en estados frenéticos y caían en trance al suelo. Se parecían más bien a ciertas órdenes de derviches islámicos de tiempos posteriores, y si los hubieran descrito como «derviches» en vez de como «profetas», todo estaría más claro.

Se creía que en sus trances y éxtasis estos profetas o derviches estaban poseídos por la divinidad, que tenían acceso a un conocimiento sobrenatural, que podían pronunciar oráculos, etc. La palabra «profeta» viene de términos griegos que significan «pronosticar»; es decir, manifestar e interpretar la voluntad de Dios tal como se revela al profeta durante su trance o éxtasis.

En tiempo de Saúl, los grupos de profetas no eran en absoluto edificantes. En realidad representaban los vestigios del paganismo. Como dirigente espiritual de la época, Samuel trató de orientar sus energías hacia el camino del yahvismo, pero es difícil saber cuánto éxito pudo tener.

Sin embargo, los profetas constituían un instrumento excelente. Poseían la capacidad de emocionar e influenciar al pueblo y tendían a ser firmemente nacionalistas, estando siempre dispuestos a servir de espina dorsal a la resistencia contra la opresión extranjera. Como su jefe, Samuel pudo ordenarles que fueran al encuentro de Saúl. La contribución práctica de Samuel a la consolidación del reino de Saúl, fue el apoyo a los grupos de profetas:

1 Samuel 10.26.
...Saúl se fue a su casa, a Gueba, acompañado de una tropa de hombres robustos, cuyos corazones había tocado Dios.

Sin duda, Samuel mantuvo su influencia sobre Saúl a través de las tropas de profetas, y después de su victoria en Jabes Galad, Saúl debió de sentirse cada vez más molesto ante la interferencia de los profetas en su política, pues en varias ocasiones trató de imponer su independencia.

El problema se presentó cuando la batalla contra los amalequitas. Al levantar al pueblo contra esa tribu, Samuel exigió la completa exterminación de los amalequitas; algo parecido a la idea de «muerte al infiel». Más humano, o más práctico, Saúl apresó vivo a Agag, salvando a los rebaños y demás bienes de una destrucción inútil. Samuel montó en cólera, ejecutó a Agag con sus propias manos y le dijo a Saúl:

1 Samuel 15.23.
... Pues que tú has rechazado el mandato de Yahvé, él te rechaza también a ti como rey.

Belén

Al pasarse a la oposición, Samuel necesitaba poner a alguien en contra de Saúl, y se dirigió a la tribu de Judá:

1 Samuel 16.4.
... Samuel... llegó a Belén...

Antes de la época de Saúl, la Biblia ignora casi por completo a la tribu de Judá; de tal modo, que existen sólidas sospechas de que hasta esa época no se considerase a Judá como parte de Israel.

Anteriormente, en el libro de los Jueces, Caleb y Otoniel aparecen como conquistadores de la parte sur de Canán, donde después se asentaría la tribu de Judá. Sin embargo, no son israelitas, sino miembros de clanes edomitas. Esta tribu no se menciona ni en el Cántico de Débora, ni durante las hazañas guerreras de Gedeón y Jefté.

En relación con las aventuras de Sansón, el papel de Judá carece completamente de gloria. Judá está sometida a los filisteos y no hace nada para sacudirse el yugo. En cambio, para evitarse problemas, los hombres de Judá entregan a Sansón a los filisteos.

Se alude a Judá en relación con la batalla de Jabes Galad, diciéndose que suministró el diez por ciento de las fuerzas del ejército. Sin embargo, esto pudo ser un añadido posterior y carente de veracidad histórica, con la intención de presentar a Judá como partícipe del renacimiento de la nación.

No obstante, al luchar contra los amalequitas, que habitaban en el desierto al sur de Judá, Saúl debió pasar por su territorio. Es posible, pues, que una de las consecuencias de la derrota filistea en Mijmas fuese la rebelión de partes de Judá contra los filisteos y el establecimiento de una alianza con Saúl.

Y, sin embargo, la lealtad de Judá hacia Saúl debió de ser relativamente débil. Para los hombres de Judá, Saúl debía ser un extranjero, y por tanto un judaico sería para Samuel un instrumento más conveniente que un miembro de las tribus del norte, que cada vez eran más leales a su esforzado, aunque no muy brillante, rey.

Además, a lo largo de su historia, Judá había sido más yahvista que el resto de Israel. Las populosas ciudades cananeas habían estado en el centro y en el norte de Canán y allí fue donde la influencia religiosa de los cananeos debilitó con mayor éxito los ritos del yahvismo, más simples y originarios del desierto. La concepción yahvista de Samuel podía tener más influencia sobre Judá, que siempre había estado más cerca del desierto.

Es interesante comparar a Judá con Macedonia. En la antigua Grecia, Macedonia era una zona fronteriza, griega en lengua y cultura, pero bastante más primitiva; los griegos la consideraban semibárbara. En la época en que los griegos libraban su guerra nacional contra Persia, Macedonia permaneció bajo dominación persa; pero llegó el día en que Macedonia derrotó a Persia de manera más completa que Grecia, gobernando brevemente sobre todo el país.

Del mismo modo, Judá era una zona fronteriza de Israel, israelita en lengua y cultura, pero bastante más primitiva, y los israelitas la consideraban, con toda probabilidad, semicananea. En la época en que los israelitas libraban su guerra nacional contra el gran enemigo filisteo, Judá permaneció bajo dominación filistea, pero llegó el día en que Judá derrotó a los filisteos de manera más completa que Israel, gobernando brevemente sobre todo el país.

David

En Belén, Samuel visitó a Isaí, nieto de Booz y de Rut (v. cap. 8), hombre rico y próspero. Un miembro apropiado de su familia podía exigir amplio apoyo por todo Judá. Isaí tenía ocho hijos, y Samuel se quedó muy impresionado con el pequeño, David:

1 Samuel 16.12.
... Era rubio, de... muy bella presencia...

1 Samuel 16.13.
Samuel, tomando el cuerno de óleo le ungió a la vista de sus hermanos...

Una vez más, Samuel había escogido a un joven de bella presencia para convertirlo en rey.

Entretanto, al enterarse de que Samuel y los profetas se habían vuelto contra él, y sospechando que animaban una rebelión, Saúl, de manera bastante comprensible, se volvió malhumorado y receloso. Los cortesanos sugirieron una terapia musical, y uno de ellos (resulta muy tentador pensar que estaba a sueldo de Samuel) indicó que podía traerse a la corte a un tal David, a quien alabó como arpista consumado.

1 Samuel 16.21.
Llegado a casa de Saúl, David se presentó a él. Tomóle cariño Saúl, haciéndole su escudero.

1 Samuel 16.23.
Y cuando el espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomaba el arpa, la tañía con su mano y Saúl sentía alivio y bienestar...

Con David en la corte, ganándose la confianza de Saúl y haciendo su aprendizaje en la guerra bajo sus órdenes, el plan de Samuel marchaba a la perfección.

Goliat

Ahora viene un segundo relato de la presentación de David en la corte de Saúl; esta historia entra en contradicción con la primera. Se incluyen ambas, sin tratar de forzar su consistencia, como si los autores bíblicos dijeran: «por otro lado, algunos dicen lo siguiente ... »

La segunda historia empieza con una confrontación entre filisteos e israelitas:

1 Samuel 17.1.
Los filisteos, juntando sus tropas para hacer la guerra... en Soco...

Soco es una ciudad de Judá, a unos veinte kilómetros al oeste de Belén. Es correcto pensar que la batalla de Saúl contra los amalequitas fue posible por su alianza con una Judá que se rebelaba contra los filisteos; y también es lógico deducir que los filisteos pugnaran por someter a Judá por la fuerza, y que las tropas de Saúl se enviaran al sur para ayudar a su nuevo aliado.

En Soco los ejércitos se encontraron en un punto muerto; cada uno de ellos esperó algún momento o condición favorable para atacar y, durante la espera, un hombre de Gat desafió a cualquier miembro del ejército israelita a combate singular, sugiriendo que la victoria de todo el ejército recayese en el vencedor del duelo. Se le describe como un gigante:

1 Samuel . 17.4.
...Goliat, de Gat, que tenía de talla seis codos y un palmo.

Si aceptamos que el codo tiene, aproximadamente, 43,18 centímetros y el palmo 22,86 centímetros, tendría una altura superior a los 2,82 metros. (Por cierto, la naturaleza teatral de esta historia impresionó tanto a generaciones posteriores, que el término «Goliat» se utiliza para cualquier cosa de tamaño monstruoso.)

Isaí tenía a sus tres hijos mayores sirviendo en el ejército y envió al menor, David, con avituallamiento para sus hermanos. El hijo menor oyó el desafío, y se indignó de que nadie lo aceptara. David se ofreció a luchar desarmado contra Goliat, enfrentándose a él sólo con una honda. Con una piedra, lanzada rápidamente, y con puntería certera, mató al gigante y los filisteos huyeron.

Other books

The Throwaway Children by Diney Costeloe
The Book Keeper by Amelia Grace
Evans to Betsy by Rhys Bowen