Authors: Leandro Palencia
Una representación más acorde a lo que Hollywood ha pensado de los travestís se encuentra en
El beso de la mujer araña
(Héctor Babenco, 1985), basada en la novela del escritor gay Manuel Puig, quien también escribió guiones como El lugar sin límites (Arturo Ripstein, 1978), sin acreditar, y considerada una de las mejores cintas mexicanas sobre la carga homosexual latente en todo machismo. Por El beso de la mujer araña William Hurt (Molina) fue el primero en recibir un Oscar al mejor actor por interpretar a un travestí, uno que se cortaría el pene si tuviera valor. Se trata de un hombre encarcelado por supuestos abusos a menores que para pasar el tiempo recrea las películas hollywoodianas que vio. Un espectador que con sus interpretaciones pervierte las categorías de género del sentido hegemónico (¿al igual que hacen todos los espectadores homosexuales?). Mientras, Molina se relaciona con un escritor preso político, quien, al igual que la mayoría de los militantes de izquierdas, es homófobo. Molina es un personaje masoquista, con una gran fijación por la madre y desea una relación con un hombre que no sea gay para adoptar con él un rol femenino. Molina es un ser excéntrico y grotesco. Fue un gran éxito de taquilla. En Desayuno en Plutón (2005) Neil Jordan da una visión parecida a El beso de la mujer araña. Ambientada en la Irlanda y la Inglaterra de los años sesenta y setenta el travestí Patrick Braden (Cillian Murphy), quien prefiere llamarse a sí mismo Kitten, está obsesinado por el glamour de Hollywood y es torturado y vejado en prisión al ser confundido con un terrorista.
21 de noviembre de 1962 en Nueva York (EE. UU.)
Es considerada la productora más importante en la historia del cine
queer
por sus películas independientes, arriesgadas y exitosas sobre la vida homosexual contemporánea estadounidense. No tratan sobre el hecho de que sus protagonistas sean homosexuales, sino de que algo más les pasa en sus vidas además de su condición sexual. Le molesta y se ofende si se refieren a ella como "Queen of Queer Cinema". Tampoco se considera un altavoz de la comunidad homosexual. De hecho, le parece una estupidez todo el debate sobre la necesidad de las imágenes positivas. Vachon ha declarado que nunca se planteó ni nunca lo hará producir una película exclusivamente sobre las bases de su contenido queer o para apelar a un público queer.
En su labor como productora ha apostado por nombres nuevos, especialmente directores, como Todd Haynes, con quien ha colaborado en toda su filmografía. Como no se considera una figura pública raramente comenta su vida privada. Se sabe que vive en Nueva York y que su pareja es la artista visual Marlene McCarty (1957), a quien conoció en 1992 y con la que adoptó una niña en 2000. Vachon confesó que se desarmarizó «cuando decidí que realmente quería pasar el resto de mi vida con esta mujer». Y añadió que «Ser lesbiana tiene menos que ver con quien te acuestas que con la negociación de lo cotidiano. Como reservar una habitación de hotel para dos mujeres, encontrarse con los padres de alguien...». McCarty ha diseñado varios títulos de crédito de las películas producidas por su pareja.
Desde la infancia desarrolló una pasión por el cine que sus padres le ayudaron a desarrollar animándola a que viera películas de arte y ensayo. En la Universidad estudió semiótica como una aproximación al fenómeno cinematográfico, también lo hizo en París con Julia Kristeva y Christian Metz (su madre es francesa). Tras la graduación, a principios de los ochenta, tomó una serie de trabajos con la esperanza de aprender paso a paso cómo dedicarse a la producción. En 1986 consigue ser asistente y extra en
Miradas en la despedida
(Bill Sherwood), donde aprende que si los cineastas se implican en todo el proceso creativo pueden tener una mayor influencia sobre los resultados y plasmar temas que nadie antes había tocado o usar formas experimentales o antinarrativas. Con Haynes y otro amigo funda Apparatus Films (1987), con la que producen siete cortometrajes en cinco años sobre grupos marginales como afroamericanos, mujeres y gays. Las dos obras que le dan notoriedad son dos largometrajes altamente estilizados hechos con su segunda compañía de cine Vachon Productions (1990), creada junto a Tom Kalin. La primera de esas cintas es Poison (Haynes) y la segunda Swoon (Kalin). Ambas de 1991, provocaron la controversia y ganaron numerosos premios.
Ya con su nueva compañía, Killer Films (1995), Vachon comienza a producir con continuidad, realizando películas aclamadas y de culto que generalmente incluyen temas
queer. Yo disparé a Andy Warhol
(Mary Harron, 1996) sobre Valerie Solanas, la lesbiana ultraradical que creía en la superioridad de las mujeres, fundadora de SCUM (Society for Cutting Up Men) y que intentó asesinar en los años sesenta al célebre artista. Happiness (Todd Solondz, 1998) sobre la pedofilia. Boys Don't Cry (Kimberly Peirce, 1999), Hed-wig and the Angry Inch (John Cameron Mitchell, 2001) sobre el travestismo y la transexualidad., Party Monster (Fenton Bailey, Randy Barbato y Teodoro Maniaci, 2003), Una casa en el fin del mundo (Michael Mayer, 2004) sobre los gays y la homofobia o Infamous (Douglas McGrath, 2006) un biopic sobre Truman Capote. Vachon dijo que lo que la gente espera de su productora son películas «originales, provocativas y valientes» y que se siente orgullosa de situarse en los márgenes de Hollywood.
Ha publicado dos guías donde relata su experiencia como productora de películas de bajo presupuesto, señalando que su oficio es de los más miserable para vivir exclusivamente de él, son "Shooting to Hill: How an Independent Producer Blasts Through the Barriers to Make Movies That Matter" (1998) y "A Killer Life: How an Independent Film Producer Survives Deals and Disasters in Hollywood and Beyonduna" (2006).
Rodolfo Alfonzo Raffaelo Pierre Filibert Guglielmi di Valentina d'Antonguolla
6 de mayo de 1895 en Castellaneta, Italia — 23 de agosto de 1926 en Nueva York (EE.UU.)
La más popular de las estrellas del cine mudo, el primer
sex symbol
masculino. Lo significativo del fenómeno Valentino no es tanto que fuera «gay por inclinación natural y bisexual sino por conveniencia financiera», como afirma su biógrafo David Bret en "Valentino: A Dream of Desire" (2007). Parece que Valentino era asiduo del cabaré "Torch", igualmente frecuentado por los homosexuales de Hollywood. Que mantuvo relaciones amorosas con el periodista francés André Daveen y con el actor Ramón Novarro. Que su verdadero amor fue el cámara Paul Ivano. Y que su mayor frustración fue no lograr conquistar al tanguista Garlos Gardel. Lo significativo del fenómeno Valentino es que por primera vez se introducía la imagen de un hombre que se comportaba como una mujer para ofrecerse como objeto de deseo. Alguien que no sólo mira —con pasión y melancolía-, sino que también se deja mirar, mezclando virilidad y sensibilidad. Una imagen sexuamente agresiva que al final se redimía por amor.
Valentino fue la primera estrella
queer
de Hollywood consagrándose con la primera producción de un millón de dólares, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Rex Ingram, 1921). Desde entonces hasta su muerte en 1926, por una peritonitis producida tras una operación de apéndice inflamado, su filmografía alterará los tradicionales patrones masculinos. Si antes los hombres se identificaban y proyectaban con los héroes de acción tipo Douglas Fairbanks —basados en el atlético presidente Theodore Roosevelt, promulgador de la superioridad de la raza blanca y de los anglosajones— en los años veinte aquellos héroes son relegados por los de la pasión y el erotismo. Héroes capaces de renunciar por amor al estatus social y profesional, más similares y del gusto de un público femenino. Los rasgos de Valentino, de origen italiano, le convierten en el primer
latin lover,
mito del amante ideal y del erotismo desinhibido que, según Román Gubern, surge de la creencia de los anglosajones en la hipérbole potencia sexual de las razas socialmente inferiores, como es la latina para ellos. En las películas de Valentino, por primera vez según Miriam Hansen, se construye un discurso explícito de la belleza masculina: el placer voyeurista del público —sea este hombre o mujer— descansa en la contemplación de un hombre como objeto erótico. La estrella Valentino se postula en nombre del deseo femenino, asistiéndose a la progresiva feminización de su personaje.
Tanto dentro como fuera de la pantalla, Valentino se viste con disfraces y ropa exótica o afeminada y se adorna con abalorios masoquistas —su famoso brazalete de esclavo sin el cual jamás aparecerá en público-, dispuesto a exhibir su cuerpo en películas como
El Caíd
(George Melford, 1921), que provocaba el desmayo de las mujeres. Imagen amanerada que es alimentada y reforzada por los rumores sobre su vida privada, sospechándose de su impotencia o de su homosexualidad al no haberse consumado sus dos matrimonios con sendas lesbianas. Alla Nazimova le sugirió que se casara tanto con la actriz Jean Acker (1919) como con la diseñadora artística y de vestuario Natasha Rambova (1922), ambas supuestas amantes de Nazimova.
En el caso de Rambova sólo es una especulación, aunque luego Rambova se convirtió en una amiga íntima de Mercedes de Acosta, sumergidas en sesiones de espiritismo y de astrología. Acker en su noche de bodas echó al pasillo a Valentino y le cerró la puerta y a la mañana siguiente ella volvió a los brazos de su amada, la actriz Grace Drummond. Su matrimonio sólo duró seis horas. Rambova —matrimonio por el que fue acusado de bigamia, ya que el divorcio anterior no era oficial— acabó por convertirse en su representante y afeminó aún más su presencia en la pantalla.
Con Valentino, el comportamiento masculino en el cine ya no se vincula con los modelos sociales y culturales con que se asociaba a
los
hombres. La prensa de su tiempo —famoso es el malévolo editorial del periódico "Chicago Tribune"— no cesó de acusar a Valentino de causar la merma de la virilidad estadounidense creando jóvenes empolvados y enjoyados como si fueran el espejo de Rudy, «ese marica pintado». Ataques insultantes que según Kenneth Anger le ocasionaron tal amargura que mientras expiraba preguntaba a los médicos «Pero, ¿de verdad tengo pinta de marica?». A su muerte, como en el caso de James Dean, dejó una legión de histéricos e inconsolables seguidores. Varios de ellos (de ambos sexos) se suicidaron.
Muchísimo antes había estado un tiempo en París, donde se implicó en ambientes gays. En 1913 emigró a Nueva York, donde realizó trabajos de lavaplatos, camarero y gigoló y fue multado en varias ocasiones por hurto y chantaje. En 1917 fue a Hollywood donde obtuvo pequeños papeles, la mayoría de exótico bailarín o villano. Su gran oportunidad le llegó en 1921 cuando la guionista June Mathis insistió al director Rex Ingram para que le diera una oportunidad dadas sus habilidades como bailarín de tangos. El resto es leyenda. En 1923 editó un pequeño volumen de poesía, "Day Dreams", que se convirtió en un
best-seller.
El bailarín Rudolf Nureyev —que dio al mundo una imagen glamorosa de la sexualidad gay— le encarnó en Valentino (Ken Russell, 1977).
Gus Van Sant Jr.
24 de julio de 1952 en Louisville (EE.UU.)
Es uno de los pocos cineastas abiertamente gay que trabajan en Hollywood —«Mi vida privada llegó a convertirse en mi vida pública»— y según él no le ha causado ningún problema. También ha rodado fuera del sistema de estudios películas independientes y experimentales. La mayoría de su filmografía incluye temas o personajes gays. Se le considera un inconformista y un disidente dentro del cine gay porque presenta imágenes poco atractivas de la homosexualidad, centradas sobre todo en lo sórdido y el desarraigo. Y porque no utiliza su cine para pronunciamientos políticos. Su temática y estilo son muy disímiles, aun así, algunos consideran que poseen una tendencia semisurrealista. Según declaró, su modelo para aprender a escribir y a construir películas fue
Cowboy de medianoche
(John Schlesinger, 1969) y considera a Pedro Almodóvar el mejor cineasta gay serio. Hasta después de la década de los setenta no se desarmarizó.
Se ha dicho que Van Sant es el perfecto ejemplo de la clásica oveja negra de la clase alta americana, atraído por los sectores marginales de la sociedad como chaperos, prostitutas y drogadictos. Su padrino era gay y su padre comerciante, por lo que se vio obligado a viajar constantemente con su familia. Un reflejo de su itinerancia se encuentra en
Mi Idaho privado
(1991). Desde niño mostró interés por todo tipo de actividades artísticas. A mediados de los años setenta asiste a Rhode Island School of Design siendo compañero de clase de David Byrne y otros miembros del futuro grupo pop "Talking Heads". Primero se orienta a la pintura, luego a la poesía y a la literatura y tras ver películas de Andy Warhol o Jonas Mekas se decide por el cine. Vivió en Los Angeles (trabajando en publicidad) y Nueva York (trabajando en televisión), pero decidió hacer de Portland (Oregón) su centro de operaciones. Convirtiéndose también en parte de la escena musical de la ciudad con su banda "Destroy All Blondes".