Judy Moody Adivina El Futuro (3 page)

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Authors: Megan McDonald

Tags: #Infantil y juvenil

BOOK: Judy Moody Adivina El Futuro
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Judy cerró los ojos.

—Hummm, ba-ba-hummm. Ni-ni-ni-ni-ni. Ommmmm. Siento una presencia.

—¿Un escíncido?

—Oigo… un sonido.

—¿Es un escíncido o qué?

—O qué —dijo Judy. Volvió a cerrar los ojos y se llevó los dedos a la frente—. ¡Sí! Veo un color… Marrón verdoso.

—Todo lo que hay en el jardín es de ese color.

—Veo arrugas. Tiene arrugas.

—Los escíncidos no tienen arrugas —aseguró Stink.

—Pues éste sí.

—¿Tiene arrugas como las hojas secas? Les encantan las hojas secas.

—Arrugas como verrugas. Ahora veo algo relacionado con el agua.

Stink miró a todos lados.

—Está lloviendo. Hay agua por todas partes.

—He dicho algo que ver con el agua —dijo Judy.
Un cubo
.
Un cubo
. Trató de enviar un mensaje PSE a Stink, pero no lo recibía—. ¡Espera! La presencia está diciendo algo. Sí. Me está hablando.
¡Croa-croa! ¡Croa-croa!

—¿Una rana? —preguntó impaciente Stink—. ¿La presencia es una rana?

—Sí. No. Espera. ¡Sí!

—¿Una rana? ¿De verdad? ¿La nuestra? ¿Está llamando Ranita?

—¡SÍ! —exclamó Judy—. Es Ranita. Ranita me está llamando. ¡QUÉ CURIOSO!

—¿Dónde? ¿Dónde está?

—Espera. No. Perdona. Lo tenía, pero lo he perdido.

—¡NO! —gritó Stink—. Vuelve a cerrar los ojos. Siente la presencia o lo que sea.

—Hazlo tú conmigo —dijo Judy, y le agarró la mano—. Di
Iny Miny Tiny Mitiny
.

—Iny Tiny Miny Mitiny.

—¡Sí! ¡Lo veo! Veo un cubo. Y veo algo azul. ¿Un tejado rojo? No. Es una tienda de campaña. Sí. ¡Una tienda azul!

Stink fue corriendo a meterse en la tienda a por el cubo. Lo levantó.

¡Croa-croa!

—¡Ranita Dos! —exclamó Judy.

—¿Ranita Dos?

—Me refiero a que es Ranita otra vez. ¡Y debajo de un miserable cubo viejo!

—¡Ranita! ¡Has vuelto! —exclamó Stink. Tomó al sapo entre las manos. Sonrió con el diente que se le movía—. Te he echado de menos. Has vuelto. Tal como Judy decía.

—Lo he adivinado. Llámame Madame Moody. Madame M, para abreviar.

—¿De verdad que es ella?

—¿Quién va a ser?

—Ranita, no fui yo quien te soltó. Fue Judy. De verdad. No te vuelvas a marchar nunca.

Stink sostenía a Ranita con ambas manos.

—No me importa que me vuelva a hacer miembro del club de la Rana Meona —dijo éste.

—¡Qué asco!

Stink dio un beso a Ranita entre los ojillos diminutos de su cabeza rugosa.

—¿Me devuelves el anillo ya? —preguntó ella.

Madame M, de Moody

Judy y Stink entraron en casa para guarecerse de la lluvia. Tomaron galletas y un buen chocolate caliente con pajita.

—Tienes poderes de verdad —dijo Stink.

—Ya te lo dije —respondió Judy, metiéndose una galleta en la boca.

—Es que creía que era otra broma tuya.

—Pues no —tenía la boca llena.

—Ranita ha vuelto. Y tú lo sabías. Lo adivinaste.

—Ajá.

—Al principio no te creía. Pero luego vi la raya negra.

A Judy por poco se le sale la galleta de la boca.

—¿Qué raya negra?

—La raya negra que tiene Ranita encima del ojo. Otras ranas no la tienen, sólo Ranita. Así es como supe que era ella.

—Déjame verla —dijo Judy.

Stink sacó a Ranita del envase de yogur. La doctora Judy examinó a la rana como si le hiciera un chequeo. Stink tenía razón. Tenía una raya negra igual que Ranita. ¿Sería ella?

Ella, Judy Moody, había adivinado que Ranita iba a volver y… había vuelto.

—Te devuelvo el anillo del humor.

—¿Eh?

—El anillo del humor. Tenías razón. Debe llevarlo alguien con poderes súper especiales. Toma, es tuyo.

Stink tiró del anillo, pero se le había quedado encajado.

—¡No puedo sacármelo! ¡Ay! ¡El dedo! ¡Se me ha puesto verde!

—Lo tienes bien, Stink.

—Pero tú dijiste que el dedo se me pondría verde y se me caería. ¡Mira! ¡Ya está verde! Deprisa. Antes de que se me caiga el dedo.

—Vamos a lavarlo con jabón —dijo Judy.

Llevó a Stink al fregadero y le enjabonó el dedo. Retorció el anillo, le dio vueltas y tiró de él con todas sus fuerzas.
¡POP!

—Al fin mío —dijo Judy, Madame M, de Moody.

* * *

Judy Moody se levantó temprano el lunes por la mañana. El examen de Mates no iba a ser tan terrible como se esperaba.

No se puso los pantalones a rayas de tigre para ir al colegio ni la camiseta de HE COMIDO TIBURÓN. Buscó la ropa de cuando estaba de mejor humor: pantalones a rayas púrpuras; suéter de lana que no picaba, verde con una estrella; calcetines de la heladería Mimí y, por supuesto, el anillo del humor.

¡Azul claro! Azul claro era lo más cercano a púrpura, significaba
contenta
,
alegre
. Se alegraba de tener otra vez el anillo. Estaba contenta con todo el mundo.

—¡Pur-fecto! —le dijo a Mouse, que se le frotó contra la pierna.

En el autobús contó chistes porque estaba de buen humor.

—¿Por qué comen tantos copos de cereales los de Tercero? —preguntó Judy a su amigo Rocky.

—No lo sé. ¿Porque se han derretido los copos de nieve?

—¡No! ¡Para conseguir el anillo del humor! —y soltó una carcajada.

Siguió contando chistes hasta llegar al colegio. Stink se tapó los oídos. Rocky se puso a barajar sus cartas mágicas.

—No te ríes de mis chistes —se quejó Judy.

—Es que estoy preocupado por el examen de Mates del señor Todd —dijo Rocky—. ¡Es de fracciones!

Lo normal era que Judy también hubiera estado preocupada. Pero ese día no. El anillo del humor se le había puesto azul verdoso, que significaba
tranquila
,
calmada
.

* * *

—Atención, todos —dijo el señor Todd—. Esta semana voy a haceros unos exámenes. Hoy el de Matemáticas, el de Lengua mañana. Pero no os olvidéis de que la semana que viene tenemos una visita especial. Vendrá dentro de una semana, el lunes. ¡Una escritora en persona! También es artista. Ha escrito e ilustrado un libro sobre las ceras de colores.

—¿Un libro para niños? —preguntó Rocky.

—Creo que os va a interesar. Se pueden aprender muchas cosas de las ceras —el señor Todd sonrió. ¿Desde cuándo se ponía tan contento por unas ceras?

En Lengua, el señor Todd leyó
El caso de la momia de los ojos rojos
. Judy lo resolvió antes que nadie. Cuando le tocó inventar un relato de misterio en el cuaderno, Judy escribió
El misterio de la desaparición del anillo del humor
, en el que ella, Judy Moody, resolvía el caso.

Judy se pasó la mañana levantando la mano del anillo del humor, aunque no supiera las respuestas.

Hasta el señor Todd se fijó en el anillo.

—¿Qué llevas ahí? —preguntó.

—Un anillo del humor. Adivina cosas. Como de qué humor estás.

—Muy bonito —dijo el señor Todd—. Esperemos que estéis todos de buen humor para el examen. A ver, todos, apartad los libros, por favor.

Judy se inclinó hacia delante para preguntar a su amigo Frank Pearl si se había estudiado las fracciones.

—Sí —dijo Frank—. Pero voy a estar un medio de contento y un medio de alegre cuando termine.

Judy miró de reojo a Jessica Finch. Se la veía
tranquila
,
calmada
. Seguro que había desayunado fracciones: ¡un cuarto de zumo de naranja, media tostada y tres cuartos de mermelada de fresa!

Judy hizo el examen con calma. No mordió la goma de borrar de su lápiz Gruñón, ni puso mala cara al examen de Mates. Estaba tan
tranquila
y
calmada
que se inventó un problema con palabras.

«Un arco iris tiene siete colores»

Firmado: Rana Vav

Problema

Un arco iris tiene siete colores. Si Judy tiene un anillo del humor violeta, Rocky tiene uno azul, Frank uno rojo y Stink uno verde, ¿cuántos arco iris tienen entre todos?

(¡La respuesta debe ser una fracción!)

Pista: Hay cuatro anillos del humor o cuatro de los siete colores del arco iris.

Respuesta: (4/7)

* * *

Todo el mundo rodeó a Judy en el recreo.

—¿De dónde has sacado ese anillo del humor?

—¡Déjame ponérmelo!

Era la ocasión de deslumbrar e impresionar a sus amigos.

—¿Quién quiere ser el primero?

—¡Yo, yo, yo, yo! —todos empujaban, daban codazos y lo pedían.

—Esperad —les cortó Judy—. Antes de que se lo ponga nadie, voy a adivinar una cosa.

Judy miró la cartulina que venía con el anillo del humor. Ámbar significaba
nervioso
,
tenso
. Rocky estaba nervioso por el examen de Mates.

—Madame M adivina que el anillo se va a poner ámbar con Rocky —sentenció Judy.

Rocky se puso el anillo: negro.

—¡Madame M ha fallado! —dijo Rocky.

—¡Esperad! El anillo del humor no engaña.

Todos rodearon a Rocky para mirar. El anillo se fue poniendo ámbar ¡como había dicho Judy!

—¿Cómo lo sabías? —preguntó Rocky.

—Madame M lo sabe todo. Con Frank se va a poner azul claro. Tengo esa sensación.

—¿Azul significa triste? —preguntó Frank—. Porque estoy triste.

—No, es el azul oscuro el que significa
triste
,
desgraciado
. ¡Venga, ponte el anillo!

Frank la obedeció.

Judy cruzó los dedos y dijo para sus adentros: «Azul claro, azul claro, azul claro».

Al poco rato el anillo se puso de color azul claro.

—¡Igual-igual! —exclamó Judy—. El azul claro significa
contento
,
alegre
. El mismo color que se me ha puesto a mí.

—¡Oooooh! ¡A Frank le ha salido el mismo color que a Judy! ¡Frank Pearl y Judy Moody están enamorados! —bromearon todos.

—Frank se va a casar. ¡Con Judy! ¡Y ya tiene el anillo!

Frank se puso colorado como un tomate. Prácticamente le tiró el anillo a Jessica Finch.

—Espero que a mí se me ponga rosa —dijo ésta.

—No hay rosa —respondió Judy—. Pero sí VERDE —alzó la voz mirando al anillo.

Pero sonó el timbre del final del recreo antes de que Jessica pudiera ponérselo.

* * *

En Ciencias, el señor Todd les habló del clima y el aumento de la temperatura del mundo, Judy sacó punta al lápiz, tiró un papel a la basura y pasó una nota a Frank con la mano del anillo.

¡Judy no vio que le subiera la temperatura al señor Todd!

—Ojalá tuviera yo un anillo del humor —susurró Jessica Finch.

—Tienes que comer un montón de cereales —le contestó Judy, pero en voz más alta.

—¿Algún problema, Judy?

—No —dijo ella, sentada sobre las manos.

En cuanto el señor Todd se volvió hacia la pizarra, Judy se puso a jugar con el anillo para poner celosa a Jessica. Le dio vueltas y lo hizo girar hasta que se le escapó. Dio en la mesa del señor Todd y fue a parar a sus pies.

El profesor se agachó a recogerlo.

—Judy —dijo—, me temo que voy a quedarme el anillo hasta que acaben las clases hoy.

Judy se puso roja rojísima. Ni siquiera Madame M había adivinado que el anillo del humor pudiera causarle problemas.

El señor Todd se puso el anillo en la punta del dedo índice y abrió el cajón de la mesa. Según lo guardaba a Judy le pareció distinguir un color.

¿Sería verdad? No. Espera. A lo mejor… ¡Sí! ¡SÍ! Judy estaba segura segurísima. El señor Todd se habría quedado con el anillo, pero ella, Judy Moody, había visto el color rojo. Rojo como chile picante.

¡CURIOSO al cuadrado!

La Escritora Durmiente

Esa tarde, Judy quedó con Frank en la biblioteca para preparar el examen de Lengua.

—¡Eh! El señor Todd te ha devuelto el anillo del humor —dijo Frank cuando llegó Judy.

—¡Sí! —respondió Judy, levantando la mano para contemplarlo.

No volvería a quitarse el anillo del humor jamás de los jamases hasta que no se pusiera púrpura del todo. Salvo en el colegio, por supuesto. Mientras estuviera en clase, lo tendría bien escondido en su caja superespecial donde guardaba los dientes de leche.

—Hablando del señor Todd, ¿has visto las palabras que entran en el examen? —preguntó Frank—. Son D-I-F-Í-C-I-L-E-S.

Judy miró la lista.

—¡«Madreselva»! ¿Qué es eso?

—Ni idea —dijo Frank.

Fue a por un diccionario grande y volvió con él a cuestas como si pesara una barbaridad. Lo abrieron sobre la mesa.

—«Madreselva» —leyó Judy en voz alta—. «Planta trepadora que se enrosca a los árboles».

—«También llamada enredadera de Virginia» —continuó Frank.

—¡Qué curioso!

—Sí.

—Estoy cansada de estudiar.

—¿Ya? ¡Si sólo hemos estudiado una palabra!

—Vamos a ver libros.

Frank siguió a Judy a lo largo de una hilera de estanterías.

—¿Qué libros son éstos? Está todo oscuro y lleno de polvo.

—Espero que no haya por aquí enredaderas de Virginia —dijo Judy con voz fantasmal.

Frank encontró un libro con unas horripilantes fotos de huesos y otros órganos del cuerpo.


¡Las partes del cuerpo!
—exclamó.

Judy fue a buscar a la bibliotecaria.

—¿Cuál traes? —preguntó Frank cuando ella volvió.


¡Adivina todo!
Trata de gente que ha adivinado el futuro. Lynn, la bibliotecaria molona, la de los pendientes del tenedor y el pastel, me ha ayudado a encontrarlo.

—¡Eh! Es un libro de caricaturas. Me encantan. ¿Por qué dibujan gente con la cabeza tan grande?

—A lo mejor es para que les quepan las ideas sobre el futuro. Mira, ¿lo ves? —Judy señaló el libro—. Estas personas adivinaron terremotos, incendios y nacimientos.

—Nadie puede adivinar el futuro, ¿o sí?

—¡Caro que sí! Lo pone aquí. Los libros no engañan.

—Déjame ver.

—¿Lo ves? Jeane Dixon, famosa adivina americana. Era una señora de Washington DC que estaba mirando unos huevos una mañana y adivinó que iban a asesinar al presidente Kennedy. Y también predijo un terremoto en Alaska.

—Aquí pone que adivinó que los marcianos vendrían a la Tierra y se llevarían a los chicos mayores —dijo Frank—. Ojalá se llevaran a mi hermana mayor.

—Ojalá Stink fuese mayor.

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