Desde la cabina de control del auto planeta Rayo, el general Francisco Cervera contempló con ojos desorbitados de horror la catástrofe que él mismo había ayudado a desencadenar. Lo estuvo mirando (durante largo rato, hasta que se apagó el último resplandor del colosal incendio bajo la densa e impenetrable nube de humo que lo cubría todo como un manto piadoso. Luego se volvió hacia el profesor Stefansson y murmuró:
—Espero no volver a presenciar nunca más una catástrofe como ésta.
—Así lo espero yo también, general. Richard Balmer se volvió para anunciar:
—Ahí vienen los destructores que lanzaron los torpedos. Los aviadores comunican que la aviación asiática se ha retirado.
—Bien —suspiró el general Cervera—. Regresamos a España. Me angustia ver lo horroroso del desastre que hemos desencadenado.
L
a destrucción de Jakutsk tuvo efectos decisivos en la marcha de la contienda. Dos horas después, 1as emisoras de radio de los aliados daban al mundo la noticia de la muerte de Tarjas-Kan junto con su estado asiático, cuyo mando había dejado de impartir órdenes.
Durante algunos días más los ejércitos de Tarjas-Kan siguieron luchando, aunque sin fe ni convicción. Surgieron entre los generales y almirantes del Aire personajes ambiciosos que pretendían sustituir a Tarjas-Kan. El Ejército y las Fuerzas Aéreas Imperiales se fraccionaron en banderías que luchaban con furia entre sí.
Mientras tanto, aprovechando la disensión del Imperio Asiático, las divisiones acorazadas de la Federación Ibérica avanzaban arrolladoramente a través de toda Eurasia. En América, la horda amarilla expulsada de los territorios conquistados, pasó desordenadamente el estrecho de Bering sufriendo una estrepitosa derrota.
Un mes y ocho días después de la destrucción de Jakutsk, el desmembrado Imperio Asiático solicitaba un armisticio.
El peligro amarillo quedaba conjurado.
FIN.
PASCUAL ENGUÍDANOS USACH (George H. White);(1923-2006). Nacido y vecino de Liria, Pascual Enguídanos Usach, funcionario jubilado de Obras Públicas y escritor, es considerado en la actualidad el decano de los autores españoles de ciencia ficción, representando a la primera generación de postguerra y quizá el de mayor éxito entre los autores de novela popular en su época. Si bien se encuadró inicialmente en lo que se ha dado en llamar Escuela Valenciana de Ciencia Ficción desde los años 60 se le comenzó a considerar en medios literarios del género como uno de los escritores españoles de mayor alcance. Comenzó su andadura como escritor en las colecciones de Editorial Valenciana
Comandos
,
Policía Montada
o
Western
, mientras que luego en la Editorial Bruguera colaboraría en
Oeste
,
Servicio Secreto
y
La Conquista del Espacio
. Bajo el pseudónimo de
«Van S. Smith»
o de
«George H. White»
, publicó nada menos que noventa y cinco novelas dedicadas al género. Su reputación en la ciencia-ficción española de los años cincuenta procede de un estilo ágil y del universo que propuso, pues cincuenta y cuatro de sus obras se inscriben en la llamada
Saga de los Aznar
, una auténtica novela-río adaptada al tebeo en dos ocasiones y que recibió en Bruselas el galardón a la mejor serie europea de ficción científica o, si usamos el anglicismo, ciencia-ficción. La
Saga
fue reescrita y ampliada en los años 70 y ha sido objeto de atención y reedición, y es actualmente reivindicada por aficionados y autores que continúan su obra.
Enguídanos propuso al editor de Valenciana una nueva colección dedicada a la ficción científica y para la cual había comenzado a escribir algunas obras. Este fue el inicio de la histórica
Luchadores del Espacio
, joya de la ciencia-ficción española, publicada en la década de los 50 por la Editorial Valenciana y donde la serie de Enguídanos, La
Saga de los Aznar
, con treinta y dos novelas que aparecieron entre 1953 y 1958, constituiría el cuerpo central de la colección. La obra, que recordaba a veces la estética de Flash Gordon y la literatura del Coronel Ignotus, fue reconocida como la mejor serie de ciencia-ficción publicada en Europa, (Convención Europea de Ciencia Ficción, Bruselas, 1978). El autor sería también homenajeado en el XXI Congreso Nacional de Fantasía y Ciencia-Ficción (Hispacón-2003), y durante la ceremonia de entrega de los premios Ignotus, le fue concedido a Pascual Enguídanos el premio Gabriel por la labor de toda una vida.