Entonces, algo me sucedió: «Espere un minuto», dije, «los códigos del pasado tienen que coincidir exactamente con los códigos del 21/22 de diciembre de 2012. ¡Tienen que hacerlo! Si las estrellas y planetas durante la desaparición de la Atlántida tuvieron cierta posición, esto apunta a una similitud con ese acontecimiento; esa era su manera de describirlo».
Gino, de inmediato estuvo de acuerdo con mis hallazgos y se dispuso a trabajar los dos días siguientes. Pero se fue de vacaciones por más de una semana y la tarea quedó inconclusa. Me llamó a su regreso: «Tengo noticias alarmantes, Patrick, las posiciones de Orión y Aldebarán coinciden de manera precisa con ambas informaciones. Yo lo había calculado manualmente y ocurre tres veces en doce mil años. La otra fecha es 3114 a.C. Eso podría ser correcto porque varios pueblos, entre ellos los mayas, comienzan su era desde este punto».
¡Allí estaba! Me sentía como si estuviera dando saltos mortales. Con esta prueba quedaba irrefutablemente demostrado que la fecha de la destrucción del mundo en el año 2012 provenía de los atlantes. Más aún, los egipcios tenían que conocer esta fecha también. Pero esto era para más adelante. Nadie podía negarlo: la fecha de la destrucción de la Atlántida era ciento por ciento correcta. Esto hizo del trabajo de Slosman algo incontestable de un solo golpe. El mundo egiptólogo entero podrá hacer lo que le plazca, ¡pero la Atlántida era un hecho! Y con él, también la desaparición futura de nuestro mundo. El hecho de que yo hubiese resuelto esto tan rápidamente me dejó sin habla. Algunos meses después, Gino me dijo que sus cálculos no eran una prueba real, pero para entonces ya habíamos descifrado los verdaderos códigos de la destrucción, contenidos en las venerables escrituras egipcias. Con esto teníamos la prueba definitiva de la exactitud de nuestra teoría. Media hora más tarde me encontraba observando, junto a Gino, el cielo del año 2012.
«Observe con cuidado», me dijo Gino. «Programé el horizonte sobre El Cairo; puede ver a Venus elevándose justo sobre las pirámides, seguido de otras constelaciones y de Orión».
Me dejó sin aliento. «¡Oh!, —exclamó Gino sorprendido— aquí hay algo que se me escapó antes».
Miré con atención el programa de la computadora y le pregunté: «¿A qué se refiere?».
«Venus pasa por los signos de la Serpiente y Escorpio; la serpiente es un importante símbolo mitológico tanto para los mayas como para los egipcios, pero el escorpión también era temido».
«Posiblemente recibieron sus nombres por los acontecimientos de la Atlántida, o por los que vendrán en el año 2012», repliqué.
«Es posible. De ese modo, tanto la Serpiente como Escorpio pudieron haberle dado un simbólico mordisco mortal a Venus, ¡y eso puede llegar a explicar muchas cosas!»
Yo temblaba de emoción, pero también de miedo. Mi suposición parecía ser verdad, por lo tanto, la Tierra entonces iba a ser golpeada por un gigantesco cataclismo; los códigos lo demostraban con suficiente claridad. ¡Rayos, entonces era cierto, después de todo! Entusiasmado con esta serie de descubrimientos, me fui a casa. Esa noche no pude dormir; pensaba en eso una y otra vez. El cataclismo anterior había sucedido en la era de Leo (10960 a 8800 a.C).
La Esfinge, acerca de la cual tanto se habla actualmente, no sólo tuvo un significado astrológico o mitológico, sino también uno práctico. Fue construida por los sobrevivientes de la Atlántida para advertirnos de lo que había ocurrido. Pero eso es sólo una parte de la historia. Esta Esfinge, junto con los otros códigos de las pirámides, tienen que brindarnos un indicio de la fecha del próximo cataclismo; y de esto trata toda la «religión» egipcia. Es un gigantesco monumento arqueoastronómico que nos dice exactamente lo que sucedió y lo que volverá a suceder. ¡No podrían haberlo hecho más grande! Aun así, lo hemos ignorado durante mucho tiempo. Ahora que ya casi es demasiado tarde, los códigos empiezan a irradiar sus signos de advertencia. Si el mundo no va a recibir la información, la humanidad será nuevamente reducida por miles de años a un estado primitivo. Esta era mi tarea: pulsar el botón de alarma. No tenía sentido seguir esperando. Entonces, decidí comenzar un libro de inmediato para que se publiquen las primeras conclusiones. Nadie podrá culparme alguna vez de no haber hecho nada. Sólo espero que este mensaje ominoso sea comprendido a tiempo. No pueden iniciarse los preparativos necesarios con un año de anticipación, pues no habrá el tiempo o el poder suficiente para que se logre el éxito en la operación de rescate más grande de todos los tiempos.
Figura 4
. Los leones en dirección opuesta son un símbolo de que el Este se convirtió en Oeste y viceversa.
Al día siguiente de haber imaginado que la Tierra temblaba y que miles de millones de personas morían en una gigantesca marejada demoledora, empecé a escribir mi mensaje de advertencia.
Cuando el Sol pasó el décimo sexto grado del signo de Leo en el año 9792 a.C, el infierno se desató. Una luz abrasadora proveniente de aquel alcanzó la Tierra y el cielo pareció desmoronarse, pero de hecho, la Tierra se inclinó. El símbolo de los dos leones es una ilustración de nuestra evidencia.
La interpretación correcta del símbolo de los dos leones es la siguiente: al sufrir la corteza terrestre un desplazamiento, los continentes ya no se encontraron en su posición original. Pero hay más todavía: cuando el Sol volvió a salir en el horizonte, este era un nuevo horizonte porque la Tierra se había dado vuelta. Los egipcios simbolizaron esto, agregando una cruz de asa, que es el símbolo de la vida eterna en Egipto. El Sol iría a quedarse en ese horizonte hasta el día del próximo cataclismo, después del cual puede empezar un nuevo ciclo de destrucción y resurgimiento. El profesor Frank C. Hibben describe la magnitud de la destrucción provocada por el último cataclismo, en la obra
The Lost Americans [Los americanos perdidos]
:
Parecería que en medio de un cataclismo catastrófico hace doce mil años, todo el mundo viviente de animales y plantas de Alaska se congeló de repente, en plena actividad, originando así un tétrico acertijo […]. Los grandes animales que le habían dado el nombre al período se extinguieron y su muerte marcó el fin de una era.
Pero ¿cómo murieron? ¿Qué fue lo que causó la extinción de cuarenta millones de animales? Este misterio constituye una de las más antiguas historias de detectives en el mundo. Un buen relato detectivesco incluye seres humanos y muerte, condiciones que se hallan al final del pleistoceno. En este caso particular, la muerte tuvo tan colosales proporciones que daba vértigo contemplar sus rastros […].
De los fosos de estiércol del valle del Yukón hemos obtenido el cuadro de una rápida extinción. Las pruebas de violencia allí son tan obvias como las de los campos del horror en Alemania. Esas pilas de cuerpos de animales o personas no ocurren simplemente porque haya intervenido un medio natural común[…].
A través del estiércol de Alaska también hay evidencia de que hubo alteraciones atmosféricas de una violencia sin par. Los mamuts y bisontes, por igual, fueron destrozados y retorcidos como por una mano cósmica en un arranque de furia divina… Los animales fueron desgarrados y desparramados por todo el paisaje como si se tratase de hebras de paja e hilo, aunque algunos de ellos pesaban varias toneladas. Mezclados con las pilas de huesos se encuentran los árboles, también retorcidos, destrozados y apilados en grupos confusos; y todo esto cubierto por un fino estiércol cernido que, al congelarse, quedó en estado sólido.
Esto sucedió la última vez. Ahora nos encontramos frente al próximo cataclismo. ¿Será en la parte final de la Era de Piscis, la cual finaliza en 2016, o en la Era de Acuario? Estamos buscando la respuesta a esta pregunta, urgentemente. El momento del próximo cataclismo ha sido descripto en el zodíaco de Dendera. Descifrar el código es un proceso difícil, pero estamos logrando algún progreso. De hecho, por el libro de Slosman, sabemos que la posición de las estrellas durante el cataclismo anterior tiene que concordar con su posición en el año de la próxima hecatombe. Es fácil, ¿no es cierto? Sinceramente, espero que en verdad sea así de fácil. Pero además del zodíaco simbólico hay algunos otros códigos y glifos que complican sumamente el caso. Esperamos recibir alguna ayuda de otro libro de Slosman,
Les Divines Combinaisons (Las combinaciones divinas)
. En él, trata de descifrar los códigos. Pero esta obra apareció sólo en una edición limitada y fue objeto de burla de los egiptólogos oficiales. La suegra de Gino está haciendo todo lo posible para conseguir un ejemplar; hemos depositado toda nuestra esperanza en ella, aunque aún no hemos tenido suerte.
Un terrible secreto del pasado
Al comparar la información de las venerables escrituras con los datos de otros libros que he leído, muchas cosas se aclaran. Surge que una luz incandescente alcanzó la Tierra. Según los mayas, se produciría un cambio en los polos magnéticos del Sol en el año 2012. Entonces, desde el interior del Sol, se liberarán enormes fuerzas electromagnéticas con un poder desconocido. Llamaradas gigantes desde el Sol enviarán una descomunal onda de partículas a la Tierra. Este fenómeno se ha observado recientemente y se ha confirmado en dos soles. Durante varias horas exhibieron una actividad explosiva, después de la cual regresaron a su estado normal. Los astrónomos se preguntaban si este sería un acontecimiento único o si podría ocurrir más a menudo. ¡Pueden estar seguros de que volverá a ocurrir! Nuestro Sol también muestra este tipo de patrón.
Las partículas que son expulsadas harán que la atmósfera de la Tierra «entre en llamas» con un efecto verdaderamente destructivo en las Bandas de Van Allen [Ver N. de la T]
[3]
. Debido al continuo flujo de electromagnetismo, el campo magnético de la Tierra se sobrecargará, billones de partículas llegarán a los polos y se generarán desconocidas fuerzas eléctricas, en resumen, una pesadilla para todos. Cuando los polos se llenen de auroras de las partículas que caen, lo inevitable sucederá: el campo interior electromagnético de la Tierra se sobrecargará y estallará, siendo esto un megacortocircuito con efectos superletales. Toda la atmósfera del planeta sin una protección magnética, será bombardeada por partículas que caen. El campo magnético de la Tierra funciona para protegernos, dirigiendo partículas electromagnéticas a los polos, pero esto se tornará imposible. Las partículas van a penetrar en la Tierra desde todas partes, generando una intensa radiación, tanto en luminosidad como en radioactividad. El cielo completo podría describirse como si ardiera con toda intensidad, o como dicen las sagradas escrituras: «la luz de las luces se encuentra alrededor del mundo, ahora». Y ese es el preludio del cataclismo. El núcleo de hierro de la Tierra es magnético; debido al desplazamiento del núcleo magnético, la Tierra comenzará a moverse hacia el otro lado. En consecuencia, la corteza terrestre exterior se desgajará, en otras palabras, quedará «flotando», suelta, ya no estará aferrada a su «patrón». Si usted se encuentra en el planeta en ese momento, este se inclinará unos miles de kilómetros en un par de horas. Al mirar al cielo parecerá que este «se viene abajo», como lo describen las antiguas escrituras. Se producirán sismos gigantescos. Las láminas terrestres se moverán, las montañas se elevarán allí donde no había nada, partes de la tierra se abrirán y colapsarán, las montañas van a desmoronarse, la tierra se hundirá en el océano y los volcanes entrarán en erupción en muchos lugares. En resumen, la peor de las pesadillas no podría ser tan terrible para describir la destrucción de este mundo. Para saber cuan dramáticos fueron los acontecimientos hace 12 000 años, puede leer
The Path of the Pole
. Allí, Hapgood escribe:
Un número considerable de antiguas playas que ahora se hallan en grandes elevaciones sobre el nivel del mar —y a veces, tierra adentro, lejos de las actuales costas—, evidencian cambios verticales prácticamente drásticos en las posiciones de las masas de la Tierra. Así, el geólogo P. Negris dijo haber encontrado evidencias de playas en tres montañas de Grecia, a saber, Monte Hymeto, Monte Parnaso y Monte Geraneia, a 1400, 1500 y 1700 pies, respectivamente, sobre el nivel del mar; también encontró una playa en el Monte Délos, a 500 pies.
Sobre la costa de la Baja California pueden hallarse rastros de costas «labradas» por las olas, ahora en perfecto estado de preservación, y en algunos casos, a unos mil quinientos pies sobre el nivel del mar. Estos rasgos son testimonios de las más grandes perturbaciones, producidas por los terremotos que visitaron la región en épocas recientes.
Sería posible multiplicar interminablemente la evidencia de las playas elevadas que se hallan en todas partes del mundo, y muchas de ellas pueden implicar cambios en las elevaciones del fondo del mar, como lo sugiere Umbgrove.
Una de las características más sobresalientes de la superficie terrestre es el gran valle producido por la falla en África. El ya fallecido Dr. Hans Cloos señaló que los elevados acantilados de una de las márgenes de este valle, alguna vez fueron el borde del propio continente africano, no sólo el comienzo de la plataforma continental sino el mismísimo borde de la masa del continente. En algún vasto movimiento, ese costado del continente fue tremendamente elevado y el fondo del mar también subió con él cerca de una milla, de modo que pasó a convertirse en tierra seca. Esto es tan interesante que yo cito a Cloos, extensamente, en
Conversation with the Earth [Conversación con la Tierra]
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