Read Las puertas templarias Online
Authors: Javier Sierra
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Del latín, «cabeza».
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Mediodía.
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Del latín, «maestro cantero».
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No debe confundirse a este Juan de Jerusalén con el rey francés del mismo nombre, que en 1210 se proclamó soberano de Tierra Santa hasta 1225. Cuando el futuro rey nace en 1148, el Juan al que se refiere este relato está ya muerto. La precisión es importante, pues casi todos los textos históricos que se refieren a Juan de Jerusalén lo harán al monarca y no al templario que nos ocupa.
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Llegados plenamente al año/ mil que sigue al año mil,/ El hombre conocerá el espíritu/ de todas las cosas,/ La piedra o el agua, el cuerpo/ del animal o la mirada del otro;/ Habrá penetrado los secretos/ que los dioses antiguos poseían/ Y empujará una puerta tras/ otra en el laberinto de la vida/ nueva.
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Según esta leyenda, recogida por el historiador francés Michel Lamy en su libro
La otra historia de los templarios
(Martínez Roca, 1999), esas torres se encontrarían distribuidas en los actuales territorios de Irak, Níger, Siberia, Siria, Sudán, Turkestán y los Urales.
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Por si todavía hay algún lector desprevenido que cree que Louis Charpentier es un mero recurso literario, quizá sea ya el momento de proporcionar su bibliografía completa tal como ha sido traducida al castellano:
El misterio de Compostela
(Plaza & Janes, 1973),
El misterio de la catedral de Chartres
(Plaza & Janes, 1976),
Los gigantes y el misterio de los orígenes
(Plaza & Janes, 1976) y
Los
misterios templarios
(Ediciones Apostrofe, 1995). Aunque traducidos tardíamente, sus obras —y sus claves— llevan ya años a disposición del lector. Dicho queda.
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En efecto, este misterio arquitectónico es rigurosamente histórico. Si se sitúan sobre un mapa de la Borgoña las abadías de Autun. Châlon-sur-Saône, Beaune, Arnay-le-Duc, Saulieu, Quarré les-Tombes y Vézelay, obtendremos una figura muy similar al Gran Carro. Cierto es que su similitud es más tosca que la obtenida con las catedrales de Virgo, pero todo hace pensar —como dice François Bremen— que se trató de «ensayos» previos al gran Plan de Virgo. En el caso de Vézelay. por cierto, esta basílica se correspondía con la estrella más periférica del brazo del carro, es decir, con la estrella Eta de la constelación, también conocida como Benetnasch («plañidera»).
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No es éste un detalle superfluo. Los antiguos tenían especial cuidado en orientar sus templos hacia los cuatro puntos cardinales, porque de esta manera creían que los situaban en el centro del universo visible, conviniéndolos en una suerte de punto geodésico que marca el lugar donde convergen cielo y tierra.
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En Chartres, desde tiempos de Carlomagno, se veneraba una curiosa reliquia: la
sancta camisia
o túnica de la Santísima Virgen. Un rectángulo de tela que fue traído desde Bizancio, y que Carlos el Calvo entregó a la iglesia del burgo en el 876.
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Del latín, «luz».
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Se trata de un libro de origen incierto —probablemente egipcio— que en siglos posteriores será traducido con el nombre de
Picatrix
. Un error renacentista le otorgó ese título, que en realidad parte de la errónea traducción del nombre del autor del tratado, cierto sabio árabe cuya identidad real es la dada por Gluk en estas líneas.
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Así llamaban en tierras celtas a la Fuerza subterránea que creen atraviesa toda la Tierra, formando una red energética poderosa. La representaban como una serpiente (la
woivre
) a la que representaban como líneas en zigzag o serpientes enroscadas a columnas, en sus templos y tumbas.
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Del celta, «roble».
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Deben consultarse las obras de Robert Bauval
El misterio de Orión
(con Adrián Gilbert. Emecé, 1995) y
Guardián del Génesis
(con Graham Hancock. Planeta/Seix Barral, 1997).
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Del latín, «está entre nosotros».
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La pregunta de Gabriel desvela uno de los enigmas más ásperos del Antiguo Testamento. Me refiero, claro está, al pasaje del Génesis (32, 24-32) en el que Jacob se enfrenta durante toda una noche con un ángel. Tras forcejear sin descanso, al llegar el alba el ser divino le pidió al patriarca que le dejara marcharse. Éste consintió sólo si era bendecido por el extraño y le revelaba su identidad. El ángel accedió a lo primero, pero no a lo segundo, y le dijo: «No te llamarás en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres y has vencido». Como digo, se trata de uno de los episodios más misteriosos de la Biblia.
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Rey Zoser de la III Dinastía.
[35]
Del latín, «Arca de la Alianza».
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Todos estos prodigios son relatados con mayor o menor detalle en el Midrash, comentarios seculares que los judíos recogieron sobre el Antiguo Testamento y que hoy son un valiosísimo complemento para comprender ciertos aspectos historícos de las escrituras.
[37]
Del latín «puerta del cielo».
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Éxodo
24, 17-18.
[39]
Éxodo
25, 10.
[40]
Éxodo
25, 17
[41]
Éxodo
25, 23.
[42]
Éxodo
25, 31.
[43]
La medalla original, en efecto, se encuentra en el Gabinete de las Medallas de la Biblioteca Nacional de París, etiquetada con el número 3 del grupo de «medallas talismánicas» de la colección. Es de bronce rojo con aleación de cobre y cinc, y partículas de antimonio y plata.
[44]
Otro miembro de la familia Médici, por cierto.
[45]
Más información sobre este combate milenario en otra obra de Javier Sierra,
La dama azul,
pp. 265-270.
[46]
Del latín, «llave».
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Uno de los grandes enigmas que rodean a la orden templaria es, precisamente, el de su culto a una extraña cabeza a la que llamaban Baphomet. Su existencia se descubrió tardíamente, durante el proceso abierto contra los caballeros en el siglo XIV. El verdadero significado de la palabra Baphomet está codificado en la propia estructura del sustantivo, mediante el uso de un ingenioso sistema hebreo llamado Atbash. El método es sencillo: todas las letras del alfabeto hebreo se colocan en dos líneas paralelas, de manera que cuando haya que codificar una palabra se sustituirán las letras que la forman por sus equivalentes en la línea opuesta. Descifrarlo será muy sencillo recurriendo a las líneas paralelas de nuevo. Pues bien, si trasladamos la palabra Baphomet a letras hebreas y la descodificamos con el código Atbash, obtendremos el vocablo griego Sophia. Esto es, sabiduría. Este sistema se empleó mucho para cifrar los célebres rollos del mar Muerto y otros documentos de naturaleza gnóstica, que también viene de un término que significa sabiduría, «gnosis».
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Del latín, «libro de profecías».
[49]
Nueve de la mañana.
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Hoy, Estella (Navarra).
[51]
Génesis
6, 1-3.
Javier Sierra Albert (Teruel, 11 de agosto de 1971) es un periodista, escritor e investigador, que estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Colabora en la revista
Más allá de la Ciencia
y participa en varios programas de TV y radio. Durante los últimos años ha concentrado parte de sus esfuerzos en viajar e investigar supuestos enigmas del pasado que, según él, aún no están suficientemente aclarados. Sus novelas tienen como propósito común de resolver misterios históricos, basándose en documentación y la investigación de campo, centrándose en misterios de la Historia que, según él, "llevan siglos aguardando a ser desvelados". Javier Sierra es el primer escritor español que ha entrado en el
Top Ten
de la lista de los más vendidos de Estados Unidos, elaborada por The New York Times. Lo consiguió en marzo de 2006 con su obra
The Secret Supper
,
La Cena Secreta
, alcanzando el número 6. Esta novela se ha editado en 42 países y lleva vendidos más de tres millones de ejemplares, colocando al escritor como el segundo escritor español contemporáneo más traducido, tras Carlos Ruiz Zafón (45) y por delante de Juan Gómez-Jurado (41). Varias productoras estadounidenses se han mostrado interesadas en llevar la novela al cine.
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es consejero editorial de la revista
Más allá de la Ciencia
y participa en diversos espacios radiofónicos y televisivos (presenta la sección "El hombre de los libros" en Milenio3). Durante los últimos años, ha concentrado buena parte de sus esfuerzos en viajar e investigar los enigmas del pasado y misterios históricos supuestamente nunca aclarados por los estudiosos más ortodoxos.
Desde hace años, Sierra trabaja acompañado de expertos nacionales e internacionales como Graham Hancock y Robert Bauval con el propósito de estudiar la existencia de una supuesta
edad de oro
de la Humanidad, fechada en nuestro pasado más remoto, que debió extinguirse unos 10.500 años antes de nuestra era y que fue el origen de todas las civilizaciones que conocemos.
Desde muy temprano se sintió fascinado por el mundo de la comunicación. A los doce años conducía su propio programa radiofónico en Radio Heraldo, a los dieciséis colaboraba regularmente en prensa escrita, con dieciocho fue uno de los fundadores de la revista
Año Cero
, y con veintisiete accedió a la dirección de la veterana publicación mensual
Más allá de la Ciencia
.
En 2008, Sierra presentó el programa de Antena 3
El Arca Secreta
. Sin embargo, el programa duró poco tiempo, debido a los bajos índices de audiencia.
En la actualidad, Javier Sierra es colaborador del programa de Cuatro TV
Cuarto Milenio
, presentado por Íker Jiménez. Sierra presenta la sección del programa
Obras Malditas
, donde relata la historia de los libros censurados a lo largo de la historia.
En 1993 Javier Sierra trabajó como redactor del programa de Telecinco
Otra Dimensión
, dirigido por Félix Gracia. En dicho programa apareció el "cirujano psíquico" Stephen Turoff, que afirmaba operar sin bisturí, sin anestesia, sin dolor y sin dejar cicatriz, extirpando partes del cuerpo y curando diversas enfermedades. Stephen Turoff simuló curar a dos niños con parálisis cerebral, entre otros enfermos.
En el año 1995, Javier Sierra defendió, tanto en artículos de la revista
Año Cero
como en su libro "Roswell: secreto de Estado", la autenticidad del caso Roswell frente a la filmación de una aparente autopsia a uno de sus tripulantes rescatado en el lugar donde supuestamente se estrelló un ovni OVNI en Roswell (Nuevo México, Estados Unidos) en el año 1947. Poco más tarde se comprobó que esa filmación no era auténtica, sino una falsificación de muy poca calidad. Incluso uno de sus autores reconoció su autoría en la falsificación y el montaje. Por aquellas fechas, la propia Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) trató de explicar el caso Roswell como el accidente de un globo sonda de alto secreto perteneciente al "Proyecto Mogul". Sierra defendió en su libro que la divulgación de la filmación de la autopsia por un lado, y el informe de la USAF por otro, buscaron desacreditar el caso Roswell y ocultar su naturaleza extraterrestre. Insinuó así la existencia de un complot aún no probado hasta la fecha.