Moby Dick (22 page)

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Authors: Herman Melville

BOOK: Moby Dick
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Mi objetivo aquí es sencillamente proyectar el borrador de una sistematización de la cetología. Yo soy el arquitecto, no el constructor.

Pero es una tarea pesada: no hay ningún normal clasificador de cartas en la oficina de correos que esté a su altura. Bajar a tientas al fondo del mar detrás de ellas; meter la mano entre los inefables fundamentos, las costillas y la mismísima pelvis del mundo, es cosa terrible. ¿Quién soy yo para que intente echar un gancho a la nariz de este leviatán? Los temibles sarcasmos en el libro de Job me podrían horrorizar muy bien. «¿Hará contigo (el leviatán) un pacto? ¡Mira, vana es la esperanza de alcanzarlo!» Pero he nadado a través de bibliotecas y he navegado a través de océanos; he tenido que habérmelas con ballenas, con estas manos visibles; actúo en serio, y lo voy a probar. Hay algunos preliminares que arreglar.

Primero: el carácter incierto e inestable de esta ciencia de la cetología queda atestiguado en su mismo vestíbulo por el hecho de que en diversos círculos todavía sigue siendo cuestión pendiente si la ballena es un pez. En su Sistema de la Naturaleza, 1776, Linneo declara: «De este modo, separo a las ballenas de los peces». Pero, que yo sepa, me consta que hasta el año 1850, los tiburones y los sábalos, las sabogas y los arenques, contra el expreso edicto de Linneo, se han hallado compartiendo la posesión de los mismos mares con el leviatán.

Los motivos por los cuales Linneo desearía desterrar de las aguas a las ballenas se declaran como sigue: «A causa de su corazón caliente y bilobular, sus pulmones, sus párpados móviles, sus oídos huecos, penem intrantem feminam mammis lactantem —y, finalmente—, ex lege naturae jure meritoque».

Expuse todo esto a mis amigos Simeon Macey y Charley Coffin, de Nantucket, ambos compañeros míos de rancho en cierto viaje, y estuvieron concordes en la opinión de que las razones presentadas eran completamente insuficientes. Charley, desvergonzadamente, sugirió que eran tonterías.

Sépase que, eludiendo toda discusión, adopto el punto de vista, pasado de moda, de que la ballena es un pez, e invoco a mi favor al santo Jonás. Decidido este aspecto fundamental, el siguiente punto es en qué sentido interno difiere la ballena de los demás peces. Más arriba, Linneo os ha presentado esos artículos. Pero, en resumen, son éstos: pulmones y sangre caliente, mientras que todos los demás peces carecen de pulmones y tienen sangre fría.

A continuación: ¿cómo definiremos a la ballena por sus signos externos evidentes, de modo que la etiquetemos de modo conspicuo para todo lo sucesivo? Para ser breves, entonces, una ballena es un pez que lanza chorros y tiene cola horizontal. Ya la tenéis. Aun tan sucinta, esa definición es resultado de una extensa meditación. Una morsa lanza chorros de modo muy parecido a una ballena, pero la morsa no es un pez, porque es un anfibio. Pero el segundo término de la definición es aún más eficaz al acoplarse con el primero. Casi todo el mundo debe haber advertido que los peces conocidos de la gente de tierra no tienen la cola plana, sino vertical, o de arriba abajo. En cambio, entre los peces que lanzan chorros, la cola, aunque puede tener una forma semejante, invariablemente asume posición horizontal.

Con la susodicha definición de lo que es una ballena, no excluyo en modo alguno de la fraternidad leviatánica a ninguna criatura marina hasta ahora identificada con la ballena por los más informados de Nantucket; ni, por otra parte, la vinculo con ningún pez hasta ahora considerado por las autoridades como ajeno a ella'. Por tanto, todos los peces menores que echan chorro y tienen la cola horizontal, deben ser incluidos en esta planta básica de la cetología. Y entonces, ahora vienen las grandiosas divisiones de la entera hueste ballenaria.

Primero: según el tamaño, divido a las ballenas en tres LIBROS básicos (subdivisibles en CAPÍTULOS), y éstos comprenderán, a todas, grandes o pequeñas.

I. LA BALLENA INFOLIO; II. LA BALLENA EN OCTAVO; III. LA BALLENA EN DOZAVO.

En cuanto al tipo del INFOLIO, I, presento el Cachalote,— del EN OCTAVO, el Orco; del EN DOZAVO, la Marsopa.

INFOLIOS. Entre éstas, incluyo los siguientes capítulos: I. El Cachalote; II. La Ballena franca, o de Groenlandia; III. El Ballenóptero; IV. El Rorcual; V La Ballena de panza de Azufre.

LIBRO I (Infolio). CAPITULO I (Cachalote). Esta ballena, conocida vagamente desde antiguo entre los ingleses como la Ballena rumpa, o Ballena Physeter, o Ballena de Cabeza de Yunque, es el actual cachalote de los franceses, Pottfich de los alemanes y Macrocephalus de los Palabras-Largas. Es, sin duda, el mayor habitante del globo, el ballenáto más temible de encontrar; el más majestuoso en aspecto, y finalmente, con mucho, el más valioso para el comercio, siendo él la única criatura de que se obtiene esa valiosa sustancia que es el espermaceti. Sobre sus peculiaridades nos extenderemos en otros muchos lugares. Ahora me ocupo principalmente de su nombre inglés, sperm-whale: filológicamente conssiderado, es absurdo. Hace unos siglos, cuando la sperm-whale era casi desconocida en su auténtica personalidad, y cuando su aceite se obtenía sólo accidentalmente de los ejemplares embarrancados, en esos días parece que el espermaceti se creería vulgarmente derivado de un animal coincidente con el entonces conocido en Inglaterra como Ballena de Groenlandia, o Ballena propiamente dicha. Se tenía también la idea de que ese espermaceti era el esperma fecundante de la Ballena de Groenlandia, según indican las primeras sílabas de la palabra. En estos tiempos, además, el espermaceti era enormemente escaso, no usándose para el alumbrado, sino sólo como unción y como medicamento. Sólo se obtenía de los farmacéuticos, como hoy día se compra una onza de ruibarbo. Cuando, con el transcurso del tiempo, según supongo, llegó a conocerse la verdadera naturaleza del espermaceti, los vendedores conservaron su nombre original, sin duda para realzar su valor con un término tan llamativamente expresivo de su escasez.

Y así finalmente debió llegarse a dar esa apelación de sperm-whale a la ballena de que se obtenía realmente el espermaceti.

LIBRO I (Infolio). CAPITULO II (Ballena de Groenlandia o Ballena franca). En un aspecto es el más venerable de los leviatanes: en ser el primero que los hombres persiguieron sistemáticamente. Produce el artículo comúnmente conocido como «ballenas», y el aceite conocido especialmente por «aceite de ballena», un artículo inferior en el comercio. Entre los pescadores, se le designa indistintamente con los siguientes títulos: la Ballena; la Ballena de Groenlandia; la Ballena Negra; la Ballena Grande; la Verdadera Ballena; la Ballena franca. Hay mucha oscuridad en cuanto a la identidad de esta especie tan múltiplemente bautizada. ¿Cuál es entonces la ballena que incluyo en la segunda especie de mis infolios? Es el gran Mysticetus de los naturalistas ingleses; la ballena de Groenlandia de los balleneros ingleses; la baleine ordinairede los balleneros franceses; la Growlandswalde los suecos. Es la ballena que desde hace más de dos siglos ha sido cazada por los holandeses e ingleses en los mares árticos; es la ballena que los pescadores han perseguido tanto en el océano índico, en los bancos del Brasil, en la costa del Noroeste, y en otras diversas partes del mundo que reciben por ella el nombre de Pesquerías de la Ballena.

Algunos han querido ver una diferencia entre la Ballena de Groenlandia de los ingleses y la «ballena» de los americanos. Pero concuerdan exactamente en todos sus rasgos principales, y hasta ahora no se ha señalado un solo hecho determinado en que basar tan radical distinción. Las subdivisiones interminables basadas en diferencias sin significado es lo que hace tan repelentemente intrincados ciertos departamentos de la historia natural. La ballena franca será tratada en otro lugar con cierta extensión, con intención de distinguirla del cachalote.

LIBRO I (Infolio). CAPíTUL0 III (El Ballenóptero). Dentro de este apartado sitúo a un monstruo que, bajo los variados nombres de Ballenóptero, Chorro Alto, o «Juanito el Largo», se ha visto en casi todos los mares, y es comúnmente esa ballena cuyo distante chorro describen tan a menudo los pasajeros que cruzan el Atlántico en las rutas regulares de Nueva York. En la longitud que alcanza, y en las «ballenas» que produce, el ballenóptero se parece a la ballena propiamente dicha, pero es de circunferencia menos imponente y de color más claro, cercano al aceitunado. Sus grandes labios presentan un aspecto como de cables formados por los pliegues entrelazados y oblicuos de amplias arrugas. Su gran rasgo distintivo, la aleta, de que deriva su nombre inglés de fin-back, es a menudo un objeto muy sobresaliente. Esta aleta tiene tres o cuatro pies de longitud, y crece verticalmente desde la parte de atrás del lomo, en forma angular y con un extremo de punta muy aguda. Cuando el mar está medianamente tranquilo, y levemente marcado por arrugas circulares, y esa aleta se eleva como una varilla y lanza sombras sobre la arrugada superficie, podría muy bien suponerse que el círculo de agua que la rodea parece un reloj de sol, con su índice y sus onduladas líneas horarias grabadas en él. En ese reloj de Ahaz la sombra a menudo marcha hacia atrás. El Ballenóptero no es gregario. Parece detestar a las ballenas, como ciertos hombres detestan a los hombres. Muy huidizo, siempre andando solitario, elevándose inesperadamente a la superficie en las aguas más remotas y sombrías, con su derecho y solitario chorro elevado como una alta lanza misantrópica en una llanura yerma; dotado de tan prodigiosa fuerza y velocidad de natación que desafia todas las actuales persecuciones del hombre, este leviatán parece el desterrado e inconquistable Caín de su raza, llevando como señal esa vara en el lomo. Por tener en la boca las «barbas» de ballena o «ballenas», el ballenóptero a veces se incluye con la ballena propiamente dicha, formando una especie teórica llamada Whalebone whales, o sea, ballenas que producen «barbas» de ballena. De las así llamadas, parecería haber diversas variedades, la mayor parte de las cuales, sin embargo, son poco conocidas: ballenas de nariz ancha y ballenas con pico, ballenas de cabeza de pica; ballenas apiladas; ballenas de mandíbula, y ballenas con hocico, son los nombres de los pescadores para unas pocas variedades.

En conexión con ese apelativo para las que producen «barbas» de «ballena», es muy importante señalar que, aunque tal nomenclatura sea conveniente para facilitar alusiones a cierto tipo de ballenas, es vano, sin embargo, intentar una clara clasificación de los leviatanes fundada en que produzcan «barbas», o en que tengan joroba, o aleta, o dientes, a pesar de que esas partes destacadas parecen más adecuadas para proporcionar la base de un sistema regular de cetología que cualesquiera otras distinciones corporales que presente la ballena en sus variedades. ¿Y entonces qué? Las «barbas de ballena», la joroba, la aleta en el lomo y los dientes son cosas cuyas peculiaridades están dispersas sin discriminación entre toda clase de ballenas, sin consideración a lo que pueda ser la naturaleza de su estructura en otros particulares más esenciales. Así, tanto el cachalote como el rorcual, o ballena jorobada, tienen joroba, pero ahí termina la semejanza. Y lo mismo ocurre con las demás partes antes mencionadas. En diversas clases de ballenas, forman tan irregulares combinaciones, y tan irregular aislamiento, al separarse en el caso de alguna de ellas, que se resisten completamente a todo método general formado sobre tal base. En esta roca han venido a estrellarse todos los naturalistas de la ballena.

Pero puede concebirse como posible que, en las partes internas de la ballena, en su anatomía, al menos, podamos dar con la adecuada clasificación. No: ¿qué cosa, por ejemplo, hay en la ballena de Groenlandia que sea más llamativa que las «barbas» o «ballenas»? Sin embargo, hemos visto que por esas «ballenas» es imposible clasificar correctamente a la ballena de Groenlandia. Y si descendemos a las entrañas de los diversos leviatanes, bien, entonces no encontraremos distinciones que sean ni la quincuagésima parte de útiles al sistematizador que las características externas ya enumeradas. ¿Qué queda entonces? Nada sino tomar a las ballenas corporalmente, en su entero y generoso volumen, y clasificarlas atrevidamente de ese modo. Y ése es el sistema bibliográfico aquí adoptado, y el único que puede tener éxito, pues es el único practicable. Continuemos.

LIBRO I (Infolio). CAPÍTULO IV (Rorcual). Esta ballena se ve frecuentemente en la costa norte de América. Frecuentemente se la ha capturado allí, remolcándola al puerto. Lleva encima un gran bulto, como un vendedor ambulante; se la podría llamar la ballena «Elefante-y-Castillo». En cualquier caso, su nombre corriente inglés, Hump-back, o ballena jorobada, no la distingue bastante, ya que el cachalote tiene también una joroba, aunque más pequeña. Su aceite no es muy valioso. Produce «barbas» o varillas de «ballenas». Es la más juguetona y frívola de todas las ballenas, haciendo por lo general más alegre espuma y más agua blanqueada que ninguna otra.

LIBRO I (Infolio). CAPITULO V (De Dorso de Navaja). De esta ballena se conoce muy poco más que el nombre. Yo la he visto a distancia a lo largo del cabo de Hornos. De temperamento retirado, elude tanto a los cazadores como a los filósofos. Aunque no es cobarde, no ha mostrado más parte que el lomo, que se eleva en un largo filo agudo. Dejémosla pasar. Sé poco más de ella, y nadie sabe más.

LIBRO I (Infolio). CAPITULO VI (De Panza de Azufre). Otra personalidad retirada, con barriga sulfúrea, indudablemente de ese color a fuerza de rascarse por los tejados del Tártaro en algunas de sus zambullidas más profundas. Se ve raramente; al menos, yo no la he visto sino en los remotos mares del Sur, y entonces a distancia demasiado grande como para estudiar su fisonomía. Nunca se la persigue: se escaparía llevándose cordelerías enteras de estacha. Se cuentan prodigios de ella. ¡Adiós, Panza de Azufre! No puedo decir de ti nada más que sea cierto, ni lo puede decir el más viejo de Nantucket.

Así termina el LIBRO I (Infolio) y empieza el LIBRO II (en Octavo).

EN OCTAVO.' Incluyen las ballenas de magnitud media, entre las cuales se pueden enumerar actualmente: I. El orco; II. El Pez Negro; III. El Narval; IV. El Azotador; V: El Matador.

LIBRO II (en Octavo). CAPITULO I (Orco). Aunque este pez, cuyo sonoro y ruidoso respiro, o más bien soplo, ha llegado a ser proverbial para la gente de tierra, es un conocido habitante de lo profundo, no suele clasificarse vulgarmente entre las ballenas. Pero poseyendo todas las principales características distintivas del leviatán, muchos naturalistas lo reconocen por ballena. Es de un moderado tamaño en octavo, variando desde quince a veinticinco pies de longitud, y de dimensiones de cintura en proporción. Nada en rebafios; nunca es cazado de modo sistemático, aunque su aceite es considerable en cantidad y bastante bueno para el alumbrado. Algunos pescadores consideran su acercamiento como preludio al avance del gran cachalote.

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