Una mente desequilibrada es impotente. La indecisión hace que la mente sea desequilibrada. A la mayoría de los individuos le falta fuerza de voluntad para tomar decisiones con prontitud, y para mantenerlas con firmeza una vez las han tomado.
No nos preocupamos por las condiciones cuando hemos tomado una decisión para seguir una determinada línea de acción. En cierta ocasión entrevisté a un hombre que iba a ser electrocutado dos horas más tarde. El condenado era el más tranquilo de las ocho personas que estaban con él en la celda de la muerte. Su tranquilidad me indujo a preguntarle cómo se sentía al saber que iba a pasar a la eternidad en tan breve espacio de tiempo. Me dirigió una sonrisa de confianza, y contestó:
Me siento muy bien. Sólo tienes que pensar, hermano, que todos mis problemas habrán terminado dentro de poco
.
Durante toda mi vida, sólo he tenido problemas. Siempre me ha resultado muy difícil conseguir alimento y ropa. Dentro de poco, ya no necesitaré nada de eso. Me he sentido muy bien desde que supe con seguridad que iba a morir. Entonces, me preparé mentalmente para aceptar mi destino con buen espíritu.
Al tiempo que hablaba, devoraba una cena de unas proporciones suficientes para tres hombres, comiendo cada bocado de alimento que se le traía y, al parecer, disfrutándolo tanto como si no le esperara ningún desastre. La decisión daba una resignación a ese hombre ante su destino. La decisión también puede prevenir la aceptación de circunstancias no deseadas.
A través de la indecisión, los seis temores básicos se transforman en un estado de preocupación. Suprima para siempre el temor a la muerte, tomando la decisión de aceptarla como un acontecimiento inevitable. Elimine el temor a la pobreza adoptando la decisión de conseguir todas aquellas riquezas que pueda acumular sin preocupación.
Aplaste el cuello del temor a la crítica decidiendo no preocuparse por lo que la gente piense, haga o diga. Elimine el temor a la vejez tomando la decisión de aceptarla, no como un obstáculo, sino como una gran bendición que lleva consigo la sabiduría, el autocontrol y la comprensión que no se conocen en la juventud. Libérese del temor a la enfermedad adoptando la decisión de olvidarse de los síntomas. Domine el temor a la pérdida del amor decidiendo salir adelante sin amor, si eso llegara a ser necesario.
Mate la costumbre de la preocupación, en todas sus formas, tomando la decisión general de que no hay nada en la vida por lo que valga la pena preocuparse. Con esta decisión alcanzará serenidad, paz mental y claridad de pensamiento, todo lo cual le producirá felicidad.
Un hombre cuya mente está llena de temor no sólo destruye sus propias posibilidades de acción inteligente, sino que transmite estas vibraciones destructivas a las mentes de todos aquellos que entran en contacto con él, y con eso también destruye sus posibilidades.
Incluso un perro o un caballo sabe cuándo le falta valor a su amo; es más, un perro o un caballo captará las vibraciones de temor que su amo emite, y se comportará de acuerdo con ellas. Mucho más abajo en la línea de inteligencia del reino animal, uno se encuentra con esa misma capacidad para captar las vibraciones del temor.
Las vibraciones del temor pasan de una mente a otra con la misma rapidez y seguridad con que el sonido de la voz humana pasa de la emisora de radio al receptor.
La persona que expresa los pensamientos negativos o los destructivos mediante las palabras puede estar casi segura de experimentar los resultados de esas mismas palabras en forma de
retrocesos
destructivos. La emisión de impulsos de pensamiento destructivo también produce, por sí sola, sin ayuda de las palabras, un
retroceso
que se pone de manifiesto en muchas formas. En primer lugar, y quizás esto sea lo más importante a recordar, la persona que emite pensamientos de naturaleza destructiva tiene que sufrir un grave daño como consecuencia del desmoronamiento de la facultad de la imaginación creativa. En segundo término, la presencia de cualquier emoción destructiva en la mente desarrolla una personalidad negativa que repele a los demás, y que, a menudo, los convierte en antagonistas. La tercera fuente de daño para la persona que tiene pensamientos negativos o que los emite radica en el hecho significativo de que esos impulsos de pensamiento no sólo son nocivos para los demás, sino que impregnan el subconsciente de la misma persona que los emite, y terminan por llegar a formar parte de su propio carácter.
Su empresa en la vida es, presumiblemente, alcanzar el éxito. Para conseguirlo, debe encontrar la paz mental, adquirir los materiales necesarios para la vida y, por encima de todo, alcanzar la felicidad. Todas estas evidencias de éxito empiezan en forma de impulsos de pensamiento.
Usted puede controlar su propia mente, dispone usted del poder para alimentarla con aquellos impulsos de pensamiento que prefiera. Con este privilegio también va la responsabilidad de utilizarlos de forma constructiva. Usted es el dueño de su propio destino terrenal, de la misma forma que tiene el poder para controlar sus propios pensamientos. Usted es capaz de influir, dirigir y controlar su propio ambiente, haciendo que su vida sea aquello que usted desea; o bien puede descuidar el ejercicio de ese privilegio, que es exclusivamente suyo, para que su vida se encuentre sometida y, por lo tanto, a merced de las
circunstancias
, que le arrojarán de un lado a otro, como si fuera una tabla a merced de las olas del océano.
Además de los seis temores básicos, hay otro mal del que la gente suele sufrir. Constituye un terreno abonado en el que las semillas del fracaso crecen en abundancia. Es algo tan sutil que, con frecuencia, ni siquiera se detecta su presencia. Esta aflicción no puede clasificarse como un temor. Es algo que se halla enraizado más profundamente y que, a menudo, resulta más funesto que los seis temores básicos. A falta de un nombre mejor, denominemos a este mal susceptibilidad a las influencias negativas.
Los hombres que acumulan grandes riquezas se protegen siempre contra él. Aquel que se ve afectado por la pobreza nunca lo hace. Los que tienen éxito en cualquier actividad han de preparar sus mentes para resistirse a este mal. Si usted está leyendo esta filosofía con el propósito de acumular riquezas, debe examinarse a sí mismo con sumo cuidado, para determinar si es usted susceptible a las influencias negativas. Si descuida este autoanálisis, habrá renunciado a su derecho a alcanzar el objeto de sus deseos.
Haga que su autoanálisis sea investigador. Después de haber leído las preguntas preparadas para llevarlo a cabo, aténgase a un estricto recuento de sus respuestas.
Ponga manos a la obra con toda la atención posible, como si emprendiera la búsqueda de cualquier otro enemigo del que supiera que está esperándole para tenderle una emboscada, y enfréntese a sus propias faltas, tal y como haría con un enemigo más tangible.
Puede protegerse con facilidad contra los salteadores de caminos, ya que la ley ofrece cooperación organizada en beneficio de usted, pero tenga en cuenta que este
séptimo mal básico
es mucho más difícil de dominar, porque suele golpear cuando usted no es consciente de su presencia, tanto si usted duerme como si está despierto. Además, su arma es intangible, pues consiste simplemente en un estado mental. Este mal también resúlta peligroso debido a que golpea de muchas formas diferentes, tantas como experiencias humanas existen. En ocasiones, entra en la mente a través de palabras bienintencionadas pronunciadas por un pariente cercano. Otras veces, le perturba a uno desde dentro, por medio de la propia actitud mental. Siempre es tan mortal como un veneno, aun cuando no pueda matar con la misma rapidez.
Para protegerse a sí mismo contra las influencias negativas, tanto si son de su propia producción como si son el resultado de las actividades de ciertas personas negativas que le rodean, debe reconocer que usted tiene un poder de voluntad, y utilizarlo constantemente hasta que logre construir un muro de inmunidad en su propia mente contra esas influencias negativas.
Reconozca el hecho de que usted, al igual que todo ser humano, es, por naturaleza, perezoso, indiferente y susceptible a todas las sugerencias que armonicen con sus debilidades.
Reconozca que usted es, por naturaleza, susceptible a todos y cada uno de los seis temores básicos, e instituya en su actitud hábitos que le permitan contrarrestar todos esos temores.
Reconozca que las influencias negativas actúan a menudo sobre usted a través de su propia mente subconsciente y que, en consecuencia, resultan difíciles de detectar, por lo que debe mantener la mente cerrada contra todas aquellas personas que lo depriman o lo desanimen de cualquier forma.
Limpie su armario de medicamentos, arroje todos los frascos con píldoras, y deje de ser indulgente con los resfriados, los dolores y las enfermedades imaginarias.
Busque deliberadamente la compañía de personas que influyan para que piense y actúe por sí mismo.
No espere problemas, ya que éstos tienen tendencia a no desilusionarle.
Sin duda, la debilidad más común de todos los seres humanos es la costumbre de abrir sus mentes a la influencia negativa de otras personas. Esta debilidad es tanto más nociva en cuanto que la mayoría de la gente no se da cuenta de que han sido maldecidos con ella, y muchos de aquellos que la reconocen, descuidan el mal, o —se niegan a corregirlo hasta que se convierte en una parte incontrolable de sus hábitos cotidianos.
Para ayudar a quienes desean verse a sí mismos tal y como son en realidad, se ha preparado la siguíente lista de preguntas. Léalas y exprese sus respuestas en voz alta, de tal modo que pueda oír su propia voz. Eso le facilitará el ser honesto consigo mismo.
¿Suele quejarse de
sentirse mal
? En tal caso, ¿cuál es la causa?
¿Encuentra defectos en las otras personas a la menor provocación?
¿Comete con frecuencia errores en su trabajo? De ser así, ¿por qué?
¿Se muestra usted sarcástico y ofensivo en su conversación?
¿Evita deliberadamente la asociación con cualquier persona? Y, si lo hace, ¿cuál es la causa? ¿Sufre con frecuencia de indigestión? En tal caso, ¿cuál es la causa?
¿Le parece que su vida es inútil y que no tiene esperanza de futuro?
¿Le gusta el trabajo que hace? Si no es así, ¿por qué?
¿Suele compadecerse de sí mismo? En tal caso, ¿porqué?
¿Siente envidia de aquellos que sobresalen por encima de usted?
¿A qué dedica la mayor parte de su tiempo, a pensar en el éxito, o a pensar en el fracaso?
A medida que los años transcurren, ¿aumenta la confianza en sí mismo o la pierde?
¿Aprende algo valioso de los errores que comete? ¿Permite que algún pariente o conocido le preocupe? En tal caso, ¿por qué?
¿Se encuentra a veces
en las nubes
, y en otras ocasiones en las profundidades del abatimiento? ¿Quién tiene la influencia más inspiradora sobre usted? ¿Cuál es la causa?
¿Tolera las influencias negativas o descorazonadoras que podría evitar?
¿Es descuidado con su aspecto personal? En tal caso, ¿cuándo y por qué?
¿Ha aprendido a
ahogar sus problemas
estando demasiado ocupado como para que éstos le perturben? ¿Se consideraría a sí mismo un
débil falto de voluntad
si permitiera que los demás pensasen por usted?
¿Descuida la limpieza interna de sí mismo, hasta que la autointoxicación le convierte en una persona de mal carácter e irritable?
¿Cuántas perturbaciones previsibles le molestan, y por qué las tolera?
¿Recurre al licor, a los narcóticos o a los cigarrillos para
tranquilizar sus nervios
? En tal caso, ¿por qué no intenta utilizar la fuerza de voluntad en su lugar?
¿Hay alguien que le
fastidie
? En tal caso, ¿por qué razón?
¿Tiene un gran propósito definido? ¿Cuál es y qué planes tiene para alcanzarlo?
¿Sufre usted alguno de los seis temores básicos? En tal caso, ¿cuál o cuáles?
¿Dispone de un método para protegerse contra la influencia negativa de los demás?
¿Hace uso deliberado de la autosugestión para conseguir que su mente sea positiva?
¿Qué es lo que valora más, sus posesiones materiales, o el privilegio de controlar sus propios pensamientos? ¿Se ve influido con facilidad por los demás, aun en contra de su propio juicio?
¿Ha añadido el día de hoy algo de valor a su reserva de conocimientos o a su estado mental? ¿Afronta directamente las circunstancias que le hacen desgraciado, o evita la responsabilidad? ¿Analiza todos los errores y los fracasos y trata de aprovecharlos, o quizás adopta la actitud del que piensa que eso no es responsabilidad suya?
¿Puede citar tres de sus debilidades más nocivas? ¿Qué hace para corregirlas?
¿Anima a otras personas a que le expongan sus preocupaciones por simpatía?
Durante sus experiencias cotidianas, ¿elige lecciones o influencias capaces de ayudarle en su progreso personal?
Por regla general, ¿tiene su presencia una influencia negativa sobre los demás?
¿Qué hábitos de las demás personas son los que más le molestan?
¿Se forma sus propias opiniones o se deja influir por otras personas?
¿Ha aprendido a crear un estado mental con el que protegerse contra todas las influencias descorazonadoras?
La ocupación a la que se dedica, ¿le inspira fe y esperanza?
¿Es usted consciente de tener fuerzas espirituales de un poder suficiente como para permitirle mantener la mente libre de toda forma de temor?
¿Le ayuda su religión a mantener una mentalidad positiva?
¿Cree que es su deber compartir las preocupaciones de los demás? En tal caso, ¿por qué?
Si usted cree que
los pájaros de un mismo género vuelan juntos
, ¿qué ha aprendido de sí mismo mediante el estudios de aquellos amigos a los que atrae?
¿Qué conexión, si hay alguna, ve usted entre la gente con la que se asocia más estrechamente y cualquier infelicidad que pueda experimentar?
¿Sería posible que alguna persona a la que considera su mejor amigo sea, en realidad, su peor enemigo, debido a la influencia negativa que ejerce sobre la mente de usted?