Read ¿Qué es la meditación? Online
Authors: Osho
La meditación es transformadora. Te lleva a niveles más altos de conciencia y modifica todo tu estilo de vida. Transforma tus reacciones en respuestas hasta tal punto que resulta increíble que la misma persona que hubiera reaccionado con furia en una situación, ahora actúe con profunda compasión y con actitud amorosa en la misma situación.
La meditación es un estado del ser, al que se accede a través de la comprensión.
Requiere de inteligencia; no de técnicas. (25)
La meditación es simplemente sentirse encantado de la propia presencia. La meditación es el encanto de la propia existencia. Es muy simple: un estado de conciencia en completa relajación, en el cual no haces nada. Cuando llega el momento de actuar, te pones tenso. De inmediato llega la ansiedad. ¿Cómo hacer? ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo no rendirse? Ya has avanzado hacia el futuro. La meditación consiste simplemente en existir, sin hacer nada: ni acciones, ni pensamientos, ni emociones. Simplemente existes, y sólo te sientes encantado.
¿De dónde proviene este encanto cuando no estás realizando actividad alguna? No viene de ninguna parte, o bien procede de todas partes. No hay razones para él, pues la existencia está hecha de un material llamado júbilo. Éste no requiere de causa, de razón alguna. Si estás triste, tienes un motivo para estarlo. Si estás feliz, simplemente lo estás: no hay razones para ello. Tu mente tratará de encontrar una razón, porque no puede creer en lo inmotivado, por no poder controlarlo. Con lo inmotivado, la mente se torna simplemente impotente. Por eso, la mente sigue hallando una u otra razón. Pero quiero decirte que, cuando estás feliz, no hay razón alguna para ello. Cuando estás triste, tienes algún motivo para estarlo. Esto se debe a que la felicidad no es sino el material del cual estás hecho. Es tu propio ser, tu esencia más íntima. El júbilo es tu esencia más íntima.
Mira los árboles, los pájaros, las nubes, las estrellas... Y, si tienes ojos para ello, serás capaz de ver que la existencia toda está llena de alegría. Todo es simplemente dicha. Los árboles son felices sin razón alguna; no van a ser primeros ministros ni presidentes, no se volverán ricos ni recibirán nunca un resumen bancario. Contempla las flores: no hay motivos. Es simplemente increíble lo alegres que son las flores.
La existencia toda está hecha del material llamado alegría. (26)
La meditación es una pausa, un descanso total, una completa detención de toda actividad: física, mental, emocional. Cuando te tomas un descanso tan profundo, nada se agita en tu interior. Cuando abandonas toda acción en sí, como si estuvieras medio dormido a pesar de estar despierto, llegas a saber quién eres. De repente, se abre la ventana. No se la puede abrir con esfuerzo, pues el esfuerzo genera tensión, y ésta es la causa de todas nuestras desdichas. Por esta razón, es muy importante comprender esto: la meditación no es un esfuerzo.
Uno debe tener una actitud lúdica respecto de la meditación, aprender a disfrutarla como algo divertido. Uno no debe tomarla de manera seria y formal. Si lo hace, está perdido. Uno debe llegar a la meditación en forma muy placentera. Y tiene que ser consciente de que está cayendo en un descanso más y más profundo. No se trata de concentración; por el contrario, se trata de relajación. Cuando estás completamente relajado, por primera vez comienzas a sentir tu propia realidad; te enfrentas a tu propio ser. Mientras estás en actividad, estás tan ocupado que no puedes verte a ti mismo. La actividad crea mucho humo a tu alrededor, levanta mucho polvo a tu alrededor. Por eso es necesario abandonar toda actividad, al menos durante unas horas por día.
Esto es así sólo al comienzo. Una vez que has aprendido el arte del descanso, puedes estar en actividad y en reposo al mismo tiempo, porque entonces sabes que el descanso es algo tan íntimo que nada que provenga de afuera puede perturbarlo. La actividad continúa en la periferia, mientras que, en el centro, tú sigues en reposo. Entonces, sólo al comienzo hay que abandonar toda actividad durante algunas horas. Cuando uno ha incorporado el arte, ya no hay problema: uno puede permanecer en estado de meditación durante las veinticuatro horas del día y continuar al mismo tiempo con todas las actividades de su vida cotidiana.
Pero recuerda: la palabra clave es descanso, relajación. Nunca vayas en contra del descanso y la relajación. Acomoda tu vida de tal manera que dejes de lado toda actividad inútil (pues el noventa por ciento de las actividades son vanas: no tienen otro fin que matar el tiempo y mantenerse ocupado). Haz únicamente lo esencial y dedica cada vez más tus energías a tu viaje interior. Entonces, se produce aquel milagro en el momento en que puedes estar al mismo tiempo en reposo y en actividad. Es la reunión de lo sagrado con lo mundano, la reunión del materialismo con el espiritualismo. (27)
Si recurres a los monjes católicos, jainistas o budistas, los notarás muy nerviosos. Tal vez no estén tan nerviosos en sus monasterios pero, si los sacas al mundo, los notarás muy, muy nerviosos, porque a cada paso se topan con una tentación. Un hombre de meditación llega a un punto en que ya no tiene tentaciones. Trata de entenderlo. La tentación nunca proviene de afuera; es el deseo reprimido, la energía reprimida, la ira reprimida, la sexualidad reprimida, la avidez reprimida, lo que da origen a la tentación. La tentación surge de tu interior; no tiene nada que ver con cosas exteriores. No es que aparezca un diablo y te tiente; es tu propia mente reprimida que se vuelve maligna y ansía vengarse. Para controlar a esta mente, uno debe mantenerse tan frío e indiferente que la energía vital no pueda recorrer las extremidades ni el cuerpo. Si se permite la circulación de la energía, esas represiones aflorarán a la superficie. Por eso la gente aprende cómo mantenerse insensible, cómo tocar a los otros y a pesar de ello no tocarlos, cómo ver a la gente y al mismo tiempo no verla. La gente vive con clichés: "Hola, ¿cómo estás?" Nadie quiere decir nada con estas frases. Tienen la única finalidad de evitar el verdadero encuentro entre dos personas. Nadie mira al otro a los ojos, le toma las manos ni trata de sentir la energía del otro. La gente no se permite abrirse al otro. Muy asustada, la gente apenas se controla de alguna manera... Fríos y muertos, con camisa de fuerza.
Un hombre de meditación aprende a estar lleno de energía, a un nivel máximo, óptimo. Vive en la cima; hace de la cima su morada. Con seguridad, tiene su calidez, pero no es fervoroso; sólo muestra señales de vida. No es de temperamento caliente; es frío, pues no se deja llevar por sus deseos. Es tan feliz que ya no busca la felicidad. Se siente tan cómodo, tan como en casa, que no va hacia ningún lado; no anda a las corridas ni persigue nada... Es insensible y frío. (28)
El sexo resulta tan atractivo porque permite que dos seres, durante un instante, se transformen en uno. Pero, en ese momento, no tienes conciencia. Buscas lo inconsciente porque aspiras a la unidad. Pero, cuanto más lo busques, tanto más pendiente estarás. Entonces, no sentirás el éxtasis del sexo, pues el éxtasis surge de lo inconsciente. Puedes dejar de lado la conciencia en un momento de pasión. La conciencia se pierde. Durante un breve instante, estás en un abismo, pero sin conciencia de ello. Pero, cuanto más lo buscas, tanto más se pierde. Finalmente, llega un momento en que, en situaciones sexuales, el momento de falta de conciencia ya no se produce. Se pierde el abismo, el éxtasis. Entonces, el acto sexual se transforma en algo estúpido. Es sólo una liberación mecánica, sin que haya en él nada de espiritual.
Únicamente conocemos la unidad inconsciente; nunca hemos tenido acceso a la unidad consciente. La meditación es unidad consciente; es decir, es el otro polo de la sexualidad. El sexo está en un polo: el de la unidad inconsciente; la meditación está en el otro: el de la unidad consciente. La sexualidad está en lo más bajo de la escala de la unidad, mientras que la meditación está en lo más alto, en la cima de la escala de la unidad. La diferencia radica en el grado de conciencia.
La mentalidad occidental piensa actualmente en la meditación porque el sexo ha perdido su atractivo. Cada vez que una sociedad se vuelve permisiva respecto del sexo, aparece la meditación, porque el sexo sin inhibiciones elimina la magia y el romanticismo de la sexualidad, anula su aspecto espiritual. Ahí hay mucho sexo, con lo cual uno no puede seguir sin tener conciencia de ello. Una sociedad reprimida sexualmente puede seguir siendo erótica, pero una sociedad liberada, desinhibida, no puede conservar para siempre su erotismo. Tiene que ser trascendida. Por lo tanto, si una sociedad es sexual, ha de seguirla la meditación. Para mí, una sociedad liberada en el terreno sexual es el primer paso hacia la exploración y la búsqueda. (29)
No estoy en contra del sexo, y no estoy diciendo que lo abandones. Estoy pidiendo que lo entiendas, que medites acerca de este tema, y que no te quedes sólo haciendo el amor de manera inconsciente. Y eso hará de tu meditación la más grande de todas. Está más consciente, alerta, pendiente, y observa lo que sucede realmente. Este momento de éxtasis, ¿se produce por medio del sexo o porque no hay más sexo durante un rato y el deseo ha desaparecido? Durante unas horas después de hacer el amor, no piensas en el sexo. De ahí la paz, la calma, la tranquilidad. Nuevamente surgirá el deseo y volverán las perturbaciones; nuevamente se producirá un disturbio: el lago se agitará y hará olas.
Si uno medita acerca de su propia sexualidad, uno comienza a comprender grandes secretos de la vida que allí se ocultan. La clave está en el sexo. La sexualidad no sólo es la clave para la reproducción, sino también para volver a recrearse a uno mismo. No es sólo reproducción; es verdadera recreación.
La palabra "recreación" ha perdido su significado original. Ahora, "recreación" alude a disfrutar unas vacaciones, a gozar jugando por ahí. Pero, de hecho, cada vez que juegas o estás de vacaciones, en ti se crea algo nuevo. Es verdaderamente re-creación; es algo más que placer. Algo que en el trabajo y en el mundo cotidiano muere, aquí renace. Y el sexo se ha transformado en el acto más recreativo de la vida de la gente. Constituye su acto re-creativo. Pero, en un plano superior, es realmente recreativo, y no sólo placer. Guarda en sí grandes secretos, y el primero de ellos es (si meditas, lo descubrirás) que el placer se produce porque el sexo desaparece. Y, cuando estás viviendo ese momento de placer, también el tiempo desaparece (si meditas), la mente también desaparece. Y éstas son las características de la meditación.
Mi opinión es que la primera vislumbre de meditación debe de haber aparecido en el mundo por medio del sexo; no hay otra posibilidad. La meditación debe de haber cobrado vida a través de la sexualidad, pues el sexo es el fenómeno más meditativo (si lo comprendes, si llegas a lo profundo de él, si no lo usas como si fuera una droga). Entonces, poco a poco, a medida que crece la comprensión del fenómeno, tanto más desaparece el deseo, hasta que llega un día de gran liberación, en el cual el sexo deja de obsesionarte. Entonces, uno está tranquilo, callado, completamente uno mismo. Ha desaparecido la necesidad del otro. Si quiere, uno igual puede hacer el amor, pero no es necesario.
Entonces, será una especie de acto compartido. (30)
Cuando digo "Abandona el yo y la mente", no quiero decir que ya no puedas utilizar la mente. De hecho, cuando no te quedas pegado a la mente, puedes usarla mucho mejor, de manera mucho más eficiente, porque la energía que usabas para adherirte a ella queda disponible. Y, cuando no estás continuamente en el terreno de la mente, las veinticuatro horas del día centrado en ella, también le das a la mente un tiempo de descanso.
¿Sabes? Hasta los metales necesitan descansar; hasta los metales se fatigan. Entonces, ¿qué decir de este sutil mecanismo de la mente? Es el mecanismo más sutil del mundo. En un cráneo tan pequeño, tienes una biocomputadora tan compleja que no existe aún ninguna computadora creada por el hombre que sea capaz de competir con la mente. Los científicos dicen que el cerebro de un solo hombre podría albergar todas las bibliotecas del mundo y aún quedaría algo más de espacio.
Y estás usándola permanentemente. ¡Para nada, innecesariamente! Te has olvidado de cómo apagarla. Queda encendida durante setenta u ochenta años, funcionando y funcionando, y se fatiga. Por eso la gente pierde inteligencia: por la sencilla razón de que están muy cansados. Si la mente pudiera descansar un poco, si pudieras dejarla tranquila durante unas horas por día, si de vez en cuando le dieras un descanso a tu mente, ella rejuvenecería, se volvería más inteligente, más eficiente, más capacitada.
Entonces, no digo que no utilices tu mente, sino que no seas usado por ella. Justamente en este momento, la mente es el amo y tú el esclavo.
La meditación te hace amo y transforma a la mente en esclava. Y recuerda: la mente como amo es peligrosa, porque, después de todo, no deja de ser una máquina. Pero la mente como esclava es extremadamente útil y importante. Una máquina debe funcionar como tal, no como amo. Nuestras prioridades están todas del revés: es tu conciencia la que debería ocupar el lugar del amo.
Entonces, cada vez que quieras usarla, tanto en Oriente como en Occidente (por supuesto que la necesitarás en el mundo mercantil), ¡úsala! Pero, cuando no la necesites, cuando estés descansando en tu casa, junto a la pileta de natación o en el jardín, no hay necesidad: i déjala de lado y olvídala! Simplemente, existe. (31)
La sociedad no podría existir sin el lenguaje; necesita de él. Pero la existencia no. No estoy diciendo que debas existir sin el lenguaje. Tienes que usarlo. Pero tienes que ser capaz de encender y apagar el mecanismo de verbalización. Cuando existes como un ente social, es necesario el mecanismo del lenguaje. Pero, cuando estás a solas con la existencia, debes ser capaz de apagarlo. Si no puedes hacerlo, continúa funcionando y no puedes detenerlo. Entonces, te transformas en un esclavo de este mecanismo. La mente debe ser un instrumento, no el amo.
Cuando la mente se transforma en el amo, se produce un estado no meditativo. Cuando el amo eres tú, cuando el amo es tu conciencia, hay un estado meditativo. Entonces, la meditación implica transformarse en el amo del funcionamiento de la mente. (32)