¿Qué es la meditación? (6 page)

BOOK: ¿Qué es la meditación?
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La meditación es en el INTERVALO

Toma conciencia de tus procesos mentales, de cómo funciona tu mente. En el momento en que adquieres conciencia del funcionamiento de tu mente, te separas de ella. La misma conciencia significa que tú estás más allá de la mente: te mantienes apartado, eres testigo. Y, cuanto más alerta estés, más capaz serás de notar los intervalos que separan la experiencia de las palabras. Los intervalos están allí, pero tú estás tan poco alerta que nunca los percibes. Entre dos palabras siempre hay un intervalo, por más imperceptible o pequeño que sea. Si no fuera así, las dos palabras no podrían seguir siendo dos: se transformarían en una sola. Entre dos notas musicales, siempre hay un intervalo, un silencio. Dos palabras o dos notas no podrían ser dos si entre ellas no existiera un intervalo. Siempre hay allí un silencio, pero uno debe estar realmente concierte y atento para percibirlo.

Cuanto más consciente estés, más lenta se vuelve la mente. Siempre es proporcional: a menor grado de conciencia, tanto más rápido trabaja la mente; y, a mayor grado de conciencia, tanto más lento será el funcionamiento de la mente. Cuando estás más pendiente de la mente, más lenta se vuelve, mientras que aumentan los intervalos que separan a dos pensamientos. Entonces, puedes notarlos.

Es como una película. Cuando el proyector pasa la cinta en cámara lenta, puedes ver los intervalos. Si levanto la mano, esto se divide en miles de partes, cada una de las cuales será una sola foto. Si estas miles de fotos pasan ante tus ojos a una velocidad tal que no llegas a ver los intervalos, verás la elevación de la mano como un proceso. Pero, en cámara lenta, puedes percibir los intervalos.

La mente es como una película: los intervalos están allí. Cuanta más atención le prestes a tu mente, tanto más los percibirás. Es como el cuadro gestalt: un cuadro que contiene al mismo tiempo dos imágenes diferentes. Uno puede ver una imagen o la otra, pero no puede ver las dos al mismo tiempo. Puede ser un cuadro de una anciana y, al mismo tiempo, de una joven. Pero, si has visualizado una de las dos imágenes, no puedes ver la otra; y, cuando has visualizado la otra, se pierde la primera. Aun cuando sepas perfectamente bien que has visto las dos imágenes, no puedes ver ambas simultáneamente.

Lo mismo sucede con la mente. Si ves las palabras, no puedes percibir los intervalos; y, si ves los intervalos, se te pierden las palabras. Toda palabra es seguida de un intervalo, y todo intervalo es seguido de una palabra, pero no puedes registrar ambos de manera simultánea. Si te concentras en los intervalos, se pierden las palabras y te ves arrojado en la meditación.

Una conciencia que sólo se concentra en las palabras no es meditativa, mientras que una conciencia que se concentra únicamente en los intervalos lo es. Cada vez que tomes conciencia de los intervalos, se perderán las palabras. Si observas con atención, no encontrarás palabras: sólo hallarás un intervalo.

Puedes percibir la diferencia entre dos palabras, pero no puedes registrar la diferencia entre dos intervalos. Las palabras son siempre plurales, mientras que el intervalo es siempre singular: "el" intervalo. Se funden y se transforman en uno. La meditación implica concentrarse en el intervalo. (33)

La meditación es en el PRESENTE

La mente se concentra: actúa a partir del pasado. La meditación actúa en el presente, a partir del presente. Es una pura respuesta dirigida al presente, no una reacción. No actúa a partir de las conclusiones, actúa viendo lo existencial. Analiza tu vida: hay una gran diferencia cuando actúas a partir de las conclusiones. Ves un hombre y sientes que te atrae: es un hombre hermoso, luce muy bien, parece inocente. Tiene ojos bellos, su mirada es hermosa. Pero después el hombre se presenta y dice: "Soy judío", cuando tú eres cristiano. Algo se quiebra de inmediato y se produce un distanciamiento: ahora, el hombre ya no es inocente, ya no es hermoso. Tú tienes ciertas ideas sobre los judíos. O bien él es cristiano cuando tú eres judío y tienes ciertas ideas sobre los cristianos (lo que la cristiandad les ha hecho a los judíos históricamente, lo que otros cristianos les ha hecho a los judíos, cómo han torturado judíos a través de los años... Y él es cristiano), y algo de repente cambia. Esto es actuar a partir de conclusiones, de prejuicios, en lugar de mirar a este hombre; porque este hombre puede no ser la clase de hombre que crees que debe ser un judío... Pues cada judío es una clase de hombre diferente, cada hindú es una clase de hombre diferente, al igual que cada mahometano. No puedes actuar desde los prejuicios. No puedes actuar rotulando a la gente. No puedes encasillar a la gente; nadie puede ser encasillado. Puede haberte engañado una centena de comunistas pero, cuando conoces al comunista número ciento uno, no sigas sosteniendo la categoría que tu mente ha creado: que los comunistas son impostores, o lo que sea. Éste puede ser otra clase de hombre, dado que no hay dos personas iguales. Siempre que actúas a partir de conclusiones, se trata de la mente. Cuando puedes observar el presente sin permitir que ninguna idea obstruya la realidad ni los hechos, simplemente contemplas el hecho y actúas a partir de esta observación: eso es la meditación. (34)

La meditación es un ACONTECIMIENTO

Cuando digo que debes abandonar el pensamiento, no creas que es inmediato, porque yo tengo que usar el lenguaje. Entonces, afirmo "abandona el pensamiento" pero, si empiezas a abandonarlo, te perderás, porque nuevamente lo reducirás a una acción. "Abandona el pensamiento" significa simplemente que no hagas nada. Siéntate. Deja que las ideas se aclaren por sí solas. Deja que la mente suene en su propio acorde. Limítate a sentarte contemplando la pared, en un rincón silencioso, sin hacer nada de nada. Relajado, flojo, sin hacer esfuerzo alguno, sin ir a ningún lado. Como si estuvieras quedándote dormido despierto: estás despierto y te estás relajando, pero todo el cuerpo se va quedando dormido. Sigues alerta por dentro, pero todo el cuerpo entra en una profunda relajación.

Las ideas se aclaran por sí mismas, sin que necesites pasar de una a otra, sin que necesites tratar de ponerlas en orden. Es como si un arroyo se llenara de lodo... ¿Qué haces? ¿Saltas en él y ayudas a que el arroyo recupere su claridad? ¡Producirás más lodo! Simplemente te sientas en la orilla, y esperas. No hay nada que hacer, porque cualquier cosa que hagas llenará más de barro el arroyo. Si alguien atravesó el arroyo y las hojas muertas volvieron a la superficie y subió el lodo, sólo es necesario tener paciencia. Simplemente siéntate en la orilla, y observa, con frialdad. Y, a medida que el arroyo continúe fluyendo, se llevará

las hojas muertas y el lodo comenzará a bajar, pues no puede flotar eternamente. Después de un rato, en forma repentina, tomarás conciencia de que el arroyo está nuevamente claro como un cristal. Cada vez que un deseo atraviesa tu mente, el arroyo se llena de lodo. Así que simplemente siéntate; no trates de hacer nada. En Japón, estar simplemente sentado se llama zazen: consiste sólo en sentarse y no hacer nada. Y, un día, acontece la meditación. No es que la vayas a buscar; te llega. Y, cuando la meditación llega a ti, la reconoces de inmediato. Siempre ha estado ahí, sólo que no estabas mirando en la dirección correcta. El tesoro ha estado contigo, pero estabas ocupado en otra cosa: en pensamientos, en deseos, en mil y una cosas. No estabas interesado en una cosa única... y era tu propio ser...

Cuanto más comprendes el mecanismo de la mente, más posibilidades tienes de no interferir. Cuanto más entiendes cómo funciona la mente, más posibilidades tienes de poder sentarte en estado de zazen. De ser capaz de sentarte, sólo sentarte y no hacer nada; de ser capaz de permitir que la meditación acontezca. Es un acontecimiento. (35)

La meditación es TRANSFORMACIÓN

Si sientes una gran resistencia hacia la meditación, esto simplemente indica cuán profundamente pendiente estás de que suceda algo que modifique toda tu vida. Temes volver a nacer. Has puesto tanto de ti en tus viejas costumbres, en la antigua personalidad, en la vieja identidad... Meditación es nada más que tratar de purificar el propio ser, tratar de refrescarse y rejuvenecer, tratar de volverse más vivo y más consciente. Si temes la meditación, significa que le tienes miedo a la vida, que le temes al estado de conciencia, y la resistencia se produce porque sabes que, si entras en estado de meditación, es seguro que algo sucederá. Si no te resistes para nada, tal vez se deba a que no te tomas muy en serio la meditación; no la consideras muy sinceramente. Entonces, puedes divertirte: ¿qué habría que temer? (36)

La meditación es volver a CASA

Hay en ti dos planos: el plano de lo mental y el plano de lo no mental. O bien, permíteme ponerlo en estos términos: el plano en el cual estás en la periferia de tu ser, y el plano en el cual estás en el centro de tu ser. Todo círculo tiene un centro, que puedes conocer, o no. Tal vez ni siquiera sospeches que hay un centro, pero debe haberlo. Eres una periferia, eres un círculo: hay un centro. Sin un centro, no podrías existir. Hay un núcleo de tu ser.

En ese centro, ya eres un Buda, un siddha, alguien que ya ha llegado al centro. En la periferia, estás en el mundo: en la mente, en los sueños, en los deseos, en las ansiedades, en mil y un juegos. Y eres las dos cosas.

Poco a poco, puedes ir pasando de la periferia al centro y del centro a la periferia, muy suavemente, así como entras y sales de tu casa caminando. No creas una dicotomía. No dices: "Estoy afuera de mi casa, ¿cómo puedo entrar?" No dices: "Estoy dentro de mi casa, ¿cómo puedo salir?" Hay sol afuera, está cálido y agradable. Te sientas afuera, en el jardín. Luego, hace más y más calor, y comienzas a transpirar. Entonces, ya no es agradable: simplemente, te levantas y entras a la casa. Allí está fresco; no es incómodo. Ahora, está agradable. Sigues entrando y saliendo.

De la misma manera, un hombre con capacidad de conciencia y de comprensión pasa de la periferia al centro, y del centro a la periferia. No se queda estancado en ningún lugar. De la plaza comercial al monasterio, del sansar al sannya, de estar extrovertido a estar intravertido. Sigue moviéndose continuamente, pues éstas son sus dos alas, no se oponen. Pueden estar equilibradas en direcciones opuestas; tienen que estarlo. Si las dos alas estuvieran del mismo lado, el pájaro no podría levantar vuelo hacia el cielo. Deben estar en equilibrio, tienen que estar en direcciones opuestas, pero igual pertenecen al mismo pájaro y le sirven al mismo pájaro. Tu interior y tu exterior son tus dos alas. Hay que recordar esto con mucha profundidad, ya que hay una posibilidad... de que la mente tenga una tendencia a quedarse estancada. Hay gente que se queda estancada en la plaza comercial y dice que no puede salir de ella y que no tiene tiempo para la meditación. Afirman que, aunque tuvieran tiempo, no sabrían cómo meditar y que no creen que sean capaces de hacerlo. Dicen ser mundanos: ¿cómo podrían meditar? Son materialistas: ¿cómo podrían meditar? "Desgraciadamente, soy extravertido, ¿cómo volverme hacia mi interior?", dicen. Han elegido una sola de sus alas. Y, por supuesto, es natural que esto provoque cierta frustración. Con una sola ala, seguro que habrá frustración.

Por otro lado, hay gente que se cansa del mundo y escapa de él: acuden a los monasterios y al Himalaya, se transforman en sannyasins, monjes. Empiezan a vivir aislados, forzándose a una vida de encierro en sí mismos. Cierran los ojos, cierran todas sus puertas y sus ventanas, se transforman en mónadas (sin ventanas) de Leibnitz y entonces se aburren.

En la plaza comercial, estaban hartos, estaban cansados, frustrados. Se estaba transformando en un manicomio; no podían hallar descanso. Había demasiadas relaciones y pocas vacaciones, no tenían espacio suficiente para ser ellos mismos. Estaban cayendo en las cosas, perdiendo su esencia. Se volvían cada vez más materialistas y cada vez menos espirituales. Estaban perdiendo su rumbo. Estaban perdiendo la conciencia misma de existir. Huyeron. Hartos, frustrados, se escaparon. Ahora, están tratando de vivir aislados, haciendo una vida introvertida. Más tarde o más temprano, se aburren. Nuevamente, han elegido otra ala, pero otra vez eligen una sola. Éste es el camino de una vida asimétrica. Han caído nuevamente en la misma falacia pero del polo opuesto.

No estoy a favor ni de ésta ni de la otra. Me gustaría que fueras capaz de permanecer en la plaza comercial y, al mismo tiempo, de ser meditativo. Me gustaría que te relaciones con la gente, que ames, que te muevas en miles de relaciones (que te enriquecen) y aun así puedas cerrar las puertas y a veces puedas tomarte un descanso de toda relación, para poder relacionarte también con tu propio ser.

Relaciónate con otros, pero también contigo mismo. Ama a los demás, pero también a ti mismo. ¡Sal! El mundo es hermoso, está lleno de aventuras; es un desafío, y te enriquece... ¡No te pierdas la oportunidad! Siempre que el mundo llame a tu puerta y te convoque, ¡ve! Enfréntalo sin temor: no hay nada que perder; tienes todo por ganar.

Pero no te pierdas. No sigas más y más hasta perderte. A veces, retorna a casa. A veces, olvídate del mundo:

ésos son los momentos de meditación. Cada día, si quieres ser equilibrado, debes equiparar lo interior y lo exterior. Ambos deben tener el mismo peso, de manera que tu interior nunca se torne asimétrico.

Esto significa la afirmación del maestro zen: "Camina en el río, pero no dejes que el agua te toque los pies." Está en el mundo, pero no seas del mundo. Está en el mundo, pero no dejes que el mundo esté en ti. Cuando llegas a casa, llegas a casa: como si el mundo entero hubiera desaparecido. (37)

La meditación es vivir ALEGREMENTE

La vida carece de propósito. No te sobresaltes. Toda la idea de propósito es errónea: surge de la codicia. La vida es mera alegría, festividad, diversión, carcajada; carece de propósito alguno. La vida es su propio fin, carece de otro objetivo. En el momento en que entiendes esto, comprendes de qué se trata en todo el tema de la meditación. Consiste en vivir tu vida de manera alegre, festiva, totalmente, y sin una meta final, sin un propósito a la vista, sin finalidad alguna. Simplemente, como un niño pequeño que juega en la orilla, juntando caracoles de mar y piedras de colores: ¿con qué finalidad? No hay propósito alguno. (38)

***

 

FUENTES

 

Todas las citas de este libro se han tomado de las charlas editadas y no editadas de Osho, un místico del siglo XX.

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