Authors: VV.AA.
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AUSAS INTERNACIONALES
Con los antecedentes indicados, las causas internacionales de la situación actual pueden resumirse del siguiente modo:
1. La globalización desoye los requerimientos
— educativos
— democráticos
— de desarrollo social
— de la equidad de género
— el acceso a los mínimos requisitos de una vida digna.
2. En todo el mundo
— Democracias frágiles, formales, partidistas, con escasa participación social, hasta el punto de aceptarse representaciones parlamentarias con un índice de votación menor al 15-20 por ciento.
— Aceptación de relaciones con países cuyos gobernantes detentan un poder absoluto, algunos de los cuales se proclaman además monarcas, aceptándose sus exigencias porque para los mercados lo único que importa es la explotación de los recursos de estos países y que adquieran sus productos, empezando por los bélicos.
— Aceptación, como antes indicaba, de relaciones comerciales con países convertidos en «fábricas globales» sin reparar en otra cosa que los pingües beneficios obtenidos.
— Aceptación, asimismo, de países en los que se
lavan
los fondos procedentes de evasión fiscal y de orígenes delictivos. Está claro que la eliminación de los paraísos fiscales es absolutamente imprescindible para los cambios que ahora son inaplazables.
— Aceptación de la total impunidad en que grandes consorcios internacionales actúan en el espacio supranacional, sin el menor respeto al derecho y promoviendo tráficos de toda índole (drogas, armas, patentes, personas...) sin que los grupos plutocráticos, carentes de base institucional, puedan tener la menor influencia para controlar y suprimir, en último término, estos agravios permanentes a la sociedad, a la que producen, como sucede en el caso de las drogas, profundos desgarros.
—
Burbujas
en las telecomunicaciones e inmobiliarias, que eran previsibles, pero que el mercado no supo advertir ni controlar en su momento.
— Después del ataque terrorista suicida del 11 de septiembre, la represalia aceptada en Afganistán y la inaceptable invasión de Irak argumentando falazmente la posesión de grandes arsenales de armas de destrucción masiva, el «mundo globalizado» aumenta todavía la confusión y el desconcierto, y explota en el año 2007 la burbuja inmobiliaria y, todavía peor, en Estados Unidos la de los créditos humo. Frente a esta situación, que afecta especialmente a la situación financiera norteamericana, la Unión Europea, ya elegido Obama, cede en Camp David el liderazgo al presidente George Bush, que pretende sanar la averiada economía mundial con la misma fórmula que había llevado a la múltiple crisis (financiera, política, social, medioambiental, alimenticia, democrática, ética...) que padecía la humanidad: el mercado.
De nuevo la solución neoliberal, aceptada incomprensiblemente por los aliados europeos, aplicada por un grupo de plutócratas, ampliado en esta ocasión a veinte. El G20 adopta el rescate urgente de las instituciones que, en buena medida, habían conducido a la grave situación que ahora debía enfrentarse. No había dinero para la lucha contra la pobreza y el hambre, o contra el sida, y de pronto aparecen inmensos caudales disponibles para recuperar en Estados Unidos y en Europa el quebranto banquero (720.000 millones de dólares en Estados Unidos y más de 400.000 millones en la Unión Europea). Eso sí, el G20 decide que ahora se establecerán rápidamente las normas de regulación apropiadas y desaparecerán de inmediato los paraísos fiscales.
— No se ha regulado nada. Los paraísos fiscales siguen colmados; los tráficos de toda índole amenazan, especialmente en el caso de las drogas, la seguridad en varios países del mundo; un desempleo rampante (en especial en los países que más pomposamente, como España, presumían de construir más edificios que el resto de toda la Unión Europea)... A todo ello se añade el desencadenamiento, gracias al ciberespacio, de los movimientos de liberación en el Magreb, iniciado en diciembre de 2010 en Túnez.
— Hoy, otra vez, y ésta es una causa que debemos tener muy en cuenta a la hora de establecer nuevos rumbos para una salida digna de la situación presente y empezar a construir un futuro distinto, las instituciones
rescatadas
vuelven a manifestar unos inmensos beneficios. Hace poco Exxon Mobil anunciaba que en el año 2010 había ganado más de treinta mil millones de dólares y las empresas del IBEX 35 no sólo mostraban cuantiosas ganancias sino que resultaba que el 80 por ciento de sus empresas tienen presencia directa en paraísos fiscales a través de sociedades participadas.
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ONSECUENCIAS
1. Desequilibrios sociales gravísimos en todo el mundo con umbrales de pobreza extrema hasta el punto de inanición y muerte por hambre (se calcula en más de setenta mil personas diarias), con grandes problemas de integración y convivencia en países que ahora presentan altos índices de desempleo.
2. La explotación de los recursos naturales en algunos países, como el coltán en el Congo o la bauxita en Guinea Conakry, sigue sin resolverse y, de nuevo, con enfoques exclusivamente económicos, se considera que tanto Uganda como Ruanda están incrementado el PIB de manera convincente cuando lo único que en realidad ocultan es el tráfico de la columbita-tantalita que procede de la región de los Kivu.
3. A la explotación hay que unir la adquisición de tierra, extraordinariamente preocupante, por parte de algunos países como Corea del Sur y de China, convertida en el gran país capitalista-comunista, que adquiere los bonos y la deuda exterior de muchos de los países
globalizadores
.
4. Medioambiente. El cambio climático no es más que el iceberg visible de un profundísimo deterioro del medioambiente, en particular por la gran producción de gases con efecto invernadero, sobre todo CO
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procedente de la combustión de carburantes fósiles, que se ha ido incrementando de manera exponencial en las últimas décadas. Una vez más la mentira, todavía impune, que utilizaron los grandes productores de petróleo cuando en 1981 crearon una fundación con la finalidad de contrarrestar los resultados que expuso la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 1979, advirtiendo de que debía reducirse la producción de anhídrido carbónico y facilitarse su recaptura por los océanos, auténtico pulmón de la Tierra, que estaba a su vez disminuyendo por la asfixia que producían en el fitoplancton marino los vertidos que para el lavado en alta mar de los tanques de transporte —en lugar de acudir a las instalaciones portuarias adecuadas— se realizaba, una vez más, para obtener mayores beneficios en la política del «todo vale» que ha caracterizado a la economía neoliberal.
Al deterioro del aire y del mar se ha unido el del suelo con una gran deforestación y contaminación producida por el uso de sustancias químicas de síntesis (abonos, fertilizantes, plaguicidas...).
La fusión progresiva del Ártico es uno de los temas que deberían rápidamente abordarse con el fin de poder obtener, al menos, la contención de un fenómeno que podría llegar a elevar el nivel del mar, lo que originaría gravísimos problemas no sólo a determinados Estados-isla sino, en general, a todos los países en sus costas.
E
L GRAN DOMINIO
El gran dominio se halla representado por los siguientes poderes a escala mundial:
— Poder militar: los gastos militares y de producción de armamento en Estados Unidos han representado en el año 2009 más de 800.000 millones de dólares, seguido a distancia por China con casi 100.000 millones, Rusia en tercer lugar... Como ya he indicado, se calcula que en la actualidad representan cuatro mil millones de dólares diarios y constituyen la primera reacción a todas las crisis: armarse más, aumentar los dispositivos de defensa, en la conciencia de que la mayoría de ellos se refieren a artificios bélicos propios de guerras pretéritas. Con muy buen sentido, el presidente Obama, hace ya un año, indicó a su secretario Robert Gates que debía revisar las estrategias actuales y, en consecuencia, la producción de armamento para impedir que se siguiera favoreciendo a los colosos industriales cuyo material ya no tenía justificación dadas las características de los enfrentamientos actuales.
— El poder energético concentra en muy pocas manos la producción, la distribución y la venta de petróleo que, a pesar de todas las advertencias, ha seguido incrementándose en el año 2010. Una vez más la contaminación del medioambiente y pensar en las generaciones futuras han cedido el paso a la inmensa inercia de un consumo que debería, en muy poco tiempo, moderarse no sólo como una exigencia ética sobre todo, sino para evitar que se siga deteriorando la habitabilidad de la Tierra. Ahora, de nuevo, el precio del petróleo vuelve a ensombrecer los tenues indicios de recuperación económica a escala mundial y nacional.
— Poder económico basado, en muy buena medida, en la especulación y el uso de agencias de calificación con instituciones internacionales que no supieron nunca alertar en su momento y que ahora, en cambio, se pasan el día opinando sobre la marcha de la economía, siempre con los mismos criterios que han demostrado ya sobradamente hasta qué punto son nocivos a la humanidad, con actuaciones que no tienen nada que ver con la situación real y el bienestar social de los distintos países.
— Poder mediático: los medios de comunicación se hallan concentrados progresivamente en muy pocas manos de tal modo que la información partidista y la proliferación del entretenimiento convierten a muchos ciudadanos en espectadores impasibles y mal informados.
P
OSIBLES SOLUCIONES
Los diagnósticos ya están hechos en prácticamente la totalidad de los casos. Ahora es tiempo de acción. Hace bien poco el Centro Complutense de Estudios e Información Medioambiental ha presentado el Informe
Cambio Global España 2020/50, sobre energía, economía y sociedad
, que pone de manifiesto que lo que ahora es realmente apremiante es la acción. Es tiempo de actuar:
— Energías renovables.
— Desarme.
— Regulación de los flujos financieros y eliminación de los paraísos fiscales.
— Sustitución de la gobernación por grupos plutocráticos por unas Naciones Unidas debidamente reforzadas, dotadas de los medios personales, técnicos y financieros adecuados.
— La igualdad, la justicia social, la conciliación y la armonía deben ser, con el medio natural, los fundamentos del mundo venidero.
Son necesarias
alternativas imaginativas
. A este respecto es muy importante la Renta Básica de Ciudadanía (RBC) que, especialmente en tiempos de crisis como el actual, aliviaría de inmediato la situación por la que están pasando miles de familias, en especial en España por el parón inmobiliario. Con carácter urgente podría aprobarse su implantación para todas aquellas personas mayores de 18 años que por haber perdido su empleo, por su condición de pensionistas o por otras razones percibieran prestaciones inferiores al salario mínimo interprofesional, que sería el umbral de referencia.
También debería decidirse la aplicación inmediata de nuevas fórmulas de financiación alternativas, como la que se refiere a la tasa sobre transacciones de divisas, según se propuso a las Naciones Unidas en la Declaración sobre fuentes innovadoras para el financiamiento de la «Iniciativa contra el Hambre y la Pobreza» en 2008.
Es también imprescindible descubrir y regular la economía sumergida que, según recientes estudios, representa en España una evasión fiscal de veinte a treinta mil millones de euros al año.
La
crisis sistémica
no se puede abordar simplemente insuflando recursos económicos o impulsando la producción de sectores clásicos de la economía sino con un cambio profundo centrado en la sostenibilidad humana y ambiental.
Parece muy atinada la conclusión de que, en el fondo, lo que está sucediendo es que «se han privatizado las ganancias y se han socializado las pérdidas». Es, pues, una ocasión histórica para redefinir el sistema económico mundial a favor de la justicia social. ¡Ha llegado el momento de
rescatar
a los ciudadanos!
Todos estos cambios pueden hoy hacerse realidad.
Para ello es imprescindible la implicación personal. ¡Reacciona!
Por primera vez en la historia es hoy posible la participación no presencial, a través del ciberespacio, no sólo para reforzar la democracia sino para
movilizar
a todos los ciudadanos.
Hoy debemos
todos
unir nuestra voz para hacer posibles las
grandes transiciones:
— Social, basada en la igual dignidad de todos los seres humanos.
— De una economía de especulación y guerra a una economía de desarrollo global sostenible.
— Desarme (en el informe titulado
Una crisis encubierta: conflictos armados y educación,
que acaba de publicar la UNESCO, se describen los desgarros sociales que producen los conflictos y la necesidad de progresivamente aplicar fondos que hoy se destinan a armas a la educación, que sigue siendo la base fundamental para las conversiones que podrían conducir a la nueva era que está a nuestro alcance).
— Energías alternativas sostenibles: solares (fotovoltaica y termosolar), eólica, termomarina, hidrógeno, fusión...
— Relocalizar la producción y favorecer la producción y el consumo cercanos para evitar, además de gastos superfluos, impactos negativos en el medioambiente.
— Calidad de vida: producción de alimentos (agricultura, acuicultura y biotecnología), acceso al agua (embalse, conducción, gestión, producción por desalinización...), acceso a los servicios de salud, educación para todos a lo largo de toda la vida.