Residence on Earth (New Directions Paperbook) (19 page)

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Authors: Pablo Neruda,Donald D. Walsh

BOOK: Residence on Earth (New Directions Paperbook)
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VALS

Yo toco el odio como pecho diurno,

yo sin cesar, de ropa en ropa, vengo

durmiendo lejos.

 

No soy, no sirvo, no conozco a nadie,

no tengo armas de mar ni de madera,

no vivo en esta casa.

 

De noche y agua está mi boca llena.

La duradera luna determina

lo que no tengo.

 

Lo que tengo está en medio de las olas.

Un rayo de agua, un día para mí:

un fondo férreo.

 

No hay contramar, no hay escudo,

no hay traje, no hay especial solución insondable,

ni párpado vicioso.

 

Vivo de pronto y otras veces sigo.

Toco de pronto un rostro y me asesina.

No tengo tiempo.

 

No me busquéis entonces descorriendo

el habitual hilo salvaje o la

sangrienta enredadera.

 

No me llaméis: mi ocupación es ésa.

No preguntéis mi nombre ni mi estado.

Dejadme en medio de mi propia luna,

en mi terreno herido.

 

WALTZ

I touch hatred like a daily breast,

from clothes to clothes I come incessantly

sleeping far away.

 

I am not, I am no good, I don’t know anyone,

I have no weapons of sea or of wood,

I do not live in this house.

 

With night and water my mouth is filled.

The durable moon determines

what I do not have.

 

What I do have is in the midst of the waves.

A thunderbolt of water, a day for me:

an iron bottom.

 

There is no countersea, no shield, no suit,

there is no special unfathomable solution,

or vicious eyelid.

 

I live suddenly and at other times I follow.

I suddenly touch a face and it murders me.

I have no time.

 

Do not seek me, then, drawing back

the customary savage thread or the

sanguinary vine.

 

Do not call me: that is my occupation.

Do not ask my name or my estate.

Leave me in the midst of my own moon,

in my wounded terrain.

 

BRUSELAS

De todo lo que he hecho, de todo lo que he perdido,

de todo lo que he ganado sobresaltadamente,

en hierro amargo, en hojas, puedo ofrecer un poco.

 

Un sabor asustado, un río que las plumas

de las quemantes águilas van cubriendo, un sulfúrico

retroceso de pétalos.

 

No me perdona ya la sal entera

ni el pan continuo, ni la pequeña iglesia devorada

por la lluvia marina, ni el carbon mordido

por la espuma secreta.

 

He buscado y hallado, pesadamente,

bajo la tierra, entre los cuerpos temibles,

como un diente de pálida madera

llegando y yendo bajo el ácido duro,

junto a los materiales

de la agonía, entre luna y cuchillos,

muriendo de nocturno.

 

Ahora, en medio

de la velocidad desestimada, al lado

de los muros sin hilos,

en el fondo cortado por los términos,

aquí estoy con aquello que pierde estrellas,

vegetalmente, solo.

 

BRUSSELS

Of all that I have done, of all that I have lost,

of all that I have won through fright,

in bitter iron, in leaves, I can offer a little.

 

A frightened taste, a river that the feathers

of burning eagles gradually cover, a sulphuric

retreat of petals.

 

I am no longer forgiven by the entire salt

or the continuous bread,

or the little church devoured

by the ocean rain, or the coal bitten

by the secret foam.

 

I have searched and found, heavily,

under the ground, among fearsome bodies,

a kind of tooth of pale wood

coming and going beneath the harsh acid,

next to the substances

of agony, between moon and knives,

dying of the night.

 

Now, in the midst

of the disparaged speed, beside

the threadless walls,

in the depths cut by the ends,

here I am with that which loses stars,

vegetally, alone.

 

EL ABANDONADO

No preguntó por ti ningún día,
salido

de los dientes del alba, del estertor nacido,

no buscó tu coraza, tu piel, tu continente

para lavar tus pies, tu salud, tu destreza,

un día de racimos indicados?

No nació para ti solo,

para ti sola, para ti la campana

con sus graves circuitos de primavera azul:

lo extenso de los gritos del mundo, el desarrollo

de los gérmenes fríos que tiemblan en la tierra, el silencio

de la nave en la noche, todo lo que vivió lleno de párpados

para desfallecer y derramar?

Te pregunto:

a nadie, a ti, a lo que eres, a tu pared, al viento,

si en el agua del río ves hacia ti corriendo

una rosa magnánima de canto y transparencia,

o si en la desbocada primavera agredida

por el primer temblor de las cuerdas humanas

cuando canta el cuartel a la luz de la luna

invadiendo la sombra del cerezo salvaje,

no has visto la guitarra que te era destinada,

y la cadera ciega que quería besarte?

 

Yo no sé: yo sólo sufro de no saber quién eres

y de tener la sílaba guardada por tu boca,

de detener los días más altos y enterrarlos

en el bosque, bajo las hojas ásperas y mojadas,

a veces, resguardado bajo el ciclón, sacudido

por los más asustados árboles, por el pecho

horadado de las tierras profundas, entumecido

por los últimos clavos boreales, estoy

cavando más allá de los ojos humanos,

más allá de las uñas del tigre, lo que a mis brazos
llega

para ser repartido más allá de los días glaciales.

 

Te busco, busco tu efigie entre las medallas

que el cielo gris modela y abandona,

no sé quién eres pero tanto te debo

que la tierra está llena de mi tesoro amargo.

Qué sal, qué geografía, qué piedra no levanta

su estandarte secreto de lo que resguardaba?

Qué hoja al caer no fue para mí un libro largo

de palabras por alguien dirigidas y amadas?

Bajo qué mueble oscuro no escondí los más dulces

suspiros enterrados que buscaban señales

y sílabas que a nadie pertenecieron?

 

Eres, eres tal vez, el hombre

o la mujer o la ternura que no descifró nada.

O tal vez no apretaste el firmamento oscuro

de los seres, la estrella palpitante, tal vez

al pisar no sabías que de la tierra ciega

emana el día ardiente de pasos que te buscan.

 

Pero nos hallaremos inermes, apretados

entre los dones mudos de la tierra final.

 

THE ABANDONED
ONE

Did no day ask about you, emerged

from the teeth of dawn, born from death’s rattle,

did it not seek your armor, your skin, your continent

to wash your feet, your health, your skill,

no day of appointed branches?

Was it not born for you alone,

man or woman, for you the bell

with its solemn circuits of blue spring:

the vastness of the world’s shouts, the development

of the cold germs that tremble in the earth, the silence

of the ship in the night, all that lived covered with eyelids

in order to faint and scatter?

I ask you:

nobody, you, whatever you are, your wall, the wind,

if in the river water you see running toward you

a generous rose of song and transparence,

or if in licentious spring insulted

by the first tremor of human chords

when the barracks sing in the moonlight

invading the shadow of the wild cherry tree,

have you not seen the guitar destined for you,

and the blind hip that wanted to kiss you?

 

I do not know: I only suffer from not knowing who you are

and from having the syllable kept by your mouth,

from detaining the highest days and burying them

in the woods, beneath the harsh, damp leaves,

at times, shielded beneath the cyclone, shaken

by the most frightened trees, by the pierced

bosom of the deep earth, benumbed

by the last northern spikes, I am

digging beyond human eyes,

beyond the tiger’s claws, what reaches my arms

to be spread beyond the glacial days.

 

I look for you, I look for your image among the medals

that the gray sky models and abandons,

I do not know who you are but I owe you so much

that the earth is filled with my bitter treasure.

What salt, what geography, what stone does not lift

its secret banner from what it was shielding?

What leaf on falling was not for me a long book

of words addressed and loved by someone?

Beneath what dark furniture did I not hide the sweetest

buried sighs that sought signs

and syllables that belonged to no one?

 

You are, you are perhaps, the man or the woman

or the tenderness that deciphered nothing.

Or perhaps you did not clutch the dark human

firmament, the throbbing star, perhaps

on treading you did not know that from the blind earth

comes forth the ardent day of steps that seek you.

 

But we shall find ourselves unarmed, pressed

among the mute gifts of the final earth.

 

NACIENDO EN LOS
BOSQUES

Cuando el arroz retira de la tierra

los granos de su harina,

cuando el trigo endurece sus pequeñas caderas y levanta

su rostro de mil manos,

a la enramada donde la mujer y el hombre se enlazan acudo,

para tocar el mar innumerable

de lo que continúa.

 

Yo no soy hermano del utensilio llevado en la marea

como en una cuna de nácar combatido:

no tiemblo en la comarca de los agonizantes despojos,

no despierto en el golpe de las tinieblas asustadas

por el ronco pecíolo de la campana repentina,

no puedo ser, no soy el pasajero

bajo cuyos zapatos los últimos reductos del viento palpitan

y rígidas retornan las olas del tiempo a morir.

 

Llevo en mi mano la paloma que duerme reclinada en la semilla

y en su fermento espeso de cal y sangre

vive Agosto,

vive el mes extraído de su copa profunda:

con mi mano rodeo la nueva sombra del ala que crece:

la raíz y la pluma que mañana formarán la espesura.

 

Nunca declina, ni junto al balcón de manos de hierro,

ni en el invierno marítimo de los abandonados, ni en

mi paso tardío,

el crecimiento inmenso de la gota, ni el párpado que

quiere ser abierto:

porque para nacer he nacido, para encerrar el paso

de cuanto se aproxima, de cuanto a mi pecho

golpea como un nuevo

corazón tembloroso.

 

Vidas recostadas junto a mi traje como palomas paralelas,

o contenidas en mi propia existencia y en mi desordenado sonido

para volver a ser, para incautar el aire desnudo de la hoja

y el nacimiento húmedo de la tierra en la guirnalda:

hasta cuándo

debo volver y ser, hasta cuándo el olor

de las más enterradas flores, de las olas más trituradas

sobre las altas piedras, guarda en mí su patria

para volver a ser furia y perfume?

 

Hasta cuándo la mano del bosque en la lluvia

me avecina con todas sus agujas

para tejer los altos besos del follaje?

Otra vez

escucho aproximarse como el fuego en el humo,

nacer de la ceniza terrestre,

la luz llena de pétalos,

y apartando la tierra

en un río de espigas llega el sol a mi boca

como una vieja lágrima enterrada que vuelve a ser semilla.

 

BORN IN THE
WOODS

When rice withdraws from earth

the grains of its flour,

when wheat hardens its little flanks and lifts up

its thousand-handed face,

I hasten to the arbor where man and woman are linked

to touch the innumerable sea

of what endures.

 

I am not brother of the tool carried on the tide

as if in a cradle of aggressive pearl:

I do not tremble in the region of dying despoliation,

I do not wake to the thump of the darkness frightened

by the raucous clapper of the sudden bell,

I cannot be, I am not the passenger

beneath whose shoes throb the last redoubts of the wind

and the rigid waves of time return to die.

 

I bear in my hand the dove that sleeps reclining on the seed

and in its thick ferment of lime and blood

lives August,

lives the month extracted from its deep goblet:

with my hand I surround the new shadow of the growing wing:

the root and the feather that tomorrow will form the thicket.

 

It never abates, neither next to the iron-handed balcony,

nor in the sea winter of the abandoned ones, nor in

my slow step,

the immense swelling of the drop, or the eyelid that

wants to be opened:

because I was born to be born, to cut off the passage

of everything that approaches, of everything that beats

on my breast like a new

trembling heart.

 

Lives lying next to my costume like parallel doves,

or contained in my own existence and in my disordered sound

to be again, to seize the naked air of the leaf and

the moist birth of the earth in the garland:

how long

must I return and be, how long does the fragrance

of the most buried flowers, of the waves most pounded

on the high rocks, keep in me its homeland

to be again fury and perfume?

 

How long does the hand of the woods in the rain

bring me close with all its needles

to weave the lofty kisses of the foliage?

Again

I hear approach like fire in smoke,

spring up from earthly ash,

light filled with petals,

and pushing earth away

in a river of flowerheads the sun reaches my mouth

like an old buried tear that becomes seed again.

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