Read Rumbo al cosmos Online

Authors: Javier Casado

Rumbo al cosmos (42 page)

BOOK: Rumbo al cosmos
10.83Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

La participación en la ISS y el programa espacial tripulado

El ambicioso programa espacial japonés no deja de lado la parte tripulada. Así, por ejemplo, Japón fue uno de los primeros países en adherirse al proyecto de la Estación Espacial Internacional, con una contribución de casi un 13%. Su principal aportación es el módulo científico KIBO (Esperanza), uno de los que están en espera de lanzamiento con la vuelta al servicio del transbordador espacial norteamericano, junto con el europeo Columbus. El Kibo estará dedicado principalmente a la realización de experimentos en microgravedad, la observación de la Tierra, y la exploración astronómica en la banda de rayos X. Se complementa con una plataforma exterior asistida por un brazo robótico, en la que experimentar en condiciones de exposición directa al vacío del espacio. También se está desarrollando un vehículo automático de suministro a la estación espacial, el HTV, similar a las naves Progress rusas o al ATV europeo.

Imagen: El módulo laboratorio japonés Kibo es uno de los mayores de los de la Estación Espacial Internacional. (
Foto: NASA
)

Imagen: El brazo robótico de la ISS (derecha) se dispone a atrapar al vehículo logístico japonés HTV para acoplarlo a la estación. (
Foto: NASA
)

Japón también contribuye al proyecto con una centrifugadora para experimentar con diferentes grados de gravedad. Se trataría de un desarrollo nipón cedido a la NASA a cambio de sus servicios de puesta en órbita del módulo Kibo. No obstante, esta contribución está hoy en entredicho tras los recortes impuestos al programa ISS.

El programa tripulado japonés se ve reflejado también en sus astronautas. Ocho han sido formados hasta el momento, de los cuales cinco han volado al espacio desde 1992 (algunos dos veces), a través de acuerdos con la NASA en diferentes misiones del transbordador espacial. Para ellos y sus sucesores se había iniciado el proyecto Hope, que debía proporcionar a Japón su vehículo de transporte espacial. Concebido como un pequeño transbordador reutilizable similar al cancelado Hermes europeo o al posible futuro Kliper ruso, el proyecto Hope fue cancelado en agosto de 2000 por razones presupuestarias, coincidiendo con uno de los momentos más bajos del programa espacial nipón.

Pero precisamente el anuncio del nuevo Kliper podría hacer renacer las esperanzas japonesas de poseer un vehículo propio. Tras la cancelación del Hope, se plantea ahora una posible colaboración con los rusos en su proyecto, de cara a conseguir el objetivo buscado con las ventajas económicas de la cooperación internacional.

Explorando el Sistema Solar

Mientras la NASDA avanzaba en los segmentos de lanzadores, desarrollo de satélites de servicios, y programa espacial tripulado, el ISAS se mantenía como instituto de investigación espacial trabajando en paralelo y con escasa coordinación con el resto del programa. Es de destacar que incluso desarrolló su propia flota independiente de lanzadores, derivados de los cohetes de sondeo iniciales del equipo de Itokawa.

El cohete más destacable del ISAS es hoy día el M-V, un vehículo lanzador de tres etapas de propulsante sólido con capacidad de hasta 1800 kg puestos en órbita baja (LEO). El M-V se ha convertido en el caballo de batalla del programa de sondas espaciales del país oriental.

Además de sus actividades de estudio de la alta atmósfera con cohetes sonda, y el lanzamiento de diferentes satélites científicos, es quizás la actividad de exploración interplanetaria a través de sondas espaciales la parte más llamativa de los proyectos del ISAS. Pero también en los últimos años algunos estrepitosos fracasos han empañado lo que parecía un fructífero programa de exploración espacial.

Los primeros pasos se dieron en 1985 con el lanzamiento de las sondas Suisei y Sakigake al encuentro del cometa Halley. Ambas misiones fueron un éxito, animando a los técnicos japoneses a intentar una misión más ambiciosa: la de la sonda Nozomi, lanzada en 1998 hacia Marte para el estudio de su atmósfera. Lamentablemente, el fin del milenio no parecía favorecer las aspiraciones espaciales niponas, y la sonda se vería afectada por sucesivos fallos que obligaron a dar por perdida la misión en diciembre de 2003, sin haber alcanzado su objetivo.

A pesar de todo, los esfuerzos japoneses en materia interplanetaria no se abandonaron. Además del lanzamiento en 2003 de la sonda Hayabusa de la que hablábamos al principio, varias misiones lunares están previstas para los próximos años, incluyendo tanto orbitadores como elementos de superficie (penetradores, principalmente), y con vehículos de mucho mayor tamaño que en misiones anteriores; en concreto, la sonda de la misión Selene-1, con lanzamiento previsto para 2008, pesará unos nada despreciables 2900 kg. También en 2008 se espera lanzar la Planet-C con destino a Venus. Según parece, la actividad interplanetaria constituye una importante prioridad del programa espacial nipón.

Reorganización

La estructura del programa espacial japonés ha estado históricamente muy fragmentada y descoordinada, con tres organismos principales (ISAS, NASDA y NAL, Laboratorio Nacional Aeroespacial) actuando de forma independiente y sujetos a diferentes ministerios, más una serie de organismos adicionales que añadían complejidad e ineficiencia al sistema. En un intento de encarrilar esta desorganización, en 2000 se unificaron los tres organismos principales bajo un mismo ministerio, y en octubre de 2003 se fue más allá fusionándolos en un solo organismo, la Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA). A día de hoy, no obstante, la fusión no ha sido aún totalmente operativa, y de hecho las actividades siguen divididas en los grupos iniciales, que han visto poco modificados sus procedimientos de trabajo habituales.

Presupuestos y perspectivas de futuro

En abril de 2005, el programa espacial japonés recibió un importante soplo de aire fresco. Tras años de sobrevivir con escasos presupuestos (del orden de la décima parte del presupuesto de la NASA, o la tercera del de la ESA), se aprobaba un incremento de nada menos que un 53% para los próximos años. Al mismo tiempo, se anunciaba una importante campaña de exploración lunar no tripulada en paralelo al desarrollo de un vehículo tripulado (la colaboración en torno al Kliper podría estar relacionada con estas declaraciones), con posibilidades de llevar a cabo misiones tripuladas a la Luna en los próximos 20 años, a las que seguiría el establecimiento de una base lunar. No obstante, estos ambiciosos objetivos deberán ser revisados durante los próximos 10 años para darles o no la aprobación final.

En la parte negativa de la noticia, se reconoce que varios proyectos hasta ahora previstos tendrán que ser recortados en favor de la nueva política, aunque no se ha revelado cuáles. Sin duda, se trata de una nueva reacción a los ambiciosos planes chinos que ya han hecho despertar a la NASA y que parecen estar desencadenando una reacción en cadena a nivel mundial. Veremos qué es lo que finalmente nos depara el futuro.

Chandrayaan-1: tecnología india en la Luna

Mayo 2006

Si se cumplen los plazos previstos, a finales de 2007 o comienzos de 2008 la India se convertirá en el quinto país del mundo en lanzar una sonda de exploración interplanetaria: la Chandrayaan-1, con objetivo la Luna.

De 523 kg de peso, la Chandrayaan (que significa “Viaje a la Luna” en hindi) será lanzada por un cohete PSLV a una órbita lunar polar de 100 km de altura, en la que pasará dos años. Durante ese tiempo, realizará un extenso barrido de exploración de la superficie selenita en los espectros visible, infrarrojo y de rayos X, en alta resolución. Buena parte de la instrumentación científica será suministrada por la ESA, siendo prácticamente idéntica a la que hace algunos años equipó a la sonda lunar europea SMART-1. El vehículo irá equipado también con un radar de apertura sintética suministrado por la NASA, convirtiendo así el proyecto científico final en uno de carácter internacional entre la India, Europa y los Estados Unidos. No obstante, tanto la sonda como el lanzador y el diseño de la misión son de desarrollo exclusivamente indio.

Y es que en realidad el carácter científico de esta misión es en cierto modo secundario. El principal propósito es, por una parte, potenciar la capacidad científica y tecnológica india con el desarrollo de su primer vehículo interplanetario; y por otra parte, se trata de una cuestión de prestigio: con la Chandrayaan-1, India demostrará al mundo que está a la vanguardia de la tecnología espacial.

Imagen: Técnicos indios ultiman los ensayos en tierra sobre la sonda lunar Chandrayaan-1. (
Foto: ISRO
)

Esta voluntad política del proyecto, reconocida incluso por el primer ministro en su anuncio oficial de la misión en 2003, supone un cambio de rumbo en la política espacial del país asiático que puede representar un salto cualitativo en sus aspiraciones en materia espacial. En efecto, la Chandrayaan-1 no sólo supone la entrada de India en el campo de la ciencia interplanetaria, sino que podría suponer una publicidad de tipo tecnológico dirigida a los países vecinos, de cara a conseguir mercado en el campo del diseño y lanzamiento de satélites.

Sensibilidad social en el espacio

Hasta el momento, el programa espacial indio tenía un enfoque puramente nacional y de servicio público, estando planteado como una vía más de solución a algunos de los múltiples problemas de su sociedad.

En efecto, la andadura de la India en el terreno espacial podemos decir que comenzó casi con su independencia de Inglaterra, en 1947. Bajo la dirección del primer ministro Jawahar Nehru, gran parte de los esfuerzos de la nación se enfocaron hacia el desarrollo económico e industrial, con la ciencia y la tecnología consideradas como aspectos clave de este desarrollo. En este contexto, la actividad espacial era vista como una faceta más de ese tren tecnológico que la India no podía permitirse el lujo de perder.

Como es de suponer, no tardaron en aparecer las críticas que apuntaban a lo absurdo de gastar dinero en cohetes cuando gran parte de la población vivía en la más absoluta miseria. Pero el planteamiento del gobierno era claro: la India debía estar a la cabeza del desarrollo tecnológico si quería resolver de forma eficiente los problemas de su población. El espacio era un camino más hacia la resolución de esos problemas. Y ciertamente, el paso del tiempo les ha dado la razón.

Con estas premisas, el programa espacial indio se enfocó hacia la creación de satélites de comunicaciones, meteorológicos y de observación terrestre que permitiesen aliviar en parte los problemas de su sociedad. Hoy, esos objetivos parecen plenamente conseguidos:

En el campo de las comunicaciones, India cuenta con ocho satélites que la ponen a la cabeza de toda la región Asia-Pacífico en términos de comunicaciones civiles. Con ellos se proporciona cobertura televisiva al 90% de la población del subcontinente, empleándose además en experiencias de telemedicina y de educación a distancia en remotas áreas rurales.

En el campo de la observación terrestre, los seis satélites indios la ponen a la cabeza mundial en este terreno. De nuevo, su objetivo es principalmente social: con su ayuda se vigilan las cosechas y se previenen problemas que podrían causar hambrunas; se detectan las mejores zonas para excavación de pozos, lo que ha supuesto pasar de una eficiencia del 45% al 90% en el suministro de agua a zonas rurales; se siguen los bancos de pesca, informando a la flota de su ubicación para mejorar las capturas, lo que ha permitido duplicarlas en la última década; y se alerta de la proximidad de catástrofes naturales como los ciclones, habiéndose reducido el número de víctimas producidas por estos fenómenos a un 10% de lo habitual hace unos años. Y últimamente se ha descubierto incluso un beneficio económico, al venderse fotografías tomadas por estos satélites a países vecinos e, incluso, a los Estados Unidos.

BOOK: Rumbo al cosmos
10.83Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Nobody's Baby by Carol Burnside
Time Windows by Kathryn Reiss
Bold by Peter H. Diamandis
Getting Some Of Her Own by Gwynne Forster
The Waking Dark by Robin Wasserman
The Deception by Catherine Coulter