Sex code (19 page)

Read Sex code Online

Authors: Mario Luna

Tags: #Autoayuda

BOOK: Sex code
4.47Mb size Format: txt, pdf, ePub

Un buen día, casi de forma accidental, me topé con alguien que me enseñó a ponerla en marcha. Y… ¡brrrrrrrrrrruummmm! ¡brrrrrrrummmmm! De repente, yo tocaba botones y la superlancha hacía cosas, se movía.

Sin embargo, el veloz vehículo disponía de un complejo cuadro de mandos que para nada comprendía. Así que solo había una forma de aprender: tocando más y más botones, más y más veces…

Lo hacía y, en ocasiones, el motor se detenía en seco. Otras veces la superlancha volcaba. Y, en ciertos momentos, me estrellaba contra algo.

Afortunadamente, se trataba de una lancha irrompible, así que finalmente pude aprender. Aún sigo aprendiendo, pero ahora la domino mucho más y casi siempre se dirige a dónde quiero. Cuando hay algún problema que exige atención o reparación, yo lo entiendo y sé de qué se trata.

Pues bien, si deseas ser un Aven debes estar dispuesto a tocar botones, a presenciar reacciones raras y a «volcar» muchas veces.

ALGUNOS EJEMPLOS

Durante mi campaña de aprendizaje, he sido descalificado con muchísima frecuencia.

Hay mujeres que de repente han dejado de contestar mis llamadas. Algunas han quedado conmigo y, justo antes de la cita, han cancelado el encuentro. Otras me han pedido algo y, después de acceder a ello, me han borrado de su lista de contactos.

Recuerdo una mujer a la que ya había besado y con la que todo iba bien, hasta que respondí dos veces de la misma forma a la misma pregunta y no supe más de ella. Hubo otra que no paraba de pedirme que saliera con ella, hasta que le escribí un e-mail un tanto largo.

Otra chica parecía claramente interesada en mí, me llamaba a menudo y quería verme, hasta el día en que le envié las fotos digitales de mi último viaje. Dos horas después de hacerlo me escribió pidiendo que la llevara con ella la próxima vez, pero se retractó una hora más tarde, para acusarme de haberlas manipulado con un programa informático y pedirme que la dejara en paz para siempre.

LA ACTITUD DEL EXPULSADO

Lo cierto, querido amigo, es que podría llenar varios capítulos solo con ejemplos de las veces que he sido expulsado del juego, y todo un libro si incluyera los de algunos amigos míos.

Con todo, te voy a decir algo que considero de vital importancia.

Si fui expulsado tantas veces fue porque, al menos, ya sabía cómo entrar en el juego y cómo jugarlo hasta cierto punto. Aún no sabía cómo pilotar la potente lancha, pero al menos estaba obteniendo reacciones. Por tanto, aunque no supiera exactamente cómo, estaba empezando a accionar mandos e interruptores que funcionaban. Y, después de tantos años de estancamiento, esa era una gran noticia.

Por ello, lector, si tú tienes que pasar por lo mismo, te recomiendo que lo hagas entre risas y con el mejor humor del mundo. Porque no es para menos.

A VECES NO ES UN ERROR

Gracias a Dios, ahora entiendo por qué se me ha expulsado en numerosas ocasiones.

Ahora bien, te voy a confesar algo.

Hay una cantidad considerable de expulsiones sobre las que aún me pregunto qué pudo ocurrir y que, quizás, jamás llegaré a entender. Para muchas de ellas, solo contaré con hipótesis. Y, para otras, ni siquiera me atrevo a formular hipótesis.

Pero, en cualquier caso, ¿sabes qué? Aun cuando me gusta aprender de mis errores, tampoco me quita el sueño no entender siempre qué ha ocurrido. A fin de cuentas, a veces no se trata de algo que haya podido evitarse.

A veces ciertos factores se encontrarán fuera de tu control. En ocasiones será ella la que haga algo completamente absurdo y se ría con la perspectiva que da el tiempo pensando en aquella extraña reacción que tuvo aquella vez.

Por eso, nunca debe preocuparte un caso concreto. Y mucho menos cuando se trata de las mujeres y de su sistema de descalificación. Con frecuencia, lo mejor es simplemente pasar página.

LA DONNA E MOBILE
[135]

Lo cierto es que a los hombres nos cuesta entender a las mujeres y, a menudo, se nos antojan un tanto veleidosas o incluso paranoicas. Nos puede parecer ridículo e inexplicable que un ser humano que hace unas horas o incluso minutos mostraba un gran interés en nosotros, de repente pueda perderlo por completo. Después de todo, nosotros no funcionamos así.

A los hombres, por lo general, si algo no nos interesa, no lo hace desde un primer momento. Análogamente, cuando algo empieza a interesarnos, nos cuesta perder el interés de la noche a la mañana, sobre todo si no ha habido sexo en dicho lapso.

Sin embargo, no tiene sentido criticar a alguien solo porque funciona con una lógica distinta a la nuestra. Especialmente si dicha lógica es consecuencia directa de imposiciones de una realidad que no compartimos.

Desde el punto de vista de los genes, sabemos que la mujer invierte mucho más que tú y que yo en una relación sexual. Por ello, su estrategia a la hora de hacerlo es completamente distinta de la tuya o de la mía.

INVERSORAS DE BAJO RIESGO

Imagínate que, por lo que sea, te ves obligado a invertir una gran suma de dinero que te ha costado años generar. Si no lo inviertes lo pierdes, pero te dejan invertirlo en lo que sea y hay muchas cosas en las que poner tu dinero.

Supón que un desconocido llega ofreciéndote una inversión a primera vista buena. Ahora bien, ¿qué harías tú a la menor sospecha de que se trata de un timador?

¿Se lo dirías para que él encontrase algún nuevo argumento con el que seducirte y convencerte? Sinceramente, ¿correrías tú el menor riesgo o te largarías para siempre sin tratar siquiera de aclarar el posible malentendido? Seguramente te irías porque, sencillamente, tienes demasiado que perder y hay otras opciones.

Por supuesto, aún cabría la posibilidad de que se tratase del negocio de tu vida y que te hubiese dado más dinero que ningún otro. Pero, habiendo muchos otros lugares donde invertir, ¿ibas a comprobarlo? ¿Ibas a darle la menor oportunidad de embaucarte?

SELECCIONANDO PERSONAL PARA UN PUESTO

Otra forma de entender la descalificación es imaginar a una empresa que ofrece un puesto de trabajo codiciado y recibe cada día cientos de currículos.

¿Qué van a hacer? ¿Van a entrevistar a fondo a cada candidato? ¿O van a deshacerse rápidamente de todos aquellos que a simple vista no parezcan lo bastante aptos o cuyos currículos resulten sospechosos en algún punto importante?

Si tú estuvieras a cargo de la selección de personal de dicha empresa, con toda sinceridad, ¿qué harías?

LA LISTA NEGRA

La Lista Negra no es más que la forma que toma la Descalificación cuando la mujer que nos ha descalificado nos tiene que ver o tiene que tratar con nosotros por fuerza, lo quiera o no.

Por ejemplo, no decimos que una compañera de trabajo o la cajera que ves todos los días te ha descalificado. Decimos que te ha puesto en su Lista Negra.

Aunque a veces puede ser duro salir de la Lista Negra de cualquiera, el fenómeno no es tan irreversible como la Descalificación. Aún hay, por así decirlo, cosas que podemos hacer. En numerosas ocasiones, eso sí, no merecerá la pena llevarlas a cabo.

CAUSAS TÍPICAS DE DESCALIFICACIÓN

Son lo que llamábamos «fallos cardinales». Casi todas las descalificaciones suelen tener que ver con cosas como:

Odio: Un odio salvaje, generalmente debido a un mal Calibraje por tu parte. A veces, y sobre todo cuando estamos aprendiendo, nos empeñamos en seguir proyectando Valor cuando hace tiempo que ya deberíamos estar creando Romance o cualificando al Objetivo
[136]
.

Miedo: Para aprender, hay que arriesgar y descubrir dónde están los límites. Para hacerlo, a menudo cruzarás dicho límite. Y, en algunos casos, llevarás el juego tan lejos que crearás auténticas paranoias en ella. Entonces, te descalificará. Pero recuerda que esto es parte de tu aprendizaje.

Sus Defensas: Hemos dicho que sus Defensas son como un aviso. Si crees que has sido detectado por su Radar, debes hacer cosas para contrarrestarlo o cambiar de camino. A veces, sin embargo, no te darás cuenta, activarás sus Defensas más de la cuenta y finalmente serás expulsado. Esto también forma parte de tu aprendizaje.

Fallar sus Tests: Como verás en breve, las mujeres nos tienden Tests de Aptitud constantemente. Si los fallas, es probable que acabes en la lista equivocada o descalificado.

Incongruencia: Es una de las formas más frecuentes de fallar sus Tests y, por tanto, también de Descalificación. Estás creando un personaje que proyecta muchos rasgos atractivos, pero solo la experiencia te llevará a hacerlo de forma totalmente congruente. Hasta entonces, se te escaparán cosas, tendrás deslices y habrá gestos que te traicionarán.

CONGRUENCIA

Todos jugamos de vez en cuando a ser James Bond. Es fácil adoptar un rol o un papel. De hecho, incluso los Fruscos lo hacen.

La diferencia entre el Frusco y el Aven es que este último es congruente. Y lo es hasta el final.

Por eso, aun cuando su coherencia lo lleve a equivocarse, aprenderá de sus errores solo después de haberse demostrado claramente que lo son
[137]
. El Frusco jamás llegará tan lejos en su aprendizaje porque anda con demasiado tiento. Tiene pánico a no ser aceptado, a ser criticado, a verse rechazado. Por ello, nunca llegará a conocer bien a su contrincante. A veces correrá peligro real de ser rechazado; otras se tratará de una simple estratagema. Pero, ¿cómo saberlo si nunca lleva las cosas a su límite? Será, pues, un jugador débil, que se marcará faroles débiles.

Pero eso no es malo únicamente porque ralentice el aprendizaje.

Lo es también porque los faroles destapados constituyen una muestra clara de incongruencia. Y, tan pronto como una mujer te descubre siendo poco congruente, se sentirá mucho menos atraída o interesada por ti. Pues las mujeres buscan otra cosa.

LAS MUJERES BUSCAN HOMBRES CONGRUENTES

Y, ¿sabes lo mejor? Las mujeres nos están sondeando y examinando constantemente. Lo hacen precisamente en busca de eso, de faltas de congruencia.

Pues ellas buscan, por encima de todo, hombres congruentes.

La razón es simple. Un hombre que no es congruente no le da seguridad alguna. No le ofrece la menor garantía sobre su fortaleza o sobre sus propósitos. No le ofrece tampoco ninguna certeza de que vaya a encajar en alguna de sus categorías
[138]
.

PARA SER CONGRUENTES, HAY QUE ESTAR DISPUESTOS A PERDER

Recuerdo la primera vez que esta idea caló finalmente en mí.

Me encontraba chateando con una completa desconocida a la que había agregado por medio de una web de contactos
[139]
. Si sus fotos eran reales, se trataba de una mujer muy atractiva. Y, ya desde el primer intercambio de palabras, supe también que era una mujer con personalidad y muy inteligente.

Estaba claro que no iba a ser un contrincante fácil. Sin lugar a dudas, iba a obligarme a forzar mi juego al límite. Además, no contaba con las poderosas armas de comunicación que me ofrece el cara a cara, ni podía tampoco llevar a cabo un buen Calibraje
[140]
. Con todo, el Ciberligue siempre me ha gustado, porque pese a sus defectos sigue siendo un gran «simulador de vuelo»
[141]
.

Pues bien, todas mis predicciones se cumplieron. Tras una hora de chateo, yo había logrado proyectar todo lo que había querido proyectar, pero me había visto obligado a mostrarme inflexible en mi rol. Pese a su constante presión. Sabía, a fin de cuentas, que hace falta algo más que amabilidad y búsqueda de aprobación para ganarse el respeto y el interés de una T9 inteligente.

Finalmente, ella me lanzó un último Test para ponerme a prueba. Me había ocurrido cientos de veces, así que yo sabía que ella estaba a punto de cortar con la conversación y descalificarme si yo no pasaba por su Aro Psicológico e intentaba cualificarme
[142]
ante ella tras su último desafío. Pero también sabía que, si intentaba cualificarme, no cortaría la conversación en ese momento, pero habría perdido mi congruencia. Y, entonces, o bien me descalificaría más tarde o bien me añadiría a su lista de hombres Beta de bajo Valor.

Lo sabía porque, como digo, en el pasado había probado ambas cosas cientos de veces, y siempre me había conducido a uno u otro resultado, respectivamente.

Básicamente, un par de minutos antes me había atacado porque la conversación le resultaba demasiado pesada, en el sentido de que se sentía bajo presión para estar a la altura cada vez que escribía una frase. Puesto que esta era una objeción legítima, yo respondí de inmediato pidiéndole el teléfono. Así avanzaría y, además, le estaría mostrando que no estoy a favor de las conversaciones pesadas.

Sin embargo, en lugar de darme su teléfono, comenzó a ofrecerme su Basura
[143]
, racionalizando la descalificación que estaba a punto de llevar a cabo. Ahora, ser congruente implicaba arriesgarlo todo. Por primera vez, iba a hacer algo distinto y que mostrase mayor congruencia que lo que había hecho en ocasiones anteriores.

La corté justo en medio de su Basura y le dije que si no estaba dispuesta a mantener una conversación normal, lo mejor era dejarlo. Y me despedí, sin dejarla acabar. Ella no contestó.

Me había salido mal, sí, pero esa era la única forma de aprender. El problema, ahora, solo podía ser de Calibraje. Si repasaba la conversación, quizás encontrase alguna respuesta.

Pero la respuesta llegó unos minutos más tarde. En un nuevo mensaje me había enviado su número de teléfono.

La conclusión estaba clara: si no hubiese estado decidido a llegar hasta el final, si no hubiese estado dispuesto a perder, nunca habría destapado su farol.

CÓMO DETECTAR SI NO ESTÁS SIENDO CONGRUENTE

En la película
Desafío Total
, de Paul Verhoeven, un médico intenta convencer a Arnold Schwarzenegger de que no es un agente secreto luchando contra los malos en Marte, sino un obrero de la construcción que sueña que es un agente secreto. Parece que la estratagema le funciona hasta que una gota de sudor cae por su frente. La reacción de Schwarzenegger no se hace de esperar, que lo fulmina rápido de un tiro.

¿Qué ha ocurrido? Sencillamente, que la gota de sudor del médico le restaba congruencia.

En tu caso, ocurre algo similar. Prácticamente todo puede llevarte a parecer menos congruente. Tan pronto como haces o se te escapa algo que es inconsistente con la clase de persona que pretendes comunicar, estás siendo incongruente.

Other books

A Stranger's Touch by Anne Brooke
Secrets by Melinda Metz - Fingerprints - 4
Lights in the Deep by Brad R. Torgersen
The As It Happens Files by Mary Lou Finlay
Coffin Island by Will Berkeley
Almost a Lady by Jane Feather
It's a Wonderful Knife by Christine Wenger