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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (42 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Es preciso decir todo esto antes de encarar el aspecto práctico del Recuerdo de Sí porque todos los que quieren comprender este Trabajo deben tener, por así decir, un fundamento de principios que les permitan pensar sobre los detalles. Este Trabajo enseña como principio que el Hombre está dormido y que su tarea más grande y más importante es despertar.

Antes de que pueda suceder cosa alguna, un hombre debe comprender que está dormido y que no se recuerda a sí mismo. Y sólo puede llegar a comprenderlo mediante la observación de sí hecha en todo momento y sin espíritu crítico y por un prolongado período. Pero en este sistema se le enseña a observar ciertas cosas peculiares en sí mismo que impiden sobre todo que un hombre empiece a despertar. El despertar, es preciso comprenderlo, exige mucho tiempo, y todas las primeras etapas del Trabajo se ocupan de este despertar gradual. Una de las cosas más importantes que ha de observarse en sí mismo es el estar identificado. Un hombre no se puede recordar a sí mismo si está identificado. Y cuanto más identificado esté consigo mismo, tanto menos se recordará a sí mismo. Un hombre se identifica con imágenes de sí mismo, se identifica con sus sueños, se identifica con cada "Yo" que por un momento aparece en escena, se identifica con cada estado de ánimo, se identifica con cada emoción, se identifica especialmente con sus emociones negativas y se identifica con su sufrimiento. Y es preciso mencionar aquí que se debe luchar con esta última forma de identificación desde el primer momento del trabajo práctico sobre si. Un hombre debe renunciar a su sufrimiento desde el comienzo mismo. Todas las mil y una formas de identificación deben llegar a ser temas de estudio de sí a través de la auto-observación. Ahora bien, si un hombre observa que está a punto de identificarse, digamos, con un estado negativo y al mismo tiempo recuerda el Trabajo y su propósito de no identificarse, debe separarse por completo de este estado. Experimentará probablemente un instante de Recuerdo de Sí, ya sea en ese momento o más tarde. ¿Qué ha sucedido? Trataré de explicarlo. Cuando ha practicado la observación de sí durante cierto tiempo, estará más consciente de su estado interior y en consecuencia tendrá, por así decir, un momento de elección. Podrá ver lo que va a suceder antes de que esto tenga lugar. La Observación de Sí despeja un espacio en su mente de modo que pueda ver las cosas que entran y que salen. Si a la energía que estaba por entrar en la emoción negativa se le impide hacerlo, puede pasar de largo y crear un instante de Recuerdo de Sí. Todo ello significa que esa persona ha llevado al Trabajo al punto de entrada de las impresiones. Comúnmente las impresiones no pasan más adelante porque en el punto en que las impresiones entran en la máquina humana, caen en una red de asociaciones establecidas desde hace mucho tiempo. Al cabo de un tiempo, a cierta edad, la gente ya no experimenta nuevas impresiones. Esto no se debe a que las impresiones no sean nuevas, porque en todo momento pueden seguir siéndolo, sino a que siempre "tocan" las mismas asociaciones y producen las mismas reacciones. La gente entonces sólo vive en sus asociaciones y esto hace que su vida interior sea casi vacía, casi muerta. Si desea conservarse joven en sí misma es preciso que tome el alimento de nuevas impresiones. Lo cual significa que en realidad es menester trabajar sobre las impresiones a medida que entran e impedir que algunas de ellas caigan en los antiguos lugares. La vida son impresiones que entran. No se puede cambiar la vida. Pero se puede cambiar la forma en que las impresiones caen sobre uno mismo. Tomemos, por ejemplo, la cuestión del
propósito.
Todos deben tener un propósito en este Trabajo. Es preciso reflexionar sobre él. El propósito puede ser mayor o menor, pero un hombre debe saber cuál es su propósito grande o pequeño, en todo momento. Da forma y significado a su vida interior. Ahora bien, si lleva su propósito a la conciencia —es decir, si no lo olvida— en el punto donde la vida está obrando sobre él mediante las impresiones entrantes y le impide reaccionar a cualquiera de estas impresiones de un modo que sea contrario a su propósito, está entonces en un estado de Percepción de Sí. Su reacción
mecánica
es impedida por el acto consciente. Esta acción pertenece al Primer Choque Consciente. Es, por así decirlo, su comienzo. La energía que hubiera ido a una reacción mecánica, a través de las asociaciones mecánicas, puede proseguir ahora y llegar a transformarse primero en
Hidrógeno Re 24.
Esto es
emocional.
De ello resultará que ahora o después "verá algo" o comprenderá algo de una manera nueva —tras la red de asociaciones. Las impresiones, de hecho, empezarán a caer directamente sobre los centros.

Las impresiones que son captadas en un estado de Recuerdo de Sí llegan a ser emocionales. Hasta la cosa más sencilla llega a ser interesante o bella y refleja un significado que antes no se había percibido.

Ahora bien, en lo que respecta a la pregunta: "¿Qué si a mí mismo debo recordar cuando intento recordarme a mí mismo?" Primero, debo recordar el mío mismo o el "Yo" que conoce cuál es mi propósito. Esto lleva a la conciencia a todos los "Yoes" que en Una quieren despertar. Segundo, en nosotros existe un "Yo" verdadero. Pero siempre somos lo que no somos, sustituyendo un "Yo" tras otro en lugar del vestigio de verdadero "Yo" al cual tenemos acceso. Cuando intentamos sentir el puro sentimiento de "Yo" que hace esto, "Yo" que dice aquello, "Yo" que está sentado aquí, "Yo" que es negativo, etc., esto suele ser una forma de Recuerdo de Sí. El pleno Recuerdo de Sí es la conciencia del verdadero "Yo" que está por encima de todos los "Yoes" artificialmente creados en nosotros por la vida.

Finalmente, nadie puede recordarse a sí mismo a no ser que sienta que hay algo superior a sí mismo. A menos de sentirlo, su Recuerdo de Sí lo llevará siempre a la Falsa Personalidad. Cabe decir muchas otras cosas acerca del Primer Choque Consciente, cuyas facetas son tantas, pero con lo que se ha dicho basta para discutir y hacer preguntas sobre este tema. En las discusiones todos ustedes deben guiarse por lo que se ha dicho en esta disertación, y esto constituye para ustedes un ejercicio de Recuerdo de Sí.

Birdlip, 14 de diciembre, 1942
Sobre los hidrógenos V - Primer choque consciente II

PARTE I.

Ya se ha dicho que cuando un hombre trata de recordarse a sí mismo es preciso que recuerde también su propósito. Cuando un hombre recuerda el Trabajo dentro de sí y su propósito y al mismo tiempo observa la vida, este acto de Recuerdo de Sí lleva al Trabajo hasta el punto de entrada de las impresiones —es decir, le permite tomar la vida entrante desde el punto de vista del Trabajo, observar las reacciones que está a punto de crear e impedir que las impresiones caigan dentro de sí en su lugar acostumbrado y produzcan sus reacciones habituales. Todo esto comporta una lucha entre los "Síes" y los "Noes". Un hombre en tal estado puede ver una impresión que está a punto de producir una respuesta característica en él y dice "Sí" o "No" a ella. Si la respuesta que la impresión está a punto de provocar es contraria al propósito de este hombre y él le dice "No", entonces mantiene su propósito. Está trabajando sobre sí y en
ese momento
ha sacrificado algo. ¿Qué ha sacrificado? La satisfacción de reaccionar como siempre —es decir, mecánicamente—, la satisfacción de sentirse agraviado, la satisfacción de algún pensamiento o manifestación desagradable. Todo ello involucra una lucha muy rápida y que no aparece exteriormente. Tiene lugar dentro de un hombre y tiene que ver con su asentimiento
interior
o su negación
interior.
Tiene lugar
donde
un hombre habría de ser consciente,
donde
habría de estar despierto —y donde, en realidad, está dormido.
Este lugar puede ser hallado.
Es el lugar donde se produce el
Primer Choque Consciente.

PARTE II.

Como se acaba de decir, un hombre debe siempre recordar su propósito cuando se recuerda a sí mismo. Un hombre no puede desarrollarse a menos que se recuerde a sí mismo, porque su punto de desarrollo está en el punto
donde se recuerda a sí mismo.
Y aquí está el punto donde un hombre puede luchar conscientemente. Para que un hombre se desarrolle, es preciso que se entable en "él una lucha entre los "Síes" y los "Noes", una lucha entre el propósito y el no propósito. Pero todo dependerá de la naturaleza de esta lucha —es decir,
del objeto para el cual lucha un hombre
y de lo que recuerda como

y como
No.
De ello dependerá el
resultado
de esta lucha.

Por regla general, no hay lucha en la vida interior de un hombre. En un hombre mecánico, un hombre que no se recuerda a sí mismo, un hombre rutinario que reacciona mecánicamente a su contorno, según su propia manera adquirida, que sigue sus hábitos adquiridos, no hay lucha interior. Sólo empieza una lucha cuando ese hombre va en contra de su rutina, de su mecanicidad, a la que imagina que sigue por propia voluntad. Pero si empieza en él una lucha, en especial si en la lucha hay una línea continua y definida, entonces se forman gradualmente en esa persona rasgos cada vez más permanentes que son su consecuencia. La clase de rasgos permanentes que se formen en él dependerá de la naturaleza de la lucha y de lo que constituya su "Si" y su "No". Un hombre puede llevar una vida dura, tener que negarse a sí mismo, luchar con una fuerte adversidad y penurias, de resultas de ello los rasgos permanentes empiezan a formarse en él. Pero no se sigue de ello que estos rasgos permanentes sean deseables o útiles para el correcto desarrollo en el Trabajo —por cierto, pueden ser muy fácilmente un obstáculo para su verdadero desarrollo interior. Es decir, antes que un hombre pueda desarrollarse correctamente, quizá sea preciso disolver esos rasgos permanentes y empezar todo desde un nuevo punto de partida, y esto es a veces imposible. Una creencia fanática puede provocar la formación de rasgos permanentes tan fuertes en un hombre que llega a producirse en él lo que en este sistema se denomina
cristalización.
Algo
cristaliza
en el hombre —algo duro en el sentido de que es inconmovible, permanente, fijo. La palabra
cristalización
es el término usado en el Trabajo para describir cierto grado de
fusión
interior de calidades.

Un significado de la frase de Cristo: "De cierto os digo, que si no os
volvéis
y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".
(Mateo, XVIII 3)
, es que un hombre al encontrar este Trabajo debe siempre retornar y
empezar otra vez,
debido a las ideas y actitudes equivocadas y el desarrollo equivocado que la vida le dio. Y esto es tanto más difícil si hay cierto grado de cristalización en él, si en su interior se han formado rasgos más o menos permanentes. La cristalización puede tener lugar por diferentes razones. Por ejemplo, el
temor
puede establecer una lucha en un hombre. Puede luchar con el fin de vencer al temor, con el fin de mostrar que no tiene miedo, o porque el fracaso lo atemoriza: o puede luchar por temor a algún castigo tal como el infierno. En este último caso suele luchar consigo mismo con la mayor violencia y de resultas de ello
"cristaliza".
¿Cuál es la base de esta cristalización? El miedo. El miedo del pecado, del infierno, puede despertar una terrible lucha interna entre los "Síes" y los "Noes"; pero si un hombre cristaliza sobre esta base, cristaliza
de una manera equivocada.
Porque el temor no es una base correcta para la cristalización. No sólo una cristalización es equivocada, sino que es incompleta, porque en la cristalización correcta es preciso incluir todo cuanto es útil y capaz de crecimiento en el hombre. El miedo es negativo. Dicho hombre nunca poseerá una nueva posibilidad de desarrollo tal como es. Para que tenga lugar un nuevo desarrollo, todo debe ser
fundido
y esto sólo puede realizarse a costa de terribles sufrimientos. Debe desaparecer el miedo desde su base. ¿Cuál es el resultado de una cristalización equivocada? Significa que se ha formado en un hombre algo tan permanente y resistente que
puede sobrevivir a la muerte
y entrar otra vez en el mundo en
otro
cuerpo. Esto se debe a que ha tenido lugar cierta fusión interior, mediante la fricción de la lucha entre el "Sí" y el "No". Pero, como dije, la fricción de la lucha entre "Sí" y "No" puede tener fácilmente lugar sobre fundamentos equivocados, y dar como resultado una cristalización equivocada e incompleta. En otras palabras, la cristalización es posible
sobre cualquier base mala o buena,
de lo cual resulta cierta permanencia "psíquica", capaz de resistir y sobrevivir a la muerte
por cierto tiempo
y hasta de encontrar otro cuerpo físico y entrar en la vida. Por ejemplo, un hombre puede cristalizar sobre la base del desquite o del odio, y negándose a sí mismo todo lo que no ayuda a sus posibilidades de desquite y odio, puede formar en él algo permanente que subsista después de la muerte del cuerpo físico —algo maligno.

Al hablar de esta posibilidad de la cristalización psíquica
sobre cualquier base,
G. dijo una vez: "Tomemos por ejemplo a un bandido, un bandido auténtico, genuino. Conocí a bandidos así en el Cáucaso. Se quedan con su rifle tras Una peña junto al camino durante ocho horas sin moverse. ¿Son ustedes capaces acaso de hacerlo? En todo ese tiempo, obsérvenlo, una lucha se entabla en él. Tiene sed y calor, las moscas lo molestan; pero no se mueve. Otro es un monje; tiene miedo del diablo; a largo de toda la noche se golpea la cabeza contra el piso y reza. Así se logra la cristalización. De este modo las gentes pueden generar en sí una enorme fuerza interior; pueden soportar las torturas; pueden lograr lo que desean. Esto significa que hay ahora en ellas algo sólido, algo permanente. Tales personas pueden llegar a ser inmortales. ¿Pero cuál es el beneficio? Un hombre de esta clase se convierte en una 'cosa inmortal', aunque cierta cantidad de conciencia permanece a veces en él. Pero aun esto, es preciso recordarlo, ocurre rara vez".

En los dos ejemplos dados anteriormente por G., verán cómo en el primer caso un hombre puede cristalizar
equivocadamente
con un propósito de vida ordinario, y en el segundo, con un así llamado propósito religioso". Para que tenga lugar una cristalización correcta, la lucha entre "Sí" y "No" debe establecerse
en el nivel superior de la comprensión.
Un hombre no debe cristalizar en las pequeñas partes de los centros, ni en las partes negativas. Primero, es preciso que esté en posesión de un conocimiento correcto y entonces puede empezar a
comprenderlo
y a aplicarlo a sí mismo. A menos que reciba un conocimiento correcto y empiece a
comprenderlo
y aplicarlo, ignorará contra
qué
debe luchar; y por cierto puede entablar la lucha contra algo que sólo le hará daño. A este respecto, interesa observar que el Trabajo nos enseña a observar y luchar.

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