La luna comenzaba a brillar iluminando las dunas con su luz de plata azulada cuando Andrea reunió la suficiente presencia de ánimo para decir adiós a Chedva y subir de nuevo al H3. Mareada entró en la cabina, cerró la puerta y encendió el aire acondicionado. La sensación del frío extremo tocando su piel sudada y pegajosa fue deliciosa, pero no se permitió más que un par de minutos de ese placer. El depósito de combustible apenas rebasaba un cuarto de su capacidad, así que lo necesitaría todo para alcanzar la carretera.
Si me hubiese fijado en este detalle cuando subimos esta mañana al coche, hubiera entendido el auténtico propósito del viaje. Tal vez entonces Chedva aún seguiría viva,
se lamentó Andrea amargamente.
Sacudió la cabeza con fuerza. Tenía que concentrarse en la conducción. Con un poco de suerte alcanzaría la carretera y un pueblo con gasolinera antes de la medianoche. Si no, tendría que andar. Lo importante era alcanzar un ordenador con conexión a Internet lo antes posible.
Tenía una historia que contar.
La figura oscura recorría despacio el camino de vuelta a casa. Llevaba muy poca agua, pero era suficiente para un hombre como él, al que habían enseñado a sobrevivir en las situaciones más adversas y a hacer que otros sobrevivieran.
Había conseguido encontrar la salida por la que entraron a las cuevas los elegidos de Yirmsyáhu dos milenios atrás. Hacia ella conducía la negrura a la que se lanzó justo antes de la detonación. Algunas de las piedras que la cubrían cayeron con la explosión. Un rayo de sol y varias horas de penoso trabajo al borde de la extenuación fue lo que necesitó para volver al aire libre.
Durante el día dormía en cualquier sombra que pudiese encontrar. Respiraba sólo por la nariz a través de un improvisado turbante hecho con restos de ropas.
Caminaba por las noches, descansando diez minutos cada hora. Su rostro estaba totalmente cubierto de polvo, y ahora, mientras notaba la presencia de la carretera a pocas horas de distancia, era cada vez más consciente de que su «muerte» podría ser por fin la liberación que llevaba buscando desde hacía tantos años. Ya no tendría que ser un soldado de Dios.
Su libertad era sólo uno de los dos premios que había obtenido de aquella empresa, no obstante. Aunque ninguno de los dos podría compartirlo jamás con nadie.
Buscó entre sus ropas y acarició con los dedos el fragmento de piedra, no mayor que la palma de su mano. Era todo lo que había quedado de la piedra plana con la que había abatido a Russell en la oscuridad. Sobre su superficie había escritos unos símbolos profundos de bordes perfectos, que no habían sido tallados por mano alguna.
Dos lágrimas rodaron por sus mejillas, abriendo profundos surcos en el polvo que le cubría la cara, mientras la punta de sus dedos recorría los símbolos y sus labios los transformaban en palabras
Loh Tirzah.
No matarás.
En aquel instante, pidió perdón.
Y fue perdonado.
Nueva York, julio de 2005
Santiago de Compostela, septiembre de 2007
Quiero dar las gracias.
A mis padres, a quienes está dedicado este libro, por haber esquivado las bombas de la Guerra Civil y haberme dado una infancia absolutamente diferente a la suya.
A Antonia Kerrigan, por ser la mejor agente literaria del planeta con el mejor equipo: Lola Gulias, Bernat Fiol y Víctor Hurtado.
A ti, lector, por haber hecho de
Espía de Dios,
mi primera novela, un éxito en 39 países. Gracias de verdad.
En Nueva York, a James Graham, mi «hermano»; a Rory Hightower, Alice Nakagawa y Michael Dillman.
En Barcelona, Enrique Murillo, editor de este libro, infatigable y agotador, tiene una poco usual virtud: siempre me ha dicho la verdad.
En Santiago de Compostela, Manuel Soutiño aportó sus inestimables conocimientos de ingeniería a la Expedición Moisés.
En Pamplona, Eduardo Paniagua, autor de las ilustraciones, y a quien el lector curioso reconocerá en la ilustración en la que David Pappas introduce a Freddie en la abertura del muro. Si quieres contactar con él, escríbele a
[email protected]
En Roma, a Giorgio Selano y su experiencia con las catacumbas.
En Milán, a Patrizia Spinato, domadora de palabras.
En Jordania, a Samir Mufti, Bahjat al-Rimaui y Abdul Suheiman, que conocen el desierto como nadie y me enseñaron el ritual del
gahwa.
En Viena, nada habría sido posible sin Kurt Fischer, que aportó un montón de información sobre el auténtico carnicero de Spiegelgrund, quien falleció exactamente el 15 de diciembre de 2005 «de un ataque al corazón».
Y a mi mujer, Katuxa y mis hijos, Andrea y Javier, por ser tan comprensivos con mis viajes y mis horarios.
Querida lectora, querido lector. No quiero concluir el libro sin pedirte un favor. Vuelve al principio de estas páginas y relee el poema de Samuel Keen. Hazlo hasta que memorices cada una de sus sílabas. Enséñalo a tus hijos, envíalo a tus amigos. Por favor.
JUAN GÓMEZ-JURADO, es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU. Como periodista, su carrera profesional ha pasado por las redacciones de Canal Plus, Cadena SER, diario ABC, TVE y La Voz de Galicia. Colabora con las revistas Qué Leer, JotDown Magazine y New York Times Book Review y participa en programas de radio y televisión.
Su primera novela, Espía de Dios, un thriller sobre un asesino en serie en el Vaticano, ha sido publicada en 45 países además de en España, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos internacionales de la literatura española junto a autores como Javier Sierra y Carlos Ruiz Zafón. Su segunda novela, un thriller de aventuras ambientado en la actualidad, se publicó en varios países del mundo con el título de «Contract to Paradise (Contrato al Paraíso)», y en muchos otros con el título original en España, Contrato con Dios alcanzando la lista de los más vendidos en naciones como Alemania, Italia, Reino Unido, Holanda, Finlandia y Serbia. Su tercera novela, El emblema del traidor recibió el VII Premio Internacional de Novela Ciudad de Torrevieja en septiembre de 2008 (premiado con 360.000 euros) y está en vías de traducción a 40 idiomas, también alcanzando la lista de los más vendidos en muchos países. Varias de sus novelas están siendo adaptadas al cine.
Desde 2008 Gómez-Jurado está trabajando en una trama ambientada en el siglo XVI que, según adelantó el autor en una reciente entrevista, comienza con estas dos frases: «Una manta de calor cubría la tierra. Los cascos de los caballos resonaban en el Camino Real». La fecha anunciada de publicación es el 1 de junio de 2012. La novela llevará por título La Leyenda del Ladrón.
[1]
Como se cuenta en
Espía de Dios
(Roca Editorial, 2006).
[2]
Una ceremonia en la que el niño judío asume la responsabilidad religiosa leyendo un fragmento de la Torah en la sinagoga. Su importancia social es similar a la de la Primera Comunión de los niños católicos, aunque sus significaciones sean más similares al sacramento de la Confirmación. En el caso de una niña es
bar mitzvot,
en el de un niño
bar mitzvah.
[3]
Alimento permitido por la ley islámica.
[4]
Woodward y Bernstein destaparon el escándalo de escuchas ilegales en la presidencia de Richard Nixon, el famoso caso Watergate. Lowell Bergman puso al descubierto la industria tabaquera norteamericana.
[5]
En inglés, el idioma en el que hablan los miembros de la Expedición Moisés salvo que se indique lo contrario, babor
(larboard)
y estribor (
starboard)
son mucho más parecidos que en castellano.
[6]
Blackwater USA es la compañía militar privada más grande del mundo. Están radicados en Carolina del Norte y su principal —pero ni mucho menos único— cliente es el gobierno americano. Blackwater tiene un ejército de miles de hombres, su propia flota de barcos, helicópteros y tanques. Su participación en la guerra de Irak ha generado una enorme controversia en la sociedad estadounidense.
[7]
El nombre con el que se conoce a la CIA en los círculos de inteligencia.
[8]
La casa del Islam.
[9]
La ley islámica, en la práctica una confusión entre la religión y el Estado.
[10]
Fiesta religiosa judía que se celebra en diciembre.
[11]
Eres como un grano en el culo.
[12]
Cierra la boca, simio.
[13]
El manual original de Al Qaeda ocupa 5.000 páginas en varios volúmenes y contiene detalladísima información acerca de operaciones realizadas en el pasado por el grupo terrorista, así como la metodología pertinente para reclutamiento de nuevos miembros; entrenamiento; creación de células; preparación de explosivos y su utilización contra objetivos militares y civiles; asesinatos con toda clase de armas de fuego, venenos y armas blancas; espionaje y contraespionaje; y resistencia a interrogatorios y tortura. En los pisos francos que emplean los terroristas siempre hay una versión reducida del manual, de unas 180 páginas. Está severamente prohibido sacar el manual de la casa y el jefe de la célula tiene orden de destruirlo a la menor señal de peligro.
[14]
Un videojuego muy popular entre los adolescentes en el que el protagonista es un criminal que debe realizar misiones como secuestrar, matar, traficar con drogas o desplumar a prostitutas.
[15]
Maricón, en árabe.
[16]
Tu madre cometió adulterio con un mono,
en árabe.
[17]
Internacional Service Liaison, enlace entre servicios internacionales de espionaje.
[18]
Una compañía radicada fuera del país, normalmente utilizada de manera más o menos encubierta para evadir impuestos.
[19]
El caso de Raymond Kayn es sólo uno entre los miles de inmigrantes que llegaron a Ellis Island y a los que los funcionarios cambiaron el nombre, ya fuera transcribiéndolo fonéticamente, sustituyéndolo por otro que les resultase más fácil de escribir en la ficha, o por uno más común en lengua inglesa.
[20]
Mujer que cotillea
, en yídish.
[21]
Un ama de casa maniática de la pulcritud, el qué dirán y los buenos modales, protagonista de la serie
Mujeres desesperadas.
[22]
Pequeña gorra ritual empleada por los varones judíos.
[23]
Dios misericordioso, que estás en los cielos, permite que las almas de nuestros compañeros descansen en las alas de tu divina presencia; en las divinas alturas de santidad y de pureza acoge el espíritu brillante que camina hacia ti.
[24]
La ley judía.
[25]
Expresión de alegría yídish sin equivalencia en castellano.
[26]
Robot Explorador para Terrenos Molestos.
[27]
Edificios de apartamentos en régimen de alquiler, que solían ocupar los más desfavorecidos de Nueva York en la primera mitad del siglo XX.
[28]
Bendito seas Tú, oh Dios, el Eterno, Presencia Universal, que haces crecer el pan de la tierra.
[29]
No se preocupe
, en yídish.
[30]
Modismo colombiano: persona de España.
[31]
Malvadas, cabronas.
[32]
Trabajar.