El jardín de los tilos (21 page)
El 15 de agosto de ese mismo año, festividad de la Asunción de la Virgen, las cuarenta y una religiosas emitieron sus primeros votos solemnes.
En 1907 se acordó el traslado de los restos de Rafaela Ybarra desde el panteón familiar en donde habían sido sepultados, al recinto del colegio de Zabalbide, con la conformidad del hijo mayor, ya conde de Vilallonga. Pero surgió un pequeño problema: el conde entendía que si su madre merecía descansar en el colegio que con tanto amor fundó, no lo merecía menos su padre, José de Vilallonga, que tanto contribuyó a su erección y tanto animó a su mujer a desarrollar tantas actividades benéficas, a lo que las monjas, en principio, se opusieron, pero no por mucho tiempo, pues comprendieron las justificadas razones de semejante deseo. Y por fin, reposaron juntos los que estuvieron unidos en el amor, como esposos, y como bienhechores del prójimo.
La obra de Rafaela, que en vida comenzó siendo un modesto colegio en la calle Hernani, y poco después en Santa María y Zabalbide, a su muerte alcanzó notables proporciones, como para que no quedara duda de que el empuje venía desde el cielo.
En 1909 se inauguró un colegio en Málaga, seguido por los de Santander, Madrid, San Sebastián —este de los más espléndidos, en el alto de Ategorrieta—, Barcelona, Roma, y a partir de los años veinte comenzó la expansión por América del Sur, en Argentina, Brasil, Puerto Rico, República Dominicana y Colombia, contando con cuatro noviciados en España, Argentina, Brasil y República Dominicana.
La Cava, que fuera residencia de Rafaela y de sus padres, gracias a la generosidad de la familia Vilallonga y de los Urquijo, se convirtió en colegio de huérfanas, para acabar siendo Curia Generalicia del Instituto.
Los efluvios de la santidad de Rafaela alcanzaron a bastantes miembros de su familia. Su hijo Gabriel fue padre de la Compañía de Jesús, en la que llegó a ocupar cargos relevantes; su hija Rosario profesó como esclava; su sobrina Luisa Urquijo Ybarra llegó a ser superiora del instituto creado por su tía, el de los Santos Ángeles Custodios; su nieta Rosario Vilallonga Lacave fundó la institución del Sagrado Corazón para atender a enfermos incurables; y María Somontes, esposa del conde de Zubiría, fundó la Cruz Roja en Bilbao. Sin olvidar que los hermanos Urquijo y sus primos los Ybarra Revilla fueron los fundadores de
La Gaceta del Norte
y de
El Pueblo Vasco
, periódicos de honda raíz católica en sus orígenes.
Rafaela Ybarra fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 30 de septiembre de 1984, un día de lluvia persistente, como si Bilbao se hiciera presente en la plaza de San Pedro.
JOSÉ LUIS OLAZOILA, natural de San Sebastián, ejerció la abogacía durante quince años. Su extensa carrera literaria ha sido reconocida con numerosos galardones, entre ellos el Premio
Ateneo de Sevilla
1976 por su novela
Planicio
o el
Premio Planeta
1983 por
La guerra del general Escobar
, considerada por Álvaro Mutis y Javier Cercas como la «mejor novela sobre la guerra civil española». En 1982 obtuvo el Premio
Barco de Vapor
por su novela
Cucho
, que traducida al francés ganó el
Grand Prix de l'Académie des Lecteurs de París
; en 1992 fue reconocido con el
Prix Littéraire
de Bourran, Burdeos, por su novela
El cazador urbano
, y en 1993 con el Premio de
Prensa L´Oréal
.
La niña del arrozal
http://epubgratis.me/node/29051
, que obtuvo el Premio Literario
Troa
«libros con valores», y
Volverá a reír la primavera
han sido publicadas por Ediciones Martínez Roca.
Lleva publicados más de setenta libros de los más diversos géneros, de los que ha vendido más de dos millones de ejemplares. Desde hace treinta años se dedica profesionalmente a escribir libros y artículos, y a pronunciar conferencias. Es fundador y presidente de la ONG
Somos Uno
, que lucha contra el drama de la prostitución infantil en Tailandia.