El Director Adjunto se acercaba y Kesselwood retrocedió. A pesar de que tenía una pistola en la mano, se sintió incapaz de apretar el gatillo. Sus manos temblaban demasiado. De todos los hombres y mujeres que trabajaban para el Proyecto, el Director Adjunto era la persona a la que más temía.
—Por favor, aléjese de mí —imploró mientras retrocedía peligrosamente hacia el tejado de la iglesia.
—Su misión ha finalizado —repitió el Director Adjunto.
Aquello era una sentencia de muerte.
La lluvia azotaba la cara de Kesselwood, y el viento casi le hizo perder el equilibrio. Los truenos resonaban muy cerca, y un relámpago cruzó el cielo negro.
El Director Adjunto seguía avanzando hacia Kesselwood, que ya se encontraba al borde del tejado. Se armó de valor y le apuntó con su pistola.
—No me disparará.
Kesselwood sabía que era cierto. Había algo en los ojos del Director Adjunto que irradiaba autoridad, incluso a través de las gafas oscuras.
En cuanto el Director Adjunto se le acercó aún más, Kesselwood sintió que perdía el equilibrio. Agitó los brazos y se agarró a lo único que tenía a mano.
Cuando Edward Kesselwood tocó el pararrayos de la iglesia de Saint Michael, un relámpago se precipitó en su dirección. De la misma forma que Joey se había convertido en conductor de los poderes ocultos de la Tierra, Kesselwood se convirtió en conductor del fuego de los cielos.
Aunque, desgraciadamente para él, no pudo canalizar el relámpago a través de su cuerpo y cayó al suelo, unos treinta metros más abajo, completamente carbonizado.
Desde el tejado de la iglesia, el Director Adjunto del Proyecto miró hacia abajo. La muerte era la forma en que le gustaba poner punto final a este tipo de asuntos. Ahorraba tantos problemas…
Sonriendo para sus adentros, bajó del tejado y se dirigió hacia el Instituto.
Epílogo
El Instituto
Viernes 12 de mayo, 12:30 h
—¡No nos creen! ¡Nadie nos cree! —exclamó Marc al encontrarse con los otros a la mañana siguiente durante el almuerzo.
—¿Por qué iban a creerse el sargento Ashby y sus policías una historia tan inverosímil, Marc? —respondió irónicamente Rebecca.
—Todos nosotros lo hemos visto con nuestros propios ojos, Bec —le recordó él—. Pero ellos piensan que no somos más que una panda de locos que sólo pretenden hacerle perder tiempo a la policía.
—Joey fue secuestrado —dijo Colette—. Eso no lo pueden negar.
—¡No lo creas! —replicó Marc, enfadado—. Han dicho que si queremos presentar una denuncia tenemos que dirigirnos a una «autoridad superior».
—El Proyecto tiene influencias hasta en la policía —dijo Joey—. Igual que en Nueva York… Cuando mamá y Sara murieron, nadie quiso investigarlo.
—Al menos ahora Joey podrá ocupar su plaza en el Instituto —dijo Rebecca—. Y el grupo de historia local, con la señorita Rumford a la cabeza, está encantado de que hayamos descubierto el esqueleto de Uriel.
—La verdad es que no están tan encantados… —la corrigió Colette—. La explosión de la máquina de Kesselwood hizo que se derrumbara el túnel. Ya no queda ni rastro de la vieja abadía. Ni del Proyecto.
—Entonces es como si el Fuego Mental nunca hubiera existido —añadió Marc, indignado—. Y ese maldito Proyecto saldrá indemne de todo esto.
—¿En qué crees que consiste ese Proyecto, Marc? —preguntó Joey.
—¿Quién sabe? Aunque… ¿por qué tendré la impresión de que Eva está involucrada de alguna forma en él? Quizá Axford también lo esté.
—No tenemos pruebas de eso —le recordó Rebecca.
—Kesselwood tuvo que meter todo ese equipo en su laboratorio de alguna forma —dijo Marc—. ¿Os acordáis de cuando Eva nos dio aquellos dos días de vacaciones? A lo mejor lo hizo para que no estuviéramos aquí cuando trajeran las máquinas.
—Y a lo mejor no… —replicó Rebecca—. Y quizá descubrió la existencia de la abadía enterrada cuando hicieron los trabajos en el anexo de la cocina.
—Y quizá no… —repitió Marc—. Ha borrado sus huellas demasiado bien.
—Todo eso no son más que teorías —continuó Rebecca—. Necesitamos pruebas sólidas, fehacientes.
—Ya lo sé —respondió Marc con aire resuelto—. Y eso es lo que vamos a encontrar. Los cuatro. Algo se está cociendo en el Instituto, y no me gusta nada. Y vamos a descubrir qué es, ¡aunque sea lo último que hagamos!
[1]
Doctor Pepper es una bebida similar a la Coca-Cola o la Pepsi-Cola.
[2]
Uri Geller decía ser capaz de doblar cucharas con el poder de su mente.
[3]
Un Snickers es una barrita de chocolate.
[4]
OBE: Order of the British Empire, condecoración de la Orden del Imperio Británico.
[5]
Lois Lane es la periodista de Superman.
[6]
Halloween es el 31 de octubre, víspera del día de Todos los Santos.
[7]
La Hammer Films es una productora británica especializada en el género fantástico y de terror.
[8]
El JFK (siglas de John Fitzgerald Kennedy) es el aeropuerto más importante de Nueva York.
[9]
El transpondedor es un aparato electrónico que transforma una señal de una frecuencia a otra.
[10]
Programa informático para tratar imágenes.
[11]
Westminster, en Londres, es el edificio que alberga el Parlamento británico.
[12]
Se trata de mecheros de gas que se utilizan en los laboratorios.