Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (62 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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El propio Octavio fundó la ciudad en el emplazamiento mencionado, llamándola así para conmemorar su victoria. Su mayor fama obedece al hecho de que Epicteto, el gran filósofo estoico, llegó a Nicópolis un cuarto de siglo antes que Pablo, fundando allí una escuela.

Dalmacia

Vuelve a mencionarse a Tito en 2 Timoteo, la última epístola de Pablo. Salió de Creta destinado a otra misión:

2 Timoteo 4.10.
... Demas... se marchó a Tesalónica; Crescente a Galacia, y Tito a Dalmacia.

Dalmacia, que la Biblia sólo menciona en esta ocasión, era lo que hoy es la costa yugoslava del Adriático, enfrente de Italia. En la primitiva historia de Roma, fue refugio de molestos piratas. Roma los combatió en una serie de ocasiones y, hacia el 155 aC, Dalmacia se vio obligada a someterse a la soberanía romana. Los dálmatas se rebelaron muchas veces, y hasta el 9 dC el país no quedó sometido a un dominio completo y absoluto.

22. Filemón

Filemón • Onésimo

Filemón

La epístola más breve atribuida a Pablo y la más personal es la dirigida a Filemón, natural de Colosas:

Filemón 1.1.
Pablo, preso de Cristo Jesús, y ... Timoteo, a Filemón...

Filemón 1.2.
a la hermana Apia, a Arquipo... y a la iglesia de su casa:

Por lo visto, Filemón era el dirigente de la comunidad cristiana de Colosas, pues en su casa era donde se celebraban las reuniones eclesiásticas. Se cree que Apia era su mujer y Arquipo su hijo. A éste se le menciona al final de Colosenses, donde Pablo enumera a los destinatarios de la epístola:

Colosenses 4.17.
Decid a Arquipo: Atiende al ministerio que en el Señor has recibido, para ver de cumplirlo bien.

Es posible, pues, que Arquipo fuese realmente el que dirigiera los servicios en Colosas instruyendo a la parroquia sobre puntos doctrinales.

Onésimo

La epístola a Filemón se escribió efectivamente en las mismas fechas que Colosenses, según convienen todos, mientras Pablo se hallaba en su primer cautiverio romano. Así, cuando Pablo remite la epístola a los Colosenses por medio de Tíquico (v. cap. 16) también envía a otra persona:

Colosenses 4.8.
a quien os envío
(a Tíquico)...

Colosenses 4.9.
junto con Onésimo, el hermano fiel y querido, que es de los vuestros...

Al parecer, Onésimo era esclavo de Filemón. Huyó de su amo, llevándose algunas joyas. Como fuese, llegó a Roma, donde conoció a Pablo y se convirtió al cristianismo. Pablo le enviaba ahora de vuelta a su amo, con la epístola a Filemón como carta de intercesión personal. Dice Pablo:

Filemón 1.10.
te suplico por mi hijo... Onésimo,

Filemón 1.11.
un tiempo inútil para ti...

Como Onésimo significa «provechoso», hay un irónico juego de palabras. Pablo recomienda a Filemón que reciba a Onésimo como hermano en Cristo y no como a un esclavo que vuelve para ser castigado. Pablo incluso se ofrece a tomar la responsabilidad por las pérdidas financieras de Filemón:

Filemón 1.15. ...
se te apartó... para que por siempre le tuvieras,

Filemón 1.16.
no ya como siervo..., más que siervo, hermano...

Filemón 1.18.
Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi cuenta.

Filemón 1.19.
... yo te lo pagaré...

Pablo considera que el cristianismo pertenece a todos, sin distinción de sexo, raza, nacionalidad o condiciones de servidumbre. En un famoso versículo, dice:

Gálatas 3.28. No
hay ya judío o griego, no hay siervo o libre, no hay varón o hembra, porque todos sois uno en Cristo Jesús.

Sin embargo, mientras Pablo recomienda benevolencia hacia el esclavo Onésimo, que ahora es hermano en Cristo de Filemón, en ninguno de los escritos de Pablo hay indicios de que la esclavitud sea una institución errónea e inmoral. En efecto, Pablo incluso advierte a los esclavos que obedezcan a sus amos, de manera que el cristianismo, por novedosas que fuesen algunas de sus doctrinas, no era en absoluto una doctrina de revolución social:

Efesios 6.5.
Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne como a Cristo, con temor y temblor, en la sencillez de vuestro corazón:

El caso es que en ninguna parte de la Biblia, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento, se condena en abstracto la esclavitud. Tampoco hubo entre los gentiles ningún profeta o filósofo antiguo que la denunciara. Estaba tan íntimamente vinculada al régimen social y económico de la época que su ausencia era inconcebible. (Hay que preguntarse si en la actualidad es imaginable únicamente porque tenemos máquinas que hacen el trabajo de esclavos.)

Lo único que los dirigentes morales de la antigüedad hacían, tanto en la Biblia como fuera de ella, era recomendar humanidad a los poseedores de esclavos. Así, Pablo reconoce la propiedad de Filemón sobre Onésimo, enviando de nuevo a éste a la esclavitud. Ni siquiera la conversión al cristianismo de Onésimo le hace menos esclavo, y Filemón tendrá derecho legítimo a castigarlo. Pablo sólo puede rogarle que sea benigno.

23. Hebreos

La epístola a los hebreos • Melquisedec

La epístola a los hebreos

Esta epístola, bastante extensa, tiene una construcción compleja y se escribió originalmente en un griego perfecto, de modo que parece un sermón cuidadosamente escrito y puesto en forma epistolar. En numerosas ocasiones el autor se refiere a sí mismo como si hablara en lugar de escribir:

Hebreos 6.9.
Aunque hablamos de este modo, sin embargo, confiamos y esperamos de vosotros, carísimos, algo mejor y más conducente a la salvación.

Además, no empieza como una epístola, con los saludos ceremoniales del autor o autores a una persona concreta o a una congregación, sino que comienza con una frase larga y bien construida que abarca cuatro versículos:

Hebreos 1.1.
Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas;

Hebreos 1.2.
últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo...

No se expresa el nombre del autor. La versión King James sigue la tradición más corriente de atribuir la epístola a Pablo, de manera que la titula «Epístola del Apóstol Pablo a los Hebreos».

La prueba más sugestiva en favor de ello es una mención a1 final de la epístola a Timoteo, la mano derecha de Pablo:

Hebreos 15.23.
Sabed que ha sido puesto en libertad nuestro hermano Timoteo, en cuya compañía, si viniere pronto, os he de ver.

Sin embargo, este versículo quizá se añadiera para respaldar la teoría de Pablo, que necesita bastante apoyo porque hay mucho contra ella. El estilo es mucho más pulido que en cualquiera de los escritos del apóstol. Además, los argumentos y la teología no son característicos de Pablo, y en uno o dos lugares entra en franca contradicción con lo que dice en otras epístolas. La línea de argumentación es más bien la de un judío elocuente, versado en la filosofía alejandrina, como Filón (v. cap. 8).

En la actualidad se da por sentado, especialmente entre comentaristas protestantes, que Pablo no escribió la epístola. Claro que, si no es Pablo, se ignora quién es el autor. Se han considerado varios compañeros de Pablo; como, por ejemplo, Silas o Bernabé.

Martín Lutero sugirió que el autor quizá fuese Apolo, lo que resulta una sugerencia muy atrayente. Apolo fue compañero de Pablo (v. cap. 11), y se le describe de esta manera:

Hechos 18.24.
Cierto judío, de nombre Apolo, de origen alejandrino, varón elocuente... muy perito en el conocimiento de las Escrituras.

Eso es exactamente lo que se necesitaría para escribir Hebreos, y casi podría decirse que si Apolo no fue su autor, debería haberlo sido.

¿A quién está dirigida la epístola? ¿Qué significa el encabezamiento general de «a los hebreos»? ¿Se refiere a una iglesia en concreto? ¿Se dirige a los judíos de todas partes? ¿O a los cristianos de origen judío?

El único indicio está en la conclusión, cuando el autor envía los saludos de quienes le acompañan:

Hebreos 13.24. ...
Os saludan los de Italia.

Podría interpretarse esto en el sentido de que el autor se halla fuera de Italia y se dirige a una congregación de esa península. Los que acompañan al escritor son de Italia y como es natural envían saludos a sus compatriotas.

Además, la primera utilización conocida de esta epístola la hizo un romano cristiano llamado Clemente en el 96. La epístola tal vez llegó a Roma antes que a cualquier otro sitio. Entonces, es posible que se dirigiese a cristianos de origen judío que habitaban en esa ciudad y probablemente se remitiera desde Alejandría.

¿Y cuándo se escribió? Si su autor fuese Pablo, la fecha probablemente recaería hacia el 64. Hay varias referencias a la deserción de algunos que antes habían sido fieles cristianos, y el autor los exhorta a permanecer en la fe, amenazándolos con el castigo divino si no lo hacen:

Hebreos 10.28.
Si el que menosprecia la Ley de Moisés, sin misericordia es condenado a muerte sobre la palabra de dos o tres testigos,

Hebreos 10.29.
¿de cuánto mayor castigo pensáis que será digno el que pisotea al Hijo de Dios...?

Esto sería apropiado para el momento de la persecución neroniana del 64, cuando se necesitaba mucha fortaleza para seguir siendo cristiano en Roma y cuando el autor precisaba tranquilizar a los fieles prometiéndoles un segundo advenimiento inminente:

Hebreos 10.35.
No perdáis, pues, vuestra confianza...

Hebreos 10.36.
Porque tenéis necesidad de paciencia...

Hebreos 10.37.
Porque aún un poco de tiempo, y el que ha de venir llegará sin tardar.

Y, sin embargo, las penalidades de la persecución neroniana recaerían sobre todos los cristianos por igual. ¿Por qué entonces exhorta la epístola, de acuerdo con su título y con toda su línea argumental, solamente a los de origen judío?

Es posible que la epístola se escribiera después de la destrucción del Templo en el 70, cuando las condiciones generales de la hermandad cristiana cambiaron de manera radical. Para los cristianos de origen gentil, tal destrucción no habría tenido mucha importancia. Incluso tal vez fuese motivo de satisfacción, pues los judíos no habían aceptado a Jesús como Mesías, siendo convenientemente castigados.

Sin embargo, para los cristianos de extracción judía, el fin del Templo debió ser un golpe tremendo. Su destrucción sólo habría tenido sentido para ellos si seguidamente se hubiese producido la instauración definitiva del estado ideal; es decir, si el segundo advenimiento hubiese sido la culminación de lo que la destrucción del Templo habría sido preludio.

Pero tras la destrucción del Templo pasaron los años y no sobrevino segundo advenimiento alguno. Quizá los cristianos de origen judío pensaran que la destrucción del Templo sólo pudo ser la señal de la ira de Dios ante la herejía cristiana. El número creciente de cristianos de extracción gentil, abiertamente hostiles a los judíos, tal vez contribuyera a su extrañamiento. Entre los judíos empezaron a cesar grandemente las conversiones al cristianismo, y cada vez había más judíos cristianos que volvían a su antigua fe, siendo la iglesia prácticamente gentil en su totalidad del 100 en adelante.

En ese caso. Hebreos se habría escrito hacia el 80, cuando el apartamiento judío se hacía cada vez más evidente, pareciéndole al autor que la deserción judía podría dañar gravemente a la causa cristiana.

Melquisedec

Por consiguiente, la mayor parte de Hebreos es una tentativa elocuente por parte del autor para demostrar, sólo mediante referencias al Antiguo Testamento, que la doctrina de Jesús es superior a la de Moisés, y que sólo en el cristianismo alcanzarán las antiguas enseñanzas judías su propia culminación.

Así, se esfuerza para mostrar a Jesús como el sumo sacerdote ideal vaticinado en el primer libro de la Biblia:

Hebreos 6.20. ...
Jesús, instituido pontífice para siempre según el orden de Melquisedec.

Esto se refiere a un episodio que ocupa tres versículos en el libro del Génesis. Cuando Abraham y su grupo vuelven de rescatar a Lot de las manos de un grupo de invasores, el patriarca pasa por Salem (ciudad que, según suele considerarse, fue finalmente conocida como Jerusalén).

Génesis 14.18.
y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios altísimo,

Melquisedec era rey y sacerdote, lo que se utilizó antes del Exilio para justificar las funciones sacerdotales del rey de Judá en una época en que el sacerdocio del Templo luchaba con firmeza para reservarse tales funciones (v. cap. I, 19). Así, uno de los salmos declara:

Salmo 110.4.
Ha jurado Yahvé y no se arrepentirá: «Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec».

Si éste era un salmo de coronación, el rey de Judá a quien fuese dirigido se sentiría halagado porque se refirieran a él como rey y como sumo sacerdote «según el orden de Melquisedec».

En tiempos, posteriores al Exilio, cuando desapareció la dignidad real y el sacerdocio detentaba todo el poder, se perdió el sentido original del salmo. En su lugar, obtuvo una significación mesiánica.

Así, «Melquisedec» significa «rey de justicia», y como «Salem» quiere decir «paz», en su calidad de soberano de Salem Melquisedec es el «Príncipe de la Paz», lo que constituye un título mesiánico:

Isaías 9.6.
Porque nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo... que se llamará... Príncipe de la paz.

Por otra parte, los versículos del Génesis son demasiado breves para citar el nombre del padre o de los hijos de Melquisedec. En la época posterior al Exilio fue atribuyéndose poco a poco un significado místico a esto, entendiéndolo como que Melquisedec no tuvo ni padre ni hijo, sino que existía eternamente y representaba a un sacerdocio perenne sin principio ni fin:

Hebreos 7.1.
Pues este Melquisedec, rey de Salem...

Hebreos 7.2.
es... rey de paz.

Hebreos 7.3.
Sin padre, sin madre, sin genealogía, sin principio de sus días ni fin de su vida, se asemeja en eso al Hijo de Dios, que es sacerdote para siempre.

Por consiguiente, Melquisedec representa al Mesías, y algunos quizá le tomaran efectivamente por ello, pensando que hacía una breve visita a la tierra para encontrarse con Abraham.

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