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El 14 de marzo de 2003 se establece un dispositivo de vigilancia en torno a Mouhannad Almallah. En abril de 2003 constan un total de seis seguimientos a los hermanos Almallah y a los visitantes del local de Virgen del Coro, concretamente los días 11, 23, 24, 25, 28 y 29 de abril. En mayo (los días 6, 7, 8, 12, 19, 26 y 27) se realizan nuevos seguimientos y vigilancias de los pisos de Virgen del Coro y de la calle Químicos, identificándose diversos vehículos y personas.
El sumario del 11-M recoge cómo "
durante todo el mes de junio de 2003 se realizan vigilancias y seguimientos más constantes sobre Mouhannad Almallah
". Nos constan, a ese respecto, nuevos informes de fechas 5, 23, 25, 26 y 27 de junio.
En julio de 2003 continúa la vigilancia en torno a los pisos de la calle Químicos (domicilio de Mouhannad Almallah) y de Francisco Remiro (domicilio de
El Tunecino
), así como en torno al local de Virgen del Coro. Los informes tienen fecha de 3, 6, 7, 8, 9, 10, 21, 22 y 30 de julio. Hay que destacar que el día 10 se localiza la inmobiliaria en la que trabajaba
El Tunecino
(denominada Arconsa), que jugaría posteriormente un papel en el alquiler de la casa de Morata de Tajuña. En las fechas posteriores se investigaría todo el entramado empresarial relacionado con Arconsa, que es propiedad de otros dos hermanos de origen sirio, apellidados Rostom.
Es también en este mes cuando se oficializan estas investigaciones, a través del Juzgado Central de Instrucción número 4, con el fin de proceder a las correspondientes intervenciones telefónicas.
En agosto, se realizan nuevos seguimientos los días 11 y 25. En septiembre, los días 1, 3, 8, 15, 18, 22 y 23. Ya en este mes se conoce que en el piso de
El Tunecino
había estado residiendo Mustafá Maimouni, cuñado de
El Tunecino
que en la actualidad está preso en Marruecos por su posible relación con los atentados de Casablanca y que fue el primer inquilino de la casa de Morata.
En octubre de 2003, los informes de seguimientos corresponden a los días 1, 7, 9, 13, 15, 27, 29 y 30, centrándose dichos seguimientos en
El Tunecino
, los hermanos Almallah y las empresas relacionadas con Arconsa. Como novedad, se identifican dos nuevos coches en las proximidades del domicilio de
El Tunecino
, que resultan estar vinculados al entorno de Jamal Ahmidan,
El Chino
.
Los seguimientos constatados en noviembre corresponden a los días 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 18, 19, 20, 21, 22, 25, 26 y 28 (dieciséis de los treinta días del mes), localizándose a nuevas personas que luego aparecerán vinculadas al 11-M, entre ellas a otro de los presuntos suicidas de Leganés: Anuar Asrih Rifaat.
En diciembre, se somete a vigilancia al comando los días 4, 12, 17 y 19, realizándose asimismo indagaciones acerca de Abdelilah El Fadual (el lugarteniente de
El Chino
), cuyo coche había sido detectado en octubre.
El escape y el 17 de febrero de 2004
En enero de 2004, la vigilancia continúa sobre
El Tunecino
, los hermanos Rostom y los hermanos Almallah, teniendo los informes de seguimiento fecha de 7, 13, 14, 20, 22 y 26 de enero. En la primera mitad de febrero, la actividad de seguimiento por parte de la Policía sigue siendo frenética, constando los informes de los días 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 13 y 16 (nueve de los dieciséis días), localizándose en aquellas fechas, en las proximidades de uno de los inmuebles vigilados, un vehículo propiedad de Hicham Ahmidan (primo de
El Chino
dedicado también al tráfico de drogas).
Y de repente, el día 17 de febrero de 2004, los seguimientos se interrumpen. A partir de esa fecha ya no consta ningún seguimiento policial, como si alguien hubiera dado la orden de levantar el operativo. El día 17 de febrero, cesan esos constantes seguimientos al comando de Virgen del Coro, a pesar de que se había constatado la conexión de ese comando de Virgen del Coro con las tramas periféricas de Al Qaeda. El día 17 de febrero, se interrumpe la vigilancia de los numerosos pisos, locales y empresas de ese comando, a pesar de que se había constatado la implicación de los miembros del comando con varias personas relacionadas con el terrorismo islámico, como Abu Dahdah, el batasuno Yusuf Galán o Mustafá Maimouni. El día 17 de febrero se rompe el cerco tendido en torno a los presuntos organizadores del 11-M, a muchos de los cuales (incluyendo a tres de los suicidas de Leganés) se había identificado en el curso de las investigaciones:
El Tunecino
,
El Chino
, los hermanos Almallah, Basel Galyoun, Adnan Waki, Anuar Asrih Rifaat…
El 17 de febrero de 2004: las vigilancias se interrumpen exactamente 24 días antes de que estallen los trenes de Madrid, matando a 192 personas.
El 17 de febrero de 2004: el operativo de control del comando se levanta sólo 11 días antes de que se realice el transporte de los explosivos desde Asturias.
El 17 de febrero de 2004: el comando de Virgen del Coro se libra del cerco policial exactamente el mismo día en que ETA declara su tregua parcial en Cataluña.
El 17 de febrero de 2004. ¿Quién dio la orden, aquel 17 de febrero, de interrumpir el seguimiento al comando que, según nos dicen, iba a cometer pocos días después la mayor masacre terrorista de la Historia de España?
¿Por qué se dio la orden de abrir el candado, librando a ese comando del mortal abrazo policial?
El rayo que fulmina
El pasado 5 de septiembre, el periódico
El País
publicaba un artículo de análisis sobre el 11-M que planteaba claramente cuál es el problema fundamental en este punto de las investigaciones:
"La pregunta será eterna: ¿si estuvieron tan cerca, si casi todo ocurrió delante de sus narices, si los informes previos alertaban del aumento de la amenaza islamista contra España, por qué ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni el Ministerio del Interior pudieron evitar el 11-M?… El cúmulo de fallos asombra tras la atenta lectura del sumario. La cuestión es saber si alguien en algún momento tuvo la capacidad para juntar todas las piezas del puzzle o si ese alguien las vio y las cuadró con intenciones criminales."
No comparto las conclusiones de ese artículo ni los argumentos que en él se empleaban para sostener que ante lo único que nos encontramos es ante una monumental negligencia, pero, aún así, resulta recomendable leer entero ese análisis de
El País
, ya que pone sobre la mesa cuestiones que hasta ahora estaban reservadas a las conversaciones de pasillo. Porque, de la misma forma que el debate Goma-2/Titadyne hace tiempo que ha quedado superado (porque lo que se utilizó en los trenes puede que no fuera dinamita), también el debate ETA/Al Qaeda hace tiempo que ha quedado obsoleto: a estas alturas del partido, de lo que estamos hablando es de otra cosa. Es muy posible que en el atentado del 11-M jugaran un papel tanto ETA como elementos vinculados a Al Qaeda, pero ni los unos ni los otros podrían haber llegado a cometer el 11-M sin ayuda adicional.
Fue mi querido (y admirado) Gabriel Albiac quien me llamó la atención sobre una preciosa definición del término "
golpe de estado
", definición que debemos a un autor francés del siglo XVII, Gabriel Naudé: un golpe de estado es "
es el rayo que fulmina antes de que el trueno suene
".
Decíamos al principio que íbamos a aceptar provisionalmente la disyuntiva planteada por el periódico
El País
(negligencia o golpe de estado), pero que no pensábamos que fuera correcta. Y no lo es porque, en realidad, existen otras alternativas, incluyendo una mezcla de varios ingredientes distintos. Es posible, por ejemplo, que el 11-M se cocinara con un poco de lo uno (negligencia), con un poco de lo otro (golpe de estado) y con un mucho de un tercer ingrediente del que aún no es momento de hablar, pero que siempre ha estado ahí para quien quisiera verlo. Lo que pasa es que los árboles, como muchas veces sucede, no permiten ver el bosque.
Si queremos saber lo que pasó en España el 11-M, tenemos que tratar de no dar nada por supuesto. En este sentido, le sugiero al lector que se haga dos preguntas.
¿Y si la intención original del 11-M no hubiera sido causar víctimas?
¿Y si algunos de los actores pensaran que estaban participando en otra cosa?
No pretendo decir que esas dos preguntas nos vayan a proporcionar todas la respuestas, pero sí que debemos tenerlas presentes, por si tenemos que abrir el abanico de posibilidades. El rayo que fulmina debe poderse arrojar en silencio, para que el trueno no suene antes de lo previsto.
Las dos alternativas
Básicamente, lo que
El País
planteaba es que existen dos alternativas para explicar lo que sucedió el 11 de marzo: o estamos ante una monumental negligencia, o estamos ante un golpe de estado. Como veremos al final del artículo, en realidad podrían existir otras explicaciones, pero aceptemos de momento la disyuntiva que planteaba
El País
.
Enfrentados a esas dos alternativas, la hipótesis del golpe de estado resulta tan sobrecogedora que creo que todos tenemos la obligación de tratar de explicar las cosas sin recurrir a ella, así que eso es lo que haremos; trataremos de analizar los atentados partiendo de dos supuestos:
1) Vamos a dar por buena la versión oficial, es decir, vamos a aceptar que los atentados fueron cometidos por dos células más o menos conectadas con Al Qaeda: una de ellas formada por auténticos islamistas (la célula articulada en torno a los hermanos Almallah,
El Tunecino
, Allekema Lamari, Mohamed
El Egipcio
…), y otra formada por gente del mundo del narcotráfico a la que, por algún motivo, se arrastra hacia el fundamentalismo y se la involucra en la masacre (la célula articulada alrededor de
El Chino
)
2) En segundo lugar, vamos a suponer que lo que pasó antes del 11-M no fue otra cosa que una monumental negligencia de las Fuerzas de Seguridad y de los servicios secretos españoles.
¿En que consistió la negligencia?
Veamos cuál era la situación semanas antes del 11-M:
La Brigada Provincial de Información de Madrid, a través del Juzgado Central de Instrucción número 4 (Fernando Andreu), tenía controlado al núcleo liderado por los hermanos Almallah. Durante trece meses, antes del 11-M, se controló a los hermanos Almallah, a dos de los suicidas de Leganés (
El Tunecino
y Anuar Asrih Rifaat), a Basel Ghalyoun, a Fouad El Morabit, a Adnan Waki y a al menos dos personas vinculadas a
El Chino
.
La UDYCO tenía controlado al grupo de narcotraficantes articulado en torno a
El Chino
, incluyendo al propio Jamal Ahmidan, a Otman El Gnaoui, a Lofti Sbai y a Abdelilah Ahmidan.
La UCIE tenía controlados desde el año 2002, a través del Juzgado Central de Instrucción número 5 (Baltasar Garzón), a los hermanos Almallah, a
El Tunecino
, a Mohamed
El Egipcio
, a Basel Ghalyoun, a Adnan Waki, a Fouad El Morabit, a Sanel Sjekirica…
El CNI tenía controlado a otro de los suicidas de Leganés (Allekema Lamari) a través del agente Safwan Sabagh y tenía también controlado a Fouad El Morabit a través de Fernando Huarte y Rabia Gaya además, los hermanos Almallah tenían relación con al menos dos personas que trabajan para las Fuerzas de Seguridad: el policía Kalaji y un español de nombre R.J.M.B., casado con una mujer de origen árabe y que trabaja como traductor para la Policía.
Muchos de los implicados en la masacre tenían intervenidos sus teléfonos desde el año 2002 (Fouad El Morabit,
El Tunecino
, los hermanos Almallah, Mohammed
El Egipcio
…). Las tonterías que se han publicado en algunos medios sobre la falta de traductores no son más que pamplinas, porque el sumario del 11-M recoge los informes originales con las transcripciones efectuadas a lo largo de esos dos años de investigaciones; se sabía perfectamente lo que esos implicados hablaban, porque así consta en la documentación de los sumarios instruidos por los juzgados de Garzón y de Andreu.
Muchos de los implicados fueron sometidos a seguimientos casi constantes hasta tres semanas antes de los atentados (los hermanos Almallah,
El Tunecino
, Fouad El Morabit…).
Además, los vínculos entre los hermanos Almallah y la supuesta cabeza de Al Qaeda en España (Abu Dahdah) habían quedado acreditados tanto a través de las investigaciones del juzgado de Andreu, como del de Garzón.
Y, por si fuera poco, los explosivos utilizados por esta célula de Al Qaeda fueron suministrados por una trama dirigida por un confidente policial (Emilio Suárez Trashorras) y las armas fueron suministradas por un confidente de la Guardia Civil (Rafá Zouhier).
A pesar de todo ello, nadie fue capaz de evitar la masacre.
Como negligencia, no está mal. Evidentemente, para poder seguir aceptando la teoría de la negligencia, será necesario que alguien nos explique cómo es posible que, estando todos controlados, teniendo sus comunicaciones intervenidas, estando sometidos a seguimientos físicos… pudieran organizar un atentado. Es decir, alguien debería explicarnos a todos (y principalmente a las víctimas) en qué consistió esa negligencia, quiénes son los responsables de la misma y qué medidas se han tomado.
Pero además existe otro aspecto que también requiere una explicación, si hemos de seguir aceptando la teoría de la negligencia: será necesario que alguien nos explique el hecho de que esa vigilancia sobre la célula que había de cometer el atentado se relajara a sólo tres semanas de las elecciones.
Pero aceptemos de momento la teoría de la negligencia y analicemos ahora el comportamiento policial después de la masacre.
Ha sido Al Qaeda
Recuerde el lector que estamos dando por buena la versión oficial. Según esa versión, después de producidos los atentados las pistas comenzaron rápidamente a apuntar a Al Qaeda (cinta coránica de la furgoneta de Alcalá, comunicado de reivindicación enviado a un periódico de Londres, explosivo de tipo Goma-2 hallado en la mochila de Vallecas, cinta de reivindicación depositada en una papelera el día 13-M, detención de tres marroquíes en plena jornada de reflexión…). En consecuencia, el día 13-M la Policía tenía claro que había que orientar las pesquisas hacia el entorno islamista, en general, y hacia Al Qaeda en particular.