Read De La Noche a La Mañana Online
Authors: Federico Jiménez Losantos
Tags: #Ensayo, Economía, Política
La gran noticia de fin de año fue que alcanzamos las setecientas mil firmas de apoyo al manifiesto de Luis Herrero en defensa de la COPE Luis detuvo la recogida de firmas tras superar el número de votos de Esquerra Republicana, como gesto simbólico de nuestra superioridad en representación social, pero hubo mucha gente que se quedó sin poder firmar. La medición del EGA de diciembre arrojó también unos datos espectaculares sobre la audiencia de la cadena. A mí me adjudicó casi tres millones, con el liderazgo sobre la SER en el horario de seis a diez. En marzo me dio ya el liderazgo absoluto, en las seis horas. Otorgándole, como a todas las mediciones, una importancia relativa, conviene resaltar que el EGM, del que yo siempre he dicho que había que salirse, daba cifras similares a las del EGA para la SER y otras cadenas, pero a mí me dejaba en poco más de la mitad de oyentes. Era inútil: el nivel de popularidad, entre los que todos los días me ponían verde y los que me defendían más cuanto más me atacaban, llegó a niveles agobiantes, aunque favoreció, junto al crecimiento de
Libertad Digital
, la afluencia de muchos oyentes jóvenes.
Con el éxito llegaron, es decir, continuaron, las amenazas terroristas. Dos jóvenes fueron detenidos con latas de gasolina junto a la puerta de la COPE en Barcelona, pintada con el anuncio «Terra Lliure volverá», como si alguna vez se hubiera ido y no simplemente instalado en ERC. Las amenazas de los antiguos pistoleros y de su brazo político se multiplicaron. La defensa del asalto a la COPE se trufó de más amenazas, en un estilo mussoliniano en el que competía toda la patulea del tripartito. Como la OPA de Endesa no salía adelante, se trataron de remover los obstáculos mediáticos, y a mí el primero. De la forma más florentina que imaginarse pueda, un altísimo cargo de La Caixa me ofreció un millón de euros en acciones de Telefónica a través de un crédito a devolver cuando… Montilla devuelva el suyo, supongo. Fue un trabajo finísimo.
En cambio, a finales de mes, la Guardia Civil de mi pueblo, que custodia aquello como un fortín, detuvo a un tío que estaba haciendo fotos de mi casa y les pareció sospechoso, porque había aparcado en un punto ciego de la cámara de vigilancia del aparcamiento. Interrogado el sujeto, dijo que me quería entregar un paquete, los guardias, tras comunicar con mi escolta, me llamaron de madrugada, comprobaron que no conocía al sujeto ni esperaba paquete alguno, y lo trincaron. Era un antiguo guardia que se dedicaba a detective pero tenía antecedentes por tenencia ilícita de armas. Temieron que fuera un asesino por encargo o alguien que recogía información para un chantaje o un atentado. Creo que se le cayó el pelo al ahora ex detective. Pude evitarle entonces el susto a mi familia, aunque a orillas del verano, y no por mí, María se enteró. Yo he perdido, hasta donde es razonable, el miedo a la muerte. La familia es otra cosa.
La vileza de un periódico
Alguno puede pensar que no hay que darle gran importancia a los actos de violencia contra los medios de comunicación si no entrañan daños a las personas. Se equivocan. Primero, las personas agredidas sí sufren daños. Una amenaza de bomba, una algarada en la puerta del trabajo, un piquete violento, continuas amenazas de muerte, son daños que yo sólo deseo a quienes les quitan importancia. En el caso de personas conocidas, la familia sufre con ellas o por ellas, sin que la escolta pueda remediarlo. Yo estoy acostumbrado a vivir con ella desde hace años, pero hay quien no lo soporta y familias que no lo entienden. Por supuesto, las amenazas también afectan laboralmente a los agredidos, puesto que disuaden a las empresas de contratarlos o impiden su promoción. En el caso de la COPE todo fue muy grosero y muy directo, pero la presión fue todo lo fuerte que cabía sin llegar más que al asesinato civil. El del tiro en la nuca no es, por supuesto, incompatible con el anterior, que sirve de señalamiento. En general, los que le quitan importancia a este tipo de agresiones, es porque son idiotas, que los hay, o porque disfrutan con la zozobra de los agredidos, que los hay en mucha mayor medida de lo que se dice o se confiesa. En El País Vasco y Navarra hay miles de personas que pueden acreditar con su experiencia lo que digo.
Precisamente por ser vasco el director y vasca la empresa del
ABC
, resultó tan repugnante el comportamiento de ese periódico ante el asalto a la COPE de la jauría de ERO Zarzalejos iniciaba así, en su vuelta a la dirección desde la que me echó —como ya he referido— y de la que fue echado después —sin más causa que la de haberlo nombrado antes—, su mentoriaje progre ante Polanco y Gallardón, que le llevaría a cotas de ignominia no alcanzadas por ese diario desde la publicación de los diarios de Enrique Ruano; y a cotas de hundimiento de lectores no alcanzadas jamás.
Zarzalejos, respaldado en su vuelta por Bergareche y Catalina Luca de Tena, no se limitó a ocultar prácticamente a los lectores la agresión a la emisora que, en su inmensa mayoría, ellos escuchan a diario, sino que llegó a ocultar del todo, es decir, a censurar descaradamente, nada menos que el tensísimo debate de Mariano Rajoy con el presidente del Gobierno acerca de ese asalto, tramado en las dependencias del Congreso y perpetrado por los socios de Zapatero en Madrid, y de ETA en Perpiñán. Obviamente, para Zarzalejos era más importante ocultar que a Rajoy el asunto sí le parecía gravísimo que informar a los lectores de lo que había hecho en el Congreso el jefe de la Oposición, a quien también votan abrumadoramente esos mismos lectores de
ABC
que oyen la COPE. El ilustre cuanto despoblado cráneo del requetedirector maquinaba ya la forma de que la derecha no oyera la COPE sino la SER, y no votara a Rajoy sino a Gallardón.
Para que no se pierdan los estudiosos futuros, les daré los datos sobre la hazaña zarzelejosa. La noticia del asalto, que ocupó las portadas de todos los diarios de Madrid y Barcelona el 1 de diciembre, la relegó a unas líneas prácticamente ocultas en la página 60 Menos mal que en el Grupo Correo los periódicos suelen ir ayunos de ideas pero sobrados de papel. De ser más flaco, la noticia habría caído en la sección de esquelas, la más popular del periódico, con riesgo evidente de que alguien la leyera. En cuanto a la sesión parlamentaria en que se debatió, la tijera de Zeta-Zeta amputó —de otra forma tendría que haberlo despedido—, la crónica parlamentaria firmada por J. L. Llórente. En la página 12, bajo el título «Rajoy reprocha a Zapatero sus guiños a Batasuna y le llama presidente de la oscuridad y la timebla» se nos informa de que el líder del PP «lanzó una dura crítica contra el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien acusó de romper los consensos básicos en España». Tampoco se olvida de destacar que Rajoy «se hizo eco de la noticia adelantada por
ABC
sobre la pretensión de Batasuna de pedir la mediación de la UE…», y así continúa. Pero ni una palabra sobre la exigencia de Rajoy a Zapatero de condenar el ataque a la COPE.
La Razón
, que ya supera en los quioscos madrileños al antiguo diario de la calle Serrano, titulaba: «Zapatero evita condenar el asalto de los Independentistas a la cadena COPE».
El Mundo
, que pese a su juventud le saca ya cien mil ejemplares, presentaba así la noticia: «Rajoy insta a Zapatero a condenar los hechos y éste rehusa hacerlo». Había informado tan exhaustivamente que no hacía falta informar de qué hechos debatían. Hasta
El País
, indudable ya viejo instigador de campañas contra nuestra emisora, titulaba: «El líder del PP reprocha a dos diputados del PP su protesta ante la COPE», pero su crónica arrancaba contando cómo Zapatero había sido el blanco de sus ataques: «Rajoy no preguntó sólo por el Estatuto catalán, sino que arremetió contra la política del Gobierno frente a Batasuna y empleó buena parte de su tiempo en exigir al presidente que condenase la actitud de los diputados de ERC que por La mañana habían acompañado a cinco jóvenes de su partido que se encadenaron en Madrid ante la sede de la COPE». No está mal: «Buena parte de su tiempo» empleó Rajoy. Zarzalejos, mucho más en ocultarlo. Era sólo el comienzo de la campaña abecedaria contra la radio que un día quiso comprar y que ahora ha reducido a menos que Cero su carísima Punto Radio.
La Nochebuena de don Evo
Los días previos a la Nochebuena, el Gobierno montó otra campaña contra la COPE casi idéntica a la del año anterior sobre la supuesta web del Grupo Risa, el de
La mañana
, el auténtico, que no tenía ninguna. Aún no han pedido perdón por aquella trola. De nuevo cargaron contra los geniales humoristas, primero, porque carecen de humor, y, segundo, porque les pillaron sin querer en una terrorífica fechoría.
Todo empezó cuando un día los del Grupo Risa llamaron a Evo Morales, dirigente cocalero y devoto correligionario de los déspotas Fidel Castro y Hugo Chávez, que acababa de ganar las elecciones. Dejándolo creer que era Zapatero —del que hacen una perfecta imitación— procedieron a felicitarle para averiguar hasta qué punto llegaba la complicidad de Zapatero con el peligrosísimo indigenista, enemigo de casi todo lo español. Pero de pronto saltó algo más: entre risas, don Evo dijo que Bernardino León, el segundo del Ministerio de Exteriores, le había prometido una gran ayuda económica a Bolivia perdonándole al menos la mitad de la deuda. Participar de esa manera en la campaña electoral de un país extranjero, favoreciendo a un candidato y manejando el dinero de todos los españoles como si fuera una partida para gastos reservados, Zapatero había cometido una fechoría imperdonable. Pero a grandes males, grandes remedios: para tapar sus vergüenzas bolivianas montaron una escandalera como sólo saben hacer los socialistas. Todos los medios de comunicación públicos y privados de su cuerda, que son casi todos, se lanzaron en tromba contra la COPE. Durante cuatro días, hasta La tarde de Nochebuena en que Moraleda dio por zanjado un «incidente diplomático» que nunca fue tal, y que sólo ellos habían creado al empeñarse en que Bolivia protestara por el terrible delito de haber descubierto que Zapatero era amigo del enemigo de España y que estaba dispuesto a darle un montón de dinero de los españoles, pero no a Bolivia, que ya estaría mal, sino al cocalero si ganaba las elecciones. Recientemente ha aparecido un libro del Grupo Risa que en su título recoge aquella broma y la broma pesada del Gobierno que le siguió, y que batió todas las marcas de la estulticia. Lo malo es que también permitió que los directivos de la COPE batieran todas las marcas de la cobardía, pidiendo perdón a Bolivia por no se sabe qué ofensas a los indígenas, a los que atienden muchos misioneros. Aquello se hizo sin mi consentimiento y, desde luego, me pareció otra horrible demostración de debilidad ante el Gobierno Luego han venido las campañas de los islamistas contra el Papa manipulando lo que dice y achacándole la voluntad genocida que alientan, ellos sí, los yihadistas. Pues lo mismo fue la campaña contra la COPE con la excusa de don Evo- una charlotada en la que la casa no se privó de dar mantazos. Luego, cumpliendo sus promesas electorales, Evo ha perseguido, multado, expoliado y encarcelado a los directivos de Repsol en Bolivia, pero Zapatero le ha regalado los muchísimos millones que le prometió Siempre cumple con los déspotas. Con los demócratas, nunca, con los liberales, jamás.
El CAC pone el huevo y está vacío
El día 27 de diciembre, víspera de los Santos Inocentes, el CAC, investido de plenos poderes dictatoriales hizo público un dizque informe que era un alarde de nulidad intelectual, falta de respeto a la verdad y desvergonzada manipulación Todos sus miembros son elegidos por los partidos políticos y como todos menos el PP respaldaban el Estatuto que en la COPE criticábamos por anticonstitucional, perpetraron esa cosa que llamaron informe y que, por venir de quien viene —juez, parte y todo— la cadena no llevó a los tribunales. Tras el «Caso Evo», mucho es que no le diera La Razón.
El nivel gramatical de la cosa estaba a la altura de su nivel conceptual Creado para cerrar la COPE en Cataluña y, mientras tanto, hacerle la vida imposible a gusto de sus verdaderos dueños, los partidos nacionalistas, el órgano de Carbonell decía cosas estupendas Por ejemplo, que la COPE «había incumplido el requisito constitucional de la veracidad de la información». Digo yo que será de la Constitución del CAC, porque lo que se defiende en el Artículo 20 de la Constitución española es la libertad de expresión e información Nos acusa además de «voluntad de descrédito público de terceros sobre la base de gravísimas acusaciones que no han sido objeto de una mínima comprobación». Yo no sé cómo se puede hacer la crítica de casos de corrupción como el de Montilla o el Carmelo sin provocar el descrédito de los responsables del más que presunto delito o delitos.
Pero cuando la colla del CAC se retrata del todo es cuando cita algunas de las cosas criticadas Por ejemplo, estas cuatro- la constitucionalidad del nuevo Estatuto, la reunión en Perpiñán entre Carod-Rovira y ETA, las relaciones entre ERC y Terra Lliure o la propia campaña para cerrar la COPE. Yendo de lo menor a lo mayor: parte esencial de la campaña contra la COPE era y es el propio CAC, cuya ampliación de funciones para cerrarla provocó la denuncia de las asociaciones periodísticas más importantes del mundoEl partidismo llega al extremo de considerar no veraz o no investigada nada menos que la reunión de Carod-Rovira y ETA en Perpiñán, reconocida por el interesado —lo que acarreó su defenestración a manos del PSC y el PSOE—, y por la propia ETA, que proclamó su protectorado terrorista sobre Cataluña en un vídeo en el que lo reconocía y lo celebraba. ¿Qué más podemos averiguar en la COPE? ¿Lo que Carod se ha negado a contar al juez sobre su trato con Ternera? Más pasma aún que el CAC sugiera que la COPE miente sobre las relaciones de ERC y la banda terrorista Terra Llure, incluido su brazo político, los Armes de la Terra, cuyo jefe era el ahora diputado Puigcercós. A muchos como él, ERC los ha llevado a los niveles de representación pública, pese a ser algunos semianalfabetos. Y no pocas veces se ha jactado de acabar amistosamente con el terrorismo catalán. Si una víctima de Terra Lliure no puede denunciar que esos pistoleros, que jamás se han arrepentido ni pedido perdón a sus víctimas, ocupen cargos públicos bajo las siglas de ERC, ¿a qué tienen derecho los ciudadanos españoles?
Pero el colmo del exhibicionismo totalitario es que el llamado «Comité Anti-COPE» se atreva a hablar de «veracidad» y «comprobación» nada menos que sobre la constitucionalidad del nuevo Estatuto, que empieza afirmando la nación catalana y negando, por tanto, la española Puede decirse que el separatismo es bueno, o al menos defendible, ¿y no ha de poder serlo la Constitución española, de la que emana el Estatuto de Autonomía entonces vigente' ¿No tienen derecho los españoles que no se arrepienten de serlo a defender su nación? ¿Tampoco tienen derecho a denunciar el atropello de los castellanohablantes, que en el engendro estatutario son ciudadanos de segunda con respeto a los catalanohablantes? ¿No pueden criticar el Estatuto, la Constitución y lo que les dé la gana? ¿Quiénes son estos tíos del CAC para impedirlo? ¿Cómo se atreven a decidir lo veraz y no veraz de algo tan opinable como fundamental?