Read De La Noche a La Mañana Online
Authors: Federico Jiménez Losantos
Tags: #Ensayo, Economía, Política
Vamos ahora con lo del respeto a las instituciones Cuando se hundió el barrio del Carmelo, el presidente de la Generalidad, Maragall, acusó a su predecesor Pujol y a su gobierno, entre los que estaba Mas, de corrupción. «Su problema es el 3 por ciento», dijo, en alusión a las comisiones que según el PSC cobraba CiU por las obras públicas. Mas no negó la acusación, pero dijo que desde ese momento dejaban de apoyar el Estatuto. Luego, por mutua conveniencia, los dos disimularon lo dicho y acabaron perdonándose mutuamente, o sea, cumpliendo a rajatabla una
omertá
escandalosa para cualquier persona decente. Y el Carmelo siguió hundido. Y nadie en la Cataluña del CAC lo denunciaba. Sólo la COPE contó lo sucedido y dio voz a las víctimas Y ¿en qué convierte el CAC la denuncia del envilecimiento de ese Parlamento donde un Gobierno acusa al anterior de robar y no pasa nada? En esto: «Algunas expresiones se orientan (…) hacia el insulto o la vejación pública de determinadas personas y a crear un estado de opinión publica de animadversión hacia representantes democráticos de la ciudadanía y a ofrecer una imagen denigrada de las instituciones catalanas y los partidos que la integran». No, lo que es un insulto y denigra a las instituciones catalanas es que el primer partido catalán acuse de robar al segundo, se produzca un escandaloso apagón informativo y ambos, PSC y CiU, olviden lo denunciado y lo tácitamente confesado para sacar adelante un Estatuto que está recurrido por anticonstitucional por el PP y por el Defensor del Pueblo, del que Zapatero dijo que iba a quedar «limpio como una patena» (algo habría que limpiar), y que el Consejo Consultivo de la Generalidad consideró que tenía, al menos, cuarenta elementos anticonstitucionales. ¿Es vejar a los ladrones llamarlos ladrones? ¿Es denigrar algo noble criticar el sórdido espectáculo del Carmelo y el 3 por ciento' ¿Para qué están los medios de comunicación en una democracia?
Lo que sucede es que Cataluña, el predio del CAC, difícilmente puede considerarse tal Lo que debería considerarse un gran servicio de la COPE a Cataluña para limpiarla de corrupción y combatir el odio a España, que eso sí que es odio, supone para el CAC «un grave incumplimiento de las obligaciones» contraídas por los comumcadores de la COPE, que, según estos empleados de la partitocracia, «han ultrapasado los límites a los que está sometida la libertad de expresión».
Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Eso es el CAC Para cerrar la COPE organizan una campaña salvaje de intimidación, mienten sobre lo que la COPE hace, mienten sobre lo que dice, van en contra de lo que los mismos del CAC opinaban sobre la misma pretensión de Pujol, cortada por sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y ratificada en los términos más favorables a la COPE por el Tribunal Supremo. Pero la mejor crítica contra la persecución de la COPE por el CAC se la hizo entonces a Pujol el diputado del PSC Josep Mana Carbonell, ahora presidente del CAC: «Hoy es la COPE, mañana puede ser cualquier otra emisora que no guste. ¿Quién es un gobierno para decidir qué es mentira y qué es verdad'». Y como si maltratar la memoria, la legalidad y la ética no fuera suficiente, también hay que tratar a patadas la gramática- «¡ultrapasar los límites de la libertad de expresión'» ¿Se puede, desde tal analfabetismo, vigilar los medios de comunicación, máquinas de respiración y ventilación asistida en las democracias? Carbonell se ha «ultrapasado» El de ayer retrata al liberticida de hoy.
La coz de Pradera
El propio día de los Santos Inocentes,
El País
, que ha llegado en su cursilería a editonalizar contra las «inocentadas», nos obsequiaba con una antológica Javier Pradera, el editonalista en la Época de Cebrián, ahora columnista y consejero de la empresa de Polanco decía: en «El aguijón y la coz»: «El dictamen del CAC es una obvia constatación del carácter partidario y sectario de la COPE, una grosera Santa Alianza del fanatismo eclesiástico y el matonismo periodístico (…) cualquiera que se haya visto obligado a soportar alguna vez la fobia inquisitorial de esa excitada peña de energúmenos sin ingenio no necesitará leer el informe del CAC. (…) Losantos y Ramírez trataron de que el Gobierno aplicase la solución final a los medios de comunicación de la competencia (¡!); las campañas de la COPE contra Sogecable y la SER ilustran el doble rasero que manejan esos interesados farsantes (…) La víajudicial —criminal o civil— implica demasiadas veces la impunidad en la práctica de los bronquistas; las campañas victimistas desde la prensa y la demora de los procesos logran transformar demandas y querellas bien fundamentadas en coces contra el venenoso aguijón. Y tampoco faltan políticos que firman la paz por separado con los profesionales del chantaje que extorsionan a sus correligionarios».
Esto lo escribe el presunto cerebro de los antemcidas, los que sí aplicaron la «solución final» a la primera cadena de radio de España; los que hacen una campaña tras otra contra los que se oponen a sus dogmas o a sus negocios; los que justificaron hasta editonalmente el vídeo contra Pedro Jota; los que perpetraron toda clase de felonías contra los investigadores del GAL, reeditadas contra los que investigan el 11-M. ¡Ellos se rasgan las vestiduras y dicen que la COPE «insulta»! ¡Ellos! Lector, relee su coz.
En fin, terminó el 2005 y llegó, cumpliendo las previsiones sucesorias, 2006. Los primeros meses estuvieron marcados por el Manifiesto en defensa de la COPE que se convirtió en la iniciativa popular respaldada por más ciudadanos de la UE en toda su historia. Un tal Ignasi Guardans i Cambó, ni tan piadoso como su padre ni tan listo como su abuelo, pero fanático más allá de las generaciones, trató de boicotearlo y dejó una prueba indeleble del despotismo nacionalista. El correo que envió es una síntesis de la campaña contra la COPE y del nivel alcanzado por la corrompida casta dirigente de la pobre Cataluña, la del 3 por ciento, Montilla y el CAC.
«Habéis recibido —decía Guardans— uno de esos
e-mails
, bien elaborados y bien presentados, de nuestro respetado colega Mr. Herrero Tejedor, intentando presentar a la cadena de radio COPE como una víctima de quién sabe qué persecución, y pidiéndoos que firméis una petición. Es más, Mr. Herrero, un periodista de radio de esa misma emisora desde hace muchos años, pretende estar “respaldado masivamente por los ciudadanos españoles”. Por favor, NO FIRMÉIS ESE DOCUMENTO. Y si me lo permitís, os ofreceré algo de contexto…».
Vamos con el contexto según Guardans: «El periodista más importante de la COPE es alguien llamado Federico Jiménez Losantos (…). Cada mañana, lidera un programa que miles de personas consideran simplemente una permanente sucesión de insultos a cualquiera que no esté de acuerdo con él, en particular a los catalanes, la lengua catalana y los gobiernos catalán y español. [Las dos primeras cosas, sobre los catalanes y la lengua, son mentira; criticar a cualquier Gobierno es un derecho sagrado en la Unión Europea, Cataluña excluida, los masoquistas pueden dejan dejar de oírla sólo con mover el dial]. Esta posición —sigue Guardans— anticatalana (y antisocialista, y anti parejas homosexuales, y «anti» una larga, larga lista de ideas y personas) [otra mentira, yo he defendido ya con Aznar una ley de parejas civiles para los homosexuales, pero no el matrimonio, es decir, lo que defienden prácticamente todos los países d El Mundo, menos los musulmanes que los lapidan. Lo de ser antisocialista ni es un delito ni uno pensaría que fuera un defecto para un militante de CiU], se ha mantenido por muchos años, pero ahora ha alcanzado un nivel impensable de odio e insultos que ha puesto a la emisora en el centro de un gran debate». No dice que su partido ya quiso cerrarla antes de alcanzar ese «impensable nivel»… de audiencia.
«Por supuesto —añade Guardans—, este periodista tiene el total apoyo de sus colegas derechistas y de sus 100.000 oyentes que fueron llamados a apoyar esta iniciativa a través de sus ondas. No se trata de libertad de expresión, algo por lo que España y sus periodistas han luchado por muchos años. Se trata de apoyar un discurso del odio de un periodista de extrema derecha». Además de la ofensa a Luis Herrero, Guardans se propone para corrector del EGM y del EGA: más de millón y medio o casi tres millones de oyentes quedan reducidos a cien mil. No me negarán que tiene mérito que apoyaran a la COPE seiscientos mil más.
Continúa el matemático: «La Conferencia Catalana de Obispos y todas las órdenes religiosas en Cataluña [firmaron una declaración] quejándose de su actitud anticristiana. […] También lo han hecho una gran cantidad de católicos catalanes, principalmente intelectuales muy respetados». (Esa Conferencia Catalana no existe. La que sí existe es la Conferencia Episcopal Española, que ha ido renovando hace años mis contratos; el último de
La mañana
, con el apoyo del catalán Sistach).
Pero es que estos obispos no tienen remedio. La COPE, según Guardans, «es de hecho el ejemplo más fuerte de discurso del odio que podrán encontrar en ningún sitio de Europa, y ha sido comparado por muchos con la famosa emisora de radio de Rwanda que precedió al genocidio». El autor de la comparación fue el presidente de ERC en Mallorca, asaltante de la piscina de Pedro J. Ramírez y de la COPE en Madrid. Está procesado. Y Guardans debería tener una querella por parte de la COPE si aspira a que la tomen en serio.
En fin, para rematar la carta, que retrata al autor y a la decadencia de la clase social y política a que pertenece, Guardans dice que la actuación de la COPE «despierta senas cuestiones sobre la relación entre la libertad de expresión y la libertad de predicar el odio y el insulto hacia tus oponentes». ¡A mí me lo van a decir en TV3 y las radios nacional-socialistas! Pide a los europarlamentarios que no apoyen el manifiesto porque será «manipulado en su nombre» (lógico, si firman) y añade que los nueve periodistas firmantes son «muy bien conocidos por su apoyo público a la derecha más dura del Partido Popular y a su fundador, José María Aznar».
Tantísimo dinero gastado en su educación y el pobre Guardans no sabe escribir («muy bien conocidos»: sobra el «muy», incluso el «bien») y tampoco sabe dónde está. Derecha dura la hay en Francia, no en España; y si la hubiera ¿qué? La derecha más dura y liberticida en Europa es la que representa Guardans, cuyo partido, por cierto, sostuvo a Aznar y fue sostenido por él en los ocho años que estuvo en el Poder, cuatro con mayoría absoluta. Pero, en todo caso, ¿no tienen derecho a vivir los de derechas? ¿Pretende que la UE los trate como el nacionalismo catalán? ¿No pueden los periodistas apoyar a quienes les parezca? En fin, el recital de Guardans fue una buena prueba del género político y humano producido por veinticinco años de dictadura nacionalista.
En España, el obispo de Jaca y Huesca, monseñor Sanz, se hartó del linchamiento de la COPE y dijo en
La linterna
: «La COPE es un espacio de libertad y un lugar donde no se dice la mentira», algo que «no se puede atribuir, lamentablemente, a tantos medios de comunicación. […] En la COPE no se hace de la mentira una herramienta política sino que se dice la verdad. Podrá gustar el modo cómo se dice, podremos afinar y revisar nuestras maneras pero ni en la cadena COPE ni en la Iglesia católica hacemos de la mentira el argumento de lo que queremos presentar».
Laus Deo!
Guardans fracasó. Luis, Pedro Jota y Cayetana presentaron en el Parlamento Europeo el Manifiesto de las 700.000 firmas, estuvieron elocuentísimos, quedaron muy bien en las fotos y mostraron la realidad de la COPE y de la España desfigurada por el niñato barcelonés. Pero lo que el pobre Guardans no logró, se empeñaron en conseguirlo los del PSOE, que son peores porque son más, y tras todo tipo de añagazas el ínclito Borrell suspendió la tramitación e inmediata votación del Manifiesto. El polaco que domina la comisión le ha amenazado con querellarse contra él por manifiesta prevaricación. ¡Si supieran en Polonia! Lo que no les extrañará será el comportamiento alemán. Luis recabó de la Conferencia un empujoncito para que los democristianos alemanes echaran una mano. Hasta ahora.
La expulsión del EGM, la guerra con
ABC
y las querellas de Polanco y adláteres
El 8 de marzo, estaba yo en la cama a eso de las tres de La tarde, a oscuras y a punto de dormirme, tras aquietar mi desasosegado espíritu con
El misterio del Venona Club
, de Dorothy Sayers, si no recuerdo mal. De pronto, sonó el teléfono: Abellán.
—Vente para acá, que tenemos que hablar porque ha ocurrido algo muy gordo.
—Me pillas en la cama ¿No me lo puedes contar por teléfono?
—No, tienes que venir ahora mismo porque va estallar esta tarde. Comemos algo mientras te lo cuento y te vuelves a dormir. Sólo te diré que es del EGM.
—Si no has hablado con César Vidal, llámalo. Nos vemos enseguida.
Lo que nos contó Abellán, dejándonos estupefactos, puede leerse en el informe ante notario que figura en el apéndice.
—Lo único que me preocupa, José, es si legalmente lo tienes bien atado.
—Absolutamente. Cada semana hemos ido a registrar ante notario los datos del fraude, lo hemos filmado con cámara oculta y les ofrecemos la posibilidad de rehacer todo el sistema de medición sin dar a conocer sus vergüenzas, pero creo que Prisa ha dado orden de que ni hablar. Que hay que echarnos del EGM.
—Eso sería fantástico —dijo César.
—Lo intentaremos por las buenas, pero estos tíos son impresentables. Es tan feo lo que hemos descubierto que son capaces de todo. Estad preparados, pues, para el follón…
—De acuerdo. ¿Un poco más de jamón? Está superior.
—Faltaría más.
Pese a la disposición primera, favorable a un acuerdo, Polanco, Vocento y Onda Cero vieron la ocasión de deshacerse de un rival incomodísimo y, efectivamente, forzaron la expulsión de la COPE del EGM. Sin embargo, todos sabían que lo descubierto por Abellán era verdad
El Mundo
, tras pasarse sus reporteros seis horas viendo vídeos y actas notariales, lo respaldó abiertamente. Pero el
ABC
creyó llegada la ocasión para darle a la COPE el golpe de gracia. Manipuló hasta extremos risibles la reacción defensiva de una compañía que pagábamos todos y a todos engañaba, aunque, sobre los datos falseados, favoreciera a unos o a otros Según contó
El Mundo
, el acuerdo con el EGM de las empresas de
ABC
y
El País
(también «investiga» la lectura de periódicos, y el consumo de compresas y de los más inimaginables objetos de consumo: el cuestionario tiene casi cien folios, por eso nadie lo contesta) fue que se ampliaría mucho la encuesta telefónica pero sólo a teléfonos fijos, no móviles, con lo que se castigaba a los lectores y oyentes más dinámicos, o sea,
El Mundo
y la COPE.