Diario. Una novela (28 page)

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Authors: Chuck Palahniuk

Tags: #Relato

BOOK: Diario. Una novela
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—Misty, cariño, te acuerdas de tu suegro, ¿verdad?

Harrow se inclina para besar a Grace en la mejilla. Allí de pie, dice:

—Claro que se acuerda.

El olor de su aliento.

Grace extiende las manos, abrazando el aire, y dice:

—Tabbi, ven a darme un beso. Es hora de que los mayores se vayan a su fiesta.

Primero Tabbi. Luego Harrow. Otra cosa que no te enseñan en la facultad de bellas artes es qué decir cuando la gente regresa de entre los muertos.

Misty le dice a Harrow:

—¿No se supone que te incineraron?

Harrow levanta la mano para mirarse el reloj de pulsera. Y dice:

—Para eso faltan todavía cuatro horas.

Se estira el puño de la camisa para que no se le vea el reloj y dice:

—Nos gustaría presentarte en público esta noche. Contamos con que pronuncies unas palabras de bienvenida.

Misty dice que ya sabe lo que va a decir a la gente. Que corran. Que se vayan de la isla y no vuelvan. Lo mismo que intentó decirles Peter. Misty les va a decir que un hombre ha muerto y otro está en coma por culpa de una absurda maldición de la isla. Que en el mismo instante en que suba a la tarima, gritará «¡Fuego!». Que hará todo lo que esté en su mano para que se vacíe la sala.

Tabbi va hasta donde Grace está sentada en el taburete del tocador. Y Grace dice:

—Nada nos haría más felices.

Harrow dice:

—Misty, cariño, dale un beso a tu suegra. —Dice—: Y, por favor, perdónanos. Después de esta noche ya no te volveremos a molestar.

27 DE AGOSTO... Y MEDIO

Lo que Harrow le ha dicho a Misty. Lo que le ha explicado de la leyenda de la isla es que ella no puede evitar triunfar como artista.

Que está condenada a la fama. Que tiene la maldición del talento. Una vida tras otra.

Ha sido Giotto di Bondone, luego Miguel Ángel, luego Jan Vermeer.

O bien Misty ha sido Jan van Eyck y Leonardo da Vinci y Diego Velázquez.

Y ahora es Misty Marie Wilmot, pero lo único que cambia es el nombre. Siempre ha sido artista. Siempre será artista. Lo que no te enseñan en la facultad de bellas artes es que toda tu vida consiste en descubrir quién has sido ya.

Solamente para que conste en acta, todo esto es lo que dice Harrow Wilmot. El padre loco y asesino de Peter. El mismo Harry Wilmot que ha estado escondido desde que se casaron Peter y Misty. El loco de tu padre.

Si hay que creer a Harry Wilmot, Misty es la mejor artista que ha vivido nunca.

Hace doscientos años, Misty fue Maura Kincaid. Hace cien años fue Constance Burton. En aquella vida anterior. Constance vio las joyas que llevaba uno de los jóvenes de la isla cuando estaba de gira por Europa. Era un anillo que había pertenecido a Maura. El la encontró de forma accidental y se la trajo de vuelta. Después de la muerte de Constance, la gente vio que su diario era igual que el de Maura. Sus vidas habían sido idénticas y Constance había salvado a la isla igual que antes lo hizo Maura.

El hecho de que su diario fuera idéntico al otro diario. De que todos los diarios sean iguales que los diarios anteriores. De que Misty siempre salvará la isla. Con su arte. Esa es la leyenda de la isla, de acuerdo con Harrow. El hecho de que es todo obra de ella.

Dentro de un centenar de años —cuando se les esté acabando el dinero—, enviarán a los jóvenes de la isla a buscarla. Una y otra vez, la hemos traído aquí con nosotros y la hemos obligado a repetir su vida anterior. Ellos usarán las joyas como cebo y Misty las reconocerá. Le encantarán y no sabrá por qué.

Ellos, todo el museo de cera de la isla de Waytansea, sabían que ella sería una gran pintora. Si la torturaban de la forma adecuada. Tal como Peter decía siempre, que el mejor arte siempre viene del sufrimiento. Tal como dice el doctor Touchet que podemos conectarnos con una inspiración universal.

La pobrecita Misty Marie Kleinman, la mayor artista de todos los tiempos, su salvadora. Su esclava. Misty, su gallina de los huevos de oro kármica.

Harrow le ha explicado que usan el diario de la artista previa para dar forma a la vida de la siguiente. Que su marido tiene que morir a la misma edad y luego uno de sus hijos. Pueden simular la muerte, tal como hicieron con Tabbi, pero con Peter... Bueno, Peter los obligó a pasar a mayores.

Solamente para que conste en acta, Misty le está contando todo esto al detective Stilton mientras él conduce hacia el hotel Waytansea.

La sangre de Peter llena de los somníferos que nunca tomó. El certificado de defunción de Harrow Wilmot que nunca existió. Misty dice:

—Tiene que ser la endogamia. Esa gente son lunáticos.

—La bendición —le ha dicho Harrow— es que te olvidas de todo.

Con cada muerte, Misty se olvida de quién era, pero los isleños se van transmitiendo la historia de una generación a otra. Lo recuerdan para poder encontrarla y traerla de vuelta. Durante el resto de la eternidad, cada cuatro generaciones, justo cuando el dinero se está acabando... Cuando el mundo amenaza con invadirlos, ellos la traen de vuelta a la isla y ella les salva el futuro.

—Tal como siempre has hecho y tal como siempre harás —le ha dicho Harrow.

Misty Marie Wilmot, la reina de los esclavos.

La revolución industrial confluye con el ángel de la guarda.

Pobre Misty, la línea de montaje de los milagros. Para el resto de la eternidad.

De pobres de solemnidad a pobres de solemnidad, solamente para que conste en acta.

Harrow le ha dicho:

—Siempre escribes un diario. En todas tus encarnaciones. Así es como podemos prever tus estados de ánimo y tus reacciones. Conocemos todos los pasos que vas a dar.

Harrow le ha puesto una pulsera de perlas a Grace en la muñeca y le ha cerrado el broche, luego ha dicho:

—Oh, necesitamos que vengas e inicies el proceso, pero no nos hace falta que completes tu ciclo kármico.

Puesto que eso mataría la gallina de los huevos de oro. Sí, su alma continuaría viviendo otras aventuras, pero al cabo de tres generaciones la isla volvería a ser pobre. Pobre y abarrotada de forasteros ricos.

La facultad de bellas artes no te enseña a evitar que te reciclen el alma.

—De hecho —ha dicho Harrow—, el diario que estás escribiendo ahora le resultará extremadamente útil a la tataranieta de Tabbi para tratar contigo la próxima vez que vengas.

Los retataranietos de Misty.

Usarán su libro. Este libro.

—Ah, me acuerdo —ha dicho Grace— de cuando yo era una niña muy pequeña. Tú eras Constante Burton y a mí me encantaba que me llevaras a hacer volar la cometa.

Harrow ha dicho:

—Bajo un nombre u otro, eres la madre de todos nosotros.

Grace ha dicho:

—Nos has amado a todos.

Misty le ha pedido a Harrow que por favor, le diga qué es lo que va a suceder. ¿Van a explotar los cuadros? ¿Va a hundirse el hotel en el océano? ¿Qué va a ser? ¿Y cómo va ella a salvar a todo el mundo?

Y Grace agitó su pulsera de perlas y dijo:

—No puedes. La mayoría de las fortunas, dice Harrow, se basan en el sufrimiento y la muerte de miles de personas o animales. En cosechar algo. Luego le da a Grace algo dorado y brillante y estira un brazo, con la manga echada hacia atrás.

Y Grace le junta los dos extremos del puño de la camisa, le introduce un gemelo y dice:

—Simplemente hemos encontrado la forma de cosechar gente rica.

27 DE AGOSTO... Y TRES CUARTOS

Las ambulancias ya están esperando delante del hotel Waytansea. El equipo informativo de la televisión iza una antena parabólica desde el techo de su vehículo. Dos coches de la policía están parados con el morro orientado hacia la escalera de entrada del hotel.

Los veraneantes se abren paso entre los coches aparcados. Pantalones de cuero y vestidos negros minúsculos. Gafas de sol y camisas de seda. Joyas de oro. Por encima de ellos, los letreros y logotipos corporativos.

Las pintadas de Peter: «... vuestra sangre es nuestro oro...».

Entre Misty y la multitud, un presentador de las noticias está delante de la cámara. Con el gentío pululando tras su espalda, la gente subiendo las escaleras del hotel y entrando en el vestíbulo, el presentador dice:

—¿Estamos en el aire? —Se lleva dos dedos de una mano al oído. Sin mirar a la cámara, dice—: Estoy listo.

El detective Stilton está sentado al volante de su coche con Misty al lado. Los dos están viendo a Grace y Harrow Wilmot subir la escalera de entrada del hotel. Grace se sostiene el borde del vestido largo con las puntas de los dedos de una mano. Harrow le está cogiendo la otra mano.

Misty los mira. Las cámaras los miran.

Y el detective Stilton dice:

—No intentarán nada. No con toda esta cobertura.

La generación mayor de cada familia, de los Burton y los Hyland y los Petersen, la aristocracia de la isla de Waytansea, se unen al gentío de veraneantes que está entrando en el hotel, con las cabezas bien altas.

La advertencia de Peter «... mataremos a todos los hijos de Dios para salvar a los nuestros...».

El presentador que está frente a la cámara levanta el micrófono y dice:

—La policía y los agentes del condado han dado luz verde a la recepción de esta noche en la isla.

La multitud desaparece en el paisaje de terciopelo verde en penumbra del vestíbulo, en el claro de bosque flanqueado de troncos pulimentados y barnizados. Los gruesos haces de luz del sol atraviesan la oscuridad, pesados como lámparas de araña. Las siluetas de las rocas cubiertas de musgo recuerdan a solas. La fogata de campamento se parece mucho a una chimenea.

El detective Stilton dice:

—¿Quiere entrar?

Misty le dice que no. Que no es seguro. Que no va a cometer el mismo error que comete siempre. Sea cual sea ese error.

De acuerdo con Harrow Wilmot.

El presentador dice:

—Todo el mundo que es alguien está presente esta noche.

Y entonces aparece una chica. Una forastera. La hija de otra persona, con el pelo corto y negro, aparece y sube la escalera que lleva al vestíbulo del hotel. El destello de su anillo de peridoto. El dinero de las propinas de Misty.

Es Tabbi. Por supuesto que es Tabbi. El regalo de Misty para el futuro. El truco que usó Peter para retener a su mujer en la isla. El cebo para hacerla caer en la trampa. Un instante, un destello verde, y Tabbi desaparece dentro del hotel.

27 DE AGOSTO... Y SIETE OCTAVOS

Hoy en la penumbra del claro del bosque, en el paisaje de terciopelo verde que se extiende dentro de las puertas del vestíbulo, se dispara la alarma antiincendios del hotel. Sale por las puertas un timbrazo largo y tan estridente que el presentador de las noticias se ve obligado a gritar: —Bueno, parece que hay problemas.

Los veraneantes, los hombres, con el pelo peinado hacia atrás, oscurecido y endurecido por algún producto cosmético. Todas las mujeres rubias. Gritan para hacerse oír por encima del barullo de la alarma.

Misty Wilmot, la mayor artista de toda la historia, está abriéndose paso a codazos por entre la multitud, clavando las uñas y dando empujones, en dirección al escenario del Comedor de Madera y Oro. Agarrándose a los codos y las caderas de toda esa gente flaca. Toda la pared de detrás del escenario está cubierta por el telón y lista para el desvelamiento. El mural, su obra, todavía escondido. Sellado. Su regalo para el futuro. Su bomba de relojería.

Su millón de manchas de pintura mezcladas de la forma adecuada. La orina de vacas alimentadas con hojas de mango. Los sacos de tinta de las sepias. Toda esa química y esa biología. Su hija está en alguna parte en medio de esta muchedumbre. Tabbi.

La alarma no para de sonar y Misty se pone de pie encima de una silla. Se sube a una mesa, a la mesa seis, donde pusieron el cadáver de Tabbi, donde Misty se enteró de que habían matado a puñaladas a Ángel Delaporte. De pie encima de la multitud y vestida con su vestido blanco, la gente la mira y los veraneantes le sonríen. Misty no lleva ropa interior.

Sujetándose el vestido de boda renacido entre las caderas huesudas, Misty grita:

—¡Fuego!

Las cabezas se giran. Los ojos la miran. En la puerta del comedor, el detective Stilton aparece y empieza a nadar entre la multitud.

Misty grita:

—¡Salid! ¡Salvaos!

Misty grita:

—¡Si os quedáis aquí, pasará algo terrible!

Las advertencias de Peter. Misty las pinta con espray por encima de la muchedumbre.

«Mataremos a todos los hijos de Dios para salvar a los nuestros.»

El telón suspendido detrás de ella, cubriendo la pared entera, su autorretrato, lo que Misty no sabe sobre ella misma. Lo que no quiere saber.

Los veraneantes levantan la vista, con los músculos
corrugator
contraídos y los ceños fruncidos. Los labios fruncidos hacia abajo por los músculos
triangularis
.

La alarma antiincendios para de sonar y durante el tiempo que se tarda en respirar de nuevo, lo único que se oye es el océano de afuera y las olas que susurran y rompen.

Misty está gritando a todo el mundo que se calle. Que todo el mundo escuche. Grita que sabe de qué está hablando. Ella es la mayor artista de todos los tiempos. La reencarnación de Thomas Gainsborough y Claude Monety Mary Cassatt. Grita que su alma ha estado en Miguel Ángel y Da Vinci y Rembrandt.

Luego una mujer grita:

—Es ella, la artista. Es Misty Wilmot.

Y un hombre grita:

—Misty, cariño, ya basta de dramatismos.

La mujer grita:

—Aparta el telón y acabemos con esto.

El hombre y la mujer que gritan son Harrow y Grace. Tienen a Tabbi entre ambos, cada uno cogiéndola de una mano. Tabbi tiene los ojos cerrados con cinta adhesiva.

—Esta gente —grita Misty, señalando a Grace y Harrow. Con el pelo colgando por delante de la cara, Misty grita—: ¡Esta gente malvada usó a su hijo para dejarme embarazada!

Misty grita:

—¡Tienen cogida a mi hija!

Y grita:

—¡Si veis lo que hay detrás del telón, será demasiado tarde!

Y el detective Stilton va hasta su silla. Pone un pie y se sube a la silla. Pone el otro pie y se sube a la mesa seis, junto a Misty. Con el enorme telón colgando detrás de ellos. La verdad sobre todo se aleja unos centímetros.

—Sí —grita otra mujer.

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