Authors: Nassim Nicholas Taleb
Inconmutabilidad
: Sobre los terremotos, véase Freedman y Stark (2003) (cortesía de Gur Huberman).
Academia y fílisteísmo
: Existe una falacia que se muerde la cola: si academia significa rigor (cosa de la que dudo, pues lo que yo vi que se llamaba «revisión entre iguales» es muy a menudo una farsa), no académico no implica ausencia de rigor. ¿Por qué dudo del «rigor»? El sesgo de la confirmación nos muestra sus aportaciones pero, pese al elevado número de académicos en activo, sólo una fracción relativamente pequeña de nuestros resultados procede de ellos. Una cantidad desproporcionadamente alta de contribuciones procede de investigadores independientes y de los llamados, sin el menor respeto, aficionados: Darwin, Freud, Marx, Mandelbrot, incluso el primer Einstein. El influjo de un académico suele ser accidental. Así ocurría también en la Edad Media y en el Renacimiento; véase Le Goff (1985). Asimismo, las grandes pensadores de la Ilustración (Voltaire, Rousseau, Holbacb, Diderot, Montesquieu) eran todos ellos no académicos, en un momento en que la academia era grande.
Exceso de confianza:
Albert y Raiffa. (1982) (aunque parece que el artículo quedó prácticamente en el anonimato durante diez años antes de su publicación formal). Lichstenstein y FischhofF(1977) demostraron que el exceso de confianza puede recibir el influjo de la dificultad del tema en cuestión; lo típico es que disminuya y se convierta en un defecto de confianza en los asuntos sencillos (compárese con Armelius [1979]). Desde entonces, muchos artículos han intentada fijar las condiciones de los fallos o de la robustez de la calibración (se trate de formación en tareas, de aspectos ecológicos del dominio, del nivel de educación o de la nacionalidad):
Dawes (1980), Koriat, Lichtenstein y Fischhoff (1980), Mayseless y Kruglansky (1987), Dunning y otros (1990), Ayton y McClelland (1997), Gervais y Odean (1999), Griffin y Yarey (1996), Juslin (1991, 1993, 1994),Jusliny01sson (1997), Kadane y Lichstenstein (1982), May (1986), McClelland y Bolger (1994), Pfeifer (1994), Russo y Schoernaker (1992), Klayman y otros (1999). Obsérvese la (inesperada) disminución de la confianza exagerada en las decisiones de grupo: véase Sniezek y Henry (1989), y soluciones en Plouss (1995). En este punto desconfío de la distinción entre Mediocristán y Extremistán y de la desigualdad de las variables. Lamentablemente, no encontré ningún artículo en que se haga esta distinción. También hay soluciones en Stoll (1996) y Arkes y otros (1987) . Sobre el exceso de confianza en las finanzas, véase Thorley (1999) y Barber y Odean (1999). Sobre los efectos a través de fronteras, Yates y otros (1996, 1998), Angele y otros (1982). Para la confianza exagerada y la desconfianza simultánea, véase Erev, Wallsten y Budescu (1994).
Frecuencia frente a probabilidad; el problema ecológico
: Hoffragc y Gigerenzer (1988) creen que el exceso de confianza es menos importante cuando el problema se expresa en frecuencias y no en probabilidades. De hecho, ha habido un debate sobre Ja diferencia entre «ecología» y laboratorio; véanse Gigerenzer y otros (2000), Gigerenzer y Richter (1990) y Gigerenzer (1991). Somos «rápidos y frugales» (Gigerenzer y Goldstein [1996]). Por lo que al Cisne Negro se refiere, estos problemas de ecología no se plantean: no vivimos en un entorno en el que se nos suministren frecuencias o, más en general, para el que estemos bien preparados. También en ecología, Spariosu (2004) sobre el aspecto lúdico, Cosmides yToby (1990). Leary (1987) sobre las ideas brunswikianas, además de Brunswik (1952).
Carencia de conciencia de ignorancia
: «En resumen, el mismo conocimiento que subyace a la capacidad de producir juicios correctos es también el conocimiento que subyace a la capacidad de reconocer los juicios correctos. Carecer del primero significa ser deficiente en el segundo». De Kruger y Dunning (1999).
El problema del experto aislado
: Creo que el problema de! experto no se distingue del efecto Mateo y las colas gordas (o fat tails) (insistiremos más en ello), pero no encontré tal relación en la literatura sobre sociología y psicología.
El conocimiento clínico y sus problemas
: Véanse Meehl (1954) y Dawes, Faust y Meehl (1989). Muy ameno es el ensayo «Why I Do Not Actend Case Conferences» en Meehl (1973). Véase también Wagenaar y Keren (1985,1986).
Analistas financieros, gregarismo y predicciones
: Véanse Guedj y Bouchaud (2006), Abarbanell y Bernard (1992), Chen y otros (2002), De Bondt y Thaler (1990), Easterwood y Nutt (1999), Friesen y Weller (2002), Foster (1977), Hongy Kubik (2003), Jacob y otros (1999), Lim (2001), Liu (1988), Maines y Hand (1996), Mendenhall (1991), Mikhail y otros (1997, 1999), Zitzewitz (2001), y El-Galfy y Forbes (2005). Sobre una comparación (desfavorable) con las previsiones meteorológicas: Tyszka y Zielonka (2002).
Economistas y predicciones
: Tedock (2005), Makridakis y Hibon (2000), Makridakis y otros (1982), Makridakis y otros (1993), Gripaios (1994), Armstrong (1978, 1981); y refinaciones de McNees (1978), Tashman (2000), Blake y otros (1986), Onkal y otros (2003), Gillespie (1979), Barón (2004), Batchelor (1990, 2001), Dominitz y Grether (1999). Lamont (2002) busca factores de reputación: los previsores establecidos empeoran cuando formulan predicciones más radicales para llamar la atención, lo cual es coherente con el efecto erizo de Tetlock. AJhiya y Doi (2001) buscan la conducta gregaria en Japón. Véanse McNees (1995), Remus y otros (1997), O'Neill y Desai (2005), Bewley y Fiebig (2002), Angner (2006), Bénassy-Quéré (2002); Brender y Pisani (2001) se fijan en el consenso de Bloomberg; De Bondt y Kappler (2004) dicen que hay pruebas de una débil persistencia de cincuenta y dos años de datos, pero yo vi las diapositivas en una presentación, nunca en un artículo, que después de dos años es posible que nunca se haga realidad. Exceso de confianza, Braun y Yajiiv (1992). Para una exposición intelectual general, véase Halin (1993). Más general, Clamen (1986, 1989). Sobre la teoría de juegos, Green (2005). Muchos operadores de Bolsa, como James Montier, y muchos periódicos y revistas (como The Economist) realizan tests de predicción informales. En su conjunto, se deben tomar en serio ya que abarcan más variables.
Cultura popular: En 1931 Edward Angly expuso las predicciones que había hecho el presidente Hoover en un libro titulado Oh Yeah? Otro divertido libro es Cerf y Navasky (1998), de donde, incidentalmente, saqué la historia de las previsiones sobre el precio del petróleo antes de 1973-
Efectos de la información
: El artículo principal es Bruner y Potter (1964). Agradezco a Danny Kahneman que me hablara de este artículo. Véanse también Montier (2007), Oskamp (1965) y Benartzi (2001). Estos sesgos se convierten en información ambigua (Griffin yTversky [1992]). Sobre cómo no consiguen desaparecer con la experiencia y la formación, véanse Kahneman y Tversky (1982) y Tversky y Kahneman (1982). Sobre cómo se acepta la información coherente con las preferencias, mientras que la no coherente es procesada de forma crítica, véase Kunda (1990).
Falacia de la planificación
: Kahneman y Tversky (1979) y Buehler, Griffin y Ross (2002). La falacia de la planificación muestra un sesgo coherente en la capacidad planificadora de las personas, incluso en asuntos de naturaleza repetíble, aunque es más exagerado con los sucesos no repetibles.
Guerras
: Trivers (2002).
¿Hay incentivos para el retraso?
: Flyvbjerg y otros (2002).
Oskamp
: Oskamp (1965) y Montier (2007).
Epistemé frente a techni
. La distinción tiene su origen en Aristóteles, pero aparece y desaparece; su reaparición más reciente está en explicaciones como las del conocimiento tácito en el «saber cómo». Véanse Ryle (1949), Polanyi (1958/1974) y Mokyr (2002).
Catalina la Grande
: El número de amantes está sacado de Roundíng (2006).
Esperanza de vida
: <
www.annuityadvantage.com/lifeexpectancy.htm
>. Para los trabajos, he utilizado una probabilidad de exceso respecto al exponente de ley potencial de 3i2
m
.f= Kx
ia
. De modo que la expectativa condicional de x será, sabiendo que x es mayor que a:
Serendipidad
: Véanse Koesder (1959) y Rees (2004). Rees tiene también unas ideas muy sólidas sobre la posibilidad de predecir. Véanse también los comentarios de Popper en Popper (2002) y Waller (2002a), Cannon (1940), Mach (1986) (citado en Simonton [1999]) y Merton y Barber (2004). Para una síntesis, véase Simonton (2004). Sobre la serendipidad en la medicina y la anestesiología, véase Vale y otros (2005).
«Hombre del Renacimiento»
: Véase <
www.bell-labs.com/project/feature/archives/cosmology/
>.
Láser
: Como suele ocurrir, existe una polémica sobre quién fue el inventor de esta tecnología. Después de un descubrimiento de éxito, enseguida se encuentra a sus precursores, debido a la distorsión retrospectiva. Charles Townsend recibió el premio Nobel, pero fue demandado por su alumno Gordon Gould, quien decía que fue él quien de hecho realizó el trabajo (véase Te Economist, 9 de junio de 2005).
Darwín/Wallace
: Quammen (2006).
Ataque de Popper al his tori cismo
: Véase Popper (2002). Obsérvese que aquí reinterpreto la idea de Popper en un estilo moderno, utilizando mis propias experiencias y conocimientos, y sin ocuparme de los comentarios sobre la obra de Popper (por tanto, con la consiguiente falta de fidelidad a su mensaje). En otras palabras, éstos no son argumentos directamente expuestos por Popper, sino míos en gran medida y formulados siguiendo una estructura popperiana. La expectativa condicional de una expectativa incondicional es una expectativa incondicional.
Previsiones de futuro hechas cien años antes
: Bellamy (1891) ilustra nuestras proyecciones mentales del futuro. Sin embargo, es posible que algunas historias sean exageradas. «¡Otro mito de las patentes patentemente falso! ¿Realmente hubo alguna vez un funcionario de patentes que dimitiera porque pensaba que ya no quedaba nada por inventar? Una vez que se empieza con ellos, estos mitos cobran vida propia.» Skeptical Inquirer, mayo-junio de 2003.
Observación de Pierce
: Olsson (2006), Pierce (1955).
Predecir y explicar
: Véase Thom (1993).
Poincaré
: El problema de los tres cuerpos se puede encontrar en Barrow-Green (1996), Rollet (2005) y Gaíison (2003). Sobre Einstein, País (1982). Revelaciones más recientes en Hladik (2004).
Bolas de billar
: Berry (1978) y Pisarenko y Sornette (2004).
Exposición muy general sobre la «complejidad»
: Benkirane (2002), Scheps (1996) y Ruelle (1991). Sobre los límites, Barrow (1998).
Hayek
: Véase <
www.nobel.se
>. Véase Hayek (1945,1994). ¿Es que los mecanismos no son corregidos por las teorías de personas influyentes, sino por la mortalidad de los operadores o bien, lo que es aún más grave, porque se prescinde de ellos? Lamentablemente, debido al contagio, parece que hay muy poca lógica en la forma en que las cosas mejoran; la suerte interviene en cómo evolucionan las ciencias blandas. Sobre los efectos de red en los «intelectuales y el socialismo«, y sobre la distribución de la ley potencial en la influencia, debido al aspecto libre de escala de las conexiones —y la consiguiente arbitrariedad—, véase Ormerod (2006). Parece que Hayek ha sido prisionero de la antigua diferenciación de Weber entre Naturivissenschafien y Geisteswissenschafien, cosa que, afortunadamente, no ocurre con Popper.
Insularidad de los economistas
: Pieters y Baumgartner (2002). Un aspecto bueno de la insularidad de los economistas es que ellos me pueden ofender cuanto quieran sin ninguna consecuencia: parece que sólo los economistas leen a otros economistas (de modo que es posible que escriban artículos para que otros economistas los lean). Para una exposición más general, véase Wallerstein (1999). Obsérvese que Braudel combatió la «historia económica». Era historia.
La economía como religión
: Nelson (2001) y Keen (2001). Sobre la metodología, véase Blaug (1992). Sobre grandes sacerdotes y filósofos menores, véase Boettke, Coyne y Leeson (2006). Señalemos que las obras de Gary Becker y los platonistas de la Escuela de Chicago están todas viciadas por el sesgo de la confirmación: Becker se apresura a mostrar situaciones en las que las personas se mueven por incentivos económicos, pero no habla de los casos (muchísimo más numerosos) en los que a las personas no les importan tales incentivos materialistas.
El libro más agudo que conozco sobre economía es Gave y otros (2005), porque trasciende de las categorías construidas del discurso económico académico (uno de ios autores es el periodista Anatole Kaletsky).
Teoría general:
Este hecho no ha disuadido a los «teóricos generales». En un largo vuelo de Ginebra a Nueva York, un personaje de la variedad platonificadora me explicó que hay que rechazar las ideas de Kahneman y sus colegas porque no nos permiten desarrollar una teoría general del equilibrio, y producen «preferencias incoherentes con el tiempo». Durante un minuto pensé que estaba de broma: culpaba a las ideas de los psicólogos y a la incoherencia humana de interferir en la capacidad que él poseía para construir su modelo platónico.