Félicité halló consuelo en su amontonamiento de objetos diversos, unidos solamente por el cariño de su propietaria. Flaubert hizo lo mismo, pues conservó tonterías que poseían la fragancia del recuerdo. Muchos años después de la muerte de su madre todavía pedía a veces su chal y su sombrero, y entonces se sentaba un rato a soñar con ellos. El visitante del pabellón de Croisset puede hacer casi lo mismo: los objetos expuestos, colocados con tanto descuido, te atrapan a veces el corazón. Retratos, fotografías, un busto de arcilla; pipas, un tarro de tabaco, un abrecartas; un tintero en forma de sapo con la boca abierta; el Buda de oro que el escritor tenía sobre su mesa y que jamás llegó a irritarle; un rizo, más rubio, como es natural, que el pelo que se ve en las fotos.
Es fácil pasar por alto un par de objetos que se encuentran en una vitrina lateral: un vasito en el que Flaubert bebió su último trago de agua momentos antes de morir; y un arrugado pañuelo blanco con el que se secó la frente con, quizá, el último ademán de su vida. Estos restos tan ordinarios, que parecían excluir el llanto y el melodrama, me hicieron sentir que había estado presente en la muerte de un amigo. Casi me sentí embarazado: tres días antes había pisado, sin conmoverme, la playa en la que murieron algunos compañeros íntimos. Quizá sea ésta la ventaja que tiene trabar amistad con quienes ya han muerto: jamás se enfrían los sentimientos que suscitan en ti.
Entonces lo vi. Agachado en lo alto de un armario había otro loro. También de color verde intenso. Y también, según dijeron tanto la gardienne como la etiqueta de su percha, era el mismísimo loro que Flaubert pidió prestado al Museo de Rouen para escribir Un coeur simple. Pedí permiso para bajar de allá arriba este segundo Loulou, lo posé con todo cuidado encima de una vitrina, y le quité la campana de cristal.
¿Cómo se establece una comparación entre dos loros, uno de ellos idealizado ya por la memoria y la metáfora, y el otro apenas un chillón intruso? Mi reacción inicial fue pensar que el segundo era menos auténtico que el primero, sobre todo porque su aspecto era más bonachón. La cabeza estaba situada en un ángulo más recto en relación con el cuerpo, y su expresión no era tan irritante como la del pájaro del Hôtel-D.ieu. Luego comprendí que este razonamiento era falaz: Flaubert, al fin y al cabo, no pudo elegir entre varios loros; e incluso este segundo loro, que parecía un compañero más tranquilo, podía perfectamente ponerte nervioso al cabo de un par de semanas.
Le mencioné la cuestión de la autenticidad a la gardienne. Comprensiblemente, ella se puso del lado de su loro, y rebatió con aplomo los argumentos del Hôtel-D.ieu. Me pregunté si existía alguien que supiera la solución. Me pregunté si este asunto le importaba a alguien, aparte de mí, que había cometido la temeridad de dar significación al primer loro. ¿La voz del escritor…, por qué piensas que puede ser localizada tan fácilmente? Tal era la réplica que me había dado el segundo loro. Cuando miraba el Loulou posiblemente falso, el sol encendió aquella esquina de la habitación e hizo que su plumaje adquiriese un tono más definitidamente amarillo. Volví a dejar el pájaro en su sitio y pensé: tengo más edad de la que Flaubert llegó jamás a tener. Parecía una presuntuosidad; una cosa triste e inmerecida.
¿Acaso hay algún momento adecuado para morir? No lo fue para Flaubert; ni para George Sand, que no vivió lo suficiente como para leer Un coeur simple. «Lo empecé pensando exclusivamente en ella, sólo por complacerla. Y murió cuando me encontraba todavía a mitad de mi obra. Lo mismo ocurre con nuestros sueños.» ¿Es mejor, entonces, no tener los sueños, las obras, y luego la desolación de la obra no terminada? Quizá, como Frédéric y Deslauriers, deberíamos preferir el consuelo de la no satisfacción: ¿la planeada visita al burdel, el placer de la anticipación, y luego, años más tarde, el recuerdo no tanto de los hechos como el de antiguas anticipaciones? ¿No permitiría esto que todo fuese más limpio y menos doloroso?
Cuando regresé de mi viaje, el loro duplicado siguió revoloteando en mis pensamientos: uno de ellos era amable y franco; el otro, engreído e inquisitivo. Escribí a varios académicos que podían saber si se había demostrado adecuadamente la autenticidad de alguno de los loros. Escribí a la embajada francesa y al director de las guías Michelin. También escribí a Mr. Hockney. Le conté mi viaje y le pregunté si había estado en Rouen; le dije que estaba preguntándome si había recordado alguno de esos dos loros cuando grabó su retrato de Félicité dormida. O si, en caso contrario, también él había a su vez pedido prestado un loro de algún museo para usarlo como modelo. Le advertí de los peligros que encierra la tendencia de esta especie a la partenogénesis póstuma.
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CRONOLOGIA
I
1821
Nacimiento de Gustave Flaubert, segundo hijo varón de Achille-C.léophas Flaubert, cirujano jefe del Hôtel Dieu de Rouen, y de Anne-J.ustine-C.aroline Flaubert, née Fleuriot. La familia pertenece al sector de la clase media formado por los profesionales prestigiosos, y posee varias fincas en los alrededores de Rouen. Unos antecedentes estables, ilustrados, estimulantes y con un grado normal de ambición.
1825
Entra al servicio de la familia Flaubert la niñera de Gustave, Julie, que permanecerá con ellos hasta la muerte del escritor, al cabo de cincuenta y cinco años.
Pocos problemas del servicio turbarán su vida.
c. 1830
Conoce a Ernest Chevalier, su primer amigo íntimo.
Una serie de amistades intensas, leales y fértiles sostendrá a Flaubert durante toda su vida: merecen una mención especial las que le unieron a Alfred le Poittevin, Maxime du Camp, Louis Bouilhet y George Sand.
Gustave inspira fácilmente la amistad, y la fomenta con su actitud burlona y cariñosa.
1831–3.2
Ingresa en el Collège de Rouen, donde se convierte en un magnífico alumno cuyo fuerte son la historia y la literatura. El primer texto escrito por él que nos ha legado, un ejercicio sobre Corneille, está fechado en 1831. A lo largo de su adolescencia escribe abundantemente, tanto teatro como narrativa.
1836
Conoce en Trouville a Elisa Schlesinger, esposa de un editor de música alemán, y siente una «enorme» pasión por ella. Esta pasión ilumina el resto de su adolescencia. Ella le trata con la mayor amabilidad y afecto; permanecen en contacto durante los siguientes cuarenta años. Volviendo la vista atrás, él se siente aliviado de que su pasión no hubiera sido correspondida: «La felicidad es como la sífilis. Si la contraes demasiado pronto te echa a perder la constitución.»
c. 1836
Iniciación sexual de Gustave con una de las doncellas de su madre. Este es el punto de partida de una carrera erótica tan activa como variopinta, que pasa del burdel al salón, del muchacho de los baños de El Cairo hasta la poetisa parisiense. En su primera madurez resulta muy atractivo para las mujeres y su velocidad de recuperación sexual es, según él mismo cuenta, impresionante; pero incluso en épocas más tardías de su vida, sus modales corteses, su inteligencia y su fama le garantizan que siempre habrá quien le haga caso.
1837
Aparece su primera obra publicada en
Le Colibri
, una revista de Rouen.
1840
Termina su baccalauréat. Viaja a los Pirineos con un amigo de la familia, el doctor Jules Cloquet. Aunque a menudo se le ha considerado como a un ermitaño a quien no había modo de mover de su casa, en realidad Flaubert viaja mucho: a Italia y Suiza (1845), a la Bretaña (1847), a Egipto, Palestina, Siria, Turquía, Grecia e Italia (1849–5.1), a Inglaterra (1851, 1865, 1866, 1871), a Túnez y Argelia (1858), a Alemania (1865), a Bélgica (1871) y a Suiza (1874). Compárese todo esto con el caso de su alter ego Louis Bouilhet, que soñaba con China y no llegó nunca ni a Inglaterra.
1843
Cuando era estudiante de leyes en París, conoce a Víctor Hugo.
1844
El primer ataque epiléptico de Gustave pone fin a sus estudios de derecho en París, y le confina en la nueva casa familiar de Croisset. Abandonar las leyes produce, sin embargo, muy poco dolor, y como su confinamiento le proporciona la soledad y la base estable necesarias para una vida dedicada a la escritura, el ataque resulta en último extremo beneficioso.
1846
Conoce a Louise Colet, «la Musa», y comienza sus amoríos más famosos: serán prolongados, apasionados, peleones, en dos partes (1846–4.8, 1851–5.4). Aunque de temperamentos poco afines y de principios estéticos incompatibles, Gustave y Louise duran sin embargo mucho más de lo que la mayoría hubiese esperado.
¿Debemos lamentar que termine su relación? Sólo porque supone que se acaban las brillantes cartas que Flaubert le dirigió a ella.
1851–5.7
Redacción, publicación, juicio y triunfal absolución de
Madame Bovary
. Un
succès de scandale
, elogiado por autores tan dispares como Lamartine, Sainte-B.euve o Baudelaire. En 1846, cuando dudaba de su capacidad de llegar algún día a escribir alguna obra publicable, Gustave había anunciado: «Si algún día hago acto de presencia, será armado de pies a cabeza.» Ahora su peto centellea y su lanza está en todas partes. El
curé
de Canteleu, el pueblo que está junto a Croisset, prohíbe a sus feligreses que lean la novela. Después de 1857, el éxito literario le lleva naturalmente al éxito social: Flaubert se deja ver más a menudo en París.
Conoce a los Goncourt, a Renan, a Gautier, a Baudelaire y a Sainte-B.euve. En 1862 quedan instituidas las cenas literarias de Magny: Flaubert participa regularmente en ellas a partir de diciembre de ese año.
1862
Publicación de
Salammbô. Succès fou
. Sainte-B.euve le dice en una carta a Matthew Arnold: «¡Salammbô es nuestro gran acontecimiento!» La novela proporciona el tema de varios bailes de disfraces en París. E incluso el nombre de una nueva marca de
petit four
.
1863
Flaubert empieza a frecuentar el salón de la Princesse Mathilde, sobrina de Napoleón I. El oso de Croisset se introduce en la piel del león social. El mismo llega a recibir en su casa los domingos. En este año se inicia también su correspondencia con George Sand, y se produce su encuentro con Turgenev. Su amistad con el novelista ruso señala el comienzo de la difusión de su fama por Europa.
1864
Es presentado en Compiègne al emperador Napoleón III. Este es el punto culminante del triunfo social de Gustave. Envía unas camelias a la emperatriz.
1866
Recibe el título de chevalier de la Légion d'honneur.
1869
Publicación de
L'Education sentimentale
, de la que Flaubert siempre dirá que es un
chef-d.'oeuvre
. A pesar de que corre (instigada por él mismo) la leyenda de su heroica lucha, Flaubert tiene facilidad para escribir. Se queja mucho, pero esas quejas siempre aparecen en cartas de asombrosa elocuencia. Durante un cuarto de siglo, termina un libro grueso, sólido, producto de investigaciones considerables, cada cinco o seis años. Es posible que se angustiase buscando la palabra, la frase, la asonancia, pero jamás tiene que soportar los atascos que padecen otros escritores.
1874
Publicación de
La Tentation de saint Antoine
. A pesar de ser un libro muy extraño, obtiene un gratificante éxito comercial.
1877
Publicación de
Trois Contes
. Exito popular y de crítica:
Le Figaro
hace por primera vez una crítica favorable de un libro de Flaubert; en tres años se publican cinco ediciones. Flaubert comienza a trabajar en
Bouvard et Pécuchet
. Durante estos años finales, la siguiente generación le reconoce su preeminencia entre los novelistas franceses. Es festejado y venerado.
Sus veladas de los domingos se convierten en famosos acontecimientos del mundillo literario; Henry James acude a visitar al Maestro. En 1879 los amigos de Gustave crean en su honor las cenas anuales por la festividad de Saint Polycarpe. En 1880, los cinco autores de Les Soirées de Medan, entre los que se encuentran Zola y Maupassant, le regalan un ejemplar dedicado: es como un saludo simbólico del realismo al naturalismo.
1880
Rodeado de honores y amado por todos, y trabajando de firme hasta el final, Gustave Flaubert muere en Croisset.
II
1817 Muerte de Caroline Flaubert (a los veinte meses), segunda hija de Achille-C.léophas Flaubert y Anne-J.ustine-C.aroline Flaubert.
1819
Muerte de Emile-C.léophas Flaubert (a los ocho meses), su tercer hijo.
1821
Nacimiento de Gustave Flaubert, su quinto hijo.
1822
Muerte de Jules Alfred Flaubert (a los tres años y cinco meses), su cuarto hijo. Su hermano Gustave, nacido
entre deux morts
, es delicado, y los padres no esperan que viva mucho tiempo. El doctor Flaubert compra una parcela familiar en el Cimetière Monumental y hace excavar una pequeña fosa para Gustave. Sorprendentemente, el niño sobrevive. Resulta ser un crío tardo, que se pasa tranquilamente horas y horas sentado con el dedo en la boca y una expresión «casi idiota» en el rostro. Para Sartre, es «el idiota de la familia».
1836
Comienza su pasión desesperada y obsesiva por Elisa Schlesinger, que le cauteriza el corazón y le incapacita para amar plenamente a ninguna otra mujer. Volviendo la vista atrás, Gustave observa: «Todos tenemos en nuestro corazón una cámara real. Yo he tapiado la mía.»
1839
Expulsado del Collège de Rouen por pendenciero y desobediente.
1843
La Facultad de Derecho de París anuncia los resultados de los exámenes de primer curso. El tribunal declara su decisión por medio de bolas rojas o negras.
Gustave tiene dos rojas y dos negras, y en consecuencia tiene que repetir curso.
1844