El Mundo de Sofía (18 page)

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Authors: Jostein Gaarder

Tags: #narrativa

BOOK: El Mundo de Sofía
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»P. D. En la Biblia oímos hablar de algo que puede haber sido uno de los pelos finos de la piel del conejo. Ese pelo se llama Torre de Babel y fue arrasada porque al Mago no le gustó que esos pequeños piojos humanos comenzaran a buscar el camino para salir de ese conejo blanco que acababa de crear. »

Luego empezó con la segunda pregunta: «Señala algunos factores que contribuyan a formar el concepto de la vida de una persona. En este tema la educación y el entorno eran, sin duda, factores muy importantes. Las personas que vivieron en la época de Platón tenían un concepto de la vida diferente al de muchas personas de hoy en día simplemente porque vivieron en otra época y en otro ambiente. También eran decisivas las experiencias que uno había optado por buscar. Y la razón no dependía del entorno, era común para todas las personas. A lo mejor se podrían comparar el entorno de las condiciones sociales con la situación que reinaba en el fondo de la caverna de Platón. Mediante su razón cada individuo puede empezar a salir de la oscuridad de la caverna, pero ese camino requiere una considerable cantidad de valor personal. Sócrates es un buen ejemplo de alguien que logró librarse de las ideas imperantes en su propia época mediante su razón. Finalmente escribió: «Hoy en día se estrechan cada vez más las relaciones entre personas de muchos países y culturas diferentes. Pueden cohabitar en el mismo bloque cristianos, musulmanes y budistas. Entonces es más importante tolerar la fe de los otros que preguntar por qué no todos creen en lo mismo».

Pues sí, a Sofía le pareció que podía utilizar bastante de lo que había aprendido del profesor de filosofía. Luego añadió un poco de sus propios razonamientos, además de cosas que había leído y oído en otros contextos.

Se puso con la tercera pregunta: «¿Qué se pretende decir con “conciencia” ? ¿Crees que todos los seres humanos tienen la misma conciencia? ». De este tema se había hablado mucho en clase. Sofía escribió: «Por “conciencia” se entiende la capacidad de los seres humanos de reaccionar ante lo que es bueno y lo que es malo. Yo opino que todas las personas estamos provistas de esta capacidad, es decir que la conciencia es algo con lo que se nace. Sócrates había dicho lo mismo. Pero exactamente lo que dice la conciencia es algo que puede variar mucho de una persona a otra. Sobre este tema puede ser que los Sofistas pusieran el dedo en la llaga. Ellos pensaron que lo que es bueno y lo que es malo es, en primer lugar, algo que se decide en el ambiente en el que se cría cada uno. Sócrates, en cambio, pensó que la conciencia es igual en todos los seres humanos. Quizás ambas partes tuvieran razón. Aunque no todas las personas sienten vergüenza al mostrarse desnudas, casi todas tienen mala conciencia si se comportan mal con otra persona. Además hay que señalar que tener conciencia no es lo mismo que utilizarla. En algunas situaciones puede parecer que las personas actúan sin escrúpulo alguno, pero, en mi opinión, existe también en esa gente una conciencia, aunque esté muy escondida. De ese modo puede parecer que algunos seres humanos también carecen totalmente de razón, pero sólo es porque no la utilizan.

»P. D. Tanto la razón como la conciencia pueden compararse con un músculo. Si un músculo no se usa, se irá atrofiando cada vez más.»

Ya solo quedaba una pregunta: «¿Qué significa dar prioridad a determinados valores?». También sobre ese tema habían hablado mucho últimamente. Puede resultar valioso, por ejemplo, saber conducir, para poder desplazarse rápidamente de un sitio a otro. Pero si el automovilismo causara la muerte de los bosques y el envenenamiento de la naturaleza, uno se encontraría ante una «elección de valores». Tras pensarlo mucho tiempo, Sofía llegó a la conclusión de que serían más valiosos los bosques sanos y la naturaleza limpia que el llegar rápidamente al trabajo. También puso algunos ejemplos más. Al final escribió: «Mi opinión personal es que la filosofía es una asignatura más importante que la gramática inglesa. Sería por lo tanto sensato dar prioridad a la incorporación de la filosofía en el programa lectivo y a cambio reducir un poco las clases de inglés».

En el último recreo el profesor llamó aparte a Sofía.

—Ya he leído tu examen de religión —dijo—. Estaba el primero del montón.

—Espero que te diera que pensar.

—Precisamente de eso quería hablarte. En cierto modo eran unas contestaciones muy maduras. Sorprendentemente maduras, Sofía. E independientes y personales. ¿Pero habías estudiado la lección?

Sofía no supo qué contestar.

—Has dicho antes que valoras las reflexiones personales.

—Bueno... sí... Pero hay límites.

Sofía miró al profesor a los ojos. Le pareció que se lo podía permitir después de todo lo que había vivido estos días.

—He empezado a leer filosofía —dijo—. Da una buena base para formar opiniones personales.

—Pero a mí no me resultará fácil calificar tu examen. Tendré que ponerte o un sobresaliente o un suspenso.

—Porque o he contestado del todo correctamente, o del todo mal. ¿Es eso lo que quieres decir?

—Digamos un sobresaliente —dijo el profesor—. Pero la próxima vez te estudias también la lección.

Cuando Sofía llegó a casa aquella tarde dejó tirada la cartera en la escalera y se fue corriendo al Callejón. Sobre las gruesas raíces había un sobre amarillo. Estaba totalmente seco por los bordes, de modo que haría tiempo que Hermes lo habría dejado.

Se llevó consigo el sobre y abrió la casa con la llave. Primero dio de comer a los animales y luego subió a su cuarto. Se echó sobre la cama, abrió la carta de Alberto y leyó.

El helenismo

¡Hola de nuevo, Sofía! Ya has oído hablar de los filósofos de la naturaleza y de Sócrates, Platón y Aristóteles, con lo cual ya conoces los mismísimos cimientos de la filosofía europea. A partir de ahora dejaremos ya de lado aquellos ejercicios iniciales que te solía dejar en un sobre blanco. Supongo que con los ejercicios, pruebas y controles del colegio tienes de sobra.

Te hablaré de ese largo período de tiempo que abarca desde Aristóteles, a finales del siglo IV a. de C., hasta los principios de la Edad Media, alrededor del año 400 d. de C. Toma nota de que ponemos «antes» y «después» de Jesucristo, porque algo de lo más importante, y también más singular de este período, fue precisamente el cristianismo.

Aristóteles murió en el año 322 a. de C. Para entonces Atenas ya había perdido su papel protagonista. Esto se debía, entre otras cosas, a los grandes cambios políticos ocasionados por las conquistas de Alejandro Magno (356-323).

Alejandro Magno fue rey de Macedonia. Aristóteles también era de Macedonia y, de hecho, durante algún tiempo fue profesor del joven Alejandro. Éste ganó la última y decisiva batalla a los persas. Y más que eso, Sofía: con sus muchas batallas unió la civilización griega con Egipto y todo el Oriente hasta la India. Se inicia una nueva época en la historia de la humanidad. Emergió una sociedad universal en la que la cultura y la lengua griegas jugaron un papel dominante. Este período, que duró unos 300 años, se suele llamar helenismo. Con «helenismo» se entiende tanto la época como la cultura predominantemente griega que dominaba en los tres reinos helenísticos: Macedonia, Siria y Egipto.

A partir del año 50 a. de C. aproximadamente, Roma llevó la ventaja militar y política. Esta nueva potencia fue conquistando uno por uno todos los reinos helenos, y comenzó a imponerse la cultura romana y la lengua latina desde España por el oeste, adentrándose mucho en Asia por el este. Comienza la época romana, o la Antigüedad tardía. Debes tomar nota de una cosa: antes de que Roma tuviera tiempo de conquistar el mundo helénico, la misma Roma se había convertido en una provincia de cultura griega. De esta forma, la cultura y filosofía griegas jugarían un importante papel mucho tiempo después de que la importancia política de los griegos fuera cosa del pasado.

Religión, filosofía y ciencia

El helenismo se caracterizó por el hecho de que se borraron las fronteras entre los distintos países y culturas. Anteriormente los griegos, romanos, egipcios, babilonios, sirios y persas habían adorado a sus dioses dentro de lo que se suele llamar «religión de un Estado nacional». Ahora las distintas culturas se mezclan en un crisol de ideas religiosas, filosóficas y científicas.

Podríamos decir que la plaza se cambió por la arena mundial. También en la vieja plaza habían resonado voces que llevaban diferentes mercancías al mercado así como diferentes ideas y pensamientos. Lo nuevo fue que las plazas de las ciudades ahora se llenaban de mercancías e ideas del mundo entero, y que se oían muchas lenguas distintas.

Ya hemos mencionado que las ideas griegas se sembraron mucho más allá de las antiguas zonas de cultura griega. Pero, a la vez, por toda la región mediterránea también se rendía culto a dioses orientales. Surgieron varias nuevas religiones que recogían dioses e ideas de algunas de las antiguas naciones. Esto se llama sincretismo, o mezcla de religiones.

Anteriormente la gente se había sentido muy unida a su pueblo y a su ciudad-estado. Pero conforme esas separaciones y líneas divisorias se fueron borrando, mucha gente tenía dudas y se sentía insegura ante las visiones y conceptos de la vida. Esa parte de la Antigüedad estaba, en términos generales, caracterizada por la duda religiosa, la desintegración religiosa y el pesimismo. «El mundo está viejo», se decía.

Una característica común de las nuevas religiones del helenismo era que solían tener una teoría, a menudo secreta, sobre cómo las personas podían salvarse de la muerte. Aprendiendo esas teorías secretas y realizando, además, una serie de ritos, las personas podían tener esperanza de obtener un alma inmortal y una vida eterna. El adquirir unos determinados conocimientos sobre la verdadera naturaleza del universo podía ser tan importante como los ritos religiosos para salvar el alma.

Éstas fueron las religiones, Sofía, pero también la filosofía se movía cada vez más hacia la salvación y el consuelo. Los conocimientos filosóficos no sólo tenían un valor en sí mismos, también debían librar a los seres humanos de su angustia vital, de su miedo a la muerte y de su pesimismo. De esta manera se borraron los límites entre religión y filosofía.

En general podemos decir que la filosofía helenística era poco original. No surgió ningún Platón ni ningún Aristóteles. Pero por otra parte los tres grandes filósofos de Atenas fueron una importante fuente de inspiración para varias corrientes filosóficas, de cuyos rasgos principales te haré un pequeño resumen.

También en la ciencia del helenismo se notaba la mezcla de ingredientes de diferentes culturas. La ciudad de Alejandría en Egipto jugó en este contexto un papel clave como lugar de encuentro entre Oriente y Occidente. Atenas continuó siendo la capital de la filosofía con las escuelas filosóficas heredadas de Platón y Aristóteles, y Alejandría se convirtió en el centro de la ciencia. Con su gran biblioteca, esta ciudad fue la capital de las matemáticas, la astronomía, biología y medicina.

Se podría muy bien comparar el helenismo con la cultura del mundo actual. También el siglo XX se ha caracterizado por una sociedad mundial cada vez más abierta. También en nuestro tiempo esto ha llevado a grandes cambios en cuanto a religión y conceptos sobre la vida. De la misma manera que se podían encontrar ideas de divinidades griegas, egipcias y orientales en Roma a principios de nuestra era, podemos ahora, hacia finales del siglo XX, encontrar ideas religiosas de todas partes del mundo en todas las ciudades europeas de cierto tamaño.

También en nuestro tiempo vemos cómo una mezcolanza de religiones viejas y nuevas, de filosofías y ciencias, puede formar la base para nuevas ofertas en el «mercado de las grandes ideas sobre la vida». Gran parte de esos «nuevos conocimientos» son en realidad productos viejos del pensamiento, con algunas raíces en el helenismo.

Como ya he mencionado, la filosofía helenística continuó trabajando en ideas y planteamientos tratados por Sócrates, Platón y Aristóteles. Los tres intentaban buscar la manera más digna y mejor de vivir y de morir para los seres humanos. Es decir, se trataba de la ética. En la nueva sociedad mundial ése fue el proyecto filosófico más importante: ¿en qué consiste la verdadera felicidad y cómo la podemos conseguir? Ahora vamos a ver cuatro corrientes filosóficas que se ocuparon de esta cuestión.

Cínicos

Estoicos

Epicúreos

Neoplatónicos

Los cínicos

De Sócrates se cuenta que una vez se quedó parado delante de un puesto donde había un montón de artículos expuestos. Al final exclamó: «¡Cuántas cosas que no me hacen falta!».

Esta exclamación puede servir de titular para la filosofía cínica, fundada por Antístenes en Atenas alrededor del año 400 a. de C. Había sido alumno de Sócrates y se había fijado ante todo en la modestia de su maestro.

Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido.

El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. (¡Así no resultaba fácil quitarle la felicidad!) Una vez en que estaba sentado tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba. Diógenes contestó: «Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol». De esa manera mostró Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.

Los cínicos opinaban que el ser humano no tenía que preocuparse por su salud. Ni siquiera el sufrimiento y la muerte debían dar lugar a la preocupación. De la misma manera tampoco debían preocuparse por el sufrimiento de los demás.

Hoy en día las palabras «cínico» y «cinismo» se utilizan en el sentido de falta de sensibilidad ante el sufrimiento de los demás.

Los estoicos

Los cínicos tuvieron importancia para la filosofía estoica, que nació en Atenas alrededor del año 300 a. de C. Su fundador fue Zenón, que era originario de Chipre pero que se unió a los cínicos después de un naufragio. Solía reunir a sus alumnos bajo un pórtico. El nombre «estoico» viene de la palabra griega para pórtico (stoa). El estoicismo tendría más adelante gran importancia para la cultura romana. Como Heráclito, los estoicos opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la misma razón universal o «logos».

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