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Authors: Jack Vance

El Rey Estelar (8 page)

BOOK: El Rey Estelar
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Del prefacio a
Los pueblos del Grupo
, de Strick y Chernitz:

«Las poblaciones del Grupo se hallaban muy lejos de formar un todo homogéneo. Durante las migraciones de la Tierra, los grupos raciales tendieron a ir formando el suyo propio, y en la nueva situación, bajo la influencia de mezclas de sangre y de pautas de conducta, tales grupos se especializaron todavía más... El pueblo de Alphanor es en general de piel blanca, cabellos oscuros y estatura mediana, aunque un paseo de una hora por la Gran Explanada de Avente mostrará al observador todos los tipos imaginables de ser humano.

»La psicología de Alphanor es todavía mucho más difícil de describir. Cada mundo habitado es diferente en sus peculiaridades y, —aunque las diferencias son reales y distintas, es difícil mostrarlas sin explicarlas, ya que las contradicciones de tipo regional y las diferencias que ello comporta no permiten la generalización planetaria.»

Rígel aparecía en el cielo como un punto blancoazulado hacia el cual parecían volar las demás estrellas de su entorno en el vuelo cósmico que realizaba Gersen. Este poco tenía que hacer, sino contemplar su destino, luchar con la tensión interior, especular con las probables intenciones de Attel Malagate y formular su propio juego de respuestas. El primer problema era: ¿Dónde desembarcar? Ciento ochenta y tres espaciopuertos, en veintidós de los veintiséis mundos del Grupo de Rígel, estaban abiertos a su uso legal, lo mismo que sus ilimitados espacios desérticos y tierra abandonada le brindaban la elección de arriesgar un arresto por violación de las leyes de cuarentena.

¿Hasta qué punto desearía Malagate obtener el monitor de Teehalt? ¿Dispondría de una vigilancia adecuada en todos los espaciopuertos? Teóricamente, esto era algo que podría hacerse, sobornando a los oficiales. El sistema más barato y seguramente el más efectivo sería el de ofrecer una alta recompensa a quien diese cuenta de la llegada de Gersen. Éste, por supuesto, podía elegir el establecerse en otro sistema solar. No sería nada fácil tener que montar una guardia en cada espaciopuerto de todo el Oikumene.

Pero el propósito de Gersen no era el de esconderse. En la inmediata fase del proceso que seguía tendría que mostrarse abiertamente y empezar por la identificación de Malagate, para lo cual emplearía dos métodos: o bien ir en busca del registro del monitor, o esperar la aproximación de algún agente de la organización de Malagate, por el cual deducir la fuerza y el nervio que se escondía tras él. Malagate daría por seguro el intento de Gersen para investigar lo relativo al monitor y tendría que concentrar su vigilancia en el espaciopuerto de Kindune, que servía a Sansontiana.

Sin embargo, y por una serie de razones indefinidas, Gersen decidió descender sobre el Gran Espaciopuerto Internacional de Avente. Desde allí, y en órbita baja sobre el mar, se aproximó hasta Alphanor, disponiendo el piloto automático para el aterrizaje. La nave obedeció en el acto y descendió lentamente con el tronar de los retrocohetes sobre el terreno rojizo y requemado de Alphanor. Los reactores enmudecieron y se produjo el silencio. Automáticamente, la válvula de equilibrio de la presión comenzó a silbar.

Los oficiales del espaciopuerto se acercaron en un vehículo. Gersen respondió a las preguntas habituales, se sometió a la inspección médica y recibió, finalmente, un permiso de entrada. Los oficiales partieron y una grúa gigante trasladó el aparato hasta la línea de aparcamiento en uno de los lados del campo.

Gersen descendió de su 9-13 con la sensación de hallarse expuesto y vulnerable. Comenzó a desmontar el monitor, cuidándose de mirar en todas direcciones con la máxima prudencia.

Y, como de forma puramente casual, aparecieron dos hombres en el aparcamiento de las naves espaciales. Gersen reconoció en el acto a uno de ellos. Era el sarkoy que había acompañado a Hildemar Dasce en el Refugio de Smade. Conforme se aproximaban, Gersen procuró no perder un solo movimiento, sin plantarles cara. El sarkoy vestía un modesto traje gris oscuro con hombreras bordadas en ópalos; su compañero, un individuo delgado y de ojos saltarines blancogrisáceos, un mono de mecánico de color azul. Los dos se detuvieron a pocos pasos de Gersen, como si le observasen de manera casual. Gersen, tras una mirada de reojo, trató de ignorarles, aunque sentía cómo le latía el pulso precipitadamente. El sarkoy murmuró algo a su compañero y se aproximó algo mas.

—Creo que nos he os visto antes —dijo con voz suave y sardónica.

—Perdone, su nombre me es desconocido.

—Me llamo Suthiro, Sivij Suthiro.

Gersen le miró de arriba a abajo, viendo ante él a un hombre de talla mediana con la curiosa y achatada cabeza del sarkoy de las estepas
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. El rostro era más ancho que alto. Los ojos de Suthiro tenían un aspecto suave y de color verde oliva, la nariz chata y la boca grande, de labios carnosos, un rostro conformado por más de mil años de especialización en su propia raza. Gersen no pudo detectar el «soplo de la muerte» que, según se decía, acompañaba a tales asesinos, que acortaba sus vidas, ni la piel de tonalidad amarillenta, ni los cabellos rígidos. La piel de Suthiro era de un marfil pálido y sus cabellos tenían un negro lustroso y llevaba tatuada en la mejilla derecha la pequeña cruz de Malta de los atamanes sarkoy.

—Perdone, Scop Suthiro. No recuerdo la ocasión que menciona.

—Ah... —Y los ojos de Suthiro se dilataron ante la mención honorífica de su interlocutor—. Con que ha visitado Sarkovy. Mi querida tierra verde de Sarkovy, con sus estepas sin fin y sus alegres fiestas...

—Alegres hasta que termina el «harikap». Y después ¿a quiénes torturan?

Suthiro, individuo de una raza inmune a los insultos, no pareció ofenderse.

—Bah, no hable usted así... Ya veo que conoce bien mi planeta.

—Bastante bien. Quizá me recuerde de Sarkovy.

—No —respondió Suthiro con gesto retorcido—. Ha sido en otra parte, y no hace mucho.

Gersen sacudió la cabeza.

—Imposible. Acabo de llegar de Más Allá.

—Exactamente. Nos encontramos en Más Allá, en el Refugio Smade.

—Es cierto.

—Sí. En unión de otros, fui allí a reunirme con mi amigo Lugo Teehalt y después, con la confusión, Lugo salió del planeta llevándose la nave de usted. Supongo que se habrá dado cuenta, como es lógico.

Gersen rió.

—Si Teehalt tiene alguna reclamación o excusa que darme, espero que venga a buscarme.

—Ésa es precisamente la cuestión —dijo Suthiro—. Lugo me envía para que lleguemos a un arreglo. Ruega que perdone su error y desea solamente que yo recobre el monitor.

—Lo siento, es algo que no le pienso dar.

—¿No? —Y Suthiro avanzó más todavía—. Lugo ofrece mil UCL
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para indemnizarle por el error cometido.

—Yo los acepto agradecido. Deme ese dinero.

—¿Y el monitor?

—Lo devolveré cuando venga él a recogerlo.

El individuo que acompañaba a Suthiro dejó escapar un irritado chasquido de impaciencia; pero Suthiro le hizo un gesto de calma.

—Eso no es factible. Usted tendrá su dinero; pero a cambio me entregará el monitor.

—No veo razón alguna para que haya de entregarlo a usted. Lugo Teehalt es quien cuenta en este asunto. Sólo se lo entregaré a él como dueño. Y yo soy la segunda parte principal en este asunto. Es perfectamente legal que usted me entregue ese dinero. A menos que desconfíe de mi honradez.

—En absoluto, puesto que no tenemos el propósito de obligarle a que lo pruebe. Le proponemos, de hecho, que nos entregue el monitor en este preciso momento.

—Creo que no —respondió Gersen—. Tengo la intención de quedarme con el archivo.

—¡Eso está totalmente fuera de discusión! —advirtió Suthiro.

—Bien, trate de impedírmelo.

Y Gersen se volvió hacia su trabajo, rompiendo los precintos de la caja que encerraba el monitor.

Suthiro observaba tranquilamente. Hizo una señal al individuo de rostro alargado que le acompañaba, que se hizo atrás.

—En este momento podría paralizarle de tal modo que se quedaría convertido en una estatua de mármol. —Y miró por encima del hombro al otro tipo, que asintió con un gesto—. Puedo provocarle ahora mismo un espasmo cardiaco —continuó, mostrando un arma que llevaba en la mano—, una hemorragia cerebral, o una convulsión del intestino delgado, lo que usted prefiera.

Gersen dejó de trabajar y exhaló un hondo suspiro.

—Bien, sus argumentos son realmente impresionantes. Págueme cinco mil UCL.

—No necesito pagarle nada. Pero aquí están los mil de que le hablé antes.

Alargó a Gersen un manojo de billetes, y después hizo una señal al otro individuo, que se adelantó, tomó las herramientas de las manos de Gersen y con la mayor habilidad sacó el monitor. Gersen contó el dinero y se apartó. Los dos individuos dejaron caer el monitor en un saco de mano y se marcharon sin más palabras. Era el monitor que Gersen había comprado e instalado en Euville por cuatrocientos UCL. El monitor de Teehalt se hallaba a buen recaudo en el interior de la nave.

Gersen se introdujo en el 9-13 y cerró la compuerta. El tiempo se hacía importante ahora. Suthiro necesitaría al menos diez minutos para comunicar el éxito de su encargo, bien fuese a Dasce o al propio Malagate. Los mensajes irían de uno a otro de los espaciopuertos del Grupo, y la alerta cesaría. Si Gersen tenía un poco de suerte, Malagate no recibiría el monitor hasta pasadas varias horas, o incluso días, según las circunstancias. Pasaría algún tiempo antes de que se descubriese el engaño y la organización de Malagate volviera a la carga. El siguiente punto de atención sería, sin duda alguna, la Compañía de Instrumentos de Precisión de Sansontiana, en Oliphane.

Pero Gersen no tenía tiempo que perder. Sin más vacilaciones puso en marcha la astronave y se elevó en el cielo azul de Alphanor.

Capítulo 5

Del
Manual Popular de los Planetas
:

«Oliphane: decimonoveno planeta del Grupo de Rígel.

Diámetro: Diez mil doscientos kilómetros.

Masa: 0.9.

Etcétera.

»Observaciones generales: Oliphane es el más denso de los planetas de Rígel y gira en una órbita exterior de la Zona Habitable. Se ha especulado que cuando el protoplaneta del Tercer Grupo se desintegró, Olipliane recibió una excesiva carga de materiales pesados de la zona central. En cualquier caso, fuera lo que fuese lo ocurrido, hasta los más recientes descubrimientos astronómicos, Oliphane estuvo sujeto a una intensa actividad plutónica e incluso en nuestros días aún tiene noventa y dos volcanes activos.

»Oliphane está altamente mineralizado. Su impresionante relieve orográfico le provee de un vasto potencial hidroeléctrico, que suministra una energía más barata que la obtenida por los recursos tradicionales. Su población disciplinada y diligente ha hecho de Oliphane el mundo más industrializado de todo el Grupo, rivalizando sólo Tantamount con sus astilleros, y Lyormesse con sus monumentales fundiciones de hierro.

»Oliphane es relativamente frío y húmedo, con la población concentrada sobre la zona ecuatorial, especialmente alrededor del Gran Lago Clare. Allí el visitante puede encontrar las ciudades más grandes del planeta, Kindune, Sansontiana y New Ossining.

»Oliphane es también un planeta que dispone de su propio alimento y la gente apenas consume nada aparte de sus recursos naturales, siendo la población de mayor consumo "per cápita" de todo el Grupo, la mayor en tercer lugar del Oikumene. Los oliphanos son individuos resultantes de una mezcla racial, derivados primitivamente de una colonia de los skakers hiperbóreos. Son rubios, de recio esqueleto, proclives a la corpulencia y de piel clara sin teñir. Son respetuosos de la ortodoxia, tranquilos en su vida personal, pero entusiastas de las fiestas públicas y celebraciones, que sirven como válvula de escape emocional a gente por otra parte convencional y reservada.

»Un sistema de castas, aunque sin estatus legal, permite la existencia de todas las capas de la estructura social. Se observan cuidadosamente las prerrogativas. El idioma es muy flexible como para permitir al menos media docena distinta de formas de dirigir la palabra.»

De «Un estudio de la adaptación entre clases», de Frerb Kankbert, en
Diario del Antropiceno
, vol. MCXIII:

«Resulta una notable experiencia para el visitante observar a un par de oliphanos, que no se conocen, evaluando sus respectivas castas. La operación sólo requiere unos instantes y se produce casi por instinto, ya que las personas a quienes concierne pueden ir bien vestidas con ropas de uso general.

»He preguntado a diversos oliphanos respecto a esta cuestión, sin que pueda decir que haya obtenido unas respuestas definidas. En primer lugar, la mayor parte niegan la existencia de las castas y su estructura social, y consideran su sociedad completamente igualitaria. Y, en segundo término, los oliphanos no están nunca seguros de cómo adivinar la casta de un forastero. Nunca saben si es superior a la suya o inferior.

»Yo he supuesto y construido la teoría de que unos movimientos casi indetectables de los ojos constituyen la clave de su situación como alta categoría, dependiendo de las características especiales de dichos movimientos. Las manos también juegan, a mi parecer, un papel importante.

»Como podría esperarse, los altos empleados y la burocracia disfrutan de la calidad de la casta alta, especialmente los Tutelares Cívicos, como ellos llaman a la policía.»

Gersen tomó tierra en el espaciopuerto de Kindune y, con el monitor de Teehalt dentro de una maleta, tomó un ferrocarril subterráneo en dirección a Sansontiana. Para su tranquilidad, nadie le había esperado, ni nadie le siguió en su trayecto.

Pero el tiempo tenía un valor precioso. En cualquier momento, Malagate, tras haber comprobado el fiasco, pondría su vasta organización tras él. Gersen se consideró por el momento a salvo; no obstante, puso en práctica unas cuantas maniobras que consideró precisas al salir del ferrocarril, para despistar a los rastreadores
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. Al no percibir nada anormal, depositó el monitor en un guardaobjetos público, en la estación de intercambio existente bajo el Hotel Apunzel, quedándose solo con la chapa metálica numerada de resguardo. Después tomó un transporte rápido, y se dirigió en menos de quince minutos a Sansontiana, a ciento treinta kilómetros al sur. Consultó una guía y transbordó a un tren local del distrito de Ferristoun, apeándose en una estación que distaba sólo unos cien metros de la Compañía de Instrumentos de precisión Feritse.

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