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Authors: Magda Szabó

La puerta (38 page)

BOOK: La puerta
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—Emerenc era insustituible. Sin ella la finca no puede funcionar, y la calle tampoco —oí—. Había que poner a alguien en su lugar y Adélka es una buena elección; además, la conoce todo el mundo. Es inteligente y supo esperar su momento. Sutu tenía demasiada prisa. ¿Por qué lloras ahora? No hay que derramar más lágrimas por Emerenc. Los muertos siempre ganan. Los que pierden son los que se quedan.

—Lloro por nosotros —contesté—. Todos somos unos traidores.

—No se trata de traición. Simplemente, hay mucho que hacer.

Mi marido se incorporó; el perro hizo lo mismo, se acercó a él y apretó la cabeza contra su rodilla. Desde la muerte de Emerenc, Viola había adoptado a mi marido, no a mí, como su amo. Por lo visto todos los milagros de Emerenc seguían caminos tortuosos.

—¡No te preocupes tanto…! Ponte a la máquina de escribir… y trabaja. Concéntrate; si no, lo único que conseguirás es retrasarte con tus entregas.

—No puedo —respondí—. Me siento agotada y triste. Odio a todo el mundo. También a Adélka.

—Lo que pasa es que estás demasiado cansada porque últimamente has tenido que encargarte de la cocina, de la limpieza, de la compra, de todo. Y encima no quieres que nadie te ayude. Olvídate de encontrar a alguien que pueda sustituir a Emerenc. Debes aceptar que ella ya no existe. No puedes seguir así, porque estás obligada a cumplir los contratos que has firmado y no pueden esperar. Descansa un poco, y empieza a reaccionar. La vida sigue. Todo el barrio lo ha entendido. Los Brodarics y el manitas ya lo han asumido, solo tú no quieres darte cuenta… Ellos te lo han dicho a su manera…

Me tapé los oídos para no oírlo. Esperó hasta que me calmé un poco, y entonces cogió el collar de Viola.

—El manitas ha venido porque aquí todo el mundo te aprecia y quieren hacerte las cosas más fáciles. Todos saben que ya lo has decidido, pero aún no tienes el valor suficiente para reconocerlo. ¿Hasta cuándo vas a vacilar? ¿No ves que no tiene sentido? Le enseñaste a Emerenc que el trabajo intelectual es lo más valioso que hay. ¿Por qué deberías avergonzarte ante una posible sucesora? También lo aprenderá.

Viola se dejó poner el collar sin mostrar su habitual alegría. Tampoco protestó; esperaba su paseo con indiferencia.

—Llévate el perro, date una vuelta. Despéjate y, antes de que otros se te adelanten, ve y ponte de acuerdo con ella.

—No quiero acuerdos, no me interesa. No quiero ver a Adélka por aquí. Tampoco Emerenc la quería, tan solo le tenía lástima.

—Pero ¿quién habla de Adélka? Es una chica demasiado remilgada, debilucha y con pocas luces. Estoy hablando de Sutu. ¿No te acuerdas de que mientras estuvimos en Atenas ella se encargó de todo en casa, y lo hizo muy bien? Sutu es una persona directa, con coraje y nada sentimental. Y en cuestión de trabajo, es tan tenaz y eficiente como tú.

—Emerenc.

Pronuncié su nombre con una fuerza que casi emergía con independencia de mí, sabiendo que nunca más podría gritarle ese nombre a nadie.

—Emerenc está muerta. Sutu vive y no te quiere a ti ni a nadie, le falta esa capacidad. A cambio, tiene un montón de cualidades que merecen la pena. Si la tratas bien, te ayudará hasta el fin de sus días porque no se sentirá amenazada. No tiene secretos, ni una puerta que cerrar, y si algún día la tuviera no habría canto de sirena que le hiciera abrirla.

La puerta

Mis sueños son siempre idénticos, las mismas visiones recurrentes de un modo invariable: estoy junto a la escalera de nuestra casa, delante de la puerta de cristal reforzado con alambres contra roturas y montado en marcos de metal. Afuera, en la calle, hay una ambulancia, las siluetas fluorescentes del personal de urgencias que vislumbro a través del vidrio cobran una dimensión sobrehumana, sus rostros hinchados parecen rodeados de un halo, como la luna.

Giro la llave.

Sigo luchando en vano.

[1]
Líder de la guerra de Independencia de 1848 contra los Habsburgo.
(N. de la T.)

[2]
Fecha y lugar de uno de los acontecimientos más trágicos y emblemáticos de la historia de Hungría: la rendición y entrega de las armas a los austríacos en la guerra de Independencia de 1848.
(N. de la T.)

[3]
Jefe de las tribus aliadas de los magiares que ocuparon la cuenca de los Cárpatos en el siglo IX; sus descendientes constituyen la primera dinastía real de la posterior era feudal cristiana.
(N. de la T.)

[4]
Héroe popular de una leyenda de la época de la dominación turca de Hungría.
(N. de la T.)

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