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Authors: Laurell K. Hamilton

Tags: #Fantástico, #Erótico

Narcissus in Chains (75 page)

BOOK: Narcissus in Chains
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Mire a los ojos verdes de Gil.

—¿Quién se extravió?

Sacudió la cabeza.

—Nadie, solo estoy asustado.

Miré a Christine.

—¿Y tú?

—Estoy aquí como representante de los were que solo tienen uno o dos miembros. Aquellos de nosotros que han elegido St. Louis, porque no había otros como nosotros. Soy el único weretigre en la ciudad, así que no he perdido a nadie, pero hemos perdido a un wereleón.

—¿No creo que el que falta se llame Marco?

Christine sacudió la cabeza.

—No, José, ¿Por qué?

Donovan contestó.

—El hombre león era llamado Marco.

—Oh —dijo.

—Y —agregó Donovan—. José no es capaz de cambiar cerca de humanos. No conozco a nadie que no pueda cambiar cerca de los humanos y mantenerse sin cambiar eternamente.

Christine siguió como si no hubiese hablado. Centrada, Christine siempre centrada.

—La compañera de José está embarazada. Amber estaría aquí si no estuviera en reposo absoluto en cama hasta que nazca él bebe.

—Hasta que lo pierda, quieres decir —dijo Cherry.

La mire.

—Lo dices como si ella ya hubiera perdido uno antes.

—Este es su tercer intento —dijo Cherry.

—Siento oír eso… La pérdida de su compañero no debe ayudar a su nivel de estrés.

—Eso es un eufemismo —dijo Christine.

—Es una tonta por seguir intentándolo —dijo Cherry—. No podemos llevar un embarazo a término, y eso es todo.

La miré de nuevo.

—Explícalo para mí, poco a poco.

—El cambio es muy violento, provoca aborto involuntario. —Cherry lo dijo sin rodeos, luego comprendió lo que acababa de decir y susurró—: Anita, no… no tenías que haberte enterado de esta manera. Lo siento.

Me encogí de hombros y sacudí la cabeza.

—Pero los MacNair tienen dos hijos. Y están buscando a otro de ellos. El hijo de Janet.

—Mi tipo de cambiaformas es heredado —dijo Janet—. No está atado a la luna. Evité el cambio hasta después del nacimiento de Andy.

Miré a Nilisha.

—Soy una werecobra. Puedo escoger entre llevar a mi bebe como un mamífero o como una serpiente.

—¿Has puesto huevos? —pregunté demasiado alto.

Ella asintió.

—No podría haberlo hecho en mi cuerpo. El cambio es muy difícil. Pero tenía otras opciones.

Era difícil de asimilar. Nos es que nunca hubiera pensado en tener hijos. Quiero decir, realmente, ¿con mi vida? En voz alta dije:

—Un problema a la vez. Así que: ¿Quién desapareció en primer lugar?

Henry MacNair fue la primera víctima, y había tenido más lucha. Entonces, el were león, José, Andy Talbot, wereperro, fue después y por último la Ursa de los oso, Rebecca Morton.

La última vez que habían desaparecidos tantos were animales, había sido porque el viejo rey cisne los había entregado para ser cazados por buscadores de emoción ilegales.

Miré a Donovan Reece. O bien leyó mi mete o se había anticipado.

—Es una coincidencia interesante que llegara a la ciudad justo cuando todos se pierden, ¿no es cierto?

—Caramba, Donovan, lees mi mente.

—Te juro que no sé nada de esto.

Nilisha dijo:

—Sé todo acerca de la traición del rey cisne en el pasado. Pero apuesto la vida de mi marido a que Donovan es inocente.

Me encogí de hombros.

—Ya veremos.

—No te fías de mi juicio —dijo.

—No me fio mucho del juicio de nadie, excepto del mío. No es nada personal.

Olivia tocó su brazo.

—Madre.

Nilisha respiro hondo y se tranquilizó. El día estaba mejorando.

—Lo primero que voy a sugerir es que llamemos a la policía.

A nadie le gustaba la idea.

—Mira, ellos disponen de recursos que yo no tengo, búsquedas con ordenador, medicina forense.

—No —dijo Nilisha—, no, hay que manejar esto entre nosotros.

—Sé que la norma es que no podemos traer autoridades humanas, pero los necesitamos, nosotros tenemos cuatro desaparecidos, y ellos ya hicieron un intento con los cisnes y los leopardos.

—¿Crees que los hombres serpiente y su mascota león están detrás de esto? —preguntó Donovan.

—Sería una gran coincidencia si no lo fueran —dije.

—Estoy de acuerdo —dijo Micah. Había estado muy tranquilo todo el rato, cuidadoso, ni de pie ni sentado demasiado cerca, como si no quisiera confundir las cosas. Él me estaba dejando al cargo, sin inseguridad.

Bien, entonces. ¿Quiénes son estos tipos y qué diablos iban a querer tal variedad de cambiaformas?

Hablamos durante un par de horas sin llegar a nada brillante. Los hombres estaban detrás de esto. Pero ¿Por qué? ¿Por qué cualquier were animal importaba una mierda a los otros were animales que no eran de su tipo? Si hubieran sido were cobras, entonces podría ser una guerra por el territorio reptil, aunque, francamente, no era habitual pelear, incluso entre dos tipos diferentes de serpientes. La ciudad era lo suficientemente grande para todos, siempre y cuando no fueran de las mismas especies.

Pensé que Nilisha MacNair tenía razón y su esposo estaba muerto. Si la gente secuestra a alguien y no quieren dinero, quieren cosas peores, por lo general cosas como, sangre, dolor y finalmente, la muerte. Probablemente todos estuvieran muertos, y si no lo estaban, necesitábamos a la policía para mantenerlos vivos.

Resultaba que todos habían informado sobre sus desaparecidos, sin mencionar que eran were animales.

—Pero no veía, que la policía tiene a un desaparecido de veintiún años, con estudios superiores sin terminar, otro de cuarenta y cinco años casado, una mujer de treinta y algo soltera y un hombre de treinta y algo casado. Aparte del hecho de que son caucásicos, no hay denominador común para vincular los casos. Pero si decimos a la policía que todos son were animales, entonces ese es el enlace. Vosotros vivís en toda la ciudad. Tenéis diferentes unidades de policía trabajando en el caso. Ellos nunca harán la conexión, a menos que les digamos cual es la conexión.

Janet Talbot asintió primero con la cabeza.

—Andy casi tiene el pre-grado en medicina. Si se enteran de lo que es, nunca será médico, pero lo que más quiero ahora es que este seguro. Así que estoy de acuerdo en ir a la policía.

—No puedo hablar en nombre de Amber —dijo Christine—, pero estoy bastante segura de que ella estaría de acuerdo.

—Debo preguntar a los demás primero, pero al carajo con eso, encuentra a Rebecca para nosotros, incluso si eso significa traer a la policía —dijo Boone.

Todos volteamos hacia Nilisha MacNair.

—No, si se enteran, todos estamos perdidos.

Olivia la cogió de la mano. Ethan se arrodillo delante de ella.

—Madre, sin Padre. ¿Qué importa?

No estaba segura de que ella estuviese de acuerdo ya que la estaba engañando, pero asintió y aceptó. El amor es una cosa divertida a veces. Pero sea cual sea el motivo, eso significaba que podía hablar con Dolph y ni siquiera tenía que mentir.

CUARENTA Y CINCO

Dolph contestó al segundo tono.

—Dolph. —Él nunca decía Equipo Estatal de Investigación Paranormal, o incluso, la policía, sólo su nombre, ni siquiera su apellido, ni siquiera su nombre completo, solo Dolph, o aquí Dolph. ¿Nadie se quejaba? De alguna manera lo dudaba. Sonaba tan cerca de estar sorprendido como siempre—. Anita, no esperaba escucharte, hasta por lo menos haber terminado con el papeleo del último lote de cuerpos. —Oí la voz de un hombre, pero no podía decir que dijo. Dolph habló de nuevo—. Zerbrowski dice que si has matado a alguien que termines de ocultar el cuerpo, para no empezar de nuevo con el papeleo.

—Se lo suficiente sobre el procedimiento para saber que tendría que iniciar de nuevo el informe de todos modos. Delito por separado, informe por separado, ¿no?

—¿De verdad tienes un nuevo cuerpo por ahí? —Parecía cansado, pero no sorprendido.

—No —dije.

—Entonces, ¿Qué tipo de llamada es esta?

—Tengo información relativa a varios delitos y el permiso de los participantes para decir la verdad, toda la verdad. ¿No es eso refrescante?

Casi podía sentir como se sentaba a través de la línea telefónica.

—Soy un policía, la verdad siempre es refrescante, por lo que no me deslumbra.

Se lo conté todo. Como ya había sospechado, el caso MacNair ya estaba en la lista de Dolph, pero era la primera vez que oía hablar de los demás.

—Entrevisté a la mujer personalmente. Ella decía que no tenía ni idea de por qué un monstruo atacaría a su marido. Tal vez nos habrían ayudado a encontrarlo si nos lo hubiera dicho.

—Dolph, tienen un restaurante. Si alguien llega a saber que son cambiaformas, pueden perderlo.

—La Junta de salud no puede cerrarlo por eso.

—No, pero si se corre la voz, los clientes empezarán a preocuparse. Tú lo sabes y yo lo sé.

—Nadie va a saberlo. Tienes mi palabra.

—Sí, ¿pero cuántos departamentos participaran? ¿Cuántos no policías se encuentran en una escena de un crimen, por no mencionar a los empleados de oficina? Va a salir a la luz, Dolph, tarde o temprano va a salir.

—Le voy a poner freno, Anita, pero no puedo garantizarlo.

—Lo sé Dolph, pero Andy Talbot quiere ser médico. No volverá a entrar en la escuela de medicina una vez salga todo esto. Rebecca Morton es quiropráctica. Si se enteran de lo que es, quizás le retiren la licencia.

—¿Por qué será que la mayoría de las personas tiene un trabajo en el que esto es un problema?

Me encogí de hombros, aunque sabía que no podía verme.

—Sólo suerte, supongo.

—Creo que es terquedad —dijo Dolph.

—¿Qué quieres decir?

—Dile a alguien que no puede hacer algo y van a querer hacerlo.

Tenía su punto.

—Tiene sentido.

—¿Cómo están relacionadas estas desapariciones con el ataque a tu casa?

Maldita sea, toda la verdad, le había prometido eso. No era el mejor momento para demostrarlo. Tomé una profunda respiración y le dije casi toda la verdad. Le dije que Gregory me había pedido ayuda, dejando de lado el por qué me llamaba. Dolph nunca cuestionó porque sería una buena opción para rescatar a los monstruos. Él dijo:

—Podrían haber llamado a la policía.

—No ha pasado tanto tiempo desde que la policía mataba a were animales a la vista de todos, Dolph. En realidad no les puedes culpar por ser recelosos con vosotros.

—¿Por qué no me dijiste todo esto durante el interrogatorio?

—Te enojaste conmigo —dije, como si eso lo explicara todo. Y de hecho lo hacía, aunque sonara infantil.

—¿Qué estas ocultando? —me preguntó.

—Te digo la verdad y aún dudas de mí. Eso duele, Dolph.

—No tanto como si me entero de que estas ocultando pruebas.

—No pareces tú haciendo amenazas, Dolph.

—Estoy cansado —dijo.

Me quedé en silencio por un minuto.

—Debes descansar un poco, Dolph.

—Sí, si tú puedes evitar matar a alguien, tal vez pueda ponerme al día con el papeleo.

—Lo haré lo mejor que pueda —dije.

—Hazlo. —Le oí respirar hondo—. ¿Es esa toda la información que me vas a dar?

—Sí.

—Voy a volver a entrevistar a las familias. ¿Sabes cuánto trabajo extra va a ser esto, simplemente porque mintieron la primera vez?

—No era su intención hacerte el trabajo más duro, Dolph, no era más que miedo.

—Sí, ¿Pero no es eso para todo el mundo? —Con eso colgó.

Me quedé mirando el zumbido que salía del teléfono. Este hombre no estaba de buen humor. Sabía ahora el por qué, y probablemente era uno de los pocos de fuera de su familia que sabía por qué. Me preguntaba cuánto tiempo más iba a estar malhumorado y si empezaría a afectar a su trabajo, si no lo hacía ya. Si su odio hacia los monstruos se llevaba su objetividad, entonces él iba a ser inútil a la cabeza del Equipo Estatal de Investigación Preternatural. Mierda. Era un problema para otro día. Lo podía agregar a mi lista de cosas para preocuparme más tarde. Al ritmo que la lista crecía, nunca tendría tiempo para ocuparme de todo. Tal vez podría lanzar un dardo y en donde se clavara mi problema del día resolverlo. O tal vez sólo podía pasar por alto la lista. Sí, ignorarla sonaba bien.

CUARENTA Y SEIS

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