11 de marzo, Manila
Acabo de estar en la oficina de producción. La compañía ha alquilado parte de unos estudios cinematográficos en el centro de Manila. Pasé por el departamento artístico. Allí estaban Dean Tavoularis, el diseñador de producción, su hermano Alex, Angelo Graham, Bob Nelson y su coordinación de construcción, John La Sandra. No les veía juntos desde la filmación de
El Padrino II
. Tuve la sensación de volver a ver a mis primos y tíos. Había oficinas con gente estudiando mapas, entrevistando a pilotos y camioneros y planificando el traslado de toda la compañía hasta la primera locación principal, Baler, que está a seis horas de aquí por caminos de tierra. Queda a media hora en avión. Estaban estudiando la manera de alojar y alimentar a cientos de personas. Baler es un pueblecito en el que sólo hay un pequeño hotel.
Abajo había una sala grande como un gimnasio, llena de hileras e hileras de ropa. Vi docenas de muchachos a los que estaban cortando el pelo y probando uniformes militares. Fuera había un estudio muy grande, con un escultor y cinco o seis ayudantes que tallaban una enorme cabeza y moldeaban las decoraciones de un templo con barro, que luego se utilizaría en el templo del decorado principal, llamado «el reducto de Kurtz». Trabajaban sobre dibujos de Dean y fotos de Angkor Wat. La modelo de la cabeza grande era una bella sirvienta filipina de una pensión cercana. Ahora descansaba junto a la ventana del estudio, escuchando la radio y tejiendo al croché. Mientras, en el estacionamiento estaban comprobando varios cargamentos de material eléctrico y equipos de filmación. Francis me presentó a su director de fotografía, Vittorio Storaro. Parecía un príncipe del norte de Italia. Tenía el pelo castaño claro y cara de cuadro renacentista. Conocimos también a su operador de cámara, Enrico; a su jefe de utilería, Alfredo; al hijo de Alfredo, Mauro, ayudante de cámara; a su hermano, Mario; al técnico de iluminación, Luciano; y quizás a una docena de personas más que no hablaban inglés. Parecían una familia. Vittorio nos dijo que habían trabajado con él en
El conformista
,
El último tango en París
y
Novecento
. Detrás de uno de los camiones había dos hombres calentando una pequeña cafetera sobre una lata de Sterno. Nos sentamos con ellos a tomar una taza de café y nos mostraron su arsenal de aceite de oliva, latas de tomates y cajas de espaguetis, todo bien guardado dentro del cajón en que se sentaban.
13 de marzo, Manila
Acaban de llegar a la puerta principal seis cajas con cámaras y material de sonido. Francis me ha pedido que haga el documental para el departamento de publicidad de United Artists. No sé silo que quiere es mantenerme ocupada o evitar añadir un nuevo equipo de profesionales a una producción ya muy sobrecargada. Quizá sean ambas cosas. Me dijo que podía contratar a un camarógrafo y un técnico de sonido. No sé ni por dónde empezar. He hecho algo de fotografía, y una vez filmé una película de tres minutos. Pero nada más.
20 de marzo
Hoy es el primer día de filmación. Se respira nerviosismo. La locación es una salina junto a un río. La escena, la del helicóptero que trae a Willard para encontrarse con la lancha de patrulla que lo llevará al lugar de su misión. El ayudante del director pide por megáfono que todos se sitúen en sus puestos para un ensayo. Un pintor está todavía acabando de pintar el muelle. Francis, Dean y el encargado de vestuario están con Willard, intentando decidir qué debe usar. A mí acababan de invitarme a entrar en una casa local, a orillas del río. En la planta baja hay barro y varias gallinas merodeando. Hay un hornillo de gas, una chimenea, una mesa, una palangana de plástico azul, un balde de agua y una estantería con una selección de platos y ollas. Me quité los zapatos para subir a la única habitación de la casa, de tres por cuatro. En ella hay un banco de madera, una alacena y una mesita de madera, que me dijeron servía de cama. Parece una familia de seis u ocho personas. El hombre habla un poco de inglés. Me dice que tiene una prima en Maryland que es enfermera.
24 de marzo
Estoy en la habitación de Sofía, sentada en una de sus pequeñas sillas. Ella está sentada a la mesa, haciendo un dibujo de dos palmeras con una familia en el medio. Ayer almorcé en un pequeño puesto que había junto al camino. Debió de ser demasiado exótico para mi estómago: hoy me quedé en casa para poder estar cerca del baño. Puse el aire acondicionado al máximo. Cuando paso todo el día fuera, por la tarde empiezo a sentirme débil.
Los mosquitos filipinos no parecen amedrentarse ante el repelente Cutter. Sofía está llena de picaduras.
2 de abril, Baler
Los helicópteros que se utilizan en la película son de la Fuerza Aérea filipina. Hoy, en medio de un ensayo para una toma complicada, los llamaron para que fueran a luchar contra los rebeldes en una guerra civil que haya casi trescientos kilómetros al sur.
Resulta difícil saber qué está pasando. La prensa, controlada por el gobierno, no da noticias sobre la guerra. Estuve hablando con uno de los miembros filipinos del equipo y me contó que un grupo de islas sureñas, de predominio musulmán, está luchando por la independencia. Francis lleva guardaespaldas permanente, proporcionado por el gobierno. En nuestra casa hay guardias de seguridad. El gobierno parece pensar que si los rebeldes secuestraran a Francis crearían un problema que atraería la atención internacional.
4 de abril, Manila
Gio lleva casi tres semanas enfermo. Ha tenido fiebre baja, dolor de estómago, jaqueca. El médico ha venido cuatro veces. Ayer me dijo: «Señora Coppola, creo que su hijo tiene una crisis de nostalgia».
Esta mañana Gio ya no tenía fiebre. Se levantó y fue al colegio.
8 de abril, Baler
Corre el rumor de que los rebeldes están en las colinas, a unos quince kilómetros de aquí. La Fuerza Aérea filipina teme que haya un ataque contra los helicópteros, así que los han mandado a una base a Manila. Francis se siente frustrado por no disponer del equipo aéreo que le habían prometido y debe arreglárselas para seguir filmando, reorganizando las tomas.
Han llegado treinta especialistas en seguridad para custodiar el abundante' arsenal de explosivos que tiene el departamento de efectos especiales, y también los fusiles M-16 que utilizan los extras. En el aire hay preocupación porque todos saben que un accidente podría detener toda la producción.
8 de abril, Baler
Anoche Francis celebró su cumpleaños en la playa, frente a la locación. Invitamos a unas trescientas personas: el reparto, el equipo técnico, los extras norteamericanos y vietnamitas y alguna gente de la aldea. Desde San Francisco, nos mandaron cientos de hamburguesas y salchichas. La orquesta y el resto de la comida vinieron desde Manila. Llegaron a la playa en varios camiones justo cuando empezaba a anochecer. La torta de cumpleaños medía casi dos por tres metros y estaba hecha con doce tortas planas apiladas. Dos hombres se encargaron de decorada a la luz del escenario donde tocaba la banda. Le pusieron montañas, un río, un mar y olas de azúcar glaseada. Plantaron palmeras de papel, pequeñas cabañas y un puente para que pareciera la locación. Luego añadieron helicópteros de plástico, barcos, soldados, banderitas, flores y velas, y con unas letras pusieron: «FELIZ CUMPLEAÑOS, FRANCIS. APOCALIPSIS NOW.»
De las parrillas salía una densa humareda; alguien se había olvidado las espátula s y la gente intentaba dar vuelta las hamburguesas con trozos de cartón. Muchos trozos de carne caían entre los hierros de las parrillas y se quemaban sobre el carbón. Era una noche calurosa. Se acabaron las bebidas frías. Algunos decían que no se había encargado las suficientes. Otros dijeron haber visto a unos tipos que tomaban cajas y se marchaban corriendo, amparados por la oscuridad.
Un grupo de señoras provistas de cuchillos para servir la torta empezaron a retirar las decoraciones y a cortar trozos por la base, mientras los decoradores todavía trabajaban por arriba. Dos extras vestidos de militares hablaban sentados en un banco detrás de mí. Uno de ellos dijo: «¡Dios, esto es lo más decadente que he visto en mi vida!».
9 de abril, Baler
Varios centenares de vietnamitas del sur fueron reclutados en un campo de refugiados cerca de Manila para que hagan de vietnamitas del norte en la película. Hoy, cuando pasé por su zona de descanso, estaban ensayando una pequeña obra mientras esperaban para la toma siguiente. No hablan inglés, pero un joven gritó «Atención» y todos callaron y se preparan. Luego dio un golpe con dos palos y gritó «Acción» y la obra empezó en vietnamita. Luego advertí que el cabecilla del grupo los llamaba a almorzar de la misma forma. Dijo «Atención» y todos se reunieron; luego dio un golpe con dos palos y gritó «Acción», y todos se dirigieron al comedor en una ordenada fila.
Abril, Baler
Finalmente adiviné por qué las tablas de los inodoros tienen siempre huellas de zapatos. Los norteamericanos que diseñaron los inodoros eran muy altos, y los pusieron tan elevados que cuando los vietnamitas o filipinos se sientan en ellos no tocan el suelo con los pies. De manera que se ponen de pie sobre la tabla y se agachan.
10 de abril, Manila
Nuestra lavandera Cecilia me cae bien, pero me molesta tener una lavadora humana. Lo lava todo a mano en la pileta y luego lo plancha, con el calor que hace. Me siento mal cada vez que dejo una prenda en el canasto de la ropa sucia. Se lo comenté a la mujer que vive en la casa de aliado. Me dijo que Cecilia está encantada de trabajar con una familia agradable y que proporciona puestos de trabajo muy necesarios. Gana, en pesos, unos 55 dólares al mes, más el alojamiento y la comida. Aquí un electrodoméstico cuesta más.
12 de abril, Baler
Estoy sentada sobre unos sacos de arena en el edificio del colegio,. mientras espero que se filme la gran toma: ocho helicópteros llegarán desde el mar, bombardearán dos casas y algunas palmeras, luego darán media vuelta, volverán a pasar; bombardearán dos casas más, volverán de nuevo y bombardearán cuatro casas y los botes de la playa. Los de efectos especiales ya han empezado a encender fuegos en las chozas de los alrededores. Están echando neumáticos a las llamas para que siga saliendo humo negro. Los helicópteros están recargando combustible. Por la radio tenemos la descripción de lo que sucede a cinco kilómetros de aquí: «Los motores ya están en marcha. Ahora ya están volando».
Más tarde
Casi de inmediato, empezó la filmación. Los extras corrían delante de nosotros, dos casas explotaron y empezó el fuego. El humo soplaba en nuestra dirección y tuve que parar de filmar, Cambié la cámara y el trípode de sitio. Al intentar equilibrar la cámara, giré el mango en la dirección equivocada y se me cayó de las manos. No logré hacer la segunda toma hasta que las casas de la izquierda de la plaza de la aldea ya estaban ardiendo. Había tanto ruido que no me di cuenta de que mi cámara se había quedado sin película. No sé cuánto me perdí. Al final cambié los rollos de película y tomé algunas imágenes más de la casa que ardía junto al puente. El humo era tan denso que me picaban los ojos, la nariz me goteaba y no podía ver nada, así que dejé de filmar. Entonces oí un gran griterío. El almacén de pinturas y el de material de utilería, con todo el equipo de los dobles, estaban ardiendo. Mi equipo estaba en el mismo edificio. Corrí a buscarlo y encontré los tres estuches de mis cámaras derretidos junto a la puerta. El viento había empujado el fuego hasta el camino. Cuando empezaron a estallar las latas de pintura, unos hombres provistos de mangueras echaron a correr, La gente ha estado entrando y saliendo de la humareda durante mucho tiempo, todos intentando localizar su material. Los dobles son los que sufrieron más pérdidas y van a tener que regresar a Los Ángeles: sus trajes de amianto hechos a medida se derritieron. Hubo pérdidas de entre treinta y cincuenta mil dólares. La gente creía que yo estaba llorando porque Francis se había enfadado conmigo por haber perdido el material, pero en realidad mis lágrimas eran provocadas por la densa humareda.
Abril, Baler
Colocaron una especie de ganchos en las bisagras de las puertas del helicóptero, para poder sacadas rápidamente y montar las cámaras.
Abril, Baler
Estuve pensando en el tiempo, en cómo en un set se puede mantener inmóvil, sin importar el número de tomas y horas transcurridas. Se añaden reflectores y luces, se borran las huellas y desaparecen los indicios de que el día ha avanzado. Cuando la filmación termina y se apagan las luces, el tiempo parece dar un salto en cuestión de segundos. Quizá filmar películas 'Sea un paso adelante hacia la posibilidad de avanzar y retroceder, de entrar y salir del tiempo.
13 de abril, Baler
Son las ocho de la mañana y ya hace un calor increíble. Ojalá soplara una brisa ligera y removiera un poco este aire húmedo e inmóvil. Anoche nos quedamos en Baler. Para cenar sólo teníamos pollo frito. En la aldea no se podían comprar verduras y tampoco había venido el avión de Manila. Comimos espaguetis en casa del equipo italiano. Sus reservas de tomates en lata, aceite de oliva y espaguetis traídos de Italia están menguando. Oí que habían encargado más para que se las manden con el próximo envío de película desde Roma. Finalmente lograron que en la panadería local les hagan un poco de pan al estilo italiano, sin azúcar y leche.
14 de abril, Manila
Dentro de poco estaremos en Pascua. Hace semanas le pregunté al muchacho de la casa de al lado de dónde había sacado sus pinturas norteamericanas para pintar los huevos de Pascua. Me dijo que las había comprado en el mercado negro. Después de esto, empecé a advertir que extraños artículos aparecían en el supermercado, como varias cajas de mayonesa Best Foods que aquí venden más barata que en Estados Unidos. Luego desaparecieron y ya no he vuelto a ver más.
16 de abril, Manila
Anoche Francis vio el montaje de los fragmentos tomados durante las primeras semanas. Eran las escenas de Harvey Keitel, que hace el papel de Willard. Luego se sentó en el sofá con los editores y Gray y Fred, los productores. Les dijo:
-¿Y bien, qué les parece?
Yo subí a darles las buenas noches a los niños, y cuando bajé, unos quince minutos más tarde, ya estaban hablando por teléfono reservando pasajes para volar a Los Ángeles. Al día siguiente Francis había tomado la decisión de sustituir a su protagonista. Gray le dijo: