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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

Valiente (10 page)

BOOK: Valiente
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—No hemos tenido suerte —dijo Desjani—. Usted hizo que el primer ataque fuese dirigido al punto de la formación síndica en el que pensaba que estaba localizado el buque insignia.

Entonces Rione tomó la palabra con actitud mordaz.

—No debemos olvidar que sea quien sea el que está al mando de las naves síndicas que se quedaron aquí, es el director general que perdió la disputa sobre quién asumiría el mando de los perseguidores. Eso podría tener un peso decisivo en sus reacciones.

—Tiene razón, bien visto —afirmó Geary—. Pero ¿cómo responderá?

—Pase lo que pase en este sistema, será culpa del que asumió el mando y se marchó con la fuerza que nos persigue. Quería ser el comandante para ganarse una reputación, y ahora en lugar de eso podría tener que cargar con las culpas. Cuando la fuerza que nos sigue llegue a Lakota, su director general estará loco por asestarnos un golpe terrible al ver lo que hemos hecho.

Cuatro horas por lo menos. Los músculos de la espalda de Geary se relajaron un poco.

La flota podía hacerles mucho daño con cuatro horas de ventaja.

Capítulo 3

Otros tres cruceros ligeros síndicos saltaron por los aires. Luego, los elementos más importantes de la flota de la Alianza confluyeron en la flotilla enemiga Herida. Entonces volvió a verse salir de los navíos síndicos un enjambre de cápsulas de escape que contenían a la tripulación que quedaba en aquellas naves en mal estado, dado que ya no podían luchar y eran poco más que cascarones. La flotilla Herida escapaba lentamente de los atacantes de la Alianza, por lo que la velocidad de encuentro era relativamente baja, cero con uno c, o lo que es lo mismo, solo treinta mil kilómetros por segundo. Un encuentro solía implicar ver a naves cruzándose a una velocidad combinada de cerca de cero con dos c, que era el límite en que los sistemas de puntería podían actuar sin que su efectividad se viese mermada por los efectos relativistas que comban la visión exterior del universo.

Y pese a todo, incluso a cero con uno c, las pasadas en las que las naves descargaban su artillería duraban solo una fracción de segundo, mientras el armamento estaba dentro del área de disparo, y los sistemas de puntería apuntaban y disparaban dado que los sentidos del ser humano no pueden reaccionar con la velocidad suficiente.

La Primera y la Séptima División de Cruceros de Batalla, que entre las dos contaban con solo tres navíos de combate, fueron las primeras en alcanzar el área de disparo. El resto de naves de la Alianza hacía lo propio desde detrás de ellas y por encima de la grande y achatada esfera de la formación síndica. Era una disposición desastrosa, pero seguramente la habían conformado de ese modo por ser la más adecuada para llevar a cabo las reparaciones. Puesto que las naves enemigas que quedaban en la flotilla Herida no podían maniobrar, los navíos de combate de la Alianza podrían atravesar y atacar la formación sin ningún tipo de problema. La nave
Osada
, del capitán Duellos, lideraba a la
Formidable
y a la
Atrevida
en una pasada a muy poca distancia sobre el único acorazado de la formación que había conseguido cargar parte de su armamento. Normalmente un acorazado podía plantar cara a varios cruceros de batalla al menos durante algún tiempo, pero en este caso la nave solamente tenía algunos de sus sistemas a medio reparar. Sus escudos estaban llenos de huecos; el casco, de bastantes agujeros todavía sin sellar, y gran parte de su armamento estaba inoperativo. Los cruceros de la Alianza lanzaron una lluvia de proyectiles mientras lo superaban, apuntando con sus lanzas infernales sobre todo lo que todavía funcionase.

Mientras los cruceros de batalla de Duellos avanzaban a toda velocidad, la
Oportuna
, la
Radiante
y la
Inspiradora
apuntaron su armamento sobre uno de los cruceros de batalla síndicos y un crucero pesado situado a no mucha distancia, que había conseguido poner a punto algunas de sus armas. Una oleada de disparos dejó totalmente inoperativos a ambos objetivos mientras la Séptima División de Cruceros de Batalla seguía a las unidades de Duellos en dirección al maltrecho crucero de batalla enemigo que había abandonado la flotilla Herida e intentaba unirse a los dos acorazados que cargaban contra la Alianza en su fútil misión de proteger las naves dañadas.

Algunos minutos después, la
Leviatán
, del capitán Tulev, guió a sus cruceros de batalla para destrozar otros dos cruceros pesados y terminar de una vez por todas con el armamento que le quedaba al acorazado.

La capitana Desjani había entrado en modo de selección de objetivo y tenía los ojos clavados en su visor mientras el
Intrépido
, el
Arrojado
y el Victorioso acortaban distancias con el crucero de batalla síndico de la flotilla Herida al que todavía le quedaba armamento.

—Intrépido
y
Arrojado
, apunten al armamento. Victorioso, apunte al resto de sistemas operativos —les ordenó.

La gran formación síndica se iluminó demasiado rápido como para que los sentidos de Geary pudiesen percatarse de algo, pero el visor se actualizó rápidamente a la vez que los sensores de la flota analizaban los resultados de la pasada. El crucero de batalla síndico tenía la etiqueta «Misión de destrucción» y todos los sistemas inoperativos. Mientras tanto, los consultores del
Intrépido
informaron sobre el resultado de la débil respuesta enemiga.

—Impacto de lanza infernal sobre los escudos delanteros. Sin daños. El
Arrojado
informa de dos impactos. También sin daños. Victorioso sin impactos.

—Es demasiado sencillo —refunfuñó Desjani.

—Ya tendrá un combate decente con esos dos acorazados que tenemos ahí delante —le dijo Geary.

—Tiene razón. —Desjani se alegró y se concentró en los siguientes objetivos de su nave.

Unos cinco minutos después, la Sexta División de Cruceros de Batalla atacó a la flotilla Herida. A la división del capitán Badaya solo le quedaban la
Ilustre
y la
Increíble
, pero era más que suficiente como para ocuparse de dos cruceros pesados síndicos dañados, que eran ya los últimos navíos de combate enemigos con armamento todavía operativo. Cuando los dos últimos cruceros de batalla de la Alianza destrozaron la nave síndica, tuvo lugar una erupción de cápsulas de escape procedente de todos los buques de combate de la flotilla Herida, lo que significaba que los últimos miembros de las tripulaciones abandonaban sus naves dado que ya no quedaba esperanza alguna de poder defenderse.

—Tampoco están haciendo explotar sus naves —comentó Rione.

—No —le contestó Geary—. Igual que con las naves de reparación. Los síndicos son los dueños de este sistema estelar y saben que tendremos que abandonarlo, por lo que esperan poder recuperar las naves en caso de que no podamos destruirlas. Por lo tanto, tenemos que asegurarnos de que no sea así.

Los cruceros de batalla de Duellos alcanzaron a otro crucero pesado que intentaba unirse al de batalla síndico que todavía sobrevivía, y lanzó sobre él una lluvia de disparos que atravesaron más que sus defensas. No demasiado lejos delante de ellos estaba el maltrecho crucero de batalla enemigo, que se arrastraba tan rápido como podía hacia el par de acorazados que se aproximaban pero que todavía estaban a cierta distancia. Justo detrás de las naves de Duellos llegaron los cruceros de batalla de la Séptima División, que hicieron añicos lo que quedaba del crucero pesado gracias a unas cuantas lanzas infernales que dispararon mientras lo superaban.

El crucero de batalla síndico parecía estar en una situación sin salida, pero cuando Duellos se acercó con la
Osada
, la
Formidable
y la
Atrevida
para darle el golpe de gracia, la nave síndica pivotó justo en el momento indicado y aceleró en dirección descendente y a babor. Los cruceros de batalla de Duellos iban a bastante más velocidad que el enemigo, por lo que no pudieron reaccionar a tiempo y solo le lanzaron unas cuantas lanzas infernales a larga distancia.

Sin embargo, la Radiante, la
Inspiradora
y la
Oportuna
estaban lo bastante detrás del primer grupo de cruceros de batalla de la Alianza como para poder reaccionar a la maniobra evasiva síndica, y a la vez suficientemente cerca y en la retaguardia del enemigo como para que este no pudiese maniobrar de nuevo antes de ponerse a tiro.

Geary intentó ponerles cara a los capitanes de laRadiante,la
Inspiradora
y la
Oportuna
, pero curiosamente le resultó imposible. ¿Por qué nunca se habían hecho notar? Sintió malestar por no conocerlos, e intentó quedarse con el detalle de que tenía que ocuparse de ello en cuanto tuviese tiempo.

El crucero de batalla síndico se inclinó y se desplazó ligeramente hacia un lateral debido al empuje producido por los impulsores de maniobra operativos. El cambio de situación le permitió usar las lanzas infernales que le quedaban, por lo que al instante salió disparado un chorro de puntas cargadas contra la Radiante, la
Inspiradora
y la
Oportuna
a la vez que modificaban sus vectores de movimiento ligeramente para pasar justo sobre la zona de estribor de la nave síndica. Los escudos de la
Radiante
se iluminaron al recibir algunos impactos mientras la
Inspiradora
lanzaba una ráfaga de infernales sobre los debilitados escudos síndicos. Estos acabaron por colapsar, y finalmente los proyectiles de la Alianza atravesaron la nave, destrozando el casco, los mamparos, el equipamiento, y a cualquier tripulante con la suficiente mala suerte como para toparse en su camino.

Para cuando la
Leviatán
, la
Dragón
, la
Decidida
y la
Valiente
alcanzaron el crucero de batalla síndico, este ya no podía maniobrar y tan solo respondió con una lanza infernal. Entonces los cruceros de batalla de Tulev la hicieron trizas y siguieron avanzando en dirección a los acorazados y a las otras unidades ligeras que intentaban agruparse, dejando tras de sí una mole silenciosa.

—Las unidades de armamento y de propulsión están inoperativas, pero sigue habiendo algo funcionando; además, su tripulación no ha abandonado la nave —dijo Desjani casi rogando que le ordenasen aproximarse al
Intrépido
para destrozar lo que quedaba.

Geary asintió con la cabeza mientras miraba el visor.

—El
Arrojado
está en una mejor posición. Deje que se ocupe él.

Desjani asintió casi sin poder reprimir su decepción.

El
Arrojado
se inclinó levemente hacia arriba y a un lado mientras centelleaba al disparar una ráfaga de lanzas infernales sobre la nave enemiga. Mientras el navío de la Alianza avanzaba a toda velocidad, el crucero síndico explotó de repente al sobrecargarse los núcleos de energía.

—¿Había expulsado alguna cápsula de escape? —preguntó Geary al darse cuenta de que no había visto ninguna.

Un consultor negó con la cabeza.

—Solo un par antes de que explotase, pero la explosión las alcanzó.

—Cabrón —dijo Desjani entre dientes, refiriéndose claramente al oficial al mando de la nave síndica, que había esperado tanto que no había dado tiempo a sus tripulantes a abandonar la nave.

—¿Le apena la muerte de esos síndicos? —le preguntó Geary, sorprendido de que a Desjani le afectase. Tanya Desjani no solo creía que su deber era destruir naves enemigas y matar soldados de las fuerzas síndicas, sino que además solía sentir cierto placer al vengarse de aquel modo.

Ella, ante aquella pregunta, frunció el ceño.

—Está muy bien que esa tripulación ya no sea una amenaza para los nuestros —comenzó a explicar Desjani—, pero el oficial al mando está en la obligación de ofrecerles la oportunidad de luchar. Ya sabe a qué me refiero.

Y así era. Hacía un siglo, cuando su situación en la batalla de Grendel había pasado de desesperada a imposible, le había dado ese tipo de órdenes a su tripulación para que abandonase la nave.

—Sí, lo sé.

La avalancha de cruceros de batalla de la Alianza, que se sentía en su elemento al permitirle su velocidad alcanzar a enemigos más ligeros, destrozaron con gracia a una serie de naves de caza asesinas y cruceros ligeros síndicos, casi como si fuese la antesala de la destrucción de los dos cruceros ligeros situados a poca distancia que quedaban operativos. Al ver cargar a los cruceros de batalla a través del espacio para aplastar a las naves enemigas mientras los acorazados de la Alianza todavía estaban alcanzando a la flotilla Herida, Geary entendió por qué los mejores oficiales de la Alianza tenían como aspiración asumir el mando de un crucero de batalla. Era tan glorioso como las cargas de caballería que tenían lugar en la superficie planetaria. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse cuántas veces habrían saltado por los aires al enfrentarse a los acorazados y sus poderosas defensas, y si el número de enfrentamientos en los que los cruceros habían sido capaces de cargar
gloriosa
mente en el campo de batalla contra el enemigo no se acercaría al de las ocasiones que habían sufrido por sus carencias defensivas.

Detrás del
Intrépido
y de los demás cruceros de batalla, los acorazados de la Alianza habían alterado sus cursos ligeramente, apuntando más allá de la flotilla Herida, para interceptar a los dos acorazados síndicos, todavía a varios minutos luz de distancia. A su alrededor, algunos destructores y cruceros ligeros, que habían terminado de eliminar a las naves síndicas cercanas, se estaban reuniendo con los acorazados. Y justo en la retaguardia de lo que a duras penas se podría denominar formación de la Alianza estaban las cuatro naves auxiliares junto con su escolta de cuatro acorazados, los dos cruceros de batalla de Crésida, y unos veinte cruceros ligeros y destructores. A diferencia del resto de naves de la Alianza, las auxiliares habían mantenido un rumbo directo para interceptar a las naves de reparación síndicas situadas en el centro de la burbuja de restos de la flotilla Herida.

—Nuestros cruceros de batalla más adelantados están a dos minutos luz de esos dos acorazados síndicos —comentó Desjani—. Se les ha designado como flotilla síndica Bravo. Me pregunto por qué el sistema no los habrá llamado flotilla síndica Suicida.

Tenía parte de razón, sin embargo Geary señaló a las naves auxiliares de la Alianza.

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