Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Online

Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (59 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
4.09Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads
Birdlip, 20 de abril, 1943
Consideración Interna y Consideración Externa VIII
sobre ser pasivo (2)

Este Trabajo se propone debilitar la personalidad. Al principio esto es una desventaja, porque en realidad una persona se siente débil al no poder reaccionar más en la forma acostumbrada. Supongamos que estamos acostumbrados a enfurecernos por cualquier motivo, y ahora ya no lo podemos hacer más. Se siente debilidad; se nota una pérdida. ¿La pérdida de qué? De una parte de la personalidad. Al mismo tiempo, se gana algo y en realidad se es más fuerte.

Intentemos comprender mejor, en estos comentarios sobre la consideración interna y externa, lo que significa hacer que la personalidad sea pasiva. Su fin es permitir el crecimiento de la esencia. Cada vez que uno se enfrenta conscientemente con la personalidad, se logra algo. Claro está, ese algo no debe tomarse aritméticamente. No se puede esperar un beneficio exacto. Es mucho más complejo y sutil. La personalidad lo mantiene a usted donde está. Es una cosa adquirida. Se ha convertido en
usted:
o usted se ha convertido en
ello
. Ello hace,
ello
actúa,
ello
dice,
ello
censura,
ello
estropea un momento feliz,
ello
se hace cargo de usted en todo momento. Por eso
ello
lo mantiene donde está y hace que su vida sea lo que es. Ahora bien ¿dónde está usted? Está limitado por ese núcleo activo en usted, y a través de él experimenta; ve la vida, justo allí fuera de usted, y quizá desee toda clase de cosas, pero no puede entrar en la vida y obtener cosas de ella excepto hasta el punto en que se lo permite su personalidad. Participa de la vida según la forma de su personalidad. Se encuentra con la vida, con la gente, por medio de su personalidad, no directamente. ¿Es claro? Ahora bien, no ve su personalidad. No es consciente para usted. Por eso suele culpar a la vida o a la gente, o se siente desencantado, y así sucesivamente. Lo desdichado es que ha adquirido cierto dispositivo mecánico para ponerse en contacto con la gente llamado
personalidad
que le reproduce la vida según su forma, por así decir. Y así está usted, siempre con su personalidad —ese aparato para experimentar la vida— a cuestas, y siempre esperando que, si su medio ambiente fuera distinto, si conociera a gente nueva, si tuviera una casa nueva, nueva ropa, etc., quizá todo sería por completo diferente. ¿Cómo ocurre ésto? Lleva usted a cuestas su aparato para ponerse en contacto con la vida —es decir, su personalidad. Puede preparar sus valijas y llenarlas de ropa nueva e ir a las Antípodas —pero lleva a su personalidad consigo, con todos sus hábitos adquiridos:
hábitos
intelectuales,
hábitos
emocionales,
hábitos
de conducta,
hábitos
de charla,
hábitos
de censura,
hábitos
de movimiento,
hábitos
de salud, etc. Ahora bien, este Trabajo se refiere a cómo escapar
de sí mismo,
no de la vida. No se escapa de sí mismo cambiando de escena exterior. Por esa razón es preciso observarse a sí mismo y ver a qué se asemeja la propia personalidad y estudiarla y descubrir a qué se parece el propio aparato, Todos soñamos con una nueva vida —con circunstancias ideales, con gente maravillosa, etc. Pero tales sueños son inútiles porque aun cuando nos encontráramos en condiciones excepcionales y bellas, tal como las que se dice que existen en el Paraíso, reaccionaríamos a ellas a través de nuestra personalidad y muy pronto veremos que no nos convienen, según mi parecer. En realidad lo difícil es que nadie sabe cómo vivir, porque nadie ve que la dificultad radica en la personalidad —es decir, en la máquina receptiva-reactiva que utilizamos para ponernos en contacto con la vida. Y nunca aprenderemos a vivir rectamente si no trabajamos sobre nuestra
personalidad,
y examinamos en cada caso lo que está en nosotros y qué dificultades surgen de
nosotros mismos
y no meramente de los otros y de la vida.

Todo este Trabajo se refiere a despertar al Hombre Consciente. Pero si no trabajamos sobre la personalidad, seguiremos siendo hombres mecánicos. Entonces
ello
actuará. La máquina hablará.
Ello
se enfurecerá.
Ello
se hará cargo de todo. Y aunque se empiece a sentir que hay otra cosa en uno, algo más profundo, que no quiere obrar, ni hablar, ni sentir, ni pensar del modo en que lo hace, no se podrá cambiar nada —al menos por mucho tiempo. Pero aun en este caso, si se lo ve, se está en una posición mucho mejor que una persona que
no percibe
que hay algo que siempre se hace cargo de ella y desbarata todo. En el Trabajo tenemos que comprender que estamos a merced de algo en nosotros llamado personalidad y que ésta es una máquina que nos controla. Por la mañana se suele descansar en la cama en un estado de semi-vigilia y se ve muy claramente lo que hay que decir o pensar o sentir, pero al levantarse
algo se hace cargo de uno
.
Ello
se hace cargo de uno y
ello
empieza a actuar y a hablar de un modo por completo contrario a lo que se había percibido e ideado. ¿Qué es lo que se hace cargo de uno? Es la
personalidad.
Y en poco tiempo —en un momento— se está enteramente bajo su gobierno y todo cuanto se había pensado y proyectado al estar más despierto, más libre, es decir, de la personalidad, parece muy lejano, o hasta una tontería. Así uno se comporta exactamente del mismo modo que ayer. Algo se ha apoderado de uno y se cae dormido en su poder. Esta es nuestra tragedia, la que no podemos cambiar, y hasta olvidamos que deberíamos cambiar, aunque fuera un solo día, una semana, o aún más. Una vez que domina la personalidad, todo se hace maquinalmente. Pero cuando esto ocurre, ya no vemos más la maquinaria. Una cosa lleva a la otra por los fáciles senderos de la asociación y el hábito y así hoy se asemeja a ayer y mañana a hoy. Y a nosotros todo nos parece lógico, todo razonable, todo justificado, todo natural. Pero cuando un hombre empieza a despertar un poco —es decir, a liberarse de la personalidad— hay momentos en que ve la
máquina
a la cual está atado, y bajo cuyo poder está. Se ve en la cárcel. Hasta llega a
asustarse
de la suave, poderosa, auto-actuante máquina, este monstruo Frankenstein que insiste en controlarlo, que la vida ha creado gradualmente en él sin que se diera cuenta. Y entonces comienza a comprender qué significa el
trabajo sobre sí
y cuál es su tarea, y contra quien debe luchar hasta el fin de su vida. Esta cosa exteriormente creada en él, esta personalidad modelada por la vida exterior, esta máquina, sea cual fuere la forma que adopta, es el dragón que es preciso vencer, en el lenguaje de la mitología. En el Cuarto Camino, que está en la vida, no es posible refugiarse en un monasterio o sentarse en una cueva en el desierto para liberarse de la personalidad. Hacer que la personalidad sea pasiva es, en el Camino que estamos estudiando, el trabajo continuo sobre sí en
la vida,
por medio de la observación, por la no identificación consigo mismo, por la separación interior. Todo el trabajo se refiere a ello.

Permítanme citarles algo que fue anotado por el Sr. Ouspensky, hace muchos años, sobre la lucha con la personalidad. Se había explicado que un hombre debe aprender gradualmente a tomar fotografías de sí "mismo como un todo, y no observar meramente detalles separados. Es preciso que se vea
simultáneamente,
en todos los centros, en todo momento. "Con este fin en vista", se dijo, "un hombre debe aprender a tomar fotografías mentales, por así decirlo, de sí mismo en diferentes momentos de su vida, y en diferentes estados emocionales, pero no fotografías de meros detalles, sino fotografías de su todo tal como lo vio. En otras palabras esas fotografías debían contener
simultáneamente
todo cuanto un hombre ve en sí mismo en un momento dado: sus emociones, estados de ánimo, pensamientos, sensaciones, posturas, comportamiento, sus movimientos, su tono de voz, sus expresiones faciales. Si un hombre logra captar los momentos interesantes en que debe tomar esas fotografías, reunirá un álbum de retratos de sí mismo que, al ser puestos juntos, le mostrarán claramente lo que es en realidad. No es tan fácil tomar esas fotografías de sí en los momentos más interesantes y característicos. Se necesita tiempo para aprender a hacerlo. Pero si las fotografías son logradas y su número es suficiente, un hombre verá que el acostumbrado concepto de sí mismo con el cual ha vivido año tras otro está muy alejado de la realidad.

En lugar del hombre que había imaginado ser, verá a otro hombre completamente diferente. El "otro" hombre es él mismo y al mismo tiempo no es él mismo.

En este Trabajo es preciso aprender a distinguir lo verídico de lo inventado y después aprender a separarlos. Y para dar comienzo a la observación de sí y al estudio de sí es preciso dividirse a sí mismo en un lado verdadero y en un lado inventado. Es decir, un hombre debe comprender que en verdad consta de
dos hombres.
Todo esto requiere tiempo. Pero mientras un hombre se tome a sí mismo como a
una persona nunca se moverá de donde está.
Su trabajo sobre sí empieza en cuanto siente que hay
dos hombres
en él. Uno de ellos es pasivo y no puede hacer otra cosa que registrar u observar lo que le está sucediendo. El otro, que se llama a sí mismo "Yo", es activo, y habla de sí mismo en primera persona, pero en realidad es sólo una persona inventada e irreal. (Llamemos
A
a esa persona inventada en el hombre.)

Cuando un hombre se da cuenta de su incapacidad ante
A,
su actitud hacia sí mismo y hacia
A
en él deja de ser indiferente o despreocupada. La observación de sí se convierte en observación de
A.
Un hombre comprende que no es
A,
que
A
no es sino la máscara que lleva, el papel que representa inconscientemente y que por desdicha no puede dejar de representar, un papel que lo gobierna, y le obliga a hacer y decir miles de cosas estúpidas, miles de cosas que nunca haría o diría él mismo. Si es sincero consigo mismo, siente que está en poder de
A
al mismo tiempo siente que no es
A.

Empieza a tener miedo de
A,
siente que
A
es su enemigo. No importa lo que le gustaría hacer, todo es cambiado e interceptado por
A.
es su enemigo. Los deseos, gustos, simpatías, pensamientos, opiniones de
A
se oponen a sus puntos de vista, sentimientos y estado de ánimo, o no tienen nada en común con ellos. Y al mismo tiempo
A
es su amo. Él es un esclavo, no tiene voluntad propia. Carece de medios para expresar sus deseos porque cada vez que quiere hacer o decir algo,
A
lo hace por él.

Cuando un hombre ha llegado a este nivel de observación de sí debe comprender que su único propósito es liberarse de
A.
Y puesto que en realidad no puede liberarse de
A
porque
A
es él mismo, por lo tanto es preciso que domine a
A
y le haga hacer, no lo que el
A
de un momento dado desea, sino lo que
él mismo
desea hacer. Siendo el amo,
A
debe convertirse en el sirviente.

La primera etapa del trabajo sobre sí consiste en que uno mismo se separe mentalmente de A,
y después en separarse de hecho, en mantenerse apartado de él. Pero es preciso tener presente que toda la atención debe concentrarse sobre
A,
porque un hombre es incapaz de explicar
lo que él es en realidad.
Pero puede explicar
A
a sí mismo, y así debe empezar, recordando al mismo tiempo que él no es
A.

Notemos que en la cita que acabamos de transcribir se subraya que un hombre no puede cambiar mientras se considere a sí mismo como
uno.
Pero cuando se divide a si mismo en
lado observante
y en
lado observado,
ya ha dado el primer paso hacia un posible cambio. Es decir, un hombre debe llegar a ser un
"Yo" Observante
y una
Personalidad.
Todo cuanto un hombre observa entonces en sí mismo debe tomarlo como
A
—es decir, como personalidad. Ahora bien, la gente supone que una sola cosa obra en un hombre, y mientras la gente siga considerándose a sí misma como uno, no puede pensar de otro modo; por eso se encuentra tan difícil la idea de la observación de sí. "¿Qué debo observar?" preguntan. La respuesta es: "Todo" —para empezar—. "Pero", dirán, "todo cuanto observo ¿no es de seguro yo mismo?" La respuesta es: "No y Si, en el sentido del Trabajo". Todo cuanto se observa es preciso considerarlo al comienzo como la personalidad en uno. La personalidad en uno es lo que gobierna y la parte que se puede observar es impotente al principio frente a ella. El orden de las cosas está trastrocado. El mande está en el lugar equivocado. Lo interior no puede controlar lo exterior. Lo que debe mandar es sujeto, y lo que debe ser sujeto manda. La parte interior que observa ve a la parte exterior llamándose a sí misma "Yo" y actuando así en su nombre, y al principio no puede hacer nada. Observe aquí que la parte que observa es siempre más profunda que la parte observada —es decir, lo interior puede observar lo exterior pero no viceversa. Ahora bien, aunque el lado interior u observante es impotente al comienzo, se fortalece con las ideas del Trabajo que lo alimentan. Lo
interior
sólo puede fortalecerse por el Trabajo. La vida no puede alimentarlo. Un hombre empieza pues a desear liberarse de la personalidad, de
A,
de la máquina en cuyo poder está. La fuerza neutralizante de la vida mantiene a la personalidad activa: la fuerza neutralizante del Trabajo nutre al lado interior observante. Un hombre, en suma, empieza a comprender que su único propósito es liberarse de
A,
de la personalidad. "Y", citando otra vez, "ya que de hecho no puede liberarse de
A
porque
A
es él mismo, debe por lo tanto adueñarse de
A
y hacer que
A
haga, no lo qué el
A
de un momento dado desea, sino lo que
él mismo
desea hacer. De su posición de amo,
A
debe pasar a la de sirviente".

Birdlip, 1º de mayo, 1943
Consideración Interna y Consideración Externa IX
sobre ser pasivo (3)
BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
4.09Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

The Prophet by Kahlil Gibran
Saga of the Old City by Gary Gygax
Night Sky by Jolene Perry
24690 by A. A. Dark, Alaska Angelini
Bound to Shadows by Keri Arthur
Selected Stories by Henry Lawson