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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (71 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Esta disertación se refiere a cómo alcanzar el medio del péndulo donde la Tercera Fuerza puede tocarnos. El objeto del Recuerdo de Sí es el de llegar a ese lugar, que no está ni en un lado ni en el otro de los opuestos, pero es una nueva experiencia, y así una nueva conciencia y comprensión. Toda identificación pertenece a los opuestos.

Birdlip, 29 de septiembre, 1943
Las tres líneas de trabajo

Esta noche hablaremos brevemente sobre las tres líneas de Trabajo y de la Consideración Externa. Las tres líneas son necesarias. La primera es el trabajo sobre sí. Incluye el trabajo sobre el conocimiento y el trabajo sobre el ser. Trabajar sobre el conocimiento significa aquí trabajar sobre el conocimiento del Trabajo. Trabajar sobre el ser significa observarse a uno mismo desde el punto de vista de lo que el Trabajo enseña, de modo que se pueda ver realmente la propia personalidad, los estados negativos, la consideración interior, la identificación, la charla mecánica, la antipatía mecánica, la auto-justificación y así sucesivamente, y luchar contra ellos. La mecanicidad y el sueño impiden el cambio de ser. Es preciso comprender que el conocimiento del propio ser es necesario antes de que se pueda emprender el trabajo sobre sí, y que éste se logra mediante el esfuerzo de atención llamado observación de sí. El primer paso es percibir que no se es uno sino muchos, y que nuestro ser se caracteriza por la ausencia de unidad. El estudio de sí difiere del estudio del conocimiento del Trabajo. Los dos exigen esforzarse, sin embargo. Habrán oído decir muchas veces que el Trabajo nos hace pensar. Es imposible llegar a conocer este sistema de enseñanza a menos que se haga el esfuerzo de pensarlo por sí mismo. Anotarlo en cuadernos no es la misma cosa que pensarlo; recordar lo que se ha dicho exige el esfuerzo del pensamiento directo. La primera línea de Trabajo finca en hacernos conocer nuestro estado de ser y nuestro estado de conocimiento. De otro modo no podemos cambiar.
Observar
es la primera cosa, pero es preciso hacerlo sin críticas ni análisis. Se dijo, en una oportunidad, que no es posible cambiar nada mientras no se conozca
todo
por sí mismo.

La segunda línea de Trabajo radica en trabajar en conjunción con otra gente en el Trabajo. A menos de practicar la primera línea de Trabajo no podrá practicar la segunda. Además, a menos que practique la segunda, no podrá practicar la primera correctamente. Débese ello a diversas razones, cuya discusión sería muy útil para el Grupo.

La tercera línea de Trabajo —la que nos corresponde actualmente— estriba en ayudar al Trabajo en general y tratar de ver lo que éste nos exige y no hablar a tontas y a locas o dañar el Trabajo. Una justa valoración del Trabajo y una actitud justa hacia él pertenecen a la tercera línea, pero tienen cabida en todo cuanto se hace, porque a menos de tener dicha valoración y actitud justa no se trabajará ni sobre si ni sobre los otros, ni para el Trabajo. Como ya se dijo, las tres líneas de trabajo son necesarias. Un hombre que trabaja por sí y sólo para sí no puede ir a parte alguna. Para empezar, carece de la fuerza para hacerlo.

Ahora bien, volvamos a la primera línea de Trabajo y al trabajo personal sobre sí. Es preciso conocer el Trabajo y aplicar sus ideas a uno mismo. En tal caso cabe la posibilidad de comenzar a entender el Trabajo. Pero no se puede aplicar las ideas de Trabajo a sí mismo a menos de observarse y ver lo que ocurre dentro de sí a su luz. La observación de sí permite que entre un rayo de luz en la oscuridad interior, pero sólo cuando el Trabajo lo acompaña —es decir, cuando se observa a sí mismo a la luz de la enseñanza—. ¿Qué le enseña el Trabajo a observar en sí mismo? Es muy útil hacer una lista y observar si se la pone en práctica —es decir, si en realidad se aplica el Trabajo o si se sueña que se está trabajando.

La segunda línea de Trabajo no puede llevarse a cabo a no ser que uno logre el conocimiento de su ser. A menos que nos observemos y percibamos cómo pensamos acerca de las otras personas que están en el Trabajo y cómo les hablamos, no podremos ponernos en su posición. Esto nos lleva a la
consideración exterior,
que pertenece a la segunda línea de Trabajo. La consideración exterior radica en ponerse en el lugar del prójimo. En el Nuevo Testamento se le llama "amar al prójimo". Con el fin de ponerse en la posición de otra persona en el Trabajo, es preciso conocer el propio ser —la clase de persona que se es—. De otro modo uno queda excluido. Su prójimo, claro está, lo ve. Pero si uno no se ve a sí mismo, ¿cómo puede ponerse en la posición de otra persona? Es menester pensar en ello debido a que explica la existencia de tanta "consideración exterior" equivocada y falsa, la cual sólo provoca irritación y quizás odio. Otra cosa práctica en relación con la segunda línea de Trabajo, para impedir los roces inútiles, es no aceptar las impresiones negativas de las otras personas en el Trabajo. Se acumulan y se convierten en veneno. Ver sólo el peor lado de los demás es, claro está, prueba de que se está dormido profundamente. Cuando una impresión es recibida por la parte negativa de un centro hay un breve momento en que, si está despierto, al no aceptarla hace que sea nula y sin valor. Sí, empero, se identifica con ella, aunque muy poco, se aloja en usted y reúne otras semejantes a ella. Mencionaré un último punto: Todos deben tratar de detener la antipatía y la simpatía mecánica y la clase de conversaciones que surgen de ellas. No es posible obtener mucha fuerza de las impresiones si todo es recibido por la simpatía mecánica o la antipatía mecánica. Ni tampoco se puede esperar que en nosotros se desarrolle la segunda línea de Trabajo, en cuyo caso la primera se detendrá.

Birdlip, 10 de octubre, 1943
La digestión de impresiones

La última vez, después de leer las respuestas a las tres primeras preguntas, se dijeron algunas palabras sobre la charla que tuvo en Birdlip el pasado sábado, en la cual hablé sobre la digestión de las impresiones. Conviene ampliar en otra charla este muy importante tema. Hemos hablado a menudo de la transformación de las impresiones. Todos ustedes saben que el Trabajo señala continuamente de qué modo recibimos las impresiones que nos llegan del exterior. El Trabajo enseña que las impresiones son el alimento más elevado que podemos recibir y por lo tanto el más importante. Se dijo a menudo que todo lo que vemos, lo que oímos, la gente a quien conocemos, los libros que se leen, entran como impresiones. Las otras personas son impresiones para usted. Las toca, las ve, las oye, etc.

Ahora bien, el primer lugar del trabajo sobre sí es denominado el lugar del Primer Choque Consciente. El significado del Primer Choque Consciente, que a veces es llamado de un modo general el Recuerdo de Sí, es la transformación de impresiones. Se puede aceptar algunas impresiones y rechazar otras, del mismo modo que el alimento ordinario que entra en el cuerpo como
Hidrógeno 768
es aceptado o rechazado por el estómago. Por eso se produce ante todo la aceptación o el rechazo de las impresiones, y luego viene la digestión de las impresiones, exactamente comparable a la digestión del alimento del que se extrae, por así decirlo, ciertas partes, y se excreta o se rechaza otras partes. Tener un buen estómago en el compartimiento superior de la casa de 3 pisos es el objeto del Trabajo. El Trabajo puede formar, cuando se lo comprende suficientemente, un estómago que rechaza o acepta —es decir, un estómago que digiere—. La transformación de las impresiones es exactamente comparable a la transformación del alimento en el estómago. El alimento es tomado y digerido —es decir, es transformado en materias cada vez más finas. Recuerden que el
768
pasa al
384
y luego al
192,
y así sucesivamente. Las impresiones entran en la máquina humana por el piso superior como
48
y pueden llegar a transformarse en
24 y 12.
Pero el Trabajo nos enseña que de ordinario esto no sucede excepto en muy reducida cantidad. Cuando se empieza a ser activo para la propia vida, cuando se empieza a aceptar cada vez con más frecuencia las cosas desde el punto de vista del Trabajo y no desde un punto de vista natural o mecánico, se empieza entonces a digerir las impresiones. Esta idea de la transformación o digestión de las impresiones se encuentra en los Evangelios, como todos ustedes ya saben. Es preciso que aceptemos todo de un modo nuevo. La gente común acepta las cosas de un modo común, pero en el Trabajo es preciso aceptar las cosas comunes de un modo por entero nuevo. Esto fue llamado en los Evangelios μετάνοια. Como es sabido, son muchos los que escribieron sobre el significado de esta extraña palabra que fue equivocadamente traducida por arrepentimiento. De Quincey sugirió "transformación de la mente". Supongo que todos ustedes han notado que aceptan las impresiones de acuerdo con la forma actual de su mente. Ven las cosas, por así decirlo, a través de su aparato mental. Tomemos a una persona muy sencilla, carente de educación intelectual, que ve un elefante. Probablemente dirá: "Bah, bah". Quizá se den cuenta de lo que quiero decir. Todos ustedes tienen actitudes mentales, aparatos mentales para la recepción, una serie de ideas que aceptan como si fueran enteramente verídicas, completamente razonables, verdaderas. Si usted es más instruido su mente cambia hasta cierto punto, de modo que se transforma ligeramente. Lo que antes creía imposible, o equivocado, no lo ve ahora como lo pensaba anteriormente. Cada uno de ustedes está limitado por su pensamiento. Por supuesto, todavía no lo pueden ver. Por alguna razón u otra, nos creemos capaces de adoptar cualquier punto de vista, de tener todos los pensamientos posibles. Esto es totalmente equivocado. Cada uno de ustedes está limitado completa y totalmente por el pequeño alcance del pensamiento que ha adquirido debido a sus prejuicios mentales, sus actitudes, etc. La vida se le aparece tal como la ve a causa de su nivel mental. No puede aceptar las cosas de una manera nueva a menos que su manera de pensar cambie, a menos que su nivel mental cambie. Como dije, asombra ver como todos nos creemos capaces de tener cualquier clase de experiencia o de comprender cualquier cosa tal como somos ahora. ¿No ven que carecemos de aparato, que carecemos del poder de recepción para comprender más allá de nuestra limitada perspectiva mental y de nuestras limitadas funciones mentales?

Ahora bien, μετάνοια (tan equivocadamente traducido por arrepentimiento) significa ir más allá de nuestra mente actual —no pasar de la mente, sino ir más allá de la mente actual, transformar toda la manera de pensar sobre si, y sobre los demás.
Una nueva mente en un nuevo cuerpo
significa el desarrollo de una comprensión por completo diferente que lleva a la formación de un
segundo cuerpo
en uno. El Trabajo enseña muchas ideas enteramente nuevas sobre el significado de la vida en general y sobre la propia vida. A menos que esas ideas sean asimiladas y pensadas individualmente su mente seguirá siendo exactamente la misma clase de estercolero que ahora es. Han oído a menudo la expresión de que
este Trabajo está destinado a hacernos pensar
y
pensar de un modo nuevo.
Ahora bien, es preciso tomar esta frase y aplicarla a todos los lugares en que se emplea la palabra
arrepentimiento
en los Evangelios. Supongamos que ya fue traducida por "pensar de un modo nuevo". Entonces se darán cuenta de que el Trabajo está destinado a cambiar todo el mobiliario de la mente y a volver a acomodar todo el ser mental.

Ahora bien, con respecto a la digestión de las impresiones —la digestión de las impresiones depende de un estómago, y el estómago en este caso es el Trabajo. El Trabajo le va a dar un estómago mental para que digiera las impresiones. Sólo puede digerir su día teniendo alguna cosa con la cual digerirlo, algo que se estableció en usted por la asimilación y el consentimiento y la valoración del Trabajo. Cuando remite las cosas al Trabajo en seguida encontrará algo que le ayudará a arreglar sus impresiones diarias en forma correcta. Aprenderá a aceptar las cosas de un modo ligero y fácil, lo que la gente común hace negativa y pesadamente, y aprenderá también a aceptar las cosas con seriedad, lo que la gente común hace con ligereza. Tomemos un ejemplo; Alguien le habla de una manera que no le gusta —siente que todas las reacciones mecánicas surgen en usted, siente hasta qué punto esa persona lo disgusta, etc. Ahora bien, supongamos que usted se identifica con todas esas típicas reacciones mecánicas, lo cual significa que cede a la sensación de "Yo" y acepta todas las reacciones mecánicas que surgieron automáticamente en usted, de modo que dice: "No lo puedo aguantar", o "No lo puedo soportar", o "Me disgusta tanto esa persona que se parece a tal cosa, que se comporta como tal cosa", etc. Pues bien, si esto sucede se debe a que usted no transforma las impresiones, a que no trabaja sobre sí en absoluto. Tomemos otro ejemplo: Una persona que le disgusta mecánicamente dice casualmente algo de usted cuya verdad reconoce. Quizá desprecia esa persona, hablando mecánicamente —es decir, desde el punto de vista de la vida— sin embargo esta persona ha dicho algo que penetró. Ahora bien, tal vez le parezca ridículo que una persona de esta clase haya dicho algo que tenga algún valor para usted, posiblemente porque usted se cree mucho mejor, empero al mismo tiempo hay en ello algo que es preciso que acepte y digiera. Lo que debe excretar son sus sentimientos de desprecio. Hallará que la gente que mejor lo aconseja, la que más le enseña, son por lo general personas a quienes normalmente no les hace el menor caso. Siempre pensé que el hecho de que Cristo hubiera nacido en un pesebre, el lugar de menor importancia desde el punto de vista de la vida, era algo muy interesante y digno de la mayor reflexión. Ya que me refiero a este tema, mencionaré algo que fue dicho hace mucho tiempo —una frase que hace mucho que no se usa—.
Traten de ver sobre qué están descansando,
todos ustedes. Traten de ver la base de su satisfacción de sí. Es preciso que comprendan que mientras esa base no sea completamente destrozada ningún cambio de ser es posible.

Los ejemplos que acabo de dar les harán ver claramente que si las impresiones entran y tocan el lugar habitual no puede producirse en absoluto la digestión de las impresiones. En tal caso no se hace esfuerzo alguno para transformar las impresiones. Hablarán mucho del Primer Choque Consciente, pero no lo pondrán en práctica porque el Primer Choque Consciente finca en transformar las impresiones. Supongamos ahora que usted se interesa suficientemente y que tiene suficiente conciencia para observar cómo las impresiones son recibidas mecánicamente, y supongamos que tiene una suficiente valoración del Trabajo para desear transformar esas impresiones, lo cual significa que no las recibirá simplemente en su lugar habitual, excitando las antipatías y odios habituales. Con el fin de lograrlo es preciso tener el poder de digerir las impresiones, y es ahí donde aparece el Trabajo. Ya saben que el Trabajo dice que la gente es mecánica. Ahora bien, supongamos que aplica al Trabajo esta idea en un momento en que se da cuenta de que una persona le produce las acostumbradas impresiones negativas. Si entiende que la gente es mecánica tal como lo dice el Trabajo, en este caso no aceptará las impresiones tan fácilmente. Comprenderá que esa persona no tiene la culpa. Comprenderá que esa persona siempre hace esto, siempre dice esto porque es una máquina.

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