Read Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Online

Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (66 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
11.65Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Luego de haber hablado de la observación de sí desde el punto de vista de algunas de las grandes ideas del Trabajo, nos referiremos ahora a este tema en el tenor con que fue escrita la última disertación. En la última charla, entre otras cosas, se dijo que para observarse a sí mismo es preciso dividirse en un lado observante y en un lado observado y que el sentimiento de "Yo"
o conciencia
debe prestarse cada vez más al
lado observante.
Es decir, al "Yo" Observante debe prestársele hasta donde sea posible el sentimiento de "Yo" en ese momento y al lado observado prestársele el sentimiento de "no-'Yo'". Se anda por la vida observando las casas y la gente y los árboles y no se conecta necesariamente el sentimiento de "Yo" con ellos. Son "no-'Yo'" para uno mismo. Pero es preciso hacer la misma división interiormente. Lo que se observa interiormente es "no-'Yo'", del mismo modo que las casas, gentes, etc., que se observan exteriormente son claramente "no-'Yo'". No nos identificamos con cuanto vemos fuera de nosotros, pero, por lo general, nos identificamos con cuanto tiene lugar dentro de nosotros —con cada pensamiento, estado de ánimo, deseo, etc. La observación de sí en el sentido del Trabajo radica en
separar
el "Yo" Observante de lo que se observa en uno mismo. Por ejemplo, se puede observar la emoción del comienzo de la ira. Se pueden observar los pensamientos que se relacionan con ella. Si la conciencia del sentimiento de "Yo" es más fuerte en el "Yo" observante que en lo que se observa, entonces la ira y los pensamientos que la acompañan no tendrán pleno poder sobre un hombre. Todo el evento interior
suele
desvanecerse. Pero supongamos que algún "Yo" auto-justificativo aparece en escena y dice que la ira era razonable. ¿Qué sucede entonces? Les dejo el trabajo de encontrar la respuesta. Si nunca se ha observado a
sí mismo,
no será capaz de contestar. Si lo ha hecho, sabrá exactamente lo que sucede. Pero la dificultad que ya, hemos mencionado sigue en pie; simplemente, toda persona se
imagina
que es una persona, una unidad, y se imagina que se conoce a sí mismo. Para entender que no hay uno solo sino muchos "Yoes", se requiere un prolongado trabajo y mucha sinceridad y, particularmente, una gran valoración del Trabajo y de su significado. Hasta el propio orgullo lo impide, a menos que se sienta la existencia de algo más grande que el orgullo. La doctrina de los muchos "Yoes" es un obstáculo para todos. Empero es verídica y es el secreto que hace que el cambio de sí sea posible. Ahora bien, es menester recordar que si se identifica con un "Yo" en si mismo, lo fortalece y lo sanciona. Es decir, firma sus cheques con su nombre. De seguro, ¿son capaces algunos de ustedes de reconocer los "Yoes" desagradables o, más bien, malvados? En tal caso si se identifica con ellos, ellos se transforman en ustedes. Los
aceptan.
Tan pronto como extendemos nuestra voluntad para poseer algo, tan pronto como aceptamos algo en nuestro deseo, entonces ello llega a ser lo mismo que nosotros, y así obra en nosotros como si fuera nosotros mismos y creemos en ello.

Ahora citaré esta pregunta:
¿Cómo podemos hacer uso de las observaciones que hemos hecho en nosotros mismos?
"Esta es una pregunta muy interesante. Me gustaría saber lo que piensan de ella."

Birdlip, 17 de julio, 1943
Comentario sobre la observación de sí y los "yoes" III
La observación de los "yoes"

Al cabo de un tiempo en el Trabajo, una persona debería ser capaz de reconocer muy claramente uno o dos "Yoes" en sí misma. Será, claro está, incapaz de hacerlo si aun sigue enteramente bajo la influencia del "Yo" Imaginario, porque en este caso se hará la ilusión de que es el único 'Yo', una persona sólida, un ego permanente. Ello le impedirá empezar a buscar seriamente los 'Yoes' en sí mismo. Pero, como es sabido, el Trabajo enseña que la Personalidad está compuesta de gran número de egos, que se llaman todos a sí mismos 'Yo' y se hacen cargo de nosotros en distintos momentos. De este modo nuestra vida está en manos de muchas gentes a quienes no conocemos, que viven en y sobre nosotros, de los cuales algunos son deseables pero la mayoría son indeseables. Por lo general no vemos a esas gentes, porque las tomamos por nosotros mismos. Esta es una curiosa ilusión, si se repara en ella. En realidad habría que pensar constantemente sobre este particular y observar cómo obra. Entonces se podrá descubrir la trampa, y ver cuan inteligente y sencilla es.

Algunos de los egos que están en nosotros son muy peligrosos y nunca habría que permitirles que hablaran por nuestro intermedio o que se llamaran "Yo". Sin embargo, esto es fácil de decir y muy difícil de hacer. Algunos son peligrosos en cierto modo, otros lo son de otro modo. Ocupémonos de los "Yoes" recelosos, como ejemplo extremo. Estos "Yoes" son, en nosotros, los más peligrosos de todos. Poseen un extraordinario poder para atar un hombre a su influencia. Su acción radica en transformar las cosas o más bien en conectarlas de otro modo. Están representados en el Centro Intelectual de un modo muy sutil. Transponen los hechos para que se conformen con su teoría principal —es decir, con la naturaleza de su sospecha. Cambian la disposición de las cosas en la memoria y en el pensamiento de modo que todo parece corroborar y confirmar todo lo demás. De este modo, construyen un sistema mental organizado —no de verdades sino de falsedades. En el centro emocional dan origen a sentimientos peculiares que se distinguen como los celos, la envidia, el desquite y el odio, y producen una curiosa excitación como todas las emociones destructivas. La acción de los "Yoes" recelosos es tal que en breve tiempo se extienden en todas direcciones como un fermento dentro de nosotros y asientan o fijan los materiales de la mente y las emociones como si las coagularan. Actúan también en el centro motor, dando origen a la cautela, a extraños silencios de los movimientos corporales, etc. La sospecha se hace cargo de todo en el plano inferior y a consecuencia de ello está estrechamente relacionada con el "pecado contra el Espíritu Santo", mencionado en los Evangelios y que se refiere a ver el peor lado de todo y de todos. Los "Yoes" recelosos gustan de las conversaciones en voz baja, si se los observa en la acción.

Ahora bien, el Trabajo se propone que un gran "Yo" Observante permanezca fuera de la Personalidad y tome fotografías de todos los "Yoes" en la Personalidad. Cuanto más fotografías se "toman, más fuerte llegará a ser el "Yo" Observante y mayores serán las probabilidades de entrar en una nueva vida libre de las compulsiones y hábitos de la antigua vida. Pero, además del hecho de que es sumamente difícil tomar fotografías, por lo menos al comienzo, después se hace evidente que algunos "Yoes" son excepcionalmente difíciles de fotografiar. Se debe ello al poder hipnótico que ejercen sobre nosotros. Es preciso recordar que todos los "Yoes" están especializados —es decir, son de diferente clase. Uno gusta de esto, el otro de aquello. Uno gusta decir o hacer una cosa, el otro decir o hacer otra cosa, etc. Algunos de esos "Yoes" nos atraen con más fuerza que los otros. Su poder hipnotizante interior es mayor. Esto se aplica particularmente a los "Yoes"' recelosos. Estos "Yoes", que están presentes en todas las personas, a veces sólo representan un pequeño papel, o se arrogan papeles mucho más importantes. Están entre los más subjetivos de los "Yoes" y suelen emplear eventualmente el poder razonante del centro formatorio para sus propios fines, de modo que una persona empieza a vivir en otro mundo interior inventado por ella, muy distinto de la situación objetiva o real. Cada "Yo" forma, por así decirlo, un pequeño mundo momentáneo en el cual penetramos cuando nos identificamos con él, pero los "Yoes" recelosos, si la voluntad" los acepta y los alimenta, invaden toda la vida interior y la organizan en otro mundo infernal
permanente.

El poder que posee el "Yo" Observante de no identificarse con lo que observa varía con la clase de "Yo" que observa. Todos han debido notarlo. El poder hipnotizante de los "Yoes", recelosos así como el de los "Yoes" celosos, vengativos o envidiosos es tan fuerte que el poder independiente del "Yo" Observante es muchas veces vencido. Es decir, el "Yo" Observante se identifica con lo que observa. Esto no suele ocurrir tan fácilmente si el "Yo" Observante tiene tras sí muchos pensamientos fuertes -sobre el Trabajo —es decir, algunos "Yoes" definidos del Trabajo —y también fuertes sentimientos. Cuando la gente toma el Trabajo y, por cierto, toda la idea del esoterismo de una manera imperfecta o trivial, y por lo tanto le presta escaso valor, en tal caso el "Yo" Observante es muy débil y carente de apoyo y fácilmente zozobra, como un barquichuelo que no tiene quilla, ni timón, ni velas, ni brújula, ni piloto. Un "Yo" observante débil es consecuencia de no ver a qué se refiere el Trabajo, y si no se ve a qué se refiere el Trabajo significa que no se intenta pensar acerca de él. El esoterismo, a lo largo de las edades, es algo muy importante. No se puede llegar a poseerlo con los pequeños "Yoes" triviales. Es preferible no intentarlo.

Agregaremos algo más acerca del ejemplo extremo que dimos al referirnos a los "Yoes" recelosos. Cuanto menos comprendamos nuestra falsedad más tendremos tendencia a sospechar de los demás. La clave finca en ver que son "Yoes", formados por un prolongado hábito, de los cuales es preciso separarse y no acompañarlos —no creer en ellos— ni ceder a ellos. Desde luego, si se cede a cada "Yo" momentáneo en uno, no se está trabajando, ni tampoco se comprende qué significa el trabajo sobre sí. El trabajo sobre sí significa que se entra en una nueva manera de vivir —de vivir conscientemente dentro de sí mismo en lugar de hacerlo mecánicamente. Quiere decir que es preciso trabajar contra los modos mecánicos de reaccionar a todo. El trabajo sobre sí significa simplemente
Trabajar sobre sí mismo.
Se inicia cuando uno se observa a sí mismo y comienza a ver los diferentes "Yoes" que han hecho presa de uno y lo han esclavizado toda la vida. Pero todo esto es imposible si uno se imagina que es
una
sola persona.

Otra serie de "Yoes" se basa en la calumnia. Su actividad y, de hecho, el deleite de esos "Yoes" radica en diferentes formas de difamación o calumnia o tergiversación. Constituye en el Trabajo una mala forma de charla equivocada, en general. Su fuerza varía con las diferentes personas. Cuando son marcados, es preciso que una persona luche para verlos y separarse
de
ellos con todo lo que queda de voluntad y deseo. Son 'Yoes' muy peligrosos porque actúan eventualmente contra la misma persona —es decir, se vuelven contra sí mismo y
lo
difaman y lo arrastran interiormente y así le impiden comprender, al difamar todo cuanto se hace, aun con la mayor sinceridad. Recuerde que hay una razón por la cual el Diablo fue llamado el
Difamador
en los Evangelios. Intente observarse cuando está calumniando, tanto mentalmente como de palabra, y advierta y trate de entender que son ciertos "Yoes" en usted los que lo hacen y repare en lo que dicen y en lo que les produce placer, y en cómo suelen despertarse en usted y ponerse en actividad. Es preciso luchar hasta el último día de la vida con los "Yoes" que pertenecen al dominio de la sospecha, la difamación, el odio, la venganza, la envidia, los celos, etc. Entender que
hay que acompañar
a esos diversos 'Yoes' habituales es la aurora de una nueva vida. Es el comienzo de la comprensión de lo que significa el Trabajo personal. Sí, en realidad es así. No hay nada de sentimental o de insensato en lo que se dice aquí. Pero el alba no ha de despuntar mientras uno se acepte a sí mismo como
una
sola persona y viva bajo el poder hipnótico del "'Yo' Imaginario" que es un disfraz para todos los diferentes 'Yoes'. Recuerde que el secreto radica en ver a esos 'Yoes' como si
no fueran usted
—o más bien, como
no-'Yo'.
Si los acepta como "Yo", luego nada puede hacerse. Está de pie en la tabla que trata de levantar —y esto es imposible. Es usted un obstáculo en su propio camino.

Hablemos ahora de las diferentes clases de 'Yoes', de los cuales algunos suelen ser muy importantes. Hace algún tiempo hablé de la preocupación y de los 'Yoes' de la preocupación. Forman un poderoso grupo de 'Yoes' en la mayoría de la gente. Es muy interesante observar su actividad. Su único fin es trastornar y deprimir o, en suma, preocupar. No llevan a ninguna otra parte. Son completamente inútiles, como lo son muchos 'Yoes' en nosotros. Pero es preciso que advierta por sí mismo, por una observación de sí directa y sostenida, lo que hacen y dicen y cuál es su principal objeto.

Los 'Yoes' de la preocupación actúan de dos maneras preponderantes. Todos ustedes tienen 'Yoes' que se preocupan —unos por otros, por los negocios, por el dinero, por su estado de salud, etc. Y también tienen que hacer frente a los 'Yoes' que se preocupan de las otras personas. Observe distintamente aunque sea un solo 'Yo' de la preocupación en si mismo, estúdielo, observe cómo le gusta agotarlo y cómo no lleva a ninguna parte. Entonces podrá ver los otros. Y examine cómo algunos de esos 'Yoes' preocupantes se ponen en relación con el Trabajo. Empieza a preocuparse por el Trabajo de un modo u otro, aunque esté trabajando. Son como las moscas y se posan en todas partes. Son todos pequeños 'Yoes' que viven en pequeñas partes de los centros. Se detienen cuando se logra dirigir la atención. Imaginemos que los "Yoes" del último minuto, como una vez los llamó el Sr. Ouspensky, son los que les asigna sus tareas. Si no puede ver sus propios 'Yoes' preocupantes, preste atención a los de las demás personas —observe que en cuanto termina una preocupación se las arreglan para tener otro motivo de preocupación. Esos 'Yoes' dispersan las fuerzas y agotan a la gente y provocan enfermedades. Por así decirlo, proliferan en la gente de Occidente.

Ocupémonos ahora de los 'Yoes' que gustan complicar y enmarañar las cosas. Forman un grupo considerable de 'Yoes' y son en cierto modo variados. Su objeto, claro está, no es el de ayudarlo sino de hacer que todo le sea extraordinariamente difícil. Se deleitan en falsear todo, en despertar la atención por algo carente de importancia, en demorarlo —especialmente los 'Yoes' del último minuto, como una vez los llamó el Sr. Ouspensky, los 'Yoes' que aparecen en escena en el momento mismo en que tiene que ir a algún lugar o tomar un tren. Ahora, ocupémonos de los 'Yoes' sensacionalistas —los 'Yoes' que gozan en hacer una escena, en excitarse, y que conducen a veces hasta el histerismo. Su objeto es el exagerar todo y cuando se expresan en el Centro Motor, les gusta gritar o hacer violentos movimientos. En el Centro Intelectual profieren "oraciones de gramófono", tales como: "Yo no puedo aguantarlo más", o "Esto ya es demasiado". Producen estados frenéticos, los cuales a su vez agotan y vacían el sistema nervioso. Son nuestros propios enemigos. Pero la gente gusta de ellos.

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
11.65Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

The Stranger Inside by Melanie Marks
Hunter's Heart by Rita Henuber
Rex Stout_Nero Wolfe 46 by A Family Affair
The Color of Love by Radclyffe
Diary of a Male Maid by Foor, Jennifer