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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (65 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Birdlip, 9 de julio, 1943
Comentario sobre la observación de sí y los "yoes" II

Con el fin de renovar la fuerza y el sentimiento de este Trabajo se ha de regresar siempre a los fundamentos que constituyen su
Fuente.
La última vez habíamos iniciado nuestra charla con una de las enseñanzas fundamentales en este Trabajo —a saber, que este Trabajo, en su aplicación práctica, comienza con la
Observación de Sí.
Pero cuando el Trabajo dice que es preciso empezar con la Observación de Sí, no hay que dar por sentado que ya se conoce lo que significa la Observación de Sí, con toda la profundidad de su significado. A veces la gente dice: "Oh, sí, en todo ello no hay nada de nuevo para mí. Siempre me observé a mí mismo". Y, no obstante, sigue siendo lo que es. ¿Por qué? Porque se
imaginan
que ya conocen todo acerca de sí mismos y que por eso no tienen necesidad del Conocimiento de Sí. Todo ello es ilusión, pura imaginación. Imaginarse que uno se conoce a sí mismo es ser esclavo de la poderosa ilusión que mantiene a la humanidad dormida. Hablemos un momento de la
imaginación.
Todos se imaginan que se conocen a sí mismos. Ahora bien, lo que es peculiar a la imaginación descansa en este hecho: que si uno imagina que es algo o tiene algo, ya no lo desea más. Por ejemplo, si uno imagina que se conoce a sí mismo, entonces no tratará de buscar lo que puede reportarle el Conocimiento de Sí. Por eso no hará un verdadero intento de practicar la Observación de Sí. Se aceptará tal como presupone ser e imaginará que ya se conoce a sí mismo. Seguirá comportándose como siempre se comportó, imaginando que lo hace todo conscientemente. En este caso nunca será capaz de entablar la lucha interior entre el

y el
No
que constituye la base del trabajo práctico sobre sí y el origen del cambio de ser. Ahora bien, es muy difícil discernir una sola cosa sobre
sí mismo,
y esto se debe a más de una razón. Por ejemplo, es preciso que todo el movimiento natural de nosotros mismos cambie por completo de rumbo para que podamos observarnos. En rigor de verdad, miramos a través de nuestros sentidos externos el aspecto del mundo que ellos registran según sus muy limitados poderes. Suponemos que esta escena exterior registrada por los sentidos, llena de gente y de cosas, brillantemente coloreada, es la suma total de lo que llamamos lo real, o lo existente, o, en suma, la
realidad.
Pero la realidad no está confinada al reducido alcance de los sentidos ni tampoco está fuera de nosotros, en el teatro de la vida. Existe la realidad de nuestros pensamientos interiores y sentimientos y deseos y sufrimientos —es decir, hay una realidad todavía más real que la realidad exterior transmitida por los sentidos y que sólo puede ser ahondada por cada uno de nosotros. La realidad exterior es común a todos nosotros. Pero a la realidad interior sólo es posible acercarse individualmente. Esta otra realidad, la realidad interior, a la cual cada persona tiene su propio acceso, descansa invisible dentro de nosotros. El Trabajo se aplica a esta invisible realidad interior en la que moramos psicológica o psíquicamente (esta confusión interior). La ciencia, vuelta exteriormente, por la
vía
de los sentidos, trata de conquistar la naturaleza. El Trabajo se refiere a la conquista de sí, al dominio de sí. Por eso empieza observando, no la naturaleza exterior, sino
uno mismo.
Pero aquí surgen toda clase de dificultades psicológicas y a este respecto todos tenemos una vista muy defectuosa —es decir, la
percepción interior
que se distingue de la percepción
exterior.
Y una de estas dificultades se debe a la imaginación. Nos imaginamos que nos vemos y nos conocemos íntegramente, y es esto lo que nos impide despertar a la comprensión de lo que significa verdaderamente la Observación de Sí y de lo que quiere decir empezar a conocerse a sí mismo. Recordemos que el Conocimiento de Sí se consideraba en la más remota antigüedad como el conocimiento más elevado. Toda la enseñanza esotérica se refiere al Conocimiento de Sí.

Escuchemos otra vez lo que el Trabajo dice sobre la imaginación y el papel que desempeña en la vida al impedirnos cambiar nuestro ser. El Trabajo dice:

"Hay miles de cosas que impide a un hombre despertar, que lo mantienen en el poder de su imaginación y sueños. Para actuar conscientemente cuando se tiene la intención de despertar, hace falta conocer las fuerzas que mantienen al hombre en estado de sueño. Ante todo, es preciso comprender que el sueño en que el hombre está sumido en esta tierra no es normal, sino que es un sueño hipnótico. El hombre está hipnotizado, y ese estado hipnótico es mantenido y fortalecido en él. Cabe pensar que hay fuerzas para las cuales es útil y provechoso mantener al hombre en un estado de sueño hipnótico e impedirle que vea la verdad y comprenda su posición.

"Hay un relato oriental que se refiere a un mago muy rico que tenía muchas ovejas. Pero al mismo tiempo ese mago era muy tacaño. No quería contratar pastores, ni tampoco levantar un cerco en torno de la pradera donde sus ovejas pastaban. En consecuencia las ovejas se extraviaban muchas veces en el bosque, se caían en los barrancos, y sobre todo se escapaban porque sabían que el mago deseaba su carne y su piel, y esto no les gustaba. Por último el mago encontró remedio a esta situación.
Hipnotizó
a sus ovejas y primero les sugirió que eran inmortales, y que despellejarlas no les haría ningún daño, que, al contrario, lo hacía para su bien y era hasta agradable; segundo, les sugirió que el mago era un
buen amo,
que amaba tanto su rebaño que estaba pronto a hacer lo imposible para sus ovejas; y tercero les sugirió que si alguna vez algo les sucediera, no tendría lugar en ese mismo instante, o al menos en ese día, y que
entonces
no tenían necesidad de pensar en ello. Después el mago les sugirió que no eran ovejas en absoluto; a algunas les sugirió que eran
leones,
a otras que eran
águilas,
a otras
hombres,
y a otras
magos.
Y después de esto, todas las inquietudes y preocupaciones que le causaban las ovejas terminaron. Nunca más se escaparon sino que esperaban tranquilamente el momento en que el mago necesitaría su carne y sus pieles.

"Este cuento es un buen ejemplo de la posición del Hombre. En la así llamada literatura 'oculta' habrán probablemente encontrado la expresión 'Kundalini', el 'fuego de Kundalini' o la 'serpiente de Kundalini'. Se emplea a menudo esta expresión para designar una especie de fuerza extraña que está presente en el Hombre, y a la cual se puede despertar. Pero ninguna de las teorías conocidas ofrece una explicación acertada de la fuerza de 'Kundalini'. A veces se la relaciona con el sexo, con la energía sexual —es decir, con la idea de la posibilidad de usar la energía sexual para otros fines. Esta idea es totalmente falsa porque 'Kundalini' no es deseable ni útil para el desarrollo del Hombre. Es muy curioso cómo los así llamados ocultistas se han apoderado de esa palabra pero alterando completamente su significado, y de una cosa muy peligrosa y terrible han hecho algo deseable, algo que se espera como si fuera una bendición. En realidad, Kundalini es el poder de la imaginación, el poder de la fantasía,
que ocupa el lugar de una verdadera función.
Cuando un hombre sueña, en lugar de obrar, cuando sus sueños ocupan el lugar de la realidad, cuando un hombre imagina que es un águila, un león, un
hombre
, o un mago, es la fuerza de Kundalini la que está actuando en él. Kundalini puede obrar sobre
todos los centros
y con su ayuda
todos los centros pueden ser satisfechos con lo imaginario
en lugar de lo real. Una 'oveja' que se considera a sí misma un león o un mago vive bajo el poder de Kundalini. Kundalini es una fuerza que fue puesta en los hombres con el fin de mantenerlos en su estado actual. Si los hombres pudieran ver realmente su verdadera posición y comprendieran su horror, serían incapaces de permanecer donde están ni siquiera un segundo. Empezarían a buscar la manera de escapar y no tardarían en encontrarla,
porque hay una manera de escapar;
pero los hombres no llegan a verla, simplemente porque están hipnotizados. Kundalini es la fuerza que los mantiene en estado hipnótico. El 'despertar', para el Hombre, significa que lo 'des-hipnoticen'. En esto finca la principal dificultad y en esto finca también la garantía de su posibilidad, porque no hay razón
orgánica
para el sueño, y el Hombre
puede
despertar. En teoría puede hacerlo, pero en la práctica es casi imposible debido a las
fuerzas psicológicas
que actúan sobre el Hombre. Tan pronto como despierta un instante y abre los ojos, todas aquellas fuerzas que lo indujeron a dormir empiezan a actuar sobre él con duplicada energía e inmediatamente cae dormido otra vez,
soñando
a menudo que está despierto o a punto de despertar.

"En el sueño ordinario hay ciertos estados en que el hombre desea despertar pero no puede. Se dice a sí mismo que está despierto pero, en realidad, sigue durmiendo —y esto suele suceder varias veces antes de que por fin despierte. En el sueño ordinario, una vez que ha despertado, está en un estado diferente; en el sueño hipnótico no sucede lo mismo; no hay características objetivas, al menos no las hay al comienzo del despertar; un hombre no se puede pellizcar para estar seguro de que no está dormido... Sólo un hombre que comprende plenamente la dificultad de despertar puede comprender la necesidad de un prolongado y arduo trabajo con el fin de despertar."

En la cita que acabamos de transcribir verán cuánta importancia se da a la
imaginación
y en qué sentido se usa la palabra. Por lo tanto la imaginación es definida en el Trabajo
como lo que reemplaza a la realidad.
La imaginación puede satisfacer todos los centros, de modo que el Hombre queda satisfecho con lo imaginario en lugar de lo real. Es por esta razón por la cual el Trabajo habla tantas veces de la imaginación y de la necesidad de luchar contra ella. Como saben ustedes, en las instrucciones prácticas impartidas por el Trabajo en lo concerniente a las cosas contra las cuales es preciso luchar, se menciona la
imaginación.
Sin embargo, por lo general pasa mucho tiempo antes de que una persona en el Trabajo empiece a observar su imaginación. Y además son muchas las dificultades que se relacionan con la observación de la imaginación, y una de ellas es que tan pronto como uno trata de observarla, se detiene. Es decir, tan pronto llega a la
atención
dirigida, la imaginación cesa.

Supongo que entre nosotros son escasos los que han pensado realmente en la posibilidad de que toda la vida psíquica de pensamientos y sentimientos secretos quedara desnuda a la observación de otras personas. Aquí, en nuestra vida en la tierra, todo ello está piadosamente oculto a los otros. Pero, al mismo tiempo, es individualmente accesible a cada uno de nosotros. Esto es lo que nos ordena hacer el Trabajo, en su aspecto práctico —a saber, mediante una observación de sí imparcial y directa, ver lo que existe en uno mismo, y asimismo con qué pensamientos y sentimientos se identifica uno. Pero la observación de sí en el sentido del Trabajo es necesaria para observar los
hechos
acerca de nosotros mismos. Ahora bien, la mayoría de nosotros encuentra tales excusas y está de tal modo bajo la placentera y sutil actividad de la justificación de sí, con la cooperación de la imaginación, que en realidad nunca registramos ningún hecho distinto acerca de nosotros. Por ejemplo, si somos mezquinos, en realidad no lo observamos como un hecho. Tal vez lo hagan otros. Pero encontramos toda clase de razones para excusarnos. O examinémonos desde el ángulo de nuestra costumbre de criticarnos unos a otros. No registramos este hecho por una auto-observación directa y real. Permitimos que esta situación prosiga, sobre todo porque nos gusta y es tan fácil, y si nos acusan de mezquindad, probablemente sonreiremos en esa forma horrible como acostumbramos hacer en tales momentos. ¿Por qué somos tan incapaces de registrar los hechos acerca de nosotros mismos? Una de las razones es que nuestra imaginación lo impide. De modo que no podemos
ver
nada real, ningún hecho real acerca de nosotros mismos, excepto de un modo muy borroso. Nuestra imaginación —o estado de hipnosis— impide toda observación real, directa. Imaginamos que somos, por así decirlo, águilas o leones o, digamos, personas respetables y agradables, y no podemos ver a través de la bruma de la auto-imaginación que no lo somos en absoluto. Pero estas ideas, estas formas de imaginación, bajo las cuales todos viven, son diferentes ejemplos de "Kundalini" y de la fuerza que ejerce sobre la humanidad para mantenerla en el estado de sueño que la caracteriza en la tierra. La gente no es lo que imagina, ni tampoco nada es en la vida lo que pretende ser. Por cierto, la gente quizá comience a verlo con los años —y luego, justo en el momento en que el Trabajo es necesario para ella— por regla general se vuelve negativa y se siente frustrada.

El Trabajo nos enseña que estamos en poder del
"Yo" Imaginario,
y que este es el origen de todos nuestros sufrimientos. Este "Yo", o sentimiento o idea de sí, está compuesto de imaginación. No se les ocurra pensar que la imaginación no es nada —"pura imaginación"— como dice el proverbio. Ya han visto lo que el Trabajo dice acerca de la imaginación. Es la fuerza más poderosa que actúa sobre la humanidad. Es una cosa definida y terrible, no un "mero nada". Decir que una persona sufre de imaginación es decir que esta persona está padeciendo una fuerza muy poderosa y peligrosa.

Además de lo que se dijo la última vez sobre la observación de sí y su significado y objeto, cabe agregar esto: Uno de los objetos de la observación de sí es destruir la auto-imaginación —es decir, el
"Yo" Imaginario.
No se es lo que se imagina ser. Ahora bien, la imaginación no tiene una verdadera memoria. Pero la observación de sí va a crear una especial y verdadera memoria —una memoria consciente— una memoria de la cual la imaginación no puede escapar. La observación de sí va a destruir la imaginación —es decir, crear una memoria que lucha contra la memoria irreal, sentimental e imaginaria. Si se poseyera tan sólo la memoria irreal de la imaginación, se viviría en las fantasías ideales del "Yo" Imaginario y nunca se vería que algo
no anda en uno mismo.
Los otros pueden equivocarse, yo no. ¿Pero a qué me asemejo en mí mismo? ¿Qué "Yoes" me controlan? ¿Qué "Yoes" gobiernan mi vida? ¿A qué "Yoes" cedo? ¿Puedo dividirme en diferentes "Yoes" y examinar lo que dicen y hacen y lo que piensan y sienten? Esto es destruir el poder de la imaginación: es registrar los hechos desagradables acerca de uno mismo. ¿Puedo moverme sobre la "faz de mis aguas", tal como se dice en el relato del comienzo del trabajo esotérico personal, en el primer capítulo del Génesis? Recuerden cómo se describe nuestro estado de sueño ordinario: "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz". ¿Qué es la luz? Es el esoterismo: son las ideas esotéricas. Son las ideas de este Trabajo, que es esotérico. Cuando un hombre que tiene un centro magnético apropiado conoce por primera vez las ideas del Trabajo, éste es "la tierra que estaba vacía y las tinieblas". La observación de sí que se hace sinceramente según el conocimiento de las ideas del Trabajo deja
entrar
la
luz
en las tinieblas interiores, en el caos interior de uno mismo. Así se define la observación de sí en el Trabajo, porque dice que la observación de sí "deja entrar la luz" en uno mismo y agrega que muchas cosas suelen tener lugar en la oscuridad, del mismo modo que ciertos procesos químicos no se pueden producir en presencia de la luz. La luz es la conciencia. Este es el comienzo de esta posible transformación interior del Hombre que toda la enseñanza esotérica, incluso los Evangelios y este Trabajo, siempre repite a lo largo de los siglos.

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