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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Ciencia Ficción, Misterio, Fantástica, Cuentos

Cuentos completos (415 page)

BOOK: Cuentos completos
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Eso me desorientó.

—¿No tendría que instalarle un diccionario a la máquina? ¿Cómo sabrá lo que está bien y lo que está mal?

—Eso es parte de la tolerancia-a-los-errores, señor Ivanov —dijo—. La máquina ya tiene un diccionario básico y recoge las palabras nuevas mientras usted las utiliza. Verá que recogerá los falsos errores de ortografía cada vez en menor medida. Para decirle la verdad, señor Ivanov, tiene un último modelo y no estamos seguros de conocer todas sus potencialidades. Algunos de nuestros investigadores la consideran con tolerancia-a-los-errores porque puede seguir funcionando a pesar de sus propios fallos, pero con intolerancia-a-los-errores en que no tolerará los errores de los que la utilizan. Por favor, infórmenos si hay algo extraño. Realmente, nos gustaría saberlo.

No estoy seguro de que me guste.

7 de marzo

Bien, estuve luchando con el procesador de textos y no sé qué pensar. Por un largo tiempo, me señaló los errores, y los volví a escribir correctamente. Y ciertamente aprendió cómo distinguir los errores
reales
. No tuve problemas con eso. De hecho, cuando tengo una palabra larga algunas veces meto una letra equivocada para ver si la descubre. Escribo “supercede”, o “vasío”, o “cenectud”. Casi nunca falla.

Y entonces, ayer sucedió algo gracioso. No esperó hasta que volviera a escribir la palabra rechazada. Automáticamente, la escribió por sí misma. No se puede evitar golpear la tecla equivocada algunas veces, de modo de escribir “una” en lugar de “usa”, y la “n” cambiaría a “s” delante de mis ojos. Y sucedería rápidamente, también.

Lo comprobé tecleando deliberadamente una palabra con una letra equivocada. La vería mal escrita en la pantalla. Parpadearía y estaría bien.

Esta mañana telefoneé al representante.

—Hmm —dijo—. Interesante.

—Problemático —dije—, podría introducir errores. Si escribo “cass”, ¿la máquina lo corrige como “casa” o como “caos”? ¿O qué pasa si
piensa
que quiero decir “caso”, “so” cuando realmente quise decir “casa”, “sa? ¿Ve lo que quiero decir?

—He discutido sobre su máquina con uno de nuestros expertos teóricos —dijo—. Me dice que puede ser capaz de absorber pistas internas de su escritura, y saber qué palabra realmente quiere utilizar. Mientras usted escribe en ella, comienza a entender su estilo y a integrarlo a su propia programación.

Un poco terrorífico, pero conveniente. Ahora no tengo que repasar las páginas.

20 de marzo

Realmente
, no tengo que repasar las páginas. La máquina ha continuado por corregir mi puntuación y mis palabras.

No pude creerlo la primera vez que sucedió. Pensé que tenía un pequeño ataque de mareo y que imaginaba que había tecleado algo que no estaba realmente en la pantalla.

Sucedió más y más frecuentemente, y no había error al respecto. Llegó hasta el punto en que yo no
podía
cometer un error gramatical. Si trataba de escribir algo como, “Jack, y Jill subieron a la colina” esa coma simplemente no aparecía. No importa cuánto intentara escribir “Yo tiene un libro”, siempre lo mostraba como “Yo tengo un libro”. O si escribía “Jack, y Jill también, subieron la colina”, entonces no podía omitir la coma. Ellas entrarían por su propia voluntad.

Es una suerte que lleve este diario a mano, o no podría explicar lo que quiero decir. No podría dar un ejemplo de mala escritura.

No me gusta de verdad discutir con una computadora acerca del idioma, pero la peor parte es que siempre tiene razón.

Bien, miren, no me da un ataque cuando un editor humano me devuelve un manuscrito con correcciones en cada línea. Soy sólo un escritor, no soy un experto en los pequeños detalles del idioma. Dejemos que los editores editen, todavía no saben
escribir
. Y dejemos que el editor de textos edite. Me quita un peso de encima.

17 de abril

Hablé demasiado pronto en la última anotación en la que mencioné mi procesador de textos. Por tres semanas me editó y mi novela adelantó como una seda. Era un buen arreglo de trabajo. Yo creaba y ella adaptaba, por decirlo.

Entonces, en la tarde de ayer, no quiso trabajar, en absoluto. Nada sucedió, sin importar qué teclas le tocaba. Estaba bien enchufada; el interruptor del muro estaba conectado, yo estaba haciendo todo correctamente. No trabajaba. Bien, pensé, qué hay de ese asunto de “Ni una vez en cinco años”. Sólo la había utilizado por tres meses y medio y ya estaban mal tantas piezas que ni funcionaba.

Eso significaba que las partes nuevas deberían venir desde la fábrica por enviado especial, pero no hasta el día siguiente, por supuesto. Me sentí terrible, pueden apostarlo, y temía tener que regresar a la máquina de escribir, buscando todos mis errores y tener que utilizar el corrector o volver a escribir la página.

Me fui a la cama con pésimo humor, y realmente no dormí mucho. Lo primero que hice por la mañana, o mejor dicho, después del desayuno, fue ir a mi oficina, y mientras me acercaba al procesador de textos, como si pudiera leer mi mente y adivinar que estaba tan desconcertado que alegremente lo hubiera levantado del escritorio y lanzado de una patada por la ventana… comenzó a funcionar.

Por sí mismo, se los aseguro. Nunca toqué las teclas. Las palabras aparecieron en la pantalla mucho más rápidamente de lo que hubiera podido hacerlo yo, y decían:

Intolerancia-a-errores Por Abram Ivanov

Yo simplemente me quedé mirando. Continuó escribiendo las anotaciones de mi diario en lo que concernía a sí mismo, como lo hice arriba, pero mucho mejor. La escritura era más suave, de más colorido, con exitosos toques de humor. En quince minutos había terminado, y en cinco minutos la impresora lo había puesto sobre papel.

Aparentemente, había hecho eso por ejercicio, o para practicar, ya que una vez terminado, apareció en la pantalla la última página de la novela que había escrito, y luego las palabras comenzaron a aparecen sin mí.

El procesador de textos claramente había aprendido a escribir mis cosas, exactamente como yo las hubiera escrito, sólo que mejor.

¡Grandioso! No más trabajo. El procesador de textos escribía a mi nombre y con mi estilo, y con cierto grado de mejora. Podía dejarlo correr, recoger las críticas sorprendidas de mis críticos diciéndole al mundo cuánto había mejorado, y ver llover las regalías.

Está todo bien como se ve, pero no soy el escritor más prolífico de América por nada. Sucede que
amo
escribir. Sucede que es todo lo que quiero hacer.

Ahora que mi procesador de textos hace mi trabajo, ¿qué haré
yo
con el resto de mi vida?

Hermano menor (1990)

“Kid Brother”

Fue una gran sacudida para mí cuando la solicitud para un segundo hijo fue denegada. Realmente, habíamos esperado obtener el permiso.

Soy un ciudadano respetable; pilar de la comunidad; toda esa clase de cosas. Era un poco viejo, tal vez. Josie, mi esposa, podía haber pasado sus mejores años de fecundidad. ¿Y qué? Conocemos a otras personas en peores condiciones que nosotros, más viejas, con personalidades sin valor, quienes… Bien, no importa.

Teníamos un hijo, Charlie, y realmente queríamos otro. Varón o mujer, no importaba. Por supuesto, si hubiera algo malo con Charlie, si desarrollaba alguna enfermedad, tal vez entonces podríamos obtener la licencia para un segundo hijo. O tal vez no. Y si obteníamos la licencia, probablemente hubieran cuidado de Charlie como defectuoso. Usted sabe a qué me refiero; no tengo que decirlo.

El problema fue que comenzamos tarde, y eso fue culpa de Josie. Tenía periodos irregulares y nunca se sabía cuando llegar a ella, si sabe a qué me refiero. Y no podíamos tener ninguna ayuda médica, tampoco. ¿Cómo podríamos? Las clínicas decían que si no podíamos tener hijos sin ayuda, era grandioso para el mundo. No tener hijos es patriótico, o algo así.

Pero los engañamos y tuvimos un hijo después de todo. Charlie.

Cuando Charlie tenía ocho meses, comenzamos a solicitar por un segundo hijo. Los queríamos muy cercanos en edad. ¿Era mucho pedir? ¿Incluso si nos estábamos poniendo un poco viejos para eso? De todos modos, ¿en qué tipo de mundo vivimos? No importa cuánto disminuya la población, dicen que tiene que bajar más, y si la vida se hace más fácil y la gente vive más tiempo, todavía tiene que bajar más.

No estarán satisfechos hasta que borren a la humanidad compl…

¡Bien, mire! Le diré esto exactamente de la manera en que quiero. Si quiere la historia, oficial, tendrá que obtenerla a mi modo. ¿Qué puede hacerme usted? No me importa realmente mucho si vivo o muero. ¿Le importaría a usted en mi lugar?

… Mire, no tiene sentido discutir. La contaré a mi modo, o me callaré y usted hará lo peor que pueda. ¿Entiende?

… Bien, entonces. De acuerdo.

Según resultó, no teníamos que preocuparnos por que Charlie fuera enfermizo, o cualquier cosa como esa. Crecía como un oso, o uno de esos otros animales que solían vagar por los bosques y lugares así en los viejos tiempos. Venía de buena familia. Usted puede verlo. Entonces, ¿por qué no podíamos haber tenido otro hijo? Eso es lo que quiero saber.

¿Inteligente? Puede apostarlo. Fuerte. Sabía lo que quería. Un chico ideal. Cuando lo pienso, podría… podría… Oh, bien.

Usted debió haberlo visto con los otros chicos mientras crecía. Un líder natural. Siempre se salía con la suya. Siempre tenía a los otros chicos del vecindario haciendo lo que él quería. Sabía lo que quería y lo que quería estaba siempre bien. Ésa era la cuestión.

Sin embargo a Josie no le gustaba. Decía que estaba malcriado. De hecho, decía que yo lo había malcriado. No sé de qué estaba hablando. Yo era su realizador.

Estaba dos años adelantado en fuerza y cerebro. Yo podía verlo. Y si los otros chicos se salían de la línea, algunas veces debía mostrarles quién era el jefe.

Josie pensaba que se estaba convirtiendo en un matón. Decía que no tenía amigos; que todos los niños le temían.

¡Y qué! Un líder no quiere amigos. Quiere gente que lo respete, y si se salen de la línea, es mejor que le
teman
. Charlie estaba progresando muy bien. Claro, la mayoría de los otros chicos se mantenían apartados. Eso era por culpa de sus padres; y ellos son un puñado de maricas. Una vez que tienen un hijo, y saben que no tendrán otro, comienzan a revolotear sobre él o ella como si fueran las joyas de la familia, y joyas raras además. Uno los sofoca, si hace eso. Se vuelven inútiles… sin valor.

Allí estaba ese tipo Stevenson manzana abajo. Tenía dos chicas; ambas, cosas lamentables; sonrientes y cabezas huecas. ¿Cómo es que logró tener dos, le pregunto? Conocía a alguien, tal vez. Un poco de dinero que pasó de mano en mano. Por qué no, tiene más dinero que el que admite tener también. Naturalmente. Eso lo explica. Uno pensaría que con dos, podría permitirse arriesgar una, pero no…

…Está bien. Llegaré al punto, cuando llegue al punto. Si me apresura, no tendrá nada y dejaremos que vaya directo a la corte. Mire si me importa.

Esos otros padres, no querían que sus bebés se lastimaran. No jueguen con el chico Janowitz, dirían. Nunca escuché que lo dijeran pero estoy seguro que eso es lo que decían. Bien, ¿quién los necesitaba? Estaba planificando enviar a Charlie a la universidad eventualmente, de modo que pudiera tomar cursos en microelectrónica, o en dinámica espacial, o esa clase de cosas. Y economía y negocios, también, de modo que pudiera saber cómo obtener dinero y sacar provecho de sus conocimientos. Yo lo veía de esa manera. Lo quería en la cresta de la ola.

Pero Josie seguía hablando de que Charlie no tenía amigos y que Charlie crecía solitario, y cosas como ésa. Todo el tiempo. Era como vivir en una cámara de ecos. Y entonces, un día, vino y me dijo:

—¿Por qué no le conseguimos a Charlie un hermano menor?

—Oh, claro —dije—. Has pasado la menopausia, entonces, ¿qué hacemos? ¿Llamar a la cigüeña? ¿Mirar debajo de las hojas de un repollo?

Pude haberme divorciado de ella, ya sabe. Casado con una joven pollita. Después de todo,
yo
no tenía menopausia. Pero fui… leal. Pequeño favor que me hacía eso. Además, si me hubiera divorciado, se hubiera quedado con Charlie, de modo que ¿qué favor me haría
eso
?

Entonces hice el comentario sobre la cigüeña.

—No estoy hablando de un hijo biológico —dijo ella—. Digo que podemos conseguir un robot que sea el hermano de Charlie.

Nunca esperé escuchar algo como eso, puede apostarlo. No soy de la clase de tipos que gustan de los robots. Mis padres nunca tuvieron uno. Yo nunca tuve uno. En lo que a mí respecta, cada robot significa un humano menos, y estamos viendo que el mundo está volcándose a ellos. Sólo una manera más de borrar a la humanidad, si me lo pregunta.

De modo que le dije a Josie:

—No seas ridícula.

—De veras —dijo Josie, muy ansiosa—. Es un nuevo modelo. Ha sido diseñado para ser amistoso y compañero de chicos. Nada llamativo, de modo que no son caros, y satisfacen una necesidad. Con cada vez más gente que tiene sólo un hijo, tiene real valor al proveer a ese chico de un hermano.

—Eso puede ser cierto para otros chicos. No para Charlie —le dije.

—Sí, para Charlie, especialmente. Nunca encontrará cómo manejarse con las personas de esta manera. Está creciendo solitario, de veras solitario. Nunca llegará a comprender el dar y tomar de la vida.

—No va a dar. Es un tomador. Tomará poder y tomará posición, y le dirá a la gente qué hacer. Y tendrá hijos propios, tal vez tres.

Usted puede ser todavía muy joven para sentir esto, oficial, pero si tuviera un solo hijo, eventualmente descubrirá que todavía tendrá la oportunidad de otro hijo cuando su hijo lo tenga. Tenía grandes esperanzas en Charlie. Antes de que muriera, estaba seguro de que podría ver otro niño, incluso dos o tres. Podían ser de Charlie pero el tiempo que nuestras vidas coincidieran, los haría míos también.

Pero todo en lo que Josie podía pensar era en un robot. La vida se convirtió en otra clase de cámara de ecos. Solicitó el precio. Calculó el pago inicial. Consideró la posibilidad de alquilar uno por un año en una especie de prueba. Estaba deseosa de utilizar los propios ahorros que sus padres le habían dejado para pagarlo, y cosas como ésa. Y usted sabe cómo es, al final se tiene que mantener la paz en la familia.

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