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Authors: Federico Jiménez Losantos
Tags: #Ensayo, Economía, Política
La ficha de César Vidal tiene como título «El foco ultra sobre Carrillo». Tras repasar algo de su currículo académico, pero no su vastísima obra, inasequible para lerdos, dice: «El director de
La linterna
ha ganado el Premio Torrevieja con una novela tachada de franquista y practica el revisionismo histórico anticomunista». O sea, como Solzhenitsyn. Increíble. Citan una frase de Caballero Bonald, jurado del premio, sobre la novela, cuando en una de esas
espantás
izquierdistas más propias de cabestro que de toro, dijo en una rueda de prensa posterior al premio que la obra estaba muy bien escrita (esto no lo dicen los comisarios) pero que era «ideológicamente detestable porque el retrato que hace de la masonería del siglo XVIII le recordó la pedagogía franquista». Yo estudié toda mi vida bajo el franquismo y nunca me dijeron nada de la masonería del xvill. Pero a lo mejor es como la actividad de la Inquisición en el siglo XIX denunciada por Manuela de Madre, colega de Montilla, en la campaña publicitaria del Estatuto catalán. La quema de herejes decimonónicos es como la libertad en la Cataluña nacionalista: no existe. Otra cosa es la quema simbólica o real, los autos de fe en TV3 y demás ceremonias antropófagas y liberticidas donde mandan los socialistas. Por cierto que cuando más mandaron fue en 1936-1939 y a una entre tantas atrocidades perpetradas por estos simpáticos amigos de la libertad ha dedicado César Vidal su libro
Paracuellos-Katyn
, despachado sumariamente por
El Periódico
así: «Alimenta el discurso de la extrema derecha que ha intentado agredir al ex secretario general del PCE, Santiago Carrillo, por la acusación, desmentida por él, de que ordenó las ejecuciones de Paracuellos del Jarama en 1936». Carrillo lo ha desmentido de tantas maneras, a veces negándolo, otras admitiéndolo, luego exculpándolo, después matizándolo, de nuevo desmintiéndolo, y aclarándolo, y explicándolo, y rematizándolo, y renegándolo, para acabar atacando, cómo no, a la crispación de la extrema derecha que el día menos pensado Carrillo, en sus funciones de comentarista de ética en la SER, puede desvelar la auténtica realidad de Paracuellos: que los miles de asesinatos por orden suya, firmada por su segundo, acreditada en los archivos soviéticos y demostrada por Vidal, fueron en realidad actos suicidas fascistas, para desacreditar a la izquierda de por vida. Por eso un tercio de los muertos eran niños: son los más fáciles de convencer.
En la ficha dedicada a mí, «La mala fe del converso», se dice: «El presentador de
La mañana
militó en Bandera Roja y en el PSUC antes de alentar el lerrouxismo y, tras sufrir un atentado de Terra Lliure, dedicarse al periodismo incendiario». Hombre, podrían haber añadido que tras la publicación de mi primer libro barcelonés,
Lo que queda de España
, y, dos años después, del «Manifiesto de los 2.300» pidiendo los mismos derechos para los alumnos de lengua castellana y catalana, promovido por miembros del PSC-PSOE y en el que yo fui una de las primeras firmas, se produjo la típica campaña de «señalamiento» terrorista, en la que participó activamente
El Periódico
, a la que siguió el secuestro y atentado, que a su vez continuaron por su exculpación implícita en ese mismo diario y con el mismo director, Antonio Franco. Pero, claro, el caporal no comparte sus secretos con los peones. Peonada y a callar.
La vanidad de cualquier escritor queda definitivamente maltrecha cuando ve que lo critican sin haberlo leído. Es el caso de estos zotes: «Aunque la acelerara, la acción de Terra Lliure no originó la conversión al liberalismo ultraderechista de este doctor en Filología Hispánica. (…) No tiene reparos en decir que de niño era muy feliz con el fascismo (…). Hoy sus dianas son el presidente Zapatero, la Catalunya donde vivió y la izquierda en la que militó». En cuatro líneas hay cinco errores y un crimen. El crimen es exculpar un atentado terrorista llamándolo «acción», que además justifican pintando un retrato criminal de la víctima. Es decir, exactamente lo mismo que hacen los asesinos de ETA y sus cómplices de papel. O bien Antonio Franco y su periódico en 1981 y 2006. El reportaje iba además profusamente acompañado de fotos personales y de la COPE, una del día anterior, el del aviso de bomba, acaso para «acelerar» una «acción» mayor.
Al lado de esto y aunque sea complementario, resulta francamente mediocre la llamada contigua a vaciar los bolsillos de la COPE: «Sectores sociales se organizan para boicotear económicamente ajiménez Losantos». Los sectores eran dos, un tío de IU apellidado Royo-Vilanova, como el diputado aragonés que más combatió el Estatuto catalán de 1932; y una cosita semanal llamada
El Triangle
pagada por el PSC y donde se anunciaba la SER al lado de páginas con cupones para enviar a la Conferencia Episcopal pidiendo mi despido. Luego veremos algunas de sus hazañas. Y añade la ficha policial: «Se está empezando a pensar en un boicot comercial a las empresas que se anuncien en el programa de Jiménez Losantos». Esto, si no fuera el típico intento fachoso de liquidar profesionalmente a un periodista molesto, resultaría abiertamente cómico: ¡pedir a los catalanes el boicot a La Caixa! Naturalmente, en la COPE se anunciaban y se anuncian —sólo un desaconsejable partidismo político se lo impediría— grandes empresas catalanas cuyo negocio radica en toda España, y a ellas —dentro de esa síntesis de política y economía sazonada de corrupción socialista que fue la OPA sobre Endesa— se les pide que dejen de ayudar al Maligno. Obviamente, como en el despoblado cerebro de esta progresía antifranquista lamentablemente posterior a Franco no se ha producido ni la Transición a la democracia ni la comprensión de la economía de mercado, siguen creyendo que la publicidad es un regalo económico a cambio de favores políticos y no el anuncio de un producto a quien lo puede comprar. Quizá la experiencia en Cataluña no les ha permitido salir del Movimiento Nacional.
Había más, al margen del desinforme: una entrevista a Joan Saura, de ICV, que repetía cotorramente la consigna de
El País
días atrás, bien que con serios problemas de ilación mental y gramatical, tantas veces hermanos. «No, no escucho nunca la COPE —dice azuzado por el entrevistador, para a continuación detallar su programación—. El PP y la COPE difaman, mienten. Dicen que queremos un poder judicial autónomo, que discriminamos a los castellanoparlantes, ahora lo de la poligamia. Es sorprendente que una radio como la COPE, sustentada en quien está sustentada, pueda decir tantas falsedades. No debe de haber en Europa una emisora como ésta». Para no oírla, hay que ver cómo se la sabe. Lo que evidentemente no sabe Saura, o miente desvergonzadamente al negarlo, es que en el Estatuto entonces en proyecto y en el por desgracia ya aprobado por Zapatero, Mas y muchísimo menos de la mitad de los votantes catalanes, tanto lo del Poder Judicial, como la discriminación lingüística y la legalización de cualquier forma de matrimonio —lo que permitiría la poligamia— no son ya una amenaza, ni una advertencia de la COPE o del PP, sino una atrocidad legal perpetrada por los amigotes de Saura y Franco. Y prácticamente bendecida por esos obispos nacionalistas que han colaborado tan cordialmente en la campaña contra la COPE de los chicos de Zeta, la empresa de
El Periódico
y —conviene recordarlo, qué picarones—
Interviú
.
A mí me da igual lo que lean y vean los obispos catalanes, pero conviene subrayar ese ayuntamiento contra natura porque lo más fuerte de la carga editorial de esa brillante epopeya del periodismo de investigación iba contra la Iglesia. Nótese la claridad con que se expresan estos émulos de Lerroux —ellos, sí— comparada con el anonimato sombrío en que se esconden sus colaboradores presuntamente mitrados: «La Iglesia está detrás de la COPE. Deja hacer esas cosas y es culpable. Merece un desprecio activo». Y ya sabemos lo que en Zeta —y en ETA— entienden por acción. Esa amenaza de violencia o de ilegalización aparece ese mismo día 30 de octubre en
El País
: «La derecha está bordeando la línea roja que marca el paso de la convivencia a la confrontación y algunos medios la han pasado ya hace muchos días». Nótese cómo el PRISOE decide cuál es la línea roja y quién decide la confrontación. ¿Cómo no iba yo a preguntarle retóricamente al ministro Montilla si estaba pensando en refundar el GAL?
En fin, como colofón del primer mes de acoso a la COPE, el 31 de octubre se conocía que desde la propia Generalidad de Cataluña se enviaban correos llamando a las empresas anunciantes a promover el boicot a nuestra cadena. Anónimamente, una de ellas hizo llegar éste, que, por supuesto, no sería el único:
ASUNTO: publicitat a la COPE
Senyor director
Esta mañana he escuchado un anuncio de su empresa en la COPE a las 9.30.
Ayer el locutor de este programa entre las 9 y las 11 en la tertulia comparó las empresas catalanas y directamente al señor Ricard Fornesa de La Caixa con actitudes nazis por querer ocupar el mercado natural español.
Como empresario catalán que es le solicito que retire su publicidad de la cadena COPE. Atentamente
Francesc C.
Y la dirección de correo electrónico era [email protected]
Esta misiva tiene, si no otras, la rara virtud de resumir bien algunas de las técnicas utilizadas para atacar a la COPE. La primera y fundamental es la de mentir (tal vez por eso se obsesionan por achacarle mentiras a la víctima de sus trolas). Si hubiera escuchado no ya ese día sino una sola vez la tertulia de la COPE sabría que termina a las 9. 50 para dar paso a la promoción de El Corte Inglés, el Grupo Risa y las noticias de las 10, nunca a las 11. La segunda y accesoria es la manipulación. No sé qué preboste de La Caixa o de alguna de sus empresas había dicho que el «espacio natural» para crecer sus empresas era el mercado español. Y alguien en la tertulia —no recuerdo ser yo, pero como cualquier persona sensata comparto la idea— dijo sarcástocamente que eso del «espacio natural» como algo propio y predestinado sonaba demasiado al
lebensraum
o «espacio vital» que reclamaban los nazis como zona natural de expansión en el este de Europa. Los espacios de mercado hay que ganárselos y sólo los proteccionistas a ultranza —comunistas y nazis— se empeñan en imponer a los consumidores un producto que no sea fruto de una oferta plural y una demanda libre.
Es evidente que las empresas de La Caixa y la propia entidad crediticia, cuando actúan legalmente (y renuncian a sobornar a ministros como Montilla, perdonándoles deudas de mil quinientos millones de pesetas), saben adaptarse perfectamente a esa libertad de mercado. No imagino al bueno de Ricardo Fornesa deseando otro sistema. Tampoco creo que habiendo sido secretario de Viola, el ex alcalde barcelonés asesinado por Terra Lliure mediante el patriótico procedimiento de pegarle con esparadrapo una bomba-lapa en el pecho, le hiciera demasiada gracia verse así interpelado por los corifeos, émulos o descendientes de aquellos criminales. No siempre la cobardía física o la identificación de ciertos empresarios o publicistas suyos con los matones nacionalistas funcionan. Por ejemplo, dentro del follón de la OPA sobre Endesa, un día se le ocurrió decir a Gabarro, presidente de Gas Natural, que con su oferta habían puesto una semillita que a los nueve meses germinaría. La metáfora fue objeto de burlas en casi todas las tertulias radiofónicas, incluida la mía. Y debo decir que no retiró su publicidad de
La mañana
.
Lo que sí se canceló fue la publicidad en
Libertad Digital
de Gas Natural, que era anunciante desde su fundación. Y, ahora que caigo, también es de La Caixa.
Los que creían que ya lo habían visto todo el mes de octubre no sabían lo que traería noviembre. La cantidad y, no diré calidad, pero sí, intensidad de los ataques llegó a niveles nunca vistos en España. En ese mes se produce un cambio o, mejor, una inflexión: de atacar a la COPE en bloque se pasa a atacarme sobre todo a mí, ya que se entiende que la presión a los obispos será más eficaz concentrándola en la pieza clave de la programación. El cambio se produce a partir de una feroz intervención en las Cortes, chantaje a la Iglesia española incluido, de Josep Antoni Duran i Lleida, nacionalista catalán nacido en Huesca y jefe del partidito democristiano UDC, que cuenta en su moderna historia con más casos de corrupción que militantes. Uno de los últimos conocidos y aireados por el partido de Pujol, su coaligado y enemigo íntimo, había sido el del saqueo de fondos europeos para formación profesional que, según aseguraban en Convergencia, algunos piadosos dirigentes de UDC derrochaban luego en Francia, aunque no precisamente en Lourdes. Pero era sólo uno de tantos. Tal vez por ello, Duran decidió dar el do de pecho y envolverse en la bandera catalana y, además, en la vaticana. Con tanto lío textil acabó tropezando y logró lo contrario de lo que buscaba: que por primera vez empezaran a hablar los obispos y hasta los cardenales.
Como todo el mes produjo una cosecha abrumadora y demasiado personalizada, trataré de consignar, sin mucho comentario, sólo algunas de las joyas de cada día.
1 de noviembre.
El Siglo
: reportaje especial contra la COPE titulado «Cataluña es inocente. La derecha alienta los viejos prejuicios anticatalanes». La redactora del rugoso texto es Inmaculada Sánchez, autora de un libro titulado
Las zapatistas
, que no se refiere a las soldaderas de Emiliano Zapata, como supondría el historiador, sino a las heroicamente agraciadas con ministerios y latisueldos en la lotería de la cuota zapateril. La ilustre autora no tiene el don de la gracia literaria ni tampoco el de la oportunidad. Dice que «desde los incendiarios micrófonos de la COPE se ha llegado a amenazar a empresarios catalanes. Los efectos económicos ya se están empezando a notar en las cifras de ventas. Las consecuencias en la paz y la concordia entre los españoles que tanto costó conseguir sólo podrán evitarse si se logra frenar tan injusta y engañosa campaña». El problema fue que
Libertad Digital
se hizo con las imágenes de la web
compraencatala.org
, de Òmnium Cultural, entidad subvencionada con casi seiscientos mil euros anuales por la Generalidad sólo en 2005. Y en esa web campean los rótulos de
compreu / no compreu
según la catalanidad del etiquetaje. Cada vez que alguien lo negaba —el último en mentir fue el consejero de Consumo, Huguet, en el Parlamento de Cataluña, en febrero de 2006 a preguntas del diputado del PP Daniel Sirera— nuestro periódico volvía a publicarlas. El juicio más celebrado en los foros de los lectores era el que proclamaba la superioridad de conservas La Barretina sobre Cuca, Albo y Miau.