El camino de Steve Jobs (8 page)

BOOK: El camino de Steve Jobs
12.08Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Los ingenieros restantes, incluyendo a Andy, estaban al mismo tiempo infelices y preocupados por sus trabajos. Pero cuando Andy llegó a la cita, Scotty puso en claro que no quería que Andy se fuera y le preguntó qué necesitaba para convencerlo de que se quedara. Andy dijo que le gustaría ser parte del equipo de Mac. Dos de sus mejores amigos, Burrell Smith y Brian Howard, se habían unido recientemente a la unidad de Mac. A Andy le dijeron que primero tenía que conocer a Steve.

Steve no perdió tiempo. Tal como me lo describió Andy después, Steve comenzó con: «¿Eres bueno? Solamente queremos gente buena trabajando en el Mac y no estoy seguro de que seas lo suficientemente bueno... He oído que eres creativo. ¿Eres realmente creativo?». En lugar de ofenderse, Andy detuvo a su interrogador en ese punto y le aclaró que él había estado en gran parte detrás del proyecto de Mac. Steve le dijo a Andy que él lo buscaría.

Apenas unas horas después Steve apareció en el puesto de trabajo de Andy y lo felicitó. Era oficialmente parte del equipo de Mac, efectivo de inmediato. Andy le dijo que le quedaban un par de días para terminar lo que estaba trabajando.

Steve no iba a esperar. Literalmente desconectó el ordenador de Andy, cogió la máquina, la sacó del edificio y la echó en la parte de atrás de su Mercedes plateado, con un Andy desconcertado siguiendo sus pasos. Mientras Steve llevaba a Andy a las oficinas de Mac, las «Torres Texaco», en la esquina de Stevens Creek y el Saratoga-Sunnyvale Road, le aclaró que Macintosh iba a ser lo mejor que le pasaría a la industria de la informática.

Andy había impresionado a Steve por ser tan directo y por su fascinación por el producto. Las recomendaciones de Burrel y de Brian del equipo de ingenieros de Mac, las cuales había cuestionado Steve antes de contratarlo, fueron igualmente cruciales.

Steve no dudaba ni perdía el tiempo una vez que se había decidido acerca de alguien. Y tenía razón. Andy se convirtió en un miembro del equipo de desarrollo de Mac tan importante como cualquier otro.

Aunque es visceral cuando contrata, también es muy meticuloso. Antes de una entrevista con la abogada Nancy Heinen, quien después se convertiría en la consejera general de la compañía, Steve pidió ver algunos contratos que ella hubiera escrito para evaluar la «estética» de su trabajo.

En ocasiones, después de una entrevista de Steve, yo hablaba con el candidato. La mayoría de la gente con la que hablaba ni siquiera había llegado a sentir el tiempo que había pasado con Steve en la entrevista; a sus ojos, era más como una conferencia de la universidad o un
videocassette
de ventas acerca de los productos de Apple, seguido de un examen final acerca de cómo contribuirías el Mac y a su equipo.

Solamente IQs altos, por favor

Más allá de contratar por las capacidades, Steve se asegura de que sus contrataciones sean verdaderos entusiastas de Apple, capaces de prosperar en el intenso ambiente de una compañía que va arrancando. Se ha vuelto más sencillo encontrar el talento adecuado debido a que hay muchos candidatos que suben su información a la web. Por supuesto que nosotros no gozábamos de ese lujo en los primeros días de Mac.

Por otro lado, desde que lo conocí, Steve solamente estaba dispuesto a tener a su alrededor a gente que, a su juicio, tenía «un IQ de tres dígitos» y que no fuera «incompetente», de acuerdo con su terminología. Se sentía intensamente incómodo con gente que no se medía. Desafortunadamente podía ser absolutamente falto de tacto al respecto. Si te consideraba brillante, capaz y participativo, podías decirle lo que pensabas o que había una mejor manera que la que él te proponía, y te escuchaba. Pero si decidía que eras un incompetente, mejor debías hacerte de oídos sordos y salir rápidamente.

Él tenía únicamente esas dos categorías: si no eras brillante, entonces eras esa otra cosa, un incompetente. A pesar de que Steve te considerara brillante, si realizabas algo que no cumpliera con sus estándares, inmediatamente te consideraba incompetente, aun enfrente de otras personas. Por supuesto que al día siguiente, o incluso en la misma tarde, se le olvidaba y las cosas seguían en equilibrio nuevamente. Siempre dolía, pero la gente aprendía a tomarlo bien.

En este momento Steve ha contratado probablemente varios miles de personas a lo largo de su carrera. Pero reclutar siempre es difícil. Las entrevistas son muy cortas para que te den la suficiente información que realmente necesitas de los candidatos. Para Steve a menudo las respuestas a las preguntas de la entrevista son menos importantes que la
forma
como la persona las responde. Sobre todo él necesita estar convencido de que el candidato se ha vuelto loco por Apple.

Steve no era la única persona que contrataba gente. Tuvimos que plantearnos cómo extenderíamos las ideas sólidas de reclutamiento y trabajo en equipo, desde un exitoso grupo de trabajo hacia toda la organización. Trabajamos muy duro en identificar y poner en papel los «Valores de Apple», así llamamos al documento que enumeraba la cultura corporativa de la compañía. Cuando lo terminamos, lo envié a todas las instalaciones y las oficinas que había alrededor del mundo. Pasé mucho tiempo viajando, especialmente en Europa, asegurándome de que los estándares de contratación internacionales eran tan rigurosos como lo eran en Estados Unidos. Yo visité personalmente todas las instalaciones para asegurarme de que se aplicaba el mismo estilo y los mismos valores en todo el mundo. También me aseguré de que todos nuestros reclutadores estuvieran alineados con los estándares fijados en Cupertino.

Una forma distinta de contratar

Como estaba tratando de inventar un nuevo modelo de uso para los ordenadores personales, Steve buscaba constantemente gente adicional con habilidades especializadas. Sabía que necesitaba al mejor especialista en tecnología y me encargué de encontrarlo. Pregunté en varios lados; un
headhunter
me envió el currículo de Bob Belleville, quien era la cabeza de tecnología de las impresoras de oficina en PARC. El hombre era increíblemente inteligente en lo que se refería a sistemas informáticos. Aunque tenía treinta y algo, se veía como de 13 años. Cuando lo envíe a que se entrevistara con el jefe, Steve le dijo: «He oído que eres buenísimo, pero todo lo que has hecho hasta ahora es pura basura. Ven a trabajar conmigo». A pesar de ese desaliento, lo hizo.

Los
hackers
del equipo original de Mac eran unos genios, pero no veían el panorama global; Belleville lo hacía. Frecuentemente se encontraba confrontando situaciones muy difíciles con los
hackers
en un lado y con Steve del otro. Tenía un estilo muy tranquilo para convencer a la gente a fin de que hiciera las cosas a su manera. Para convencer a Steve de alguna cosa, él no solamente trataba de explicar la situación con palabras. En lugar de eso utilizaba su látigo tecnológico para ejemplificar mágicamente sus ideas con una demostración electrónica.

Bob era muy efectivo haciendo que la gente cumpliera sus objetivos gracias a sus formas tranquilas de persuasión. Era brillante, pero nunca utilizaba su inteligencia para imponerse. Su objetivo siempre era encontrar la manera de que sucedieran las cosas correctas. Y normalmente tenía éxito.

Pasé mucho tiempo con Bob; a menudo me buscaba para pedirme consejo sobre cómo convencer a Steve de algo. Cuando llegó, jugó un papel clave como intermediario entre Steve y los
hackers
, paralelo a mi papel como mediador entre el equipo de Mac y todos los demás.

En mi opinión la contratación de Bob fue un ejemplo de la importancia de ir más allá del perfil tradicional y descubrir los talentos que subyacen en la persona, intentando entender lo que pueden aportar a la organización.

Usa tu producto como un llamamiento para el talento

El amor fieramente protector que tiene Steve por los productos de Apple hace que éstos atraigan fuertemente a la gente más talentosa y creativa del mundo. La capacidad de Steve de crear iconos de la tecnología personal complementa su habilidad para convocar talentos que lleven a cabo su visión.

Eso no solamente era cierto en lo concerniente a los ingenieros. Para decir lo que ahora es obvio aunque no lo era en ese momento, el talento de diseño era tan importante para Steve como el talento de ingeniería. Andy Hertzfeld, miembro del equipo, había ido a la preparatoria en Pensilvania con una joven llamada Susan Kare, quien desde entonces se convirtió en diseñadora gráfica y Artista con A mayúscula. Cuando el grupo de Mac reconoció la necesidad de un creativo para imaginar los iconos para los display del Mac, Andy puso su nombre sobre la mesa. Al entrevistarla, Steve decidió que la aptitud, la pasión y los dones de Susan eran más importantes que el hecho de que no tuviera experiencia en tecnología. La aceptó como parte del equipo de Mac.

Casi después de veinte años, Susan recordaba que Steve «rebatía y criticaba... para ver si habías explorado todas las opciones» y que «cuando está contento y satisfecho con una idea, puede hacerte sentir muy bien».

Un fin de semana Steve estaba cenando en un restaurante de San Francisco llamado Ciao. Estaba cautivado por los gráficos al estilo Picasso del menú. El lunes por la mañana llegó al trabajo ansioso por compartir su entusiasmo. Buscó a Susan Kare. Inspirada por sus sugerencias y más por su entusiasmo, ella captó la esencia y simplicidad en todo, desde los iconos que se pudieran entender fácilmente (piensen en el icono del cubo de basura), hasta la tipografía o la apariencia y el color del estuche. El futuro del aspecto de la pantalla del Macintosh surgió la noche en que Steve fue por accidente a cenar al Ciao. Y entonces fue como si Susan hubiera abierto una cornucopia de plenitud y le hubiera mostrado a él el contenido. Con la ayuda de Susan, Steve experimentó la alegría de crear un producto que pudiera deleitar la vista y ganar la admiración mundial por su diseño. Esto era su alucinación, su LSD.

Si la particular manera de abordar el diseño de Apple nació la noche en que Steve cenó en el Ciao, fue Susan quien la hizo tangible. La alegría de crear un producto que atrape la vista y que gane la admiración mundial por su diseño es una de las cosas por las que él vive. Nunca más le van a satisfacer diseños cuadrados como los del Apple IIc o IIe, aunque se vean mucho mejor que el PC de IBM. Y sigue y seguirá en la búsqueda de otras Susan, gente cuyo talento y arte empape todo lo que haga. Cada equipo necesita la chispa de al menos unos cuantos creativos que «piensen diferente», lo suficiente como para poner el ejemplo en todos los demás.

El talento llama al talento

Una de las mejores cosas acerca de encontrar gente buena es que se convierten en tus mejores reclutadores. Probablemente sean los que mejor conozcan a otros que tienen los mismos valores y sentido del estilo que ellos y que tú. Un buen Pirata generalmente tiene un amigo o familiar que es igual de bueno. Steve solía decirme que «los mejores ingenieros son grandes multiplicadores».

Steve y yo arrancamos un par de programas para asegurarnos de que teníamos al mejor talento trabajando en el Mac. Ofrecíamos a los empleados un bono de 500 dólares, si recomendaban a alguien para su contratación. También empleábamos el sistema de «amigos» que ponía a cada nuevo elemento bajo la tutela de alguien más en la organización. Asimismo mandábamos a los mejores empleados contratados en los últimos dos años a las escuelas donde se habían graduado, para hacer reclutamiento.

Contratar a los jugadores «A»

Cuando hablaba con un candidato para un trabajo, Steve abordaba asuntos desde ángulos poco comunes, preguntándose: «¿Encaja esta persona?». Está tan envuelto en el producto que tiene una visión de quién será capaz de integrarse completamente en el equipo de desarrollo. Él sólo quiere contratar a gente que sea capaz de enfrentar su escrutinio y que no se sienta amenazado por la crítica puntual dirigida no solamente a mejorar el producto sino a hacerlo el mejor.

Está libre de opiniones predeterminadas, prejuicios y procesos. Entrevista a sus candidatos con una agenda preestablecida. A veces pienso que esto viene en parte de lo que otros, de acuerdo a sus antecedentes budistas, llaman la «mente del principiante», que es la capacidad de ver las cosas comunes con una mirada fresca. Igualmente, durante la era de Mac, estaba joven y por lo tanto, era menos proclive a tener una perspectiva que lo fijara o atara a algo. De alguna forma ha sido capaz de mantener esto.

Uno de los principios básicos de Steve es siempre contratar al mejor, «Gente A», como los llama. Uno de sus lemas es «Tan pronto como contrates a un B, empezarán a traer Bs y Cs». Una persona A puede ser casi cualquier persona con verdadero talento. Steve contrató a Randy Wiggington, quien escribió el código para MacWord, la primera aplicación real de Mac, cuando todavía estaba en la preparatoria. Eso no importaba porque Randy era más que capaz de hacer el trabajo.

• • •

Poca gente ha sido más importante para el éxito de Apple que un británico llamado Jonathan Ive, aunque la historia de su búsqueda no cuadre exactamente con el patrón de las otras pesquisas de talento que se relatan en estas páginas.

Cuando era estudiante en Inglaterra Jonathan ganó el premio de diseño estudiantil de la Royal Society of Arts.
Dos veces
. Con el primero llegó a un pequeño entrenamiento en Estados Unidos. Encontró tiempo para tomar un vuelo a California y se entrevistó con las jóvenes firmas de diseño que estaban de moda en Silicon Valley. Después de su graduación Ive entró a una firma en la cual pasó meses trabajando en el diseño de un lavamanos (los detalles se han transformado en el camino: algunos lo describen a menudo como un excusado). Es típico en él producir una gran cantidad de versiones antes de quedarse con un diseño que lo satisfaga.

En la misma época un diseñador que había conocido en su viaje anterior a Silicon Valley, Robert Brunner, se había convertido en jefe de diseño en Apple. Había tratado de contratar dos veces antes a Jony; esta vez, Jony estaba deprimido por trabajar con gente que no encontraba placer con sus diseños innovadores. Aceptó la oferta de Brunner.

Esto fue en los años de pausa. Cuando Steve Jobs regresó y comenzó a cortar proyectos, productos y personas, la cabeza de Jony estaba en la línea. A pesar de haber diseñado el Newton, se había convertido en jefe de diseño en Apple el año anterior. Y Steve odiaba el aspecto de la mayoría de los productos de Apple. Él se embarcó en la búsqueda de una nueva cabeza de diseño.

BOOK: El camino de Steve Jobs
12.08Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Mr. In-Between by Neil Cross
The Runaway Princess by Christina Dodd
Nan Ryan by Written in the Stars
The Viceroy's Daughters by Anne de Courcy
Sookie 09 Dead and Gone by Charlaine Harris
Arcadia by James Treadwell
La cortesana y el samurai by Lesley Downer