Authors: Larry Niven
»¿Y voy a llevar esa pérdida a la Tierra? ¿Pueden imaginar a mil protectores decidiendo que sus nietos necesitan más espacio? Sus dieciocho mil millones de Llaneros viven demasiado cerca del límite en realidad; no podrían conseguir recursos.
»Además de eso, no necesitamos en realidad el árbol de la vida. ¿Cuándo nació, Garner? ¿Mil novecientos cuarenta, o algo parecido?
—Treinta y nueve.
—La geriátrica mejora tan rápido que mis hijas podrían vivir mil años. Estamos consiguiendo la longevidad sin el árbol de la vida, sin sacrificar nada a cambio.
»Ahora véanlo desde el punto de vista de Phssthpok —continuó el monstruo Brennan—. Somos una mutación. Hemos ocupado el Sistema Solar y comenzado algunas colonias interestelares. Debemos rehusar la raíz y lo haremos, y aún si nos fuerzan a usarla, el protector resultante es atípico. Phssthpok pensaba en términos de largo plazo. No somos Pak, no tenemos utilidad para los Pak, y es concebible que algún día alcancemos los soles del núcleo. Los Pak nos atacarían en el momento en que nos vieran; y devolveríamos el golpe —se encogió de hombros—. Y ganaríamos. Los Pak no se unen en forma efectiva. Nosotros sí lo hacemos. Tendríamos una mejor tecnología que la suya.
—¿En verdad lo cree?
—Se los dije: ellos no pueden conservar su tecnología. Lo que no se puede usar inmediatamente, se pierde entre los archivos de la Biblioteca. El conocimiento militar nunca se archiva, pero las familias lo guardan en profundo secreto. Y los únicos que usan la Biblioteca son los protectores sin descendencia. No hay muchos de ellos y no están altamente motivados.
—¿No pudo haber tratado de hablar con él?
—Garner, no me hago entender bien. ¡Él me hubiera matado en el momento en que se lo hubiese figurado! Y estaba entrenado para luchar con protectores; yo no hubiese tenido ninguna oportunidad. Entonces hubiera tratado de eliminar a la especie humana. Hubiéramos sido mucho peores para él que simples extraños hostiles; hubiéramos sido una corrupción de la misma forma Pak.
—Pero él no hubiera podido hacerlo. Estaba sólo por completo.
—He pensado en una docena de formas en que pudo haber tratado. Ninguna de ellas segura por completo, pero no podía arriesgarme.
—Nombre una.
—Plantar el árbol de la vida por todo el Parque Nacional del Congo. Organizar a los protectores chimpancé y macacos.
—Estaba estancado aquí.
—Pudo haber comandado la nave de ustedes. Él habría tomado su pistola de señales tan rápido como yo lo hice. Caballeros, ¿puedo señalar que ya es casi la puesta del sol? No creo que podamos navegar por la pared del anillo en la oscuridad.
Luke encendió el motor.
—Este es Martin Shaeffer en Ceres, llamando a Nick Sohl a bordo del U Thant. Nick, no sé como va tu cacería, pero Phobos informa que han aterrizado en la Base Olimpo, y que están siguiendo la huella de tu bote de arena. Presumiblemente encontrarás esto en cinta cuando vuelvas.
»Hemos enviado el Buey Azul para encontrarte, pensando que necesitarás la computadora como dispositivo de traducción. Eisaku Ikeda lo comanda. El Buey llegará a la Base Olimpo un día después que la flota de la ONU.
»Einar Nilsson está muerto. Te mandaremos un informe de la autopsia a la brevedad. Hemos enviado naves con combustible y equipos de construcción a la nave del Exterior. Ya hay dos monoplazas junto a ella, y la nave tiene una buena línea de remolque propia. Deberíamos ser capaces de aparejar los monoplazas para remolcarla. Aún así, será difícil y tomará mucho tiempo. No la tendremos en el Cinturón antes de un par de años.
»Nick, cuando el Buey llegue allí, sé cuidadoso con Tina Jordan. No la molestes. Ha tenido una gran impresión. Pienso que se culpa por lo que le pasó a Einar. Repitiendo…
Luke amarró el bote de arena casi en la oscuridad.
—Deberás esperar en el Bote, Brennan. Nick no puede cargarnos a ambos —dijo.
—Rodaré —dijo el monstruo Brennan.
La caminata de Nick a lo largo de la vereda y cruzando los bordes del lago de polvo fue incómodamente rápida.
—Ve con calma —se quejó Luke—. No puedes trotar en esta luz. Vas a caer, y pueden romperse los cascos de ambos.
—Va a llegar a la nave antes que nosotros —dijo Nick, cortante.
Brennan estaba tomando un atajo, rodando directamente a través del polvo.
—Ve más despacio. No puedes vencerlo, y él no puede subir la escalera.
—Tal vez ha pensado en un modo. Si lo hace… Oh, diablos.
Nick caminó más lento. Brennan había rodado cuesta arriba hasta el pie de la escalerilla del U Thant. Los esperaba allí como una salchicha translúcida.
—¿Nick? ¿Confías en él?
Pasaron segundos hasta que contestó:
—Pienso que su historia es correcta. Es un Espacial. O lo era.
—Maldecía en lugar de jurar por Finagle.
—También yo lo hago. Y me reconoció. No, te diré lo que en verdad me convenció. No preguntó por su esposa, porque ella puede cuidarse a sí misma. Preguntó por su carga. Es un Espacial.
—Aceptamos su historia, entonces. Antropología y todo. ¡Olé!
—Su historia, sí. Luke, te llevaré arriba, luego volveré por Brennan. Pero no voy a bajar hasta que hayas hablado a Ceres. Quiero todo esto en los registros antes de dejarle entrar a la nave. Todavía me pregunto por sus motivos.
—Ah.
—Él mismo lo dijo. Los motivos cambian para un protector.
Garner ya estaba comunicándose cuando Brennan salió de su globo sellado. Brennan no hizo ninguna mención del retraso.
—Si están preocupados por las comodidades, puedo pasarla sin una cucheta de aceleración. En realidad, hasta puedo ir en la red de carga afuera de la nave, pro tendrán que darme un enlace de radio. Si mi planta de aire improvisada falla, quiero poder entrar pronto —dijo.
—No será necesario. Iremos apiñados, pero no es para tanto —dijo Nick. Se apretó por detrás de Brennan, un poco asqueado por el tacto como de cuero seco, y llegó a la silla de control—. Parece que tenemos un mensaje.
Escucharon en silencio la voz grabada de Lit Shaeffer.
—Qué malo por Nilsson —dijo Brennan después—. No había oportunidad de que le permitieran comer suficiente de la raíz, aún si no hubiera tenido demasiada edad… —nadie contestó—. Shaeffer tiene razón. Haciéndolo de ese modo, les tomará un par de años llevar la nave de Phssthpok a casa.
—¿Tienes una idea mejor?
—Por supuesto que tengo una idea mejor, Nick, no seas idiota. Puedo volar la nave a casa por mí mismo.
—¿Tú? —Nick se lo quedó mirando— ¿Cuándo te dio el Exterior clases de pilotaje?
—Nunca lo hizo. Pero he visto los controles y no parecían difíciles, sólo complicados. Estoy seguro de que puedo figurarme como volarla. Todo lo que deben hacer es poner combustible a la nave y llevarme a ella.
—Ajá. ¿Y qué haremos con la cabina de carga? ¿Dejarla donde está?
—No. Hay un polarizador de gravedad en esa cabina.
—¿Eh?
—Por no mencionar el suplemento de raíces, que yo necesito, aún si ustedes no. Las semillas también cuentan. Caballeros, cuando hayan terminado de apreciar la extensión de mi magnífica inteligencia, verán lo que esas semillas representan. Son un seguro para la especie humana. Si alguna vez necesitamos realmente un líder, podemos hacer uno. Sólo elijan a un voluntario sin hijos de cuarenta y dos años y déjenlo suelto en un cultivo de árbol de la vida.
—No estoy seguro de que eso me guste mucho —dijo Garner.
—Bien, el polarizador de gravedad es bastante importante. Tú y la flota de la ONU pueden recuperarlo mientras Nick y yo vamos por la nave de Phssthpok…
—Un minuto… —dijo Nick.
—…no deberán preocuparse de los marcianos por algún tiempo. Arrojé la reserva de agua de Phssthpok al polvo, justo antes de irme. No dejen que nadie entre a la cabina sin un traje de presión. ¿Necesito explicar por qué?
—No —dijo Garner.
Se sentía como un aficionado en esquís. En alguna parte había perdido el control, y ahora los eventos se movían demasiado rápido. Nick habló con cierta cantidad de ira.
—Detente. ¿Qué te hace pensar que confiaremos en ti para volar la nave Exterior?
—Toma tu tiempo. Piénsalo bien —dijo Brennan—. Tú tendrás mi reserva de raíces como rehén. ¿Y a dónde iré con un estatorreactor Bussard? ¿Dónde lo venderé? ¿Dónde me esconderé, con esta cara?
La cara de Nick tomó un aspecto de cosa atrapada. ¿Dónde estaba su propio libre albedrío?
—Es probablemente el artefacto más valioso del espacio humano —dijo Brennan—. Está cayendo fuera del sistema a mil kilómetros por segundo. Por cada minuto que tardes en darte cuenta ahora, nos costará un par de horas extra transportarlo de vuelta desde el espacio interestelar. Pagarás por ello en combustible y provisiones, horas hombre y retrasos. Pero tómate tu tiempo. Piénsalo bien.
El monstruo Brennan tenía la habilidad de relajarse. En algún momento del futuro habría períodos de furiosa actividad.
Dejaron a Lucas Garner en Phobos. Cargaron combustible allí, y despegaron.
Garner no vería a Nick por siete meses, y nunca volvió a ver a Brennan; pero recordaría esa tensa conversación por el resto de su vida. Brennan —sobre su espalda y con las rodillas arriba, una posición de aguda incomodidad— era una borrosa y medio inhumana voz detrás de su cucheta. Tenía problemas con las letras v y w, pero podía ser entendido. Su voz estaba llena de clics.
Una tensión indefinida abandonó a Nick una vez que estuvieron en caída libre. Marte convergía lentamente sobre sí mismo, un paisaje brillante que enrojecía a medida que perdía detalles.
—Hijos. Tú tienes hijos —recordó súbitamente Luke.
—Soy consciente de ello. Pero no temas; no intento imponerme a ellas. Tienen una mejor oportunidad de ser felices sin mí.
—¿El cambio hormonal no ocurrió?
—Soy tan neutro como una abeja obrera, así que debe haber actuado en cierto grado. Pienso que la urgencia de un protector de morir luego de que su línea de sangre ha muerto es algo cultural. Entrenamiento. No tengo ese entrenamiento, esa convicción de que un criador no puede estar seguro o ser feliz sin sus ancestros diciéndole qué hacer. Nick, ¿puedes decirles que el Exterior me mató?
—¿Qué? ¿Para qué?
—Será mejor para las niñas; no puedo continuar viéndolas sin afectar sus vidas. Y mejor para Charlotte, también. No quiero reunirme con la sociedad como estoy ahora. Ya no hay nada allí para mí.
—El Cinturón no se fija en los impedidos, Brennan.
—No —dijo Brennan terminantemente—. Denme un asteroide en el que pueda construir una burbuja y cultivar el árbol de la vida. Programen una conexión mensual con Ceres de modo que me actualice de los corrientes desarrollos. Seré capaz de pagar por todo esto con nuevas invenciones. Pienso que puedo diseñar un ramrobot tripulado, y mejor que el de Phssthpok.
—¿Lo llamaste «árbol de la vida»? —preguntó Garner.
—Es un buen nombre. Recuerda: Adán y Eva comieron del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. De acuerdo al Génesis, la razón por la que fueron expulsados es que también podían comer del Árbol de la Vida, para vivir por siempre, «…y ser como uno de nosotros». Podría hacerlos equivalentes a los ángeles. Aquí parece que ambos árboles son el mismo.
Luke encontró un cigarrillo.
—No sé si me gusta la idea de que cultives el árbol de la vida.
—A mí lo que no me gusta es la idea de que sea secreto de Estado —dijo Nick—. El Cinturón nunca tuvo secretos de Estado.
—Espero poder convencerte. No puedo proteger a mis hijas, pero puedo tratar de proteger a la especie humana. Si fuera necesitado, aquí estaré. Si se necesitaran más como yo, aquí estará la raíz.
Luke usó su encendedor.
—¿Qué…?
Una mano nudosa había pasado a través de la cucheta de impacto y tomado el cigarrillo de su boca para aplastarlo contra el casco.
Había sido todo un impacto, pensó Luke. Lo recordaba con un estremecimiento, mientras atravesaba la doble escotilla del Asteroide del Granjero.
Mucho tiempo atrás, el Asteroide del Granjero había sido un tosco cilindro de ferroníquel orbitando entre Marte y Júpiter. Entonces las industrias del Cinturón lo habían burbujaformado haciéndolo rotar, calentando el metal cerca de su punto de fusión y luego inflándolo por medio de la explosión de bolsas de agua en su interior, hasta que fue una burbuja cilíndrica de ocho kilómetros de radio. Su rotación producía media gravedad. La mayor parte de los alimentos del Cinturón crecían allí.
Luke había estado en el Asteroide del Granjero una vez antes. Había disfrutado del paisaje interior, del lago en forma de anillo de bodas, de los escaqueados campos de cultivo que giraban afuera y lejos y arriba y encima, donde diminutos tractores araban sus surcos a dieciséis kilómetros sobre él.
La escotilla lo dejó en el eje. Estaba frío allí bajo el escudo solar, donde los rayos del tubo de fusión axial nunca llegaban. Icebergs condensados del aire se formaban en ese lugar, y eventualmente se rompían y deslizaban, para fundirse en ríos que fluían en lechos cincelados y llegaban radialmente hasta el lago que circundaba el asteroide del granjero. Nick Sohl lo encontró allí y lo ayudó a llegar cuesta abajo, donde lo esperaba una silla de viaje.
—Puedo adivinar porqué estás aquí —le dijo Nick.
—Oficialmente, estoy a requerimiento de la Autoridad Conjunta de Colonias Interestelares. Tienen tu pedido de enviar un mensaje de ayuda a Wunderland. No tienen muy en claro cuál es la situación, y yo no pude ser de mucha ayuda.
—Tenías mi informe —dijo Nick, un poco rígidamente.
—No era muy explicativo, Nick.
Luego de un momento Nick asintió.
—Fue mi culpa. Es sólo que no deseaba hablar de ello (ni siquiera ahora, ya que estamos), y era demasiado tarde. No nos dimos por vencidos, sabes. Hemos estado rastreándolo.
—¿Qué pasó, Nick?
—Habían hecho buena parte del trabajo cuando llegué con Brennan. La idea era aparejar dos monoplazas juntos con sus tubos de impulso orientados con diez grados de separación, luego atar el marco al cable de la nave Pak. Había trece kilómetros hasta la sección del sistema de vida. Podíamos haberla remolcado a casa a bajo empuje, pero Brennan dijo que la sección de empuje Pak podía producir diez veces más aceleración.
»Así que abordamos la esfera del sistema de vida Pak y Brennan comenzó a ocuparse de los controles. Pasamos un par de días mirándolo allí. Resulta que puedes hacer que todo el casco se vuelva transparente, o sólo parte de él. En el ínterin, agrandamos el agujero que hizo Tina Jordan y pusimos una escotilla en él.