Read Enciclopedia de las curiosidades: El libro de los hechos insólitos Online
Authors: Gregorio Doval
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Un caso extremo fue el de Lady Fitzherbert, una viuda inglesa de finales del siglo XVIII, que asistió en compañía de unos amigos al teatro londinense de
Drury Lane
una noche de abril de 1782 a presenciar la representación de
La ópera del mendigo
, de John Gay, protagonizada por el famoso actor Bannister. Al salir éste a escena vestido de la forma extravagante que exigía su papel, todo el auditorio, como era natural, comenzó a reír. La señora Fitzherbert comenzó riéndose moderadamente como el resto de los espectadores, pero su ataque de risa se convirtió pronto en uno de histeria incontrolable, que la obligó a abandonar el teatro antes del final del segundo acto, incapaz de parar de reír. Día y medio después, sometida todavía a los estertores de la risa histérica, fallecía en su domicilio.
L
a zarina Catalina II
La Grande
(1729-1796) murió en San Petersburgo el 16 de noviembre de 1796, fecha en que un cólico letal sorprendió a la zarina sentada en su sillico, es decir, en su retrete.
E
l emperador romano Claudio I (10 a. de C.-54) murió, tras ser envenenado con setas venenosas por su esposa Agripina
La Joven
, cuando su médico personal, Xenofón, le trataba de provocar el vómito introduciéndole una pluma en la garganta. Algunos estudiosos han sostenido la teoría de que dicha pluma también estaba envenenada.
E
l Papa Clemente VII (1478-1534), de nombre secular Giulio de Medicis, que rigió la Iglesia a partir de 1523, murió tras la ingestión de una seta amanita faloide el 25 de septiembre de 1534.
E
l prestamista y político romano Marco Licinio Craso (115-53 a. de C.), famoso por su gran riqueza, acumulada fundamentalmente mediante el comercio de esclavos y la especulación inmobiliario, así como por su constante y desmedido afán de aumentarla, murió, según el relato legendario, al ser capturado en la batalla de Carras por el ejército del rey de los partos Orofes, que ordenó a unos soldados que vertieran oro líquido por su garganta.
L
a científica polaco-francesa Marie Curie (1867-1934), doble premio Nobel de Física y de Química, murió a consecuencia de una leucemia provocada por su excesiva exposición a la radiactividad. Su marido, el científico francés Pierre Curie (1859-1906), también premio Nobel de Física, murió arrollado por un coche de caballos. Por su parte, la hija de ambos, Irène Joliot-Curie (1897-1956), también investigadora y directora del Laboratorio Curie del Instituto del Radio de París, cargo en el que sustituyó a su madre, y que como sus progenitores obtuvo el premio Nobel de Química en 1935, murió también a causa de una leucemia provocada por la exposición excesiva a los materiales radiactivos utilizados en sus experimentos.
C
omo también hizo Pitágoras, el gran filósofo griego Demócrito de Abdera (460-h. 390 a. de C.) recomendó durante toda su vida la miel como el alimento más rico y necesario de todos. Llevado por su defensa de la austeridad, fue limitando progresivamente su alimentación, convencido de que la extrema abstinencia era un buen método de vida. Viéndole morir, sus discípulos, poco antes de que se celebrasen las fiestas consagradas a Ceres, la diosa de las cosechas, le rogaron encarecidamente que se alimentase para prolongar su vida. Ante sus ruegos, Demócrito aceptó y pidió un tarro de miel. Pero, con gran sorpresa de sus discípulos, no comió de él, limitándose a destaparlo y olerlo. Tres días después moría en la más completa inanición.
L
os motores
diesel
deben su nombre a su inventor, Rudolf Diesel (1858-1913), un ingeniero de nacionalidad alemana, aunque nacido en París. Interesado en las técnicas de refrigeración de motores, inventó un sistema que utilizaba amoniaco supercalentado, en vez del vapor de agua que se venía usando hasta entonces, consiguiendo de ese modo cuadruplicar la presión resultante y, por tanto, el rendimiento potencial de los motores. Muchos se aprovecharon de este avance, pero no estuvo entre ellos el propio Diesel, que no había tenido la precaución de patentar el invento. Arruinado y desesperado, tras numerosos intentos baldíos de construir motores diesel eficaces, desapareció en una travesía del Canal de la Mancha, suponiéndose que se suicidó arrojándose a sus aguas.
L
a bailarina estadounidense Isadora Duncan (1878-1927) murió al fracturarse las vértebras cervicales tras engancharse su echarpe en las ruedas traseras del automóvil en que viajaba.
E
l rey Enrique I de Castilla (1204-1217) murió de una pedrada (o de un golpe de teja, según otras versiones) jugando con unos amigos.
E
l dramaturgo griego Esquilo (525?-456 a. de C.), según la tradición propagada por Hermipo de Esmirna, murió golpeado por una tortuga que se desprendió de las garras de un águila que volaba casualmente sobre él.
S
egún la tradición, el rey español Felipe I
El Hermoso
(1478-1506) murió en Burgos al beber agua fría sofocado tras jugar un partido de pelota el 25 de noviembre de 1506.
E
l rey español Fernando VI (1713-1759), cayó en una profunda melancolía tras la muerte de su esposa, Bárbara de Braganza (1711-1758), y se retiró al castillo de Villaviciosa de Odón, donde murió en 1759, cuando estaba sentado en el retrete.
E
l 28 de junio de 1914, el archiduque austriaco Francisco Fernando (1863-1914) fue asesinado en Sarajevo junto a su esposa, la condesa Sofía Choteck, por el separatista serbio Gavrilo Princip, hecho que desencadenó la Primera Guerra Mundial. Pero su muerte, según algunos historiadores, tuvo algo más de cruel e innecesaria: al parecer, murió desangrado al no poder desabotonarle quienes le atendieron por llevar siempre el uniforme cosido a su propia piel para eliminar arrugas.
A
los 67 años, Sigmund Freud (1856-1939) contrajo un cáncer de mandíbula, a pesar de lo cual siguió fumando de 15 a 20 puros al día. En los últimos 16 años de su vida fue operado 31 veces. Murió al inyectarle su médico, a petición propia, una dosis fatal de morfina.
E
l compositor español Enrique Granados (1867-1916) murió ahogado en aguas atlánticas al caer del vapor
Sussex
que había sido torpedeado por un submarino alemán en el Canal de la Mancha el 24 de marzo de 1916, en plena Primera Guerra Mundial. En realidad, el barco no sufrió muchos desperfectos, pues llegó a puerto francés sin mayor dificultad. Sin embargo, Granados, atemorizado por el estallido del torpedo y víctima de una fobia enfermiza al mar, se lanzó al agua, sin apenas saber nadar. Su esposa, gran nadadora, se lanzó tras él para salvarle. Sin embargo, no lo consiguió y ambos perecieron ahogados. Fueron los dos únicos pasajeros muertos. Curiosamente, Granados era un buen pintor amateur, cuyo tema favorito eran, paradójicamente, las aguamarinas.
E
l emperador romano Vario Avito Basiano
Heliogábalo
(204-222) se hizo construir un patio de pórfido (piedra ciertamente dura) al pie de sus aposentos para poder saltar a él y matarse en caso de peligro de muerte. Para mayor seguridad llevaba siempre consigo un anillo de esmeralda hueco relleno de veneno. Tampoco se separaba de un puñal de oro con empuñadura de diamantes y de una cuerda de oro y seda con que estrangularse si todo lo anterior fallaba. No obstante, murió el año 222, a los 18 años, mientras cumplía con unas obligaciones fisiológicas muy íntimas, ahogado por manos pretorianas asesinas con la esponja que los romanos utilizaban en lugar del todavía inexistente papel higiénico, siendo posteriormente rematado con un puñal.
H
arry Houdini (1874-1926), el mago escapista universalmente célebre por sus extraordinarias evasiones, murió en 1926 de un modo insospechado y ciertamente curioso. Estando en su camerino, tras finalizar una actuación en la ciudad canadiense de Montreal, le visitó un admirador deseoso de comprobar en persona la fama que precedía a Houdini de que era capaz de soportar cualquier golpe en el estómago sin inmutarse siquiera. Para comprobarlo, golpeó brutalmente dos o tres veces al mago en la boca del estómago. Por alguna razón, Houdini no consiguió aquel día sostener la rigidez necesaria en sus músculos abdominales como para aguantar los golpes. Días después moría de una peritonitis provocada, según todos los síntomas, por aquellos golpes.
C
atalina Howard (1521-1542), quinta esposa de Enrique VIII de Inglaterra, tuvo la presencia de ánimo de, una vez haber sido condenada a muerte, ensayar el día anterior a la ejecución la ceremonia de la decapitación, haciendo incluso que el verdugo compareciera armado de su hacha en su lugar de encierro.
E
l gigantesco luchador turco Yusuf Ismael, que durante 1897 realizó una victoriosa gira por los Estados Unidos, murió al año siguiente ahogado en el viaje de vuelta a su patria, al zozobrar el barco en que viajaba tras colisionar con otro buque. Mientras casi todo el pasaje logró salvarse fácilmente nadando, él se hundió al negarse a deshacerse de los cinturones cargados del oro que había ganado en sus combates en los Estados Unidos.
E
l rey inglés Juan
Sin Tierra
(1167-1216) murió de indigestión, tras comerse un excesivo número de lampreas. Según otras versiones, la indigestión fue producida por un exceso de fruta y sidra.
T
ras sobrevivir a un paseo en barril por las cataratas del Niágara, en el transcurso del cual se rompió casi todos los huesos del cuerpo, Robert Leech inició en 1911 una gira mundial dando conferencias en las que relataba su experiencia. En Nueva Zelanda resbaló con una piel de plátano y murió por las complicaciones resultantes de la caída.
E
l 15 de mayo del año 840, un eclipse lunar asustó tanto al emperador Ludovico Pío (778-840), tercer hijo de Carlomagno y sucesor en el trono del Sacro Romano Imperio Germánico, que murió de terror.
A
l parecer, Luis X de Francia (1289-1316), llamado
El Obstinado
, murió en 1316 de enfriamiento, convertido en pleuresía y pulmonía, tras beber vino frío después de jugar un partido de juego de palma (deporte antecesor directo del tenis moderno). En 1498, el rey francés Carlos VIII (1470-1489) moría de un golpe en la cabeza mientras se trasladaba a la localidad de Amboise a disputar también un partido de juego de palma.
C
omo se sabe, Luis XIV de Francia (1638-1715) murió guillotinado durante la Revolución Francesa. Pero según cuentan las crónicas, su ajusticiamiento fue laborioso. Al parecer, el cuello de su majestad era tan gordo y fuerte que la cuchilla hubo de caer varias veces para poder rebanarlo por completo.
E
n el siglo XVII, al no haberse inventado aún la batuta, se dirigía a las orquestas golpeando el suelo con un bastón. En 1687, el violinista ítalo-francés Jean Baptiste de Lully (1632-1687), compositor de cámara de Luis XIV, mientras dirigía la orquesta de palacio en la interpretación de un
Te Deum
, se hirió en un dedo del pie al marcar el compás golpeando el suelo con el bastón. Sin dar importancia a la herida, no permitió que se la cuidaran y murió de gangrena a los pocos días.
J
ean Paul Marat (1743-1793), líder de la Revolución Francesa, fue asesinado por Charlotee Corday (1768-1793), afecta a los moderados girondinos, con un cuchillo de carnicero, mientras estaba en el baño, lugar donde pasaba varias horas al día para aliviar una molesta afección cutánea.
E
l rey Maximiliano de Austria (1459-1519), padre de Felipe
El Hermoso
y, por tanto, suegro de Juana I La Loca, murió en 1519 de una indigestión de melones, siendo enterrado en el ataúd que desde años antes llevaba siempre consigo.
E
n 1913, el excéntrico emperador de Abisinia Menelik II (1844-1913), encontrándose gravemente enfermo del corazón, sin que sus médicos acertasen en los cuidados, se hizo traer su Biblia particular y, movido por la fe, fue arrancando una a una todas las páginas del
Libro de los Reyes
y se las fue comiendo. Como era de esperar tras tan extraña terapia, Menelik II no sólo no mejoró sino que falleció pocos días después.
S
e cuenta que el gran atleta griego Milón de Crotona, ganador de muchas competiciones olímpicas y famoso por su extremada fortaleza, murió cuando, en plena vejez, quiso acabar de rajar un árbol entreabierto, pero se le quedaron aprisionadas en él las manos y fue devorado por los lobos.
P
ese a ciertas opiniones históricas que aseguran falsamente que fue asesinado personalmente por Hernán Cortés, lo cierto es que el rey azteca Moctezuma III (1466-1520) murió tras recibir varias pedradas y algún flechazo de manos de su propio pueblo, al que, por órdenes de Cortés, trataba de contener tras producirse una matanza de indígenas por tropas españolas capitaneadas por Pedro de Alvarado durante una celebración religiosa. Al parecer sufrió tres heridas, una de ellas en la cabeza. Pocos días después, tras haber rehusado cualquier alimento, Moctezuma murió. A su muerte, los aztecas arreciaron en su levantamiento y consiguieron expulsar momentáneamente a los españoles, obligando a Cortés a retirarse de la capital en lo que se dio en llamar la
Noche Triste
.
E
l gran dramaturgo francés Jean Baptiste Poquelin (1622-1673), más conocido por su nombre artístico
Molière
, murió en escena el 17 de febrero de 1673, durante la cuarta representación de su propia obra
El enfermo imaginario
. Como iba vestido de amarillo, desde entonces este color es considerado gafe en el teatro. Sus continuos enfrentamientos con las autoridades eclesiásticas de su época, debidos al tono irreverente de algunas de sus obras, provocaron que le prohibieran recibir el último sacramento y ser enterrado en lugar sagrado. Sin embargo, Molière, cuyo padre había sido ayuda de cámara y tapicero real, contaba con el aprecio de los reyes. Y gracias a ello, sólo después de la mediación personal de Luis XIII, se levantó parcialmente la restricción, y pudo ser enterrado en el cementerio cristiano a los cinco días de su muerte, aunque en una ceremonia nocturna «para evitar el escándalo».
E
l pintor español Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) murió como consecuencia de una caída desde el andamio, sobre el que se hallaba pintando un fresco.