—Mmh, esto no está funcionando —comentó irritada con ella misma.
—Sí que está funcionando. A la perfección —comentó Alex alerta. Por Dios, no podía parar en ese momento, lo mataría de la frustración.
—No. Tengo demasiados frentes abiertos, no me centro en nada específico.
—Da lo mismo, te lo aseguro.
—No.
—Pero...
—A callar. Y estate quietecito —ordenó.
Sí, buana.
Luka se lamió los labios, Alex no parecía estar disconforme con que ella investigara y ella desde luego lo estaba disfrutando... A ver, las felaciones se le daban de maravilla, o al menos eso le parecía, se podía decir que dominaba el asunto... pero el resto... se puso manos a la obra.
Se montó a ahorcajadas sobre él. Les separaba una sábana y el tanga. Se lo pensó un segundo.
Prohibido moverse y, sobre todo, prohibido romperme el tanga, me estoy quedando sin ropa interior a pasos acelerados.
—Lo que tú digas —acató sin pensar; por Dios, que continúe de una maldita vez.
Y Luka continuó. Recorrió el cuello y el pecho con delicados lametones y provocadores mordiscos, alternando unos y otros en base a los gemidos estrangulados que escapaban de los pulmones de Alex; luego subió hasta su boca besándolo apasionadamente a la vez que apoyaba su cuerpo totalmente sobre el de él. Sintió que ambos pezones, los masculinos y los femeninos se erguían, y se olvidó del beso para seguir investigando. Alex jadeó quejándose hasta que notó que los dientes incidían sobre sus tetillas, atormentándolas y provocándole tal placer que no pudo evitar mover sus caderas contra el cuerpo posado sobre ellas, buscando al menos un poco de alivio. Luka respondió apretándose contra él, tanto, que notaba en su polla endurecida la humedad acogedora de ella, incluso con la sábana en medio dando por culo.
Luka abandonó los pezones dolorosamente erguidos y se dirigió hacia abajo, al ombligo, Alex subió las caderas.
—Pero te quieres estar quieto, así no me puedo concentrar —se quejó sintiendo chispazos en el clítoris; si Alex seguía así, acabaría metiéndoselo dentro y su investigación quedaría en suspenso.
—No puedo —jadeó.
—¿No puedes qué? —preguntó ella meciéndose sobre él... Dios...
—Quedarme quieto.
—Ah... Háblame de ti —dijo ella parando.
—¿Qué? —el siguió moviendo las caderas.
—Que me hables de ti. —Se separó totalmente a cuatro patas como los gatos, sin dejar que se tocaran en ningún punto.
—¿Para qué? —se quejó él.
—Para desviar mi atención a otros temas que no sean mi clítoris y mi vagina —contestó sincera.
—¿Quieres desviar tu atención? —Joder, estaba como una puta cabra.
—¿Quieres que siga con mi investigación? —preguntó Luka alejándose todavía más de él.
—Mi familia vive en Barcelona, tengo dos padres, un hermano y una hermana.
—Perfecto. Sigue así.
Y Alex siguió así. Luka comenzó a recorrer de nuevo los pezones que habían perdido su dureza, cosa que no le complacía en absoluto, mientras él le contaba que su hermano pintaba. Bajó hasta el ombligo y lo recorrió tímidamente con la lengua. Luego se quedó parada y le dio unos golpecitos en las costillas. Alex continuó donde se había quedado.
—Mi hermana hacía antes ejercicio, pero lo dejó porque...
Luka continuó con el ombligo, recorriendo con los dedos el vello que lo rodeaba, luego se encontró con el impedimento de la sábana, así que se levantó ligeramente y la quitó de un tirón. Alex jadeó y paró de hablar a la vez que su polla endurecida se balanceaba reclamando atención. Luka olvidó por un momento la conversación —si tenía que ser sincera consigo misma, no le estaba haciendo el menor caso—, y recorrió con la punta de los dedos las inmediaciones de la erección. Las caderas masculinas se movieron buscando los dedos y Luka volvió en sí. Frunció el ceño y le golpeó ligeramente las costillas de nuevo.
—Puso un tatami en casa, pero al final lo abandonó a favor del
footing...
Alex sentía las caricias de Luka como si fueran fuego recorriéndole las ingles, bajando por sus piernas en un movimiento tan lánguido que le daban ganas de cogerla entre sus brazos y penetrarla salvajemente. Los dedos se posaron en la parte interna de los muslos para luego alejarse. Abrió los ojos. Ella lo estaba mirando a la vez que se mordía los labios. ¡Dios! ¿Qué estaría planeando? De repente levanto la pierna que tenía colocada a un lado de la cadera masculina y la recolocó, posando entre los muslos la rodilla. Alex abrió inmediatamente las piernas, expectante. Ella sonrió, lo miró, frunció el ceño y le golpeó los labios suavemente con el índice. Joder.
—A mi padre le gusta jugar al mus, y casi siempre gana...
Luka sonrió satisfecha, ahora tenía que colocarle más o menos como quería. Se movió hasta quedar arrodillada entre sus muslos, luego le dobló y levantó las rodillas haciendo que se abriera más todavía, dejándolo totalmente expuesto a su mirada. Los testículos se veían más tensos, el glande se hinchaba y enrojecía por momentos a la vez que el líquido preseminal hacía su aparición. Luka deseó probarlo con su lengua pero se contuvo. Recorrió con las yemas de los dedos la ingle procurando no rozar la polla y bajó lentamente dibujando un triángulo que evitaba su escroto. Encontró la zona perineal, esa que él había tocado antes y que a ella le había vuelto loca. Sin dejar de mirarlo, se metió los dedos en la boca y los humedeció.
Alex miraba asombrado a la mujer sensual y erótica que tenía entre las piernas, esa gata salvaje no podía ser Luka... o sí, se respondió acordándose de la mamada espectacular que le hizo ayer. La vio llevarse los dedos a la boca y chuparlos ávidamente. Cuando ella levantó la mirada y le frunció el ceño, recordó que había parado de hablar.
—Mi madre asiste a reuniones con su club en las que habla de juguetes eróticos. —Joder... ¿de verdad le había contado eso?
La vio sonreír para a continuación bajar la cabeza. No pudo evitar jadear cuando sintió que le levantaba la bolsa escrotal para luego recorrerle el perineo con los dedos húmedos arriba y abajo, llegando casi hasta el ano para después revertir el recorrido, acercándose hasta los testículos y de nuevo bajar. Repitió el movimiento una y otra vez, lentamente, suavemente, hasta que Alex sintió que muslos y nalgas se le endurecían, contrayéndose a la vez que los huevos se tensaban y elevaban ante la inminencia del orgasmo.
Luka sentía el calor en su vagina. Jamás hubiera pensado que dar placer a un hombre podía ser tan excitante, o tal vez fuera que Alex era
El
hombre. La confianza y libertad que le había dado a ella eran como fuego para su libido. Se sentía mojada, abierta y necesitada. Quería sentirlo dentro y que le acariciara el clítoris con esos dedos divinos que tan bien sabían hacerlo. En definitiva, estaba muy pero que muy excitada. Vio el glande amoratado, humedecido y no pudo evitar probarlo aunque eso diera al traste con su investigación sobre las zonas erógenas alternativas del cuerpo masculino. Bajó la cabeza y lamió lentamente el perineo, sintiendo como él se tensaba. Subió poco a poco rodeando la bolsa del escroto para luego abarcarla muy suavemente entre sus labios, azotándola delicadamente con la lengua.
Alex jadeó y se agarró a las sábanas usando toda su fuerza de voluntad en la tarea de no moverse. Sintió los labios de Luka comiéndose sus huevos y estuvo a punto de explotar cuando le recorrió el tallo de la polla con la lengua, jugueteando con las abultadas venas que lo recorrían. No pudo evitar arquear la espalda y ofrecer su polla. El ofrecimiento fue contestado con un ligerísimo arañazo, totalmente premeditado, por parte de los dientes de Luka, un recordatorio de que no debía moverse. Se movió. Jadeó cuando ella lo reprendió de nuevo de la misma manera. Joder. Le extasiaba sentir esos delicados y blancos dientes sobre su polla.
Cuando Alex se agitó de nuevo, Luka comprendió que lo hacía totalmente aposta; sonrió y recorrió con los dientes todo el pene, de arriba hacia abajo y luego al contrario hasta dar con el glande. Una vez allí, se sintió demasiado excitada como para bajar. Había llegado la hora de probar el líquido lechoso que tan rico sabía.
El primer lametazo en el capullo mandó una descarga eléctrica por todo el cuerpo de Alex, el segundo hizo que una presión casi insoportable se instalara en su pelvis. Cuando ella empezó a jugar con el frenillo los testículos se tensaron y dolieron y al sentirla recorrerle la boca de la uretra, abriéndola con la lengua, absorbiendo el poco semen que se escapaba, la temperatura de su cuerpo subió varios grados. Se agarró con fuerza al colchón —Luka no tenía cabecero en su cama—, y gimió alzando las caderas.
—Ponme un condón.
Ella o no le oyó o no le hizo caso, así que a él no le quedó más remedio que bajar las manos y agarrarla del cabello para que levantara la cabeza y dejara de hacer las deliciosas cosas a las que se dedicaba.
—Ponme un condón —gruñó entre jadeos.
—¿Qué?
—Ponme un condón. Están sobre la mesilla.
—¿Por qué? —preguntó ella a lo suyo, es decir lamiendo y devorándole la polla. Dios, su piel sabía deliciosa.
—Tienes... veinte segundos... antes de que te folie —los jadeos no le permitían decir la frase sin interrupciones.
—¿Ahora?
—Diecinueve...
Luka soltó lo que tenía entre manos —con bastante pena por cierto— y cogió la caja de condones.
—Dieciocho... —si se concentraba en los números aguantaría.
Cogió un condón y rasgó la envoltura.
—Diecisiete...
Lo sacó de su envoltorio.
—Dieciséis...
Lo colocó sobre el glande.
—Quince...
Lo deslizó por el pene.
—Catorce...
—Ya está —respondió satisfecha mientras cogía la polla entre sus manos y la acunaba amorosa.
—Trece... a la mierda.
Alex se sentó de golpe, la asió por las caderas, la levantó en vilo para luego tumbarla boca arriba en la cama, agarró el tanga, recordó que tenía prohibido romperlo y lo deslizó hacia un lado de la ingle con un gruñido, después se metió dentro de ella de un solo empellón y se quedó quieto. Inmóvil.
—¡Eh... habías dicho veinte segundos! —se quejó ella moviéndose contra él; Dios, qué sensación tan fabulosa... ¿Por qué no se movía el muy capullo?
—Estate quieta —dijo Alex con los dientes apretados a la vez que con una mano le levantaba la camiseta por encima de las deliciosas tetas que tanto ansiaba ver.
—No quiero —contestó Luka sintiendo el calor ascender por su vagina y apretando los músculos internos.
—Para. —Alex se dejó caer sobre ella manteniéndola inmóvil con el peso de su cuerpo.
—¡Pues vaya! Tantas prisas para luego... nada —bufó Luka—. Me estás asfixiando.
—Joder. —Estaba al borde del orgasmo, un solo empujón y se correría. Y no quería eso, inmóvil dentro de Luka se apoyó en un codo para liberarla de su peso.
—Si te mueves, me tumbo sobre ti otra vez. ¿Entendido? —Si se movía no podría controlarse.
—A sus órdenes, mi general —contestó ella contrayendo la vagina, buscando más calor.
Alex puso una mano entre sus cuerpos y buscó el clítoris; cuando lo encontró fue recompensado con un gemido. Perfecto. Tenía que distraerla, hacer que dejara de abrasarlo con las contracciones de la vagina. Comenzó a acariciárselo, introduciendo un dedo en su vagina, pegándolo a su polla y humedeciéndolo. Luka jadeó, él volvió al clítoris y lo rodeó, lo apretó, lo masajeó; ella contrajo la vagina, él empezó a multiplicar por siete. No había forma... cuando Luka empezó a respirar agitadamente haciendo que sus pechos de irguieran con los pezones duros como piedras coronándolos, Alex se olvidó de la tabla del siete, de ir lento y de todo. Agarró el pie de Luka, lo colocó con el talón en su hombro haciendo presión, abriéndola más todavía, permitiendo una penetración más profunda. Clavó las manos en el colchón a ambos lados de la cabeza de Luka, debía sostenerse sobre ella para no cargarla con su peso. Fue su último pensamiento coherente. Embistió con fuerza, con un ritmo primitivo que solo sabía de placer y posesión, hundiéndose hasta tocar el fondo de la vagina y presionando contra ella para ir más allá. Los embates eran tan fuertes que Luka acabó apretando las manos contra la pared para evitar darse con la cabeza en ella. El orgasmo fue demoledor, los cuerpos ardieron, temblaron, dejaron de respirar y se desplomaron. Alex recordó hacerse a un lado para no aplastarla en el último momento... no le gustaría asfixiarla si perdía el conocimiento, cosa que casi, casi había ocurrido.
Transcurridos unos segundos de casi inconsciencia, oyó respirar profunda y acompasadamente a su compañera. Luka se había quedado dormida. Alex se deslizó fuera de la cama para a continuación taparla con las sábanas y el edredón, que estaban tirados en el suelo. Joder. Había sido increíble y la sangre todavía corría veloz por sus venas. Se sentía incapaz de dormirse en esos instantes. Decidió ir al salón a fumarse un cigarro. Lo cierto es que apenas fumaba, pero el cigarro ritual después de un buen polvo se le hacía imprescindible en estos momentos. Antes de salir del dormitorio echó una ojeada a la mesilla... Luka estaba dormida, no se enteraría... no debería... pero qué narices, de cobardes está lleno el mundo. Volvió sigilosamente sobre sus pasos, apoyó una rodilla en la cama y la besó en la frente, ella no se movió, estaba profundamente dormida. Abrió el cajón de la mesilla, cogió el diario y salió.
Al llegar al salón abrió la ventana, se fumó un cigarro con el cuaderno todavía entre las manos, dudando. Tiró el cigarro por la ventana. Qué demonios.
Se tumbó todo lo largo del sillón inclinándose hacia el respaldo para tapar su fechoría si le descubrían, abrió el cuaderno en su regazo y leyó.
"31 de marzo de 2003.
Marzo ventoso... el pronóstico refranero se ha cumplido a rajatabla. Chubascos tormentosos de primera categoría han recorrido mi casa de cabo a rabo durante todo el mes. Los fines de semana se han mantenido estables en el mal tiempo debido, cómo no, a que yo 'emigro'' a casa de Pili los viernes. Llueve sobre mojado. Carlos definitivamente ha introducido elementos no deseables en casa. El Vinagres se niega a que visite a Enary los terremotos asolan mi casa por ese motivo. Leves, de intensidad 5.00, sólo causan daños menores en el mobiliario. Ni idea de cómo será el mes que viene."
"30 de abril de 2003.
Abril lluvioso... totalmente cierto. La lluvia en forma de lágrimas en mi cara se ha mantenido estable durante todo el mes. El tifón Vinagres lanza coletazos contra nuestra relación cada vez que intento escaparme para ver cómo va Enar. No hay nada destacable que contar en la monotonía de mis días."
"Sábado 31 de mayo de 2003.
¿Hacen de mayo florido y hermoso? Y una mierda. El mes ha trascurrido sin cambios en el orden esquemático de mi relación con Vinagres, con algunas precipitaciones leves en forma de malentendidos y enfados por su parte debido a un error mío (cosa que se ha encargado de recordarme durante un par de semanas) en el color de las toallas del cuarto de baño, derivando a fin de mes hacia intervalos tormentosos con ligeros chubascos por culpa de mi visita a Pili, dando lugar a marejada y fuerte marejada este sábado debido a mi propuesta, fuera de todo esquema, de salir a algún lado. Tiempo previsto para el mes que viene: Tormenta inminente (me niego a quedarme en casa, mañana me largo al rastro, aunque sea sola), que posiblemente se convertirá en borrasca por la noche debido a la fuerte bronca prevista para cuando regrese, que será más tarde que temprano."
"30 de junio de 2003.
Sin cambios para comentar 'La vida sigue igual', como diría Julio Iglesias."
"31 de julio de 2003.
Mes aburrido y previsible con borrascas generalizadas y rompimiento de muebles; escasez de lluvias ya que me parece una tontería llorar, pues no consigo nada; mar gruesa a diario, antes, durante y después de las múltiples discusiones. Lo único bueno: ya no hay sábados sabadetes, ninguno está de humor. En otro orden de cosas, Enar parece que ha vuelto a la normalidad y los elementos indeseables se han alejado."
"31 de agosto de 2003.
Hoy finaliza el mes de asueto estival. El tiempo se ha mantenido estable durante todo el mes, rozando el aburrimiento más absoluto durante las (escasas) conversaciones con el Vinagres, aderezadas con intervalos de aburrimiento a secas en los momentos de playa (a solas) y escasos claros soleados de lectura amena de libros románticos (¿por qué el Vinagres no será como Dereck Graven?). Tanta arena en la playa ha hecho que mis pensamientos vayan a la deriva, observando mi man, veo que mi vida es igual a esos puñados de granos de arena apresados en mi puño, por mucho que intente retenerlos, poco a poco se van escapando sin que pueda evitarlo, formando una lenta catarata dorada entre mis dedos con todos los sueños y ambiciones que sé que no se van a realizar, y cuando al final queda mi mano vacía veo que mi vida es igual. Bah, en cuanto llegue a Madrid se me pasa (seguro). Tiempo previsto para el próximo mes: periodos de aburrimiento acompañados de estrés generalizado por la vuelta al trabajo y anticiclón los viernes debido a la visita a casa de Pili (Dios, cuánto la echo de menos)."
"Septiembre de 2003.
Vuelta al trabajo, vuelta a las broncas, seguimos con el aburrimiento. No hay más que contar."
"Octubre de 2003.
Tiempo nuboso en casa con intervalos tormentosos. Este mes he hablado con Irene, está preocupada por su hija, se está mezclando (otra vez) con quien no debe. Coqueteos con el alcohol y las drogas amenazan la estabilidad familiar y se prevé que la asistente social visite su casa en breve para interesarse por el bienestar de Mar. Tanto Carlos como Enar niegan este hecho y no se toman en serio la amenaza. Me escapé y hablé con ellos, demasiada mierda en el cerebro hizo imposible una conversación inteligible, al menos para mí. Por otro lado, el huracán Vinagres amenaza con interrumpirla relación (¿qué relación? Cohabitar en la misma casa no significa tener una relación) en caso de que a mí se me ocurra mezclarme con tal gentuza. Al descubrir que sí se me había ocurrido, tuvo lugar la primera tormenta de la temporada, rayos y truenos zarandearon la tierra dejando algunos moratones en la parte alta a la altura del hombro, por su parte, dicho huracán también salió perjudicado, ya que la tierra respondió a uno de sus truenos y lanzó un relámpago que acabó impactando sobre él provocando sangre en sus hasta entonces impolutas fosas nasales."
"Noviembre de 2003.
No quiero contar nada. No merece la pena."
"Diciembre de 2003.
Llega la navidad con sabor a mazapán, dulces, peladillas y champán... o al menos eso decían los payasos de la tele.
En casa el tiempo previsto está lleno de altibajos con peleas rutinarias en días alternos y tormentas en fin de semana. En el resto del mundo cabe destacar que Carlos lleva desaparecido desde noviembre y a Enar o no le importa o no se ha dado cuenta. Irene la visita a diario, intentando aportar lógica y mesura a la vida de su nieta Mar, pero no solo no lo consigue sino que está acabando con ella. He intentado hablar con Enar pero no me contesta el teléfono (o quizá se lo han cortado por falta de pago), así que la he visitado, tenía la casa llena de mierda y de gente (no sé qué era mejor, si lo primero o lo segundo). Mar estaba escondida en su habitación; no sé cómo he convencido a mi antigua amiga para que me la dejara el fin de semana, y gracias a Dios ésta ha aceptado. He dejado a la niña con su abuela y hemos decidido hablar con los asistentes sociales y buscar una solución. Sea la que sea y cueste lo que cueste. Mar está tan delgada que apenas se la ve, sus ojos no brillan y prácticamente no habla."
"Enero de 2004.
El mundo es una mierda, mi vida es una mierda y el Vinagres es un mierda... joder... estoy con la regla, no tengo el cuerpo para contar nada."
"Febrero de 2004.
Febrero pasa sin pena ni gloria en cuestiones meteorológicas. El huracán Vinagres se ha convertido en un ciclón de proporciones catastróficas. Eso sí, al menos ya no me aburro, estoy demasiado ocupada discutiendo. Nubes tormentosas atraviesan de cabo a rabo mi vida convirtiéndola en meras cenizas de lo que antes era (no es que antes fuera mucho, pero al menos era ordenada). El Vinagres se muestra cada vez más imprevisible amenazando con descargar precipitaciones destructoras sobre todo en fin de semana cuando los trabajos de ambos acaban y nos encontramos con demasiadas horas del día para estar a solas. El anticiclón Pili apenas basta para paliar las consecuencias del trágico huracán Enar. Carlos sigue desaparecido. Enar ha pasado de coqueteo a romance con la dama blanca y los asistentes sociales han decidido dejar en custodia a Mar con su abuela (esto es lo único bueno de todo el mes). Sigo prisionera del ciclón Vinagres con algunas fugas esporádicas para ver a mi ahijada que a mi vuelta a casa se convierten en mar gruesa que se estrella contra mis sentimientos, olas de furia demoledora de más de diez metros de altura y una fuerza de 6 en la escala Richter (ocasionando daños ligeros a edificios) que amenazan con acabar con mis ahorros en base a la cantidad de muebles destruidos."
"Marzo de 2004.
Tormentas generalizadas hacia mitad de mes debido a mi fuga (solo fui a hacer una visita a Mar) han desencadenado el huracán de nuevo, asolando esta vez todo el tercio norte de nuestra casa. Los cuadros a punto de cruz de Pili acabaron destruidos debido a la fuerte marejada provocada por dicho huracán, espero poder arreglarlos. Carlos sigue desaparecido y Enar ha seguido sus pasos durante la última mitad del mes. Mar vive con su abuela y parece que los días soleados han regresado, al menos para ella. Previsión para el mes que viene... posible terremoto en casa."
"Abril de 2004.
Un terremoto de 6,9 en la escala Ritcher ha asolado mi domicilio (ya no lo puedo llamar hogar) causando daños severos en el mobiliario y discusiones de intensidad variable al alza en fin de semana. El anticiclón Pili trae calma a los viernes, pero por desgracia el huracán Vinagres se encarga de aportar chubascos tormentosos incluso entre semana. Por otra parte, Mar sigue viviendo en casa de su abuela y Enar ha aparecido con nuevo novio, nuevo look, y nuevos amigos (si malos eran los viejos, éstos son peores). Tiempo previsto para el próximo mes... inestable.
PD: A veces, sólo a veces y sin que lo reconozca ante nadie, tengo miedo... miedo si suena el teléfono, miedo si llego tarde... miedo de más broncas. Cierto es que desde que me "tocó" la primera vez y le respondí con el puñetazo en la nariz no ha vuelto a tocarme, pero si los muebles son muestra patente de hasta dónde puede llegar su furia, debo admitir que la cosa se está poniendo peligrosa y que tengo miedo. Mierda."
"Mayo de 2004.
Tras el terremoto de 8.5 en escala Ritcher (destrucción total), atravieso un clima de calma chica aderezado por interminables jornadas de cielo claro en casa de Pili. He emigrado del domicilio compartido con el Vinagres y ahora estoy de ocupa en casa de mis progenitores. He prometido visitar a mi ahijada al menos dos veces al mes y lo voy a cumplir. Tiempo previsto para el próximo mes... variable, con cambios, posibles visitas al cine y a mis amistades, negativa rotunda a poner toallas conjuntadas en el baño, en definitiva... voy a hacer lo que se me ponga en la punta la nariz."
"Noviembre de 2004.
Emigré de casa de mis padres, estoy en un piso alquilado que es una birria, pero es mío, sólo mío. Y yo decido lo que quiero sobre él."
"Enero de 2005.
Tras la euforia por vivir sola, ahora me encuentro con que me siento... sola... Esto de tener algo mío y solo mío me está conviniendo en Gollum, mi piso, mi sillón, mi cocina. Monto fiestas en fin de semana, pero las voces, las risas, la compañía no perduran entre semana, y yo soy Gollum, fea e inmersa en mi vida, mía y solo mía..."
"Marzo de 2005.
¡Lo he hecho! He adoptado dos tortugas, son lo más maravilloso que he visto en mi vida, parecen personitas pequeñas, cariñosas y lo más importante, dependen totalmente de mí, me necesitan y yo las necesito. Ya no estoy sola cuando vuelvo a casa. Mi casa ya no es mía y solo mía. Por cierto, me ha tocado un piso de protección oficial, en un par de años, cuando lo acaben de construir, seré dueña de NUESTRA propia vivienda (mía y de mis niñas)."
"Diciembre de 2006.
Hoy he tenido mi mejor regalo de Navidad. Laura. Mi iguana. La encontré en el centro de protección de animales, la habían abandonado, apenas tiene tres meses. Es totalmente asocial y da latigazos a todo el mundo. Seguro que seremos grandes amigas, somos tal para cual."
"Marzo de 2007.
Es una tontería que escriba más en este diario, porque cuando escribo, leo lo anterior y me dan ganas de pegarme un tiro por lo idiota que fui. Mis niñas son preciosas, Laura me adora y yo la adoro, se sube en mi regazo y me da lametazos en la barbilla, es un sol. Clara y Lara me mordisquean la nariz cuando las cojo. Nos tenemos las unas a las otras y es suficiente. Enar se ha perdido totalmente, sigue en el barrio pero como si no estuviera. Mar vive con su abuela y yo la veo el segundo y el cuarto domingo de cada mes. Es una chica maravillosa y lo mejor que me ha pasado nunca. Carlos lleva desaparecido tres años, ojalá esté muerto; si no fuera por él, Enar no hubiera caído en esta espiral de drogas y maltrato.
Tengo un piso propio (a medias con el banco) y unos amigos increíbles. He decidido dejar de leer lo que he escrito aquí porque no merece la pena recordar el pasado. Es una mierda. Cierro este diario, dejando, eso sí, apuntadas unas normas básicas para mi bienestar. Rezo para que si alguna vez se me pasa por la cabeza enamorarme de un tío, recuerde estas normas y las cumpla."
DECÁLOGO DE LUKA
No fiarse de ningún hombre, a excepción de Javi, Dani y mi familia directa.
No dejar que nadie me diga si mi pelo, mi figura o mi inteligencia es o no de su agrado. Si esto sucede cortar la amistad de golpe. Nadie puede juzgarme.
No permitir que nadie ordene mi vida, ni me diga dónde, cómo o cuándo hacer lo que sea. Si esto sucede cortar la amistad de golpe, nadie puede controlarme.
No consentir que nadie me levante jamás la voz (ni la mano). Nadie tiene ese derecho. Si esto ocurre, avisar a Javi de inmediato para que le corte los huevos al agresor (Javi se ha ofrecido para ello muy gentilmente).
No hacer caso de palabras bonitas ni promesas fáciles de hacer, pues son fáciles de romper. Si esto ocurre es que me he vuelto idiota de nuevo y mejor me pego un tiro.
Vivir mi vida sin mirar alrededor, no vaya a ser que la vuelva a liar.
No permitir JAMAS que nadie controle mis amistades, ni que las juzgue. Si esto ocurre cortarle los huevos a quien lo haga (con ayuda de Javi).
No pensar jamás que es mejor estar acompañada que sola; Laura, Lara, Clara y yo nos valemos y nos bastarnos para formar una familia feliz.
No permitir que ningún desconocido —masculino— se cuele en mi vida sin antes estudiar muy mucho las circunstancias.
NO ENAMORARME JAMAS, porque, si sin estar enamorada (en mi totalidad) del Vinagres, mira lo que me ha pasado, el día que me permita enamorarme, fijo que arruino mi vida.