Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (24 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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Efectivamente, podría añadirse que su familia también se inquietó por ello. Sin duda, las noticias del éxito de Jesús hubieron de llegar a Nazaret, y la familia se sentiría complacida. Pero una vez que empezaran a llegarles informes malos, tendrían todo el derecho a temer por su seguridad, y fueron en su busca.

Al menos es en este preciso momento cuando Mateo menciona su llegada:

Mateo 12.46.
Mientras Él
[33]
hablaba a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban fuera y pretendían hablarle.

¿Iban a pedirle que volviera a casa con ellos? ¿Esperaban convencerle de que abandonara la misión antes que le ocurriesen desgracias incalculables?

Mateo no lo dice, pero la versión de Marcos de este mismo incidente viene precedida (y no a mucha distancia) de lo que podría ser un pasaje de lo más significativo:

Marcos 3.21.
...sus deudos,
[34]
salieron para apoderarse de él, pues decíanse: Está fuera de sí.

La palabra aquí traducida por «amigos» podría significar «familiares» y, efectivamente, la Biblia de Jerusalén dice «sus parientes» y no «sus amigos».

Al evangelista no le inquieta ese versículo. No menciona el nacimiento virginal ni los milagros que lo acompañaron, de modo que no tiene motivos para suponer que la madre y hermanos de Jesús tuvieran más fe en él que cualquier otro.

Sin embargo, el relato de Mateo del nacimiento virginal y de los insólitos acontecimientos que se sucedieron —adoración de los reyes, búsqueda del niño por Herodes, sueño admonitorio— presenta una situación por la cual la madre de Jesús y probablemente otros familiares no dejarían de tener al menos sólidas sospechas de la misión mesiánica de su pariente. Mateo no podía incluir el versículo en que los familiares de Jesús piensan que está fuera de sí, sin caer en una contradicción; por tanto, lo omite.

Sin embargo, si seguimos al «Jesús histórico» nos sentimos fuertemente tentados a creer que la familia de Jesús temía por él y que iba a llevarlo a casa, donde podrían mantenerle sano y salvo. La reacción de Jesús ante la llegada de sus familiares, descrita por Mateo, daría crédito a esa posibilidad. Si su madre y sus hermanos hubiesen ido a hacerle una visita afectuosa y normal, sin duda Jesús los habría recibido alegremente y habría hablado con ellos. Pero si Jesús sospechaba que habían ido a disuadirle de su misión, y si él colocaba a ésta por encima incluso de los lazos familiares, reaccionaría exactamente igual que en el relato de Mateo:

Mateo 12.49.
Y extendiendo
(Jesús)
su mano sobre sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Al parecer, se niega a ver a su familia, que efectivamente no vuelve a mencionarse en el resto de Mateo. (Se alude a ellos en un capítulo posterior, cuando el fracaso de Jesús para impresionar al pueblo de Nazaret; pero no aparecen.)

Parábolas

En los evangelios a menudo se describe a Jesús explicando sus argumentos por medio de parábolas (palabra derivada de un término griego que significa «comparación»). Son relatos breves que a primera vista podrían tomarse en sentido literal, o bien compararse punto por punto con un mensaje análogo referente a las relaciones entre Dios y el hombre.

Y es inmediatamente después de la visita de la madre y hermanos de Jesús cuando Mateo decide presentar una serie de tales parábolas:

Mateo 13.3.
Y Él
[35]
les dijo
(a su auditorio)
muchas cosas en parábolas...

Es posible, claro está, que no se captara el sentido de alguna parábola; se describe la confusión de los discípulos de Jesús cuando su maestro sigue mostrándose deliberadamente enigmático, evitando hablar con llaneza:

Mateo 13.10.
Acercándosele los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?

La explicación que se da es que el mismo sentido recóndito de las parábolas contribuye a ablandar el corazón de los hombres. Aquellos que verdaderamente quieran entrar en el reino, harán el esfuerzo por entender; mientras que aquellos cuyo deseo es insuficiente, no lo harán.

Pero es posible interpretar esto como una respuesta sensata a la violencia creciente de los enemigos de Jesús. Porque si Jesús hablara abiertamente de sus poco ortodoxas ideas religiosas, podría encolerizar más a los fariseos e incluso convertirse en una de sus principales amenazas políticas. Al hablar en parábolas, despistaría a sus contrarios con el sentido literal (no es más que la historia de un hombre que planta trigo), mientras que sus seguidores no tendrían dificultades en comprender el significado.

La hija de Herodías

Y Jesús tenía razón al hablar cautelosamente en parábolas, pues otros peligros aparte de los fariseos se cernían sobre él. ¡Juan el Bautista había muerto!

Herodes Antipas había vacilado en ejecutar a Juan, por miedo a las complicaciones políticas que pudieran surgir como resultado de la ira y del resentimiento de sus seguidores. Pero la vengativa Herodías, en quien recaía el peso de la acusación de Juan (v. este mismo cap.) logró arrancar a Herodes un juramento apresurado:

Mateo 14.6.
Al llegar el cumpleaños de Herodes, bailó la hija de Herodías ante todos,

Mateo 14.7. ...y
tanto gustó a Herodes que con juramento le prometió darle cuanto le pidiera,

Mateo 14.8. ...
y ella, inducida por su madre: Dame —le dijo—, aquí, en la bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.

Mateo 14.9.
El rey se entristeció, mas por el juramento hecho... ordenó dársela,

Mateo 14.10.
y mandó degollar en la cárcel a Juan el Bautista.

La muchacha que bailó era hija de Herodías y de su primer marido, Filipo. No se la nombra en la Biblia, pero Josefo la llama en sus escritos Salomé (versión femenina de Salomón).

Para completar las complejas relaciones entre los miembros de la familia Herodes, esta Salomé se casó más tarde con su medio tío abuelo, Filipo el tetrarca, de modo que fue a la vez medio sobrina nieta, hijastra y medio cuñada de Herodes Antipas y, a través de su madre, también descendiente de los macabeos.

Betsaida

Después de todo, la muerte de Juan el Bautista no trajo problemas graves a Herodes Antipas. Probablemente adquirió valor por ese hecho y se dispuso a adoptar una postura firme contra los reformadores molestos. Para él, Jesús no era más que otro Juan el Bautista.

Mateo 14.1. ...
llegaron a Herodes el tetrarca noticias acerca de Jesús,

Mateo 14.2.
y dijo a sus servidores: Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos...

Como Herodes Antipas no se encontró con repercusiones por la ejecución del Bautista, es posible que no vacilara en encarcelar y ejecutar al nuevo profeta que había surgido en lugar de Juan.

Jesús decidió no darle oportunidad de hacerlo.

Mateo 14.13. A
esta noticia. Jesús se alejó de allí en una barca a un lugar desierto...

Lucas es más concreto al narrar este incidente:

Lucas 9.10. ...
se retiró a un lugar apartado cerca de una ciudad llamada Betsaida.

Por lugar apartado se significa un sitio aislado, poco frecuentado.

Betsaida («casa de pescadores») está situada justo al norte del mar de Galilea, al este del lugar por donde entra el río Jordán. Como el río constituye la frontera oriental de Galilea, Betsaida no está en Galilea, sino en Iturea. De ese modo se sitúa Jesús fuera de la jurisdicción de Herodes Antipas y dentro de los dominios de Filipo el tetrarca, de quien no había que temer medidas de fuerza.

Betsaida fue reconstruida por Filipo el tetrarca alrededor de un cuarto de siglo antes que Jesús iniciara su ministerio, y se le había dado el nuevo nombre de Julias, en honor de Julia, hija del emperador romano entonces reinante.

Mateo habla de multitudes que seguían a Jesús a su lugar de retiro y de numerosos milagros. En particular, narra que Jesús dio de comer a cinco mil hombres y a una cantidad indefinida de mujeres y niños con dos peces y cinco hogazas de pan, milagrosamente multiplicados.

Este milagro de los panes y los peces es completamente único en su género, pues sólo éste se describe en términos similares en los cuatro evangelios. Pero aunque prescindamos de los milagros, es de suponer que Jesús continuara predicando en Betsaida y que congregase multitudes tanto de curiosos como de piadosos.

Resentido porque Jesús se le escapara de las manos, Herodes Antipas quizá exigiera a su hermano Filipo la entrega del fugitivo. Y reacio a hacerlo, Filipo tal vez se limitara a avisar a Jesús, sugiriéndole que se marchara. Cualquiera que fuese la razón, Jesús no estuvo mucho tiempo en Betsaida.

Mateo 15.39.
Y despidiendo a las multitudes, subió a la barca...

La misión de Galilea

Es como si, surcando de nuevo el mar de Galilea, volviera a los dominios de Herodes Antipas. Si lo hizo, fue simplemente para llevar a cabo algún propósito antes de seguir adelante, pues pronto estuvo de vuelta en Iturea.

Jesús quizá pensara en abandonar en aquel momento. El pueblo no se había levantado en defensa de Juan el Bautista, ni para vengarle tampoco. Alrededor de Jesús se habían congregado multitudes, pero cuando las cosas se pusieron difíciles desertaron. No cerraron filas en torno a él para protegerle de los fariseos y de Herodes. En cambio, tuvo que escapar.

En ese momento quizá le pareciese que su misión en Galilea era un completo fracaso, igual que lo fue su primer intento en Nazaret. Había durado más en Cafarnaúm, y había tenido un éxito enorme, aunque temporal; pero al fin fue expulsado.

Posiblemente pronunciase entonces la amarga acusación contra las ciudades en que había predicado:

Mateo 11.20.
Comenzó entonces a increpar a las ciudades en que había hecho muchos milagros, porque no habían hecho penitencia:

Mateo 11.21. ...
¡ay de ti, Betsaida!...

Mateo 11.22. ...
a Tiro y a Sidón será más tolerable... el día del juicio que a vosotras
[36]

Mateo 11.23.
Y tú, Cafarnaúm, ¿te levantarás hasta el cielo? Hasta el infierno serás precipitada.

Cesárea de Filipo

Al salir de Betsaida, Jesús debió sentirse abandonado. Sólo estaba con él un grupo de sus discípulos más fieles, y muy atrás quedaba el escenario de sus triunfos en Galilea.

Mateo 16.13.
Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo...

Cesárea de Filipo era una ciudad de Iturea a unos cuarenta y ocho kilómetros al norte del mar de Galilea. La ciudad cobró importancia en época herodiana. Herodes el Grande construyó allí un templo, y su hijo Filipo el tetrarca la ensanchó dándole el nuevo nombre de Cesárea en honor del emperador romano.

Como en el imperio había muchas Cesáreas, para distinguirla se la llamó «Cesárea de Filipo».

Pedro

Tal vez Jesús dudara de la naturaleza de su misión, ahora que se veía alejado de su tierra. ¿Había fracasado? ¿Fue una ilusión la llamada que sintió el día de su bautismo por Juan? Se dirige a sus discípulos:

Mateo 16.13. ...
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?

En respuesta a la pregunta de Jesús, los discípulos le dicen que algunos creen que él es Juan el Bautista, resucitado de entre los muertos, o que es Elías, Jeremías o cualquier otro profeta del pasado. Pero Jesús insiste. Esa era la opinión de aquellos que habían tenido poco contacto con él. ¿Cuál era la de los propios discípulos, que ya le conocían tan bien?

Mateo 16.15. ...
Y vosotros, ¿quién decís que soy?

Mateo 16.16.
Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías
[37]
el Hijo de Dios vivo.

Este es el momento crucial del evangelio. Jesús saluda gozoso la aseveración. Al fin y al cabo, la confianza de Pedro en su mesianismo no podría venirle del éxito mundano de su misión, que de momento era inexistente. Sólo podía ser inspiración divina.

Mateo 16.17.
Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú. Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos.

Con esta afirmación de fe y confianza por parte de sus discípulos, Jesús pensó continuar hasta el éxito definitivo. A cambio del reconocimiento de Pedro, Jesús le nombraría lugarteniente, por así decir, y sucesor suyo:

Mateo 16.18.
Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
[38]
y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

Mateo 16.19.
Yo te daré las llaves del reino de los cielos...

Jesús hace aquí un juego de palabras. Como «Pedro» significa «piedra», decía: «Tú eres Piedra y sobre esta piedra...»

Es el retruécano más influyente de toda la historia. Según la tradición, Pedro fue a Roma más adelante y se convirtió en el primer obispo de Roma. Se cree que los posteriores obispos de Roma heredaron esa función de piedra sobre la cual se construyó la Iglesia y todos continuaron en poder de las llaves del reino de los cielos.

Al obispo de Roma terminó llamándosele «Papa» (término general aplicado a sacerdotes), iniciándose así la doctrina de la supremacía papal sobre la Iglesia y, a través de ésta, sobre todos los cristianos. No todos los cristianos la aprueban, y en la actualidad aún hay centenares de millones que no la admiten; pero también hay cientos de millones que sí la aceptan.

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