Intrépido (20 page)

Read Intrépido Online

Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: Intrépido
11.32Mb size Format: txt, pdf, ePub

—No me está diciendo en serio que… que…

Desjani asintió con la cabeza, en un gesto que ahora irradiaba orgullo. Orgullo de sí misma, de la flota, y de Geary.

—Es nuestra primera regla de combate en la flota de la Alianza. Ser agresivo. No dudar nunca, no quedarse atrás nunca. A por el enemigo, como ordenó
Black Jack
Geary hacía tiempo —declaró Desjani, con el rostro refulgente.

Geary tenía ganas de agarrarla por los brazos y zarandearla. ¡Idiota! ¡Panda de idiotas! ¡Esa no es una solución universal para cualquier situación táctica!

—¡Por todos los antepasados de todos los tripulantes de esta flota, capitana Desjani, la disciplina es tan importante como la agresividad! Con unas pocas fragatas bastaría para eliminar esas corbetas. Iba a enviar un único escuadrón para que lo hiciera —reveló Geary.

—¡Ellos saben que están luchando bajo la atenta mirada de
Black Jack
Geary, señor! ¡Quieren demostrarle lo buenos que son! —exclamó Desjani.

—¡No lo son! ¡Están actuando como una banda sin preparación ninguna! ¡Están ignorando mis órdenes! —Geary se mordió la lengua para no decir a continuación lo que se le estuviese pasando por la cabeza. Desjani y el resto de miembros de la tripulación del
Intrépido
lo miraban como si acabase de abofetear a Desjani—. Miren, la agresividad es algo estupendo cuando llega su momento, pero si no se combina con tácticas inteligentes y se coordina con ellas para generar acciones disciplinadas, es un pasaporte al desastre.

El orgullo de Desjani se tornó en obstinación.

—A nosotros nos ha servido, señor. La flota de la Alianza está orgullosa de su espíritu de lucha —replicó la capitana.

En lugar de volver a disparar otra respuesta áspera, Geary inspiró profundamente. Sí, os «ha servido» de cojones. No hay ni que preguntar por qué la flota ha perdido tantas naves. No hay ni que preguntar por qué la flota se abalanzó sobre el cebo que habían tendido los síndicos y acabó al borde de la destrucción. Y encima habían estado haciendo ese tipo de cosas a partir de una visión completamente distorsionada de la propia filosofía de Geary. No sé siquiera si debo sentirme culpable o no. ¿Es culpa mía que el ejemplo de
Black Jack
Geary que siguen tan ciegamente no se corresponda ni se haya correspondido nunca con la realidad?

Cambiar esto me va a llevar tiempo. No puedo decirles sin más que se equivocan. Si lo aceptasen, acabaría con su espíritu de lucha. Si no, no cambiarían, y mi propia autoridad sería aún más débil que ahora mismo.

Geary asintió con un cuidado intencionado en dirección a Desjani.

—El espíritu de lucha es inmensamente importante, capitana. Por lo que he podido ver, la flota de la Alianza tiene motivos para sentirse orgullosa de su espíritu de lucha. —Desjani sonrió, aparentemente aliviada por las palabras de Geary. Al echar un vistazo a su alrededor, Geary comprobó que había expresiones similares en los rostros del resto del personal del puente de mando—. Pero tenemos que aplicar ese espíritu adecuadamente, para estar seguros de que conseguimos infligir…
—¿cuál es el término adecuado?
—… el mayor daño posible al enemigo. Es como apuntar con una pistola para asegurarse de que se acaba abatiendo al objetivo. —Geary señaló a su visualizador—. Ahora mismo, esta flota no está apuntando todo lo bien que debería—.
Y me llevo el premio al eufemismo del siglo
—. Tenemos que trabajar esas cosas.

Pero hasta cuando estaba articulando la última frase, Geary pudo ver que las naves de vanguardia de la flota de la Alianza estaban acelerando por encima de la décima de la velocidad de la luz, abandonando así toda pretensión de mantener una especie de formación y abalanzándose una tras otra hacia el objetivo que se pretendía destruir: las dos corbetas síndicas. Para su sorpresa, las imágenes de alrededor de la base síndica, que ahora llegaban con un desfase de cinco minutos, mostraban que las corbetas no habían intentado huir todavía. En lugar de eso, seguían manteniendo una posición de bloqueo no demasiado alejada de la base síndica. Geary seguía intentando averiguar si eran valientes, estúpidos o si simplemente el miedo les había paralizado, cuando la razón última se hizo evidente: desde la base se lanzaba una nave mensajera que salía acelerando a toda pastilla. Los síndicos estaban tratando de mandar un informe a través de uno de los puntos de salto que había alrededor de Corvus. Me
pregunto qué artículo de qué instrucción de combate de la flota síndica ordena el envío de un informe
; se preguntó Geary amargamente.
Ese idiota que está al mando no lo haría si no se especificase nada concretamente en ese sentido.

Los elementos de vanguardia de la flota de la Alianza seguían acelerando por encima de la velocidad a la que podían apuntar certeramente a las naves enemigas.
Ya está. Ya va siendo hora de que intente reconducir este desaguisado.
Geary pulsó con el pulgar el botón que activaba las comunicaciones.

—Al habla el capitán Geary. Se ordena a todas las unidades de la flota de la Alianza que regresen a sus puestos en la formación. Todas las unidades deben reducir su marcha lo necesario para asegurarse de no estar sobrepasando el límite de una décima de la velocidad de la luz. —A Geary le reventaba tener que dar esa orden en plena batalla, un momento en el que los comandantes de cada nave deberían tener la flexibilidad necesaria para modificar la velocidad en función de las circunstancias de combate, pero al capitán no se le ocurría otra manera de frenar la afluencia de naves que se agolpaban para dar alcance a las corbetas síndicas.

—Se ordena a las naves del tercer escuadrón de fragatas que entren en combate con las corbetas síndicas. Se ordena que cualquier unidad que se encuentre en posición de interceptar la nave mensajera realice todos los esfuerzos necesarios para detenerla —exigió Geary.

El capitán hizo una pausa, esperando a ver qué ocurría, consciente de que, por el momento, no podía hacer nada más. Todavía tardaría unos minutos en saber si esta vez alguien sí lo estaba escuchando.

Al menos ahora estaba comprobando que los cruceros de batalla habían emprendido el camino de vuelta. No iban a alcanzar a los elementos rezagados de la flota hasta dentro de tres horas, pero al menos estaban haciendo lo que se les había ordenado.

Durante los siguientes quince minutos se pudo ver que algo más de la mitad de las naves de la Alianza que se cernían sobre las corbetas síndicas comenzaban tímidamente a seguir las órdenes de Geary. Por desgracia, como algunas naves reducían la velocidad y otras seguían acelerando, se desvaneció cualquier atisbo de orden y concierto en el seno de la flota de la Alianza. El borde de vanguardia de la cuña se había convertido en una mancha retorcida que impedía determinar a ciencia cierta en qué posición se encontraban un buen número de naves con respecto a la del propio Geary.

Las unidades más periféricas de la flota de la Alianza se reflejaban en el visualizador con un centelleo casi propio de una luz estroboscópica a medida que sus saltos de un lado a otro se iban actualizando en las imágenes que llegaban al
Intrépido
con el retardo de rigor. Parecía como si casi una veintena de naves de la Alianza se hubieran juntado y estuviesen intentando acelerar para interceptar la nave mensajera síndica. Por alguna razón insondable, la
Orión
, que estaba muy lejos de cualquier zona de interceptación posible, había lanzado unos cuantos espectros cuyo objetivo era impactar contra la mensajera, a pesar de que la distancia y las velocidades relativas eran demasiado grandes como para esperar tener opción alguna de conseguir dar en el blanco.

Además, la posición del crucero ligero síndico había variado enormemente en el momento en el que el
Intrépido
finalmente pudo verlo acelerando a toda pastilla hacia la flota de la Alianza.
¿Qué está haciendo? No se encuentra en posición de ayudar a defender a esa nave mensajera.
La mancha que componía ahora mismo la flota de la Alianza se había estrechado en tres direcciones: un brazo fino que se dirigía hacia arriba y hacia el lado de la senda de la mensajera, otra masa de naves más grande que seguía su camino hacia las corbetas síndicas y su base, que ahora ya se encontraba a menos de una hora de cualquier contacto, y por último un nubarrón de naves cada vez más grande en la retaguardia, donde ciertas unidades de la Alianza se estaban colocando finalmente en sus posiciones de formación. El crucero ligero síndico, después de haber bordeado el cuarto planeta, parecía estar acelerando gracias a la fuerza de su inconmensurable sistema de propulsión, como queriendo pasar por encima de la retaguardia de la mancha que representaba a la Alianza en el visualizador.

Geary se quedó mirando allí, intentando comprender qué pretendía aquel crucero ligero. La estimación de velocidad y los vectores de dirección del navío de guerra síndico seguían pegando saltos mientras este superaba la décima de la velocidad de la luz sin dejar de acelerar. Según parecía, también estaba modificando su trayectoria ligeramente una y otra vez, de tal modo que mientras las naves de la Alianza recibían las observaciones retardadas y distorsionadas por los efectos de la relatividad, la posición «compensada» del crucero también saltaba de un punto a otro, de la misma forma que la previsión de su ruta también saltaba continuamente en el espacio. Solo había dos cosas que parecían seguras. Que el crucero seguía acelerando y que seguía dirigiéndose hacia la flota de la Alianza.

¿Por qué? Si se está limitando a huir, ¿por qué hacerlo a través de la flota de la Alianza? ¿Cómo está pensando enfrentarse a nosotros? Con lo que se está acercando y lo rápido que está yendo; pasará a la altura de nuestras naves a toda pastilla sin saber muy bien dónde están, lo mismo que nuestras naves no sabrán muy bien dónde está él. Incluso con ese sistema de propulsión que tiene; para cuando sea capaz de decelerar hasta lograr la velocidad de combate estará…

—¡Mierda! —Geary ni siquiera se percató de la reacción a su súbita blasfemia en el puente de mando del
Intrépido. Debí haberlo visto. Debí haberme imaginado esto hace tiempo. Una nave construida con tanta capacidad de propulsión debe de haber sido creada para un tipo de ataque especial.
Geary gesticuló hacia la zona general de su visualizador en la que la representación del crucero síndico centelleaba aquí y allá.

Va a por la
Titánica
—murmuró Geary.

—¿Qué? —La capitana Desjani siguió el movimiento de Geary con un gesto de sorpresa—. ¿Cómo es posible? Nunca será capaz de imaginarse dónde está la
Titánica
yendo a esa velocidad.

—¡La han diseñado para eso, capitana Desjani! ¡Debí haberme dado cuenta en el momento en el que la vi! —Geary volvió a señalar al visualizador con el dedo, dibujando un arco a través de la parte frontal de la flota de la Alianza para acabar en la
Titánica
—. Su excepcional capacidad de propulsión le permite acelerar rápidamente hasta adquirir una velocidad lo suficientemente alta como para que los efectos de la relatividad hagan que resulte casi imposible apuntarle con precisión, joder. Una vez que haya conseguido atravesar la barrera de las unidades defensivas, que no serán capaces siquiera de apuntarle de una manera medio decente, se dará la vuelta y usará la misma fuerza de propulsión para frenar lo justo como para situarse a una velocidad que le permita enfrentarse con garantías a los objetivos más débiles que, hasta entonces, hubieran estado protegidos por los buques de guerra.

Desjani soltó un gruñido al estudiar la situación en el visualizador.

—Que nuestros antepasados me perdonen. Va a alcanzar la máxima velocidad cuando horade nuestras unidades de vanguardia. Tendremos muy pocas oportunidades de darle a no ser que seamos capaces de determinar exactamente cuál será su ruta —arguyó Desjani.

—¡No podemos! ¡No podemos predecir su ruta porque no sabemos exactamente dónde se encuentra ahora mismo! —Geary hizo una pausa y después mostró los dientes—. Pero lo que sí sabemos exactamente es hacia dónde se dirige.

—¿A por la
Titánica
. —Las manos de Desjani se movieron entre los mandos y apareció un cono enormemente estirado, con el extremo más ancho centrado en la zona donde los sistemas de la nave preveían que se encontraba ahora el crucero síndico—. Aquí. Si ese crucero se dirige hacia la
Titánica
y tiene que decelerar hasta adquirir una velocidad lo suficientemente baja como para obtener datos que le confieran una alta probabilidad de impacto sobre la
Titánica
al pasar por el punto en el que la tenga a tiro, tendrá que empezar a frenar más o menos por aquí, lo que significa que interceptará la ruta de la
Titánica
aquí. —El dedo de Desjani señaló al lugar en el que el cono se encogía hasta hacerse tan estrecho como la cabeza de una aguja.

Geary asintió con la cabeza, sintiendo un brote de alegría momentáneo. Esa era la razón por la que los síndicos no habían construido más naves como aquel crucero ligero: una vez que se descubriera cuál era su objetivo, las naves escolta que se encontrasen detrás del núcleo central de la flota podrían interceptarlas antes de que lo alcanzasen. Pero la euforia de Geary se desvaneció con rapidez en cuanto estudió la zona que rodeaba la ruta trazada por Desjani.
No hay nada en posición de detener a ese crucero. Los escoltas de la
Titánica
siguen estando demasiado alejados y preocupados por dar caza a esas inútiles corbetas
,
los escuadrones de reserva están desperdigados por todas partes y la
Titánica
se ha quedado todavía más atrás porque la flota la ha ido dejando a la zaga al acelerar tanto.

Y el comandante de ese crucero ligero síndico había sido lo suficientemente inteligente como para ver qué estaba ocurriendo y para descubrir que la
Titánica
era el talón de Aquiles de la flota de la Alianza.
Más listo que yo,
admitió Geary.
Ahí hay un muy buen tripulante. Una pena que tenga que emplearme a fondo para liquidarlo o liquidarla.

Lo primero que había que hacer era asegurarse que el crucero ligero tenía alguna otra cosa de la que preocuparse.

—Se ordena a todas las naves de los escuadrones de crucero ocho y once que persigan al crucero ligero síndico. —Aquello sería, con mucho, más naves de las que harían falta, pero Geary no podía adivinar cuántas naves de esos escuadrones se encontrarían lo suficientemente cerca del crucero síndico como para que pudieran convertirse en una preocupación para el enemigo. Posiblemente ninguna de aquellas naves estaría en condiciones de atrapar al crucero antes de que este diese caza a la
Titánica
. pero si Geary conseguía que aminorase la velocidad, tal vez podrían tener algo que decir—. Se ordena a todas las demás naves que, si consiguen tener al crucero ligero a tiro, se enfrenten directamente a él.

Other books

The Descent to Madness by Gareth K Pengelly
Worth the Chance by Vi Keeland
The Candy Cane Cupcake Killer by Livia J. Washburn
Endorphin Conspiracy, The by Stern, Fredric
Confessions of a Queen B* by Crista McHugh
The Patriot's Fate by Alaric Bond
Dixie Lynn Dwyer by Her Double Delight
Sorority Wolf by Rebecca Royce