Intrépido (41 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: Intrépido
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—Me temo que no puedo ayudarle en eso, capitán Geary. —Rione inclinó de nuevo la cabeza y se marchó.

Geary se quedó observando como abandonaba su camarote y después volvió a desplomarse en el asiento más cercano, con dos pensamientos rondándole la cabeza.
¿Y si tiene razón? ¿Y qué cojones he hecho yo para merecer esto?

«Todas las unidades en formación Sigma viren veinte grados a babor a las tres punto cuatro.» —Geary se quedó a la expectativa y después se llevó las manos a la cabeza al comprobar como la mitad de las naves se ponían en posición mientras que la otra mitad se movía como si toda la formación entera estuviese pivotando veinte grados a babor. ¡
Escuchen el mensaje! ¡Por favor, escuchen el mensaje! ¡Tampoco es que no tengan tiempo para pensarse las cosas antes de ejecutarlas!

De puertas para fuera, Geary habló con toda la calma de la que se pudo hacer acreedor.

—Aviso a todas las unidades, tengan cuidado de ejecutar la orden tal y como se les da. —Geary comprobó la hora, se frotó los ojos, y prosiguió con su mensaje—: A todas las unidades. Suficiente por hoy. Gracias por su duro trabajo. —Solo espero que estén aprendiendo algo. Y no me refiero solo a mantener la formación. Si están prestando atención al modo en el que ordeno las maniobras para adaptarlas al retardo a la hora de recibir los datos, también estarán aprendiendo algo de ello.

La capitana Desjani también parecía cansada, pero sonrió animosamente.

—Nunca he visto a nuestras unidades maniobrar así en situaciones de combate —jaleó la capitana.

—Y todavía sigue sin verlo —apuntó Geary, tratando de no revelar tanta amargura como sentía—. Todo esto son simulaciones y no se realizan bajo la presión del combate real.

—Aun así sigo creyendo que hemos presenciado un buen número de mejoras —relató Desjani.

Geary se quedó pensando un rato y después asintió con la cabeza.

—Sí. Tiene razón. Así es. Teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que hemos estado trabajando en esto, todo el mundo ha progresado de una manera bastante rápida. —Geary comprobó la disposición final de las naves en el simulador, que ahora se había quedado ya fija—. En menos de dos semanas de prácticas hemos experimentado un gran progreso. Pero eso también se debe a que hay un montón de buenos profesionales en esta flota. —Geary asintió de nuevo, esta vez mirando a Desjani—: Incluyendo lo presente.

—Gracias, señor. —Desjani parecía tan encantada como avergonzada por el cumplido.

—Es lo que siento. Realmente tiene usted el talento suficiente para manejar bien esta nave. Uno puede tirarse toda la vida de una estrella preparando gente para ponerse al frente de una nave y seguirán llevándola como si fuera un saco de plomo. Pero usted tiene talento. Usted siente la nave y se mueve con ella. —Geary se levantó haciendo palanca contra su asiento—. Voy a descansar antes de que empecemos con las prácticas de la siguiente simulación. ¿Usted no?

Desjani meneó la cabeza.

—Debo ocuparme de algunas cosas como oficial al mando del
Intrépido
. No hay descanso para el inquieto, dicen —bromeó la capitana.

—No sé los inquietos, Tanya, pero sí sé que los capitanes de navío no descansan mucho nunca. Gracias por toda la ayuda que me ha estado brindando últimamente —reconoció Geary.

—El placer ha sido mío, señor. —Desjani hizo un breve saludo informal y se marchó.

Geary se volvió a sentar, mientras en su interior se libraba una breve batalla entre el deseo de descansar y la necesidad de retomar sus propias obligaciones. Acto seguido, pidió los últimos informes sobre la situación de la flota. En esos momentos se estaba trabajando sobre tres antiguas minas síndicas en asteroides y ya se había trasladado una suculenta cantidad de metal bruto a las naves auxiliares, que a su vez tenían a pleno funcionamiento sus propios talleres para proporcionar a la flota esas piezas sueltas y recargas de artillería que tanta falta hacían. Además de todo eso, se habían encontrado algunos almacenes de comida, que aún se conservaban en buenas condiciones por el frío reinante en las ciudades abandonadas en las que los habían dejado, sin duda alguna porque sacar la comida de allí no habría tenido sentido desde un punto de vista económico, una vez que los síndicos se habían marchado ya de Kaliban.
Tengo la sensación de que todos vamos a acabar hartos de la comida síndica antes de volverá casa. Sobre todo teniendo en cuenta que no hay duda de que ellos ya se habrían comido lo que mejor sabía primero y, por ende
,
habrían dejado lo que no le gustaba a nadie.
Una nota de un informe avisaba de que los exploradores habían localizado un almacén de componentes electrónicos que albergaba algunos materiales de utilidad que podían ser reparados para satisfacer algunas de las necesidades de la Alianza. Al final iba a resultar que la flota estaba empleando bien el tiempo en Kaliban.

En ese momento entró una llamada con carácter de urgencia a través de un circuito de comunicación interna.

—Capitán Geary, aquí la capitana Desjani.

—Sí. ¿Qué pasa? —replicó Geary.

—Ya están aquí.

Geary se dirigió hacia el puente de mando del
Intrépido
todo lo rápido que pudo. Era en cierto modo irracional andar deprisa, teniendo en cuenta que la salida del punto de salto más cercana estaba a dos horas luz, pero era algo que Geary no podía evitar hacer.

No había acabado de tomar asiento cuando Desjani empezó a ponerle al día.

—Los primeros avistamientos indican que la fuerza síndica es comparable a la que nos siguió a través de Corvus —informó Desjani.

Geary asintió con la cabeza, sin hacer comentario alguno sobre el hecho de que todos los tripulantes de la Alianza a bordo del
Intrépido
hubiesen dejado de decir que la fuerza síndica había intentado «dar caza» a la flota de la Alianza en Corvus. Ahora simplemente decían que los habían estado siguiendo. En unas semanas, los tripulantes de la Alianza probablemente estarían diciendo que la flota de la Alianza se las había apañado de alguna manera para hostigar a la fuerza síndica hasta sacarla de Corvus. Siempre y cuando aquello sirviese para mantener su orgullo a salvo, Geary no iba a corregir a nadie

—De hecho, podría tratarse de la misma fuerza —corroboró el capitán—. Si son ellos, han llegado a Kaliban por las malas, así que es probable que estén un poco molestos con nosotros.

Desjani sonrió abiertamente.

—Siguiendo sus instrucciones, ya hemos ordenado a todos los transbordadores y a todo el personal que vuelva a sus naves —indicó Desjani.

—Estupendo. ¿Han comenzado a destruir todo el equipamiento que habíamos reactivado? —inquirió Geary.

—Sí, señor. —Quedaba claro que Desjani aprobaba la táctica de tierra quemada—. Nadie conseguirá hacer funcionar ese equipamiento nunca más.

—Esa es la idea. —Era una pena, en cierto modo, pero no podía dejar activos industriales a sus espaldas y arriesgarse a que los síndicos tuvieran la posibilidad de utilizarlos para sus propios propósitos. Geary estudió la situación durante un buen rato—. Teniendo en cuenta que han aparecido por esa salida, deben de venir de Saxon o de Pullien, estrellas a las que podrían haber llegado a través de Yuon, ¿verdad?

Desjani comprobó su visualizador.

—Por Pullien habrían tenido que hacer un salto más, pero sí. En cualquier caso, han aparecido por la salida del punto de salto más cercano a nosotros —terció Desjani.

Tal y como podría haber previsto a juzgar por mi experiencia con el carácter maligno del universo. Los síndicos han salido por el punto de salto más cercano a la flota de la Alianza, a tan solo dos horas luz de aquí. Y acabamos de verlos, lo que significa que los síndicos llegaron en realidad a Kaliban hace dos horas. Las naves de la Alianza no habían sido capaces de ver la llegada repentina de las naves síndicas hasta que la luz había revelado su presencia, pero los síndicos habrían podido avistar la flota de la Alianza y su posición como hacía dos horas. La intensidad de luz azul en la estela de naves síndicas indica que cuando salieron del salto iban a una velocidad de una décima de la velocidad de la luz. Si hubiéramos mantenido esa velocidad, ellos se habrían acercado doce minutos luz más a nosotros en el momento en el que los avistamos. Lo cual sigue queriendo decir que están a dieciocho horas de nuestra posición viajando a esa velocidad, con todo.

No hay duda de que podríamos acelerar para alejarnos de ellos y evitar cualquier encuentro mientras nos dirigimos a la salida de este sistema. Sería fácil.

Y también haría que cobrasen mucha más fuerza los rumores de que no estoy preparado para comandar esta flota. Me he pasado las dos últimas semanas tratando de decidir qué hacer cuando llegaran los síndicos. Realmente no podía llegar a una conclusión hasta ver cómo de grande era la fuerza síndica en cuestión. Ahora ya lo sé. Es significativamente más pequeña que la nuestra, pero sigue siendo potente. Podría hacernos mucho daño.

Geary miró fijamente a la capitana Desjani y observó cómo sus músculos se tensaban ante la previsión de un combate, aunque quedaban como mínimo varias horas incluso en el caso de que Geary decidiera acelerar para que la flota de la Alianza se enzarzase en un combate con los síndicos. El capitán sabía que tanto ella como la mayoría de sus capitanes de navío se sentirían decepcionados si abandonaban Kaliban sin haber entrado en combate con los síndicos. Más que decepcionados. Acto seguido, Geary volvió a echar un vistazo a la última estimación del tamaño de la fuerza enemiga.
No estoy seguro de que la flota esté preparada para abordar una fuerza como esa. Somos bastante superiores en número
,
pero si hacemos las cosas tan mal como las hicimos en Corvus
,
podemos acabar sufriendo unas bajas terribles. ¿Puedo confiar en que mis naves mantendrán la formación y obedecerán las órdenes?

Sé qué me dicta la prudencia, pero esta gente a cuyo mando me encuentro necesita creer que soy la persona que puede conducirlos hacia la victoria. ¿Cuánto tiempo más seguirán obedeciéndome si piensan que tengo miedo a entrar en combate? ¿O es que tengo más dudas de las que debería? ¿Tengo miedo a arriesgar estas naves por los errores que puedan cometer o por los errores que pueda yo cometer?

Luchar o huir. ¿Cuál será la opción acertada? ¿Cuál será la mejor?

Antepasados; envíenme una señal.

—Capitana Desjani —llamó el consultor de comunicaciones del
Intrépido
—. La
Hechicera
informa de que hay un pájaro muerto en la roca Ishiki.

Geary tardó un momento en procesar aquella jerga moderna por el tamiz de su cerebro. «Pájaro» era la manera en la que los tripulantes se referían a un transbordador y «muerto» significaba…

—¿Hay un transbordador que no puede volar? —preguntó Geary.

—Sí, señor. En la roca Ishiki. Se trata de uno de los grandes buques de carga —informó Desjani.

—Dígale que se deshaga de la carga. Que se limite a sacar a su tripulación de allí —ordenó el capitán.

—Lo han intentado, señor. No se trata de un problema de peso. Los sistemas de control y propulsión han fallado al intentar elevarse. Están tratando de localizar el problema en estos momentos —añadió Desjani.

—¿Cuántas personas tenemos en la roca Ishiki? —interrogó Geary.

—Treinta y una, señor, contando con la tripulación del transbordador —respondió Desjani.

Geary miró a la capitana.

—Usted conoce estos transbordadores mejor que yo. ¿Qué opciones hay de que lo arreglen pronto? —indagó Geary.

Desjani meneó la cabeza.

—No me apostaría mi dinero a que lo pudieran conseguir —advirtió Desjani—. Tener dos sistemas principales inservibles significa que hay una conjunción de fallos. —La capitana le hizo un gesto al consultor de ingeniería—. ¿Su opinión, por favor?

El consultor hizo una mueca.

—Ese pájaro no va a ir a ninguna parte a no ser que una unidad completa de mantenimiento pueda echarle un vistazo. El tiempo exacto que tarde en volver a volar dependerá del número de subsistemas que se hayan caído, pero doy por sentado que el equipo de mantenimiento tardará un mínimo de cuatro horas solo en llegar hasta allí, suponiendo que tengan todas las piezas que vayan a necesitar —argumentó el consultor.

—Me daba la sensación de que no era nada bueno. —Geary volvió la vista hacia el visualizador, escrutando mentalmente las opciones posibles. La roca Ishiki estaba treinta minutos luz más cerca de los síndicos que del grueso de la flota de la Alianza. La
Titánica
había terminado de llenar sus almacenes de materias primas hacía un día y medio y estaba recuperando su posición junto a la flota, pero la
Hechicera
seguía parada allí, cerca de la roca Ishiki.

Aquello suponían cinco horas de tránsito a una décima de la velocidad de la luz y, si bien la
Hechicera
pesaba menos que la
Titánica
, tenía menos capacidad de propulsión, así que no podía acelerar mucho más que la
Titánica
. Geary sabía que podía ordenar a la
Hechicera
que mandara a otro transbordador para recoger a la gente que había en la roca Ishiki y dejar al pájaro muerto allí. La otra opción era mandar al equipo de mantenimiento para sanar al pájaro. La
Hechicera
estaba lo suficientemente cerca de la roca Ishiki, así que probablemente podría hacer resucitar al pájaro muerto y recuperarlo a bordo de la nave a tiempo para que la flota siguiese manteniendo una distancia con respecto a los síndicos. Con todo, si lo conseguían, la brecha se reduciría notablemente y ambas fuerzas quedarían bastante cerca la una de la otra. Lo más seguro era abandonar al pájaro.

¿Y no les parecería mal a esos a los que ya les gustaba bastante poco ver a la flota de la Alianza «huir» de los síndicos?

Pero quedarse el tiempo suficiente para intentar salvar o reparar al pájaro podría implicar un riesgo real de que las naves de caza asesinas síndicas acabaran dando alcance a la
Hechicera
si algo salía mal. Si se diera el caso, Geary podría desplazar algunas naves para defender a la
Hechicera,
¿pero cuántas le iban a hacer falta? Si los síndicos estaban empujando su fuerza de propulsión hasta el máximo, podrían recortar de manera significativa su tiempo de tránsito hasta quedarse a medio camino de la
Hechicera
y luego decelerar hasta ponerse a una décima de la velocidad de la luz justo a tiempo para entrar en combate con ella.

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