—Cuerpo principal, dé la vuelta a la una punto cinco y vire hacia arriba a través del cero nueve cero. —Tras aquella orden, las naves del cuerpo principal cambiaron sus trayectorias hacia arriba al unísono y se lanzaron a la caza de la fuerza síndica que los acababa de superar, si bien tan solo ligeramente por encima por los radios de giro que había que ejecutar a las velocidades a las que se estaban desplazando. Al final del movimiento se encontraban boca abajo en comparación con su posición original, claro, pero en el espacio aquello no importaba lo más mínimo.
Resultaba tentador, muy tentador, romper la formación y permitir que las naves más rápidas cargaran a la vanguardia, pero hasta que supiera que las fuerzas síndicas se habían quebrado, no podía correr el riesgo. También tenía que asegurarse de que el resto de su flota seguía actuando de manera coordinada. Y, a pesar del daño que ya se les había infligido a los síndicos, la fuerza enemiga seguía encaminándose hacia la formación de naves auxiliares de la Alianza.
—Formación Zorro Cinco Cinco. Adopte trayectoria evasiva ángulo mínimo descendente dos cero a la una… punto siete. —Aquello llevaría a las naves auxiliares hacia la formación liderada por el capitán Duellos, que ya había modificado su trayectoria después de haberse sumergido en la formación síndica y que ahora regresaba hacia la parte posterior del conglomerado síndico—. Formación Zorro Cinco Uno, permanezcan cerca de la Formación Zorro Cinco Cinco y presten la ayuda que precise.
Geary volvió su atención hacia los discos más pequeños de cruceros y destructores que formaban las fauces del cascanueces. A medida que los síndicos iban cargando hacia delante, las unidades ligeras de la Alianza se encargaron de ir cercenando las unidades de escolta que conformaban los extremos de la formación síndica.
—Formaciones Zorro Cinco Tres y Zorro Cinco Cuatro. Maniobren independientemente y cerca del enemigo. Asegúrense de destruir cualquier destacamento o unidad rezagada. No, repito no, rompan la formación hasta que se les den las órdenes pertinentes en ese sentido.
Geary respiró hondo mientras observaba la representación de la formación comandada por el capitán Numos. De haber obedecido las órdenes de Geary, Zorro Cinco Dos debería estar bien encima del camino emprendido por los síndicos. En lugar de eso, se había nivelado demasiado pronto y ahora enfilaba el mismo camino que el que habían elegido las naves síndicas, si bien seguía estando bastante detrás de ellos y todavía a unos cuantos segundos luz incluso de la formación del cuerpo principal de Geary. Según parecía, Numos había tratado de seguir virando incluso cuando su formación atravesaba el lugar en el que se encontraban los síndicos y, como había tenido que girar mucho para no comerse a nadie, no había podido evitar perder gran parte de la velocidad que llevaba. Como resultado de aquella maniobra independiente, las tropas de Numos no habían conseguido golpear al enemigo con toda la fuerza que deberían.
Se ha quedado fuera del radio de tiro intentando romper por su cuenta la formación enemiga por la retaguardia. Idiota.
—Formación Zorro Cinco Dos, continúen persecución y acérquense a la formación enemiga lo antes posible.
El modo en el que ese idiota ha manejado su formación ha dejado a una buena parte de mis naves pesadas fuera de contacto durante el primer encuentro y me ha robado a mí parte de la ventaja numérica que tenía. Ese tipo nunca va a estar al mando de otra formación que esté bajo mi tutela a no ser que las estrellas del firmamento me lo ordenen personalmente.
Así las cosas, ¿van a seguir cargando los síndicos contra las naves auxiliares antes de darse la vuelta o van a escapar a espacio abierto con vistas a ganar tiempo y recuperarse del daño que les hemos infligido?
Durante los siguientes minutos, Geary solo pudo quedarse observando a medida que las imágenes desastrosas confirmaban que las naves auxiliares habían alterado su trayectoria tal y como se les había ordenado, de modo que su camino adoptó una curva descendente hacia los buques de guerra del capitán Duellos. Las escoltas del capitán Tulev, que protegían a las naves auxiliares habían adoptado una formación que recordaba ligeramente a un disco cóncavo, con todos los buques de guerra pivotando lentamente, siempre con la fuerza síndica, gravemente dañada, en su punto de mira. Las dos formaciones más pequeñas de la Alianza estaban bastante atrás, pero seguían acercándose lateralmente hacia los síndicos. El propio cuerpo principal de Geary seguía balanceándose a causa de su cambio de trayectoria.
Los síndicos, hasta donde Geary podía ver, seguían encaminándose en dirección a las naves auxiliares, a pesar de que su formación estaba cada vez más desastrada y de que las naves reventadas y aquellas que habían recibido más daños se iban saliendo de las trayectorias estipuladas en el momento que la inercia dejaba de mantenerlas unidas al resto de la formación. A juzgar por las evaluaciones de daños que seguían llegando y por el corte desigual de la formación síndica, se podía asegurar que habían perdido un buen número de naves.
Aun así, siguen ciñéndose a su plan
,
según parece. Pensamiento rígido. ¿Qué tendrían planeado hacer después de su incursión para tirotear a las naves auxiliares?
Media vuelta y de nuevo a la carga contra nosotros en masa. Se darían la vuelta más o menos… ahí.
Y es lo que siguen teniendo que hacer si quieren salir de aquí. No hay puntos de salto en ningún sitio cerca de su trayectoria actual. Su única oportunidad a corto plazo de escapar de nosotros es que logren atravesar nuestra barrera de nuevo y retornen al punto de salto por el que entraron en el sistema.
El cuerpo principal había acabado de dar la vuelta y se había consolidado en un vector que lo habría de llevar de nuevo hacia los síndicos, si bien el cuerpo principal seguía siendo mucho más lento que la fuerza síndica.
Pero ahora que ya hemos dado la vuelta, puedo meterle caña a los motores de esta fuerza y lanzarme a la caza de esos cabrones.
—Cuerpo principal, aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz a las tres punto cero. —Geary se giró hacia la posición de Desjani—. Capitana, por favor, ajuste la trayectoria del
Intrépido
y mantenga esta formación lista para interceptar el camino previsto de la fuerza síndica.
Desjani parecía confundida, pero asintió con la cabeza.
—Nunca los vamos a atrapar yendo a una décima de la velocidad de la luz —avisó Desjani.
—Suponga que se dan la vuelta aquí —advirtió Geary, señalando su conclusión anterior—. Vendrían de nuevo a por nosotros.
El rostro de Desjani se encendió, ávido de sangre, al entender lo que aquello implicaba.
—¡Sí! —bramó—. Y esa será la última maniobra que ninguno de ellos podrá ejecutar jamás.
Geary miró hacia otro lado y después activó su panel de mandos.
—Aviso a todas las unidades: mantengan la formación —ordenó de nuevo, atormentado por las imágenes del caos reinante cuando su flota se partió en dos en Corvus—. Formación Zorro Cinco Cinco, incremente ángulo inferior en dos cero a las tres punto ocho. —Eso debería obligar a los síndicos a torcer su propia trayectoria lo suficiente como para ayudar a las formaciones de Geary a alcanzarlos en un asalto coordinado—. Formación Zorro Cinco Uno, modifiquen trayectoria inferior uno cero a las tres punto ocho. Ajusten formación eje cuatro cero grados a estribor a las tres punto ocho. Sigan a una décima de la velocidad de la luz. —Eso debería proporcionarle a la formación de Duellos ventaja sobre los síndicos si estos seguían dirigiéndose hacia las naves auxiliares—. Formación Zorro Cinco Tres, modifiquen trayectoria uno cero a babor y dos cero inferior a las cuatro punto cero y amplíen el ritmo hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz. Formación Zorro Cinco Cuatro, modifiquen trayectoria uno cinco a babor y uno cero inferior a las cuatro punto cero y mantengan la velocidad actual. —Lo cual debería dar tiempo a las dos formaciones más ligeras a llegar desde el punto en el que se encontraron destrozando naves síndicas lisiadas y desperdigadas, justo a tiempo para barrer los restos de la formación síndica que renqueasen por los flancos y para infligir el mayor daño posible a las naves síndicas que estuviesen teniendo problemas a la hora de mantener la formación.
Geary no pudo evitar quedarse mirando airadamente a la formación de Numos, si bien se había dado cuenta de que podía emplear la posición ventajosa en la que se encontraba para su propio provecho.
—Formación Zorro Cinco Dos, ajusten trayectoria a estribor tres cero, bajen cero punto cinco e incrementen la marcha hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz a las cuatro punto cero. Giren el eje de formación seis cero a babor. —Si los síndicos trataban de correr hacia alguno de los otros puntos de salto que había en el otro lado del sistema tendrían que apartarse hacia el corazón del sistema Kaliban. Las probabilidades de que pudieran emprender una huida tan larga eran escasas, de todos modos, pero si ahora les daba por intentar eso, las naves de Numos deberían ser capaces de interceptar su rastro y acribillarlas en plena huida.
Si no trataban de escapar, el resto de formaciones de Geary los irían sacudiendo en rápidas tandas sucesivas.
Geary se recostó sobre el asiento, respirando pesadamente como si hubiera sido él quien hubiese realizado todo aquel esfuerzo en persona, consciente de que, durante un rato, lo único que le quedaba por hacer era observar y esperar a ver qué pasaba. Todavía quedaría otra media hora quizás antes de que las formaciones volvieran a entrar en contacto de nuevo.
—¿Capitán Geary? —Geary miró hacia atrás y vio a la copresidenta Rione todavía en el puente de mando, aparentemente calmada, pero con los ojos bien alerta—. ¿Tiene usted un momento?
—Sí, señora. —Geary esbozó una rápida y tensa sonrisa—. Tendrán que pasar al menos unos minutos hasta que sepa si todo el mundo está siguiendo mis órdenes y si los síndicos están haciendo algo imprevisto. Es un dilema militar que perdura por los siglos de los siglos. Date prisa y espera.
—¿Me podría explicar algo, entonces? —Rione gesticuló vagamente a su alrededor—. Sus órdenes hablaban de «ascendente», «descendente», «babor» y «estribor», pero las naves de su propia flota están dispuestas de muy diversas maneras. Por ejemplo, usted está boca abajo en relación con las naves de la fuerza del capitán Tulev. ¿Cómo saben ellos a qué dirección se refiere usted?
Desjani, de cuya presencia Rione no se había percatado, entornó los ojos por la ignorancia de la copresidenta, pero Geary se limitó a señalar algo en el visualizador.
—Es una convención estándar, señora copresidenta, y todos los tripulantes se la saben al dedillo. Debe quedar establecida para proporcionar un marco de referencia común a todos en un entorno tridimensional infinito. —Geary hizo un bosquejo con la forma del sistema Kaliban—. Todo sistema estelar tiene un plano en torno al cual orbitan sus planetas y demás objetos. Uno de los lados de ese plano queda etiquetado como «arriba» y el otro como «abajo». Por eso los conceptos de arriba y abajo no cambian, independientemente de cómo esté orientada la nave de cada cual. Por esa misma regla de tres, si uno se dirige hacia la estrella es «estribor» y, si se aleja de la estrella, va hacia «babor». —Geary se encogió de hombros—. Me han contado que hace tiempo intentaron emplear «derecha» e «izquierda» en lugar de «estribor» y «babor», pero parece que al final se ha impuesto la terminología antigua.
—Ya veo. Uno se orienta a partir del exterior, no a partir de uno mismo o a partir de la situación de la nave —resumió Rione.
—Es la única manera de trabajar. Si no fuera así, no habría entendimiento posible entre dos naves a la hora de dar direcciones —explicó Geary.
—¿Y si el encuentro se produce fuera de un sistema estelar? ¿Y si no existe tal referencia? —inquirió Rione.
Desjani miró atónita. Geary también se vio algo sorprendido por la pregunta. Pero la verdad era que ¿cómo lo iba a saber Rione?
—Eso no se produce. ¿Cómo podrían dos naves encontrarse en el espacio interestelar? ¿Por qué se iban a encontrar ahí, demasiado lejos de la estrella más cercana como para usarla a modo de referencia? ¿Por qué iban dos naves, o flotas, a luchar en un sitio en el que no habría razón para luchar? Sin nada que defender, sin nada que atacar, sin puntos de salto ni puertas hipernéticas. El bando más débil podría limitarse a huir indefinidamente. Rione devolvió la mirada, con la sorpresa aún marcada en sus ojos.
—¿Siempre eligen luchar? —interrogó la copresidenta.
—Ya vio lo que ocurrió en Corvus —recordó Geary—. Nos limitamos a seguir nuestro camino y los síndicos no pudieron atraparnos antes de que saliéramos de allí. El espacio, incluso entre sistemas estelares, es demasiado grande y las naves siguen siendo demasiado lentas con relación a él como para forzar una batalla si uno de los dos bandos rehúsa entrar en combate y no puede bloqueársele la escapatoria. Si hubiéramos querido defender un planeta en Corvus o negar el acceso a los puntos de salto, tendríamos que habernos quedado y pelear, pero no era el caso.
La mirada de Rione se volvió hacia el visualizador.
—Igual que ha escogido luchar aquí —afirmó la copresidenta.
—Eso es. Si en lugar de eso hubiésemos emprendido una huida, los síndicos no nos habrían podido atrapar. —Y cada vez parece más evidente que acerté al optar por combatir. No te pongas muy gallito, Geary. Todavía no se ha terminado. Pero hemos conseguido infligir un daño enorme sobre el enemigo. El capitán revisó la información disponible en su visualizador.
—Siguen dirigiéndose hacia nuestras naves auxiliares —indicó.
—No parece usted preocupado —señaló Rione.
—No —ratificó Geary—. Si se hubieran dispersado y se hubieran dado a la fuga después de atravesar nuestra posición, algunos de ellos podrían haber conseguido huir. Pero ahora me han dado tiempo para volver a cargar sobre ellos con mis naves. —Geary no añadió algo que sabía que era cierto. El destino de la fuerza síndica había quedado sellado. Todas esas naves síndicas serían destruidas a corto plazo.
Desjani señaló su visualizador y llamó la atención de Geary sobre algo. Las órdenes que Geary había dado a la formación Zorro Cinco Cinco habían obligado a la formación síndica a modificar su trayectoria para seguir acercándose a las naves auxiliares y a sus escoltas. Al hacer esto, los escombros síndicos y las naves que estaban demasiado dañadas como para maniobrar propiamente, no pudieron hacer otra cosa que mantener la vieja trayectoria, lo cual las fue separando gradualmente de sus camaradas menos dañadas. La formación síndica empezaba a parecer ya un tótum revolútum, con los cascos de los escombros cada vez más desperdigados y las naves más dañadas dispersándose hacia dentro y hacia fuera mientras los buques de guerra restantes seguían su trayectoria. Estos sí que mantenían su bloque rectangular, si bien la formación había perdido un tercio de su extensión tras la aniquilación de la caravana síndica, y en su interior se divisaban un buen número de huecos en los puntos donde anteriormente estaban dispuestas las naves reducidas ahora a escombros.